Mi nombre Robertha (6)

Como fue mi trasformación durante mas de 1 año con hormonas femeninas y cirugías

Mi nombre Robertha (6)

Acudimos al médico, mi madre y yo. Me dijo que necesitaba ser manejada por aproximadamente 6 meses a base de hormonas femeninas. Que esto me haría aumentar mis pechos y las caderas. Y así poder efectuar las cirugías necesarias.

Así acudí a consulta cada mes, por aproximadamente 6 meses. Por los resultados obtenidos me propuso continuar el manejo por 1 año, más. Poco a poco veía como mi cuerpo iba cambiando, mi culo se hacía más grande y redondo, así como mis pechos aumentaron a copa B. Además de esto, tuve una instructora que hizo de mí toda una dama al enseñarme a comportarme, caminar con zapatos de tacón, a maquillarme, a vestirme, a combinar los colores y a utilizar ropa de acuerdo a la ocasión. Una terapista del lenguaje cambió mi tono de voz. Ese fue mi tratamiento completo.

Después de este entrenamiento y feminización con hormonas. Mi madre me llevó con un cirujano plástico. Me tomó fotografías de todo mi cuerpo. El sugirió que debería agrandar mis pechos y hacerme una lipoescultura en mi cuerpo y esa grasa se utilizaría para aumentar mis nalgas; y por último depilación en cara. Se hicieron todos los preparativos y la cirugía se llevó a cabo como estaba planeada. Después de 2 meses de convalecencia por fin pude ver los resultados. Al verme en el espejo transformada en una bella mujer no podía dar crédito lo que reflejaba el espejo. Tenía una cara hermosa, morena con ojos verdes. Un cuello delgado, estilizado. Unos pechos grandes pero sin llegar a la exageración, 38 C, firmes y si colgar a pesar de su tamaño. Una cintura estrecha, sin una gota de grasa, con un vientre plano. Unas caderas de aproximadamente 104 cm. de circunferencia y por detrás se observaban unas nalgas paradas y firmes como dos grandes balones, unas muslos de acuerdo a las caderas y una piernas grandes sin llegar a ser musculosas. Con unos pies pequeños y hermosos. Esa era yo parada frente a un espejo admirando todos lo que se había logrado.

El día que iba a ser presentada en sociedad. Me vestí con un traje de 2 piezas, con una blusa muy discreta. No me puse ropa interior, únicamente una de mis inseparables pantimedias. Me maquille con colores tenues. No tuve que usar uñas postizas ya que todo el tiempo que estuve bajo tratamiento hormonal, me las dejé crecer de un tamaño adecuado y previamente me había dado manicure. Me puse unos zapatos discretos de tacón de 5 cm. con suela baja.

Así me presenté en la sala de mi casa. Mi madre y mi padre y una multitud de amigos esperaban en ella. Al verme todos gritaron y lanzaron vivas. Algunos me dijeron que era una verdadera Venus, que era la chica más hermosa que habían visto jamás, que era una hermosura, una verdadera belleza. Entonces se hizo una pequeña celebración, con brindis y canapés. Yo esperaba la llegada del Turco, pero no llegó. Después de haber estado sin recibir ese trozo de carne que traen los hombres en la entrepierna, desde hacía más de 12 meses, me tenía muy hambrienta, aunque la recomendación del médico fue que podría ser cogida hasta después de 1 1/2 años.

Mi vida cambió radicalmente. No volví a vestir nuca jamás una ropa masculina. Mi padre como tenía influencias hizo un cambio completo de mis documentos y quedé legalmente como mujer. Por lo que acudí a la universidad sin problemas y todos me conocía como Robertha la morena de fuego. Ocupada en mis estudios puede sobrellevar la falta de verga. Aunque tenía un juego completo de juguetes sexuales que por las noches disminuían mi frustración. Y para colmo como había estada hormonizada por mucho tiempo, presentaba disfunción eréctil así que se me dificultaba masturbarme. Tenía orgasmos sin expulsar semen y sin haber erección completa. Pero eso ayudaba a mi satisfacción

En las clases tuve un compañero muy tímido. Hice amistad con él. Ya que era la única persona que me veía como amiga. Las mujeres me tenían envidia por mi cuerpo e inteligencia. Y los hombres nada más me invitaban para tener relaciones sexuales. Así que con Tereso (que es un nombre común entre las gentes que viven en las costas), pasaba la mayor parte del tiempo.

El acudía a mi casa y yo a la suya para estudiar o hacer tareas. E incluso nos quedábamos a dormir en cualquiera de las dos casas. Mis padres lo estimaban bastante. Nuestra amistad cada vez fue más intima. El me contó su gran secreto y el porqué no tenía una novia. Su gran secreto era que tenía un pene de aprox. 4 cm. en erección completa y con un grosor no mayor de un dedo pulgar de mediano tamaño.

