Mi novia despechada

Una fiesta con mi novia, me hace notar un fantasia que hasta el momento no tenia, verla con otro.

Buenas a todos. Hace tiempo que no escribo así que estoy algo oxidado, espero les guste, cambe un poco la línea de mis relatos para probar algo nuevo. Si les gusta mejor y si no díganmelo. Espero les guste.

Bueno, esta es una historia que me sucedido hace casi un año. Mi nombre es Juan Pablo tengo 25 años y trabajo como administrativo en una empresa extranjera con sede en el país. Me considero de lo más normal, me gusta mantenerme en estado sin exagerar demasiado, por lo demás soy un hombre común y corriente.

Hace un año y medio atrás conocí a Lurdes García, una joven psicóloga recién recibida. Nos conocimos en una fiesta de egresados, por un amigo que teníamos en común y gracias a él pude conocerla. A penas la vi me quede impactado. Todo lo que veía en ella me gustaba, parecía brillar por sí sola. Sus largas pestañas sus ojos color almendra. Su amplia sonrisa enmarcada en unos suaves y gruesos labios. Su pelo castaño claro ondulado hasta la mitad de su espalda, realmente sobresalía por sobre todas las demás mujeres del lugar.

Mi amigo también psicólogo siempre me decía "Todos en nuestras actividades ya sean trabajo, estudio o hobbies, buscamos las respuestas y las partes que creemos que nos faltan" Y aunque ya me lo pensaba casi todos los psicólogos tienen algo de loco.

Como soy un buen bailarín no perdí la oportunidad y de un salto la invite a bailar. Así estuvimos toda la noche y entre risas y bebidas por fin me regalo uno de los besos más dulces que probé en mi vida. Desde aquel momento comenzamos a vernos y pronto nos encontramos en una relación.

La primer noche que pasamos juntos fue un antes y un después en mi vida, nunca me hubiese imaginado que una joven tan tranquila y dócil podría transformarse en un animal salvaje en la cama. Todo lo que me hacia parecía estar calculado, cada beso, rasguño, lamida, era una orquesta tocando en completa armonía. Nunca había sentido tanto placer, la habilidad para practicarme sexo oral era digno de una profesional. La elasticidad en la cama y la falta de tapujos a la hora de hacer y dejarse hacer. Sus senos y sus nalgas me volvían loco, bien duros y firmes, y su sexo casi completamente depilado siempre estaba listo para recibirme.

Los primeros meses pasaron volando, vivíamos cogiendo en su casa o en la mía, en hoteles, en mi auto, hasta en la escalera del edificio. Fue una época casi animal en mi vida.

Lurdes estaba muy comprometida con su carrera y le gustaba involucrarse en asuntos sociales y culturales. Yo siempre fui un tipo más bien tranquiló, me gusta luchar por mis derechos y los ajenos pero no al punto de la militancia. Pero para ella la militancia era una forma de vida y casi todos los días tenía una actividad diferente.

Con el paso del tiempo nuestra vida sexual se fue normalizando y si bien cada que nos veíamos hacíamos el amor, no era ni por asomo como al principio de la relación.

Una noche la agrupación en la que militaba Lurdes daba una fiesta para juntar fondos para un colegio en una zona rural. Llegamos a eso de las once de la noche, ella tenía que ayudar a armar algunas cosas y de paso me presento a alguno de sus compañeros y compañeras de la agrupación. En su mayoría eran jóvenes estudiantes o egresados, parecían buena gente así que nos presentamos y eso fue todo. Mientras hablaba con uno de los compañeros de Lurdes sobre el colegio y otros asuntos políticos, vi que ella se iba para atrás del salón a saludar a un grupo de personas. Entre ellas había un hombre maduro, parecía ser profesor. Lurdes le dio un fuerte abrazo y el hombre le respondió con otro, su brazo la sujeto por la cintura y la apretó con fuerza contra su pecho.

  • ¿Quien es aquel hombre?- le pregunte al pibe.

  • ¿Ese de allá? Es el presidente de la agrupación y el jefe de cátedra, se llama Rubén Bustos.- Rubén era un hombre corpulento, vestía de forma casual y bajo su camisa se marcaba una incipiente barriga. - Rubén es como un padre para nosotros, todo el mundo lo conoce no solo acá si no también en el extranjero. Se lo considera un gran intelectual. Es el responsable de tomar el curso de concurrencia, un tipo importante en el mundo de la psicología.

Mientras Lurdes saludaba y caminaba por el local, me quede sentado en un lugar apartado para no molestar. Todos trabajaban para darle al lugar los últimos retoques, así que aproveche y me puse a observar a Rubén. Parecía ser muy popular con aquellos jóvenes, siempre que hablaba todos callaban y lo escuchaban con suma atención y admiración. Rubén hablaba con mucha pasión y parecía conocer del tema, dos chicas lo miraban embelesadas como si se tratara de Brad Pitt, eso me causo gracia.

La noche prometía ser muy calurosa, ya estábamos en verano y hacia días que no llovía. Poco a poco fue llegando gente, a eso de las dos de la mañana el lugar estaba que explotaba y se podía palpar el calor. Lurdes me había dicho que de una a tres iba a estar atendiendo en la barra, así que me acerque para ver como lo estaba haciendo, si necesitaba una mano o algo. Al acercarme solo puede hacerlo hasta unos dos metros, la barra explotaba de gente y los tragos y la cerveza salía como pan caliente. Lurdes atendía a toda prisa, me conto que ya tenía algo de experiencia en la barra y al parecer lo hacía muy bien. Cada que se volteaba para buscar una cerveza en el barril repleto de hielo, un grupo de muchachos silbaba y vitoreaba el espectáculo. Lurdes había ido con un pantalón cortito blanco y una musculosa azul. Entre la transpiración y el agua que había sobre la barra, el suelo y el hielo tenía toda la ropa mojada. Sus pezones se marcaban contra su musculosa y parecía producir en los clientes una oleada de consumo. Todos querían ser atendidos por ella. Me sorprendí al ver que a ella no le molestaba todo aquello, es mas parecía disfrutarlo. Los jóvenes le decían piropos o le gritaban alguna que otra barbaridad y ella siempre les regalaba una sonrisa. Un sujeto se le acerco y comenzó a hablarle al oído, ella rio, negó con la cabeza y siguió atendiendo la barra, el muchacho le sonrió pícaramente y dejo un billete en la lata de las propinas. Ver eso despertó algo nuevo en mi, sentí una ligera excitación como un shoot de adrenalina.

Nunca fui un hombre celoso, entiendo a quien tenga la necesidad de serlo, pero para mí es algo que desgasta a las parejas. Creo en la fidelidad basada en la honestidad y por lo tanto si mi pareja decide estar conmigo yo no me transformo en su pertenencia ni ella en la mía. Hasta aquel particular momento nunca se me hubiese ocurrido fantasear con ver a mi novia con otro hombre, la verdad que no se bien cómo explicarlo pero aquella idea me puso a mil.

Con la idea en la cabeza y algunas cervezas de mas me aleje de la barra para ver como se comportaba Lurdes, yo sabía que había estado bebiendo mientras atendía y que seguramente entre el calor y el alcohol se iba a ir soltando.

Por fin se hicieron las tres de la madrugada y Lurdes pudo salir de la barra. Vino a buscarme y me estampo un beso, sentí el aroma a cerveza que salía de su boca y note que estaba más alegre de lo normal.

- ¿Viste? la fiesta es todo un éxito .

- Si la verdad que hay mucha gente. Me alegro por el colegio rural.

  • Ah sos un tierno.- Nos volvimos a besar, yo ya venía caliente de antes así que no perdí oportunidad y le sobe el culo. A ella no pareció molestarle así que seguí con mis caricias. Su respiración se agitaba y sus besos se volvían cada vez más calientes. La lleve para un sector más apartado y oscuro, se me había ocurrido levantarle la temperatura y dejarla a punto caramelo. Sé que la mayoría de los hombres jamás haría algo así, pero me moría de ganas de ver hasta donde podía llegar la lujuria de Lurdes.