Un día que habíamos ido a bailar a una discoteca y habíamos bebido bastante. Yo le confesé mi gran secreto. No se sorprendió. Al contrario parece que le gustaba. Aun seguía con problemas para la erección completa, así que le mostré mi equipo flácido con dimensiones parecidas a las de él. Así que se sintió a gusto. Ese día me quedé en su casa y como estaban sus padres dormí en la recamara para huéspedes.

El siguiente día su padre salió fuera de la ciudad, y la acompañó su madre, a un viaje de negocios y durarían todo el fin de semana fuera. Así es que nos quedamos los dos solos. Al levantarse Tereso de su cama ya le había preparado el baño. Le hice su desayuno. Pero la sorpresa fue que estaba vestida únicamente con una pantimedia y unas sandalias de plataforma el resto de mi cuerpo estaba desnuda y dejando al aire eses tetas que eran mi orgullo. Al salir del baño, lo sequé, le apliqué talco en todo su cuerpo. Entonces me detuve a ver bien lo que tenía entre las piernas y tuve un impulso de besarlo y darle una rica mamada. Así lo hice, por más que se negó, le di tremenda mamada y le saqué abundante leche que me tragué hasta la última gota. Me dijo que me tocaba a mí gozar. Pero al ver semejante pene pensé que no me debería hacer muchas ilusiones.

Se levanto y fue a su closet donde sacó un arnés de cuero con una gran dildo. Al tocarlo parecía natural y tenía un aditamento con el que se podía hacer eyacular un líquido parecido al semen. Ese instrumento tenía unas medidas mayores que las del Turco. Así que se me hizo perfecto para el reestreno de mi culito. Como lo único pequeño, que tenía Tereso, era su instrumento el resto de su cuerpo era de un hombre musculoso con trabajo de gimnasio. Me levanto en vilo y me llevó a su cama.

Me acostó boca abajo. Dejando mis prominentes nalgas a su entero placer. Entonces me rompe las pantimedias dejando al aire mi tremendo culazo. Entonces me acaricia mi cuello, me lo besa y muerde levemente. Pasa su lengua por toda mi espalda alta, dándome besos y pequeños mordiscos. Me empieza a recorrer con su lengua toda mi columna hasta llegar a mi ojete, con el que juega con su lengua. Vuelve a subir por mi columna hasta mi cuello el que vuelve a besar y morder. Y al volver a bajar mi columna, con su lengua, se queda acariciándome mi culito. Abre los cachetes de mis nalgas para poder dejar mejor expuesto mi culito. Y empieza a meter y sacar su lengua de mi culo. Esto me excita, pero no se logra poner erecto mi pene, pero mis pezones se ponen duros y erectos. Con sus manos me acaricia mis nalgas mientras continua cogiéndome con su lengua.

Después me pone boca arriba y empieza a besarme. Su boca me sabe a lo que sabe ni culo. Esto me excita más todavía y hace que mi lengua entre completa a su boca y así jugamos como si nuestras lenguas fueran dos espadas. Luego me besa el cuello, me da mordidas y baja por la parte central de mi tórax para luego dirigirse a mis preciosas tetas, las cuales muerde, besa y mamama. Con mis manos en su nuca hago que me apriete mis tetas hasta hacerme soltar unos pujidos de placer. Mientras sus manos están muy entretenidas con mi culo. Ya mete un dedo, ya mete dos o tres dedos haciendo un movimiento circular para que mi culo se dilate y pueda recibir la tremenda verga que cuelga de su arnés. Me continúa recorriendo con sus manos y lengua mi cuerpo. Su boca llega hasta mi mástil todo flácido. Sin lograrlo despertarlo. Pero siento muy rico.

Con voz ronca le digo que me meta esa verga que cuelga de su arnés. Para ello levanto mi cadera y coloco mis pies en sus hombros, mostrándole mi ojete palpitante y todo lubricado por su saliva. En esa posición, sin saber de dónde sacó el lubricante me lo aplica a mí y se lo aplica en ese aparato con apariencia de natural. Coloca esa cabeza en la entrada de mi culito y en forma lenta lo inicia a meter. Me duelo al principio porque aun no se encontraba lo suficiente dilatado. Me quejo y él se detiene y me dice muy caballerosamente que si me duele lo dejemos para después. Pero en esas condiciones quería que mi culo fuera invadido por aquel aparato hasta su base. Mi culo estaba muy hambriento por tanto tiempo de ayuno y no desperdiciaría ese momento para recibir tamaña arma. Así que me aflojé todo lo que pude y lentamente lo fui recibiendo hasta que sentí el arnés en mis nalgas. Entonces volví a sentir que mi recto al estar completamente ocupado tenía deseos de evacuar lo que estaba ocupando hueco. Además de un dolor muy interno que me hacía pensar que me hubiera perforado alguna tripa. Así que le dije que esperara un poco y que si podía lo sacara unos centímetros. Así lo hizo y nos quedamos inmóviles hasta que se acostumbró el recto a tremendo tronco. Después….

Continuará la narración….