Con mis dedos comencé a acariciar su entrepierna. Su cálido aliento rozaba mi oreja al tiempo que con su pelvis me marcaba el ritmo.

- Estoy toda mojada... me pones loca .- Busco con su mano mi bulto.- Veo que vos también estás listo...

- Espera...- Le dije cortante.- No me siento bien voy al baño y vengo .

-¿Pero qué te pasa? ¿Estás bien?- Me miro extrañada y algo molesta.- ¿ Me vas a dejar así? espera que te acompaño.

- No, deja ya vengo...

Salí lo mas rápido que pude y me fui para los baños, pero no entre. No quería correr el riesgo de que me esperara afuera, cosa que vi que hizo. Lurdes se quedo en la puerta del baño de hombres esperando unos diez minutos, hasta le pidió a un amigo si entraba y se fijaba si estaba ahí. Cuando este salió y le informo que no había nadie Lurdes se enfureció y salió como una tromba para la pista de baile. Sé que no existe ser más peligroso que una mujer despechada y alcoholizada pero era tanto lo que me excitaba ver mi plan en acción que no podía detenerme.

Lurdes se lanzo como una loba endemoniada a la pista de baile, sacudía su cuerpo al ritmo de la música y en pocos segundos llamo la atención de varios de los muchachos que se encontraban junto a ella. Era una reina entre zánganos, uno de ellos, el mas atrevido se acerco y se puso a bailar junto a ella. Unos minutos después tenia a cuatro jóvenes que revoloteaban a su alrededor. Al principió los ignoró pero uno de ellos la tomo de la mano y la saco a bailar. La música no la recuerdo bien pero creo que era o una cumbia melosa o un reggaetón caliente, porque el joven no tardo en apretar su cuerpo contra el de Lurdes. El muchacho se movía bien al igual que ella, no era muy atractivo que digamos pero vi que le arrancaba una sonrisa a Lurdes que se estaba dejando llevar. El tema se fue poniendo cada vez mas cachondo y Lurdes sin ningún tapujo acepto le movimiento que le proponía su pareja de baile y apoyo su entrepierna sobre el muslo de él. Se movía muy sexy y podía ver como el joven no podía creer lo que estaba pasando. Comenzó a hablarle al oído y pronto los dos estaban hablando muy amenamente.

Lurdes parecía acalorada y a cada rato bebía del trago que le ofrecía el muchacho. Ella ato su pelo en una larga coleta (seguramente el calor la estaba molestando) y siguió meneándose con aquel desconocido. En eso el joven acerco su rostro y le robo un corto beso. Lurdes lo miro sorprendida pero no dijo nada solo se quedo inmóvil por unos segundos y como si nada siguió bailando. Con un sutil giro le dio la espalda al joven y mientras sacudía su cintura el muchacho aprovecho y la tomo por detrás. Siguiendo el ritmo se fue acercado hasta ella y sin mayores recaudos apoyo su paquete contra el culo de mi novia. Lurdes se quedo quieta y cuando parecía que estaba por irse continuo con su baile.

Las cosas iban mas rápido de lo que me hubiese imaginado, en varias ocasiones me tuve que esconder ya que al parecer Lurdes me buscaba con la mirada, no sé si quería darme celos o se estaba cuidando de que no la descubriera con aquel afortunado.

Tenía el corazón acelerado y una erección considerable. En eso cambio el clima de la música y se puso mas melosa, las parejas que bailaban se apretaron y abrazaron. Aprovechando cada instante el muchacho la tomo por la cintura y los dos se pusieron bailar suavemente. Ella trato de evitar mirarlo a los ojos recostando su cara contra su hombro. De lejos cualquiera diría que eran una pareja común y corriente. Lurdes apretaba sus senos contra el pecho de él y no podía evitar sentir la presión que ejercía aquel sujeto contra su pelvis. El joven lentamente comenzó a acariciar la espalda de Lurdes, trazo unos pequeños círculos entre sus omoplatos y fue bajando hasta llegar a la cintura. Ella se mantuvo en silencio dándole riendas sueltas para que aquel joven siguiera con sus acciones y por lo que se veía estaba dispuesto a aprovechar cada momento al máximo.

El muchacho comenzó a besarle el cuello, subió hasta su oreja y le beso el lóbulo. Vi que Lurdes estaba con los ojos cerrados y note como mordía su labio inferior. Las manos del joven ya se habían plantado sobre las firmes nalgas de Lurdes, amasándolo y apretándolo entre sus dedos. Trato de buscar su boca para besarla pero ella no lo dejo, esto no impidió que siguiera con la exploración del cuerpo de Lurdes.

El desconocido aumento la apuesta y fue en busca de la entrepierna de Lurdes, ella apretó sus muslos pero no pudo evitar que los dedos de este llegaran a rozar su sexo sobre sus prendas. Lurdes apretó sus labios mientras aquel muchacho la tocaba, no mostraba signos de molestia alguna solo dejaba que él hiciera.

Cuando por fin el tema termino, él intento volver a besarla, solo alcanzo a darle un beso sobre la comisura de los labios. Lurdes seguía sin mirarlo a los ojos, no quería mantener contacto visual con el joven. En eso ella lo tomo por la muñeca y lo llevo hasta el lugar apartado en donde habíamos estado. La acorralo contra la pared y por fin pudo besarla, ella le respondió el beso y estuvieron así unos segundos. La última vez que había estado ahí no había notado que había una puerta cubierta por una cortina negra, al parecer daba a un patio interno muy grande que se usaba como depósito. Los dos desaparecieron por la puerta y yo fui tras ellos.

Al salir al patio vi que estaba en penumbra solo había una luz amarillenta que iluminaba suavemente una parte del patio. La luna y las estrellas le daban un tono azul pálido al suelo de cerámica, unos macetones gigantes adornaban el patio de plantas y arbustos, no estaban del todo bien cuidados pero le daba un toque salvaje al lugar. Al principio se me hizo difícil encontrarlos y con la música y el mormulló de fondo no puede guiarme por el ruido hasta que no estuve a escasos metros de ellos. Por suerte una palmera seca y unos arbustos me dieron un lugar de privilegio para ocultarme y no ser descubierto.

El muchacho estaba sentado sobre el borde de un escalón, Lurdes se encontraba de pie entre sus piernas. Con sus dos manos empezó a tocar la suave piel de Lurdes, subió desde sus rodillas hasta sus muslos, sus manos se aferraron a las nalgas y las separaron ligeramente. Lurdes arqueo sutilmente su espalda. Con el dorso de su mano comenzó a frotar le sexo de ella, el ritmo era suave y firme y pronto ella comenzó a responder a sus caricias con suaves gemidos.

Lurdes se agarro de los hombros del joven.

- Espera...- Le dijo Lurdes y con decisión se desabrocho el pantaloncito y lo dejo caer hasta los tobillos, uno a uno saco cada pie y lo coloco sobre el borde de una maceta. Me excito a sobremanera ver que llevaba una tanga que yo le había regalado, era toda una diosa, sus piernas su culo, tenía un cuerpo que podía perder a cualquier hombre.

El joven volvió a tocarla.

- Uff, estas toda mojada... quiero probarte .- Acerco su boca hasta su entrepierna, corrió la prenda y con su lengua comenzó a lamer el sexo de Lurdes. Ella clavo sus manos a la melena de él, parecía estar pasándoselo de maravilla.

Tras un rato, él la ayudo a desvestirse y lo mismo hizo él. Tenía una pene de un tamaño considerable, era grueso y largo y su cabeza morada lo hacía aun más llamativo. Su piel era oscura y tenia abundante vello púbico que subía por su barriga.

- Mira como me tienes...- Se volvieron a besar y su pene se apretó contra el vientre de Lurdes- ¿Quieres sentirlo?- Lurdes lo busco con su mano, lo rodeo con sus dedos y con la otra busco sus testículos. En un movimiento se arrodillo frente a él y usando sus musculosa para no lastimarse las rodillas comenzó a pajearlo.

El glande brillaba bajo la luz de la luna cubierto en liquido pre seminal. La mano de Lurdes se deslizaba a lo largo y ancho de aquel pene mientras que masajeaba con cuidado los testículos. Era increíble ver a mi novia hacer algo así, yo ya estaba a punto de explotar y hacía rato que me estaba masturbando.

Lurdes acerco sus labios hasta la punta del pene y lo beso, el joven gruño mientras ella iba introduciendo milímetro a milímetro el pene en su boca. Que afortunado era aquel desconocido, yo conocía bien la habilidad que poseía Lurdes a la hora de dar mamadas. Cada cinco o cuatro cortas lamidas introducía casi por completo el pene en su boca casi al punto de tragarlo entero. El sonido de la saliva y la succión mezclados con sus gemidos me enloquecían. Él sujeto estaba que deliraba de placer pero no quería correrse tan pronto así que la aparto.

  • Eres toda un experta, pero no apuremos las cosas ven quiero lamer esas tetas.- Lurdes se sentó sobre su regazo con las piernas separadas y él empezó a lamer sus pechos. Eran de un buen tamaño, de pezones pequeños y rozados. Ella tiene los pechos súper sensibles y le encantaba que se los besaran y lamieran y eso estaba haciendo aquel muchacho.

Lurdes gemía dulcemente al sentir la lengua de él recorriendo sus pechos. Estaba claro que era cuestión de segundos para que la penetrara y para mi sorpresa fue ella la que tomo la iniciativa. Busco con sus manos el erguido miembro y lo guio hasta la entrada de su húmeda vagina. Lo coloco con cuidado y cuando sus labios abrazaron la cabeza del pene, Lurdes se dejo caer muy despacio. Los dos testículos se asomaban por debajo de sus nalgas, mostrándome que estaba completamente adentro de ella.

Ella comenzó a montarlo lentamente, la volvió a besar y siguió ensalivándole los senos. Sus nalgas producían un sutil chasquido cada que golpeaban contra las piernas de aquel joven.

- Que bien se siente, eres una diosa... no lo puedo creer, es como un sueño .- Lurdes acelero sus movimientos. Su cadera daba pequeños círculos y los variaba de atrás hacia adelante y arriba y abajo. Él le apretó las nalgas con fuerza, vi como sus dedos se marcaban sobre la blanca piel de Lurdes. Ella gemía cada vez mas y parecía estar a punto de venirse, fue ahí cuando el muchacho sin previo aviso le coló un dedo en el ano. Fue tal el espasmo que Lurdes sintió que sus pies casi se doblan hacia atrás por completo, sus muslos se tensaron al igual que los músculos de su espalda. Nunca la había visto correrse así.

Como pudo y con cuidado él se salió de dentro de ella.

- Quiero que me la vuelvas a chupar, hazlo como tú sabes...- Ella respiraba agitada pero obedeció, tomo nuevamente el pene y lo engullo con ganas. Bastaron unas cuantas lamidas para que el joven se corriera en la boca de mi novia y sobre sus pechos. Valla espectáculo que me habían dado.

Aguarde paciente hasta que por fin volvieron a la fiesta. Como si nada, fui en busca de Lurdes y le pregunte algo enfadado en donde se había metido. Tal vez por la culpa que sentía y el remordimiento me pido un millón de disculpas y me prometió que no iba a desaparecer así nunca más. La tranquilice y le dije que no era para tanto, que estaba perdonada.

Los siguientes días fueron de puro sexo y lujuria una de las mejores semanas de mi vida. Igual algo había cambiado en mi y fui por mas.

Continuara...