Mi nombre Robertha (3)

Les contunuaré contando lo que sucedió en la fista que me llevaron mis padres y lo que sucedió con el Turco

Mi nombre Robertha (3)

Después de estar por un tiempo con esta acción. Me pidió que abriera lo más posible la boca, entonces intentó meterme lo más que pudo de su miembro y lo empezó a meter y sacar; primero en forma lenta y después muy rápido produciéndome arcadas de vomito. Cuando sucedía esto disminuía el ritmo de meterlo y sacarlo. Entonces me dijo que me preparara a recibir un torrente de leche caliente. Que debería tratar de tragarme todo, sin que se desperdiciara nada. Me toma con sus manos la cabeza y me atrae hacia su miembro, el cual clava hasta mi garganta. Vuelvo a sentir deseos de vomitar entonces me tapa la nariz con sus dedos obligándome a respirar por la boca y en esa forma me clava más su tronco, siento que llega mas allá de mi garganta, y esa monstruosa cabeza. Entonces el Turco empieza a vociferar que se la mame más, que quiere llenarme de su leche, que bien cojo con la boca, que soy su perra, su puta, su esclava. Después, siento mi garganta invadida por un torrente de algo caliente, viscoso y con sabor un tanto acido. Casi causa que me ahogue, pero como me había ordenado no dejé escapar ninguna gota, todo me lo trague. Abrí los ojos, que hasta entonces habían permanecido cerrados, y vi la cara de placer y lujuria que tenía el Turco.

Continuó con sus manos en mi nuca sin dejar de retira su falo aun erecto; sentía como se movía al estar eyaculando su leche y después aun sin que saliera leche se continuaba moviendo espasmódicamente dentro de mi garganta. Lo retiro de mi boca cuando ya estaba flácido y me dijo que se lo limpiara con mi lengua. Así lo hice y ahora pude saborear esa rica leche a mis anchas.

Después de esto me pidió que le besara el cuello, el tórax (de macho que tenía, donde se mezclaron mi saliva y su sudor que tenía un sabor salado), que le mamara sus pezones. Me enseñó a hacerlo de la mejor manera; me pidió que se los tomara con los dientes, suavemente, y que le pasara la lengua haciendo círculos y después metérmelos completamente en la boca y chuparlos como si quisiera sacarle leche, después que continuara con ellos en la boca y les pasara mi lengua, como si estuviera lamiendo un dulce. Esto provocó no nada más que me calentara yo, sino que empezó su tremendo instrumento otra vez a ponerse duro como una tronco. A mí se me puso mi pene muy duro y saliendo gotas de líquido preseminal que mojó la pantimedia. Cuando él se dio cuanta me lo tomó mi pene atreves de la tela y con su mano me la acarició mientras yo le mamaba sus pezones.

Estuvimos un buen tiempo con esta maniobra. Me dice que me quite la pantimedia o me la romperá. Al oponerme; la rompe y le produce una hendidura que deja libre a mi mástil (de aprox. 17 cm. y 2 cm. de diámetro y circuncidado) y a mi colita la que siento que palpita abriéndose y cerrándose. Él se da cuenta porque en ese momento empieza a acariciármelo con uno de sus dedos. Entonces, me dice "a perra ya empezaste a estar caliente, ya quieres que te perfore ese culo pero será más adelante ahorita estamos con otra parte de la clase". Me toma con sus manos mi polla y me empieza a masturbar utilizando únicamente sus dedos y no toda la mano (como yo me masturbaba). Luego continúe mamándole sus pezones hasta que se pusieron tan erectos y dura como su tremenda verga. Me dirigió con sus manos, mi boca, hacia su aparato y me dejó que le demostrara lo que había aprendido. Parece que estaba haciendo un buen trabajo porque gemía y balbuceaba palabras que no entendía y sus manos me tomaban mi cabeza como si fuera una muñeca moviéndola de un lado hacia otro o de arriba hacia abajo. En una de esta maniobra sentí un dolor en mi garganta y mis labios tocaron su pubis depilado; fue cuando supe que me había metido todo su aparato en mi boca, garganta y esófago. Esto en lugar de producirme arcadas me calentó todavía más hasta sentir deseos de tener semejante pollón en mi culito.

Entonces me acostó en la cama, de espaldas, elevó mis piernas hizo que metiera mis antebrazos entre ellas y colocara mis codos en el hueco que queda detrás de las rodillas. De esta forma dejaba todo mi culito a disposición de él. Se colocó de tal forma que su boca quedó a nivel de mi culo, y lo empezó a mamar, morder y meter su lengua. Mientras hacía esto con sus manos me acarició con fuerza mis nalgas, como si fuera amasar harina para pan. Me dijo que continuará en esa posición mientras él tomaba un estuche donde sacó varios objetos de distinto tamaños y un gel lubricante. Me dijo que eran tapones anales que como estaba muy estrecha para hacer posible meter su aparato tan grande en semejante hoyito debía dilatarme para no lastimarme. Por eso dijo tú mamá que le había dado gusto que fuera yo quien te quitara lo virgen. Yo sé hacer mi trabajo.

Después de tomar el tapón más pequeño, que tenia forma de cono con la punta redonda, lo lubricó con abundante gel y él me continuó chupando mi culito. Después de eso, se retiró y con sumo cuidado trató de meter el tapón. No lo logró primera vez. Entonces me tranquilizó diciéndome palabras hermosas. En su segundo intento logró meter la punta, entonces lo demás fue más fácil. Entro todo hasta una especie de tope rectangular que tenía en el otro extremo. Lo empezó a sacar y meter lentamente. Este movimiento lo dirigía según la expresión que tenía en la cara. Se dio cuenta de lo caliente que me estaba poniendo por los jadeos y gemidos que estaban saliendo de mi boca y lo congestionado de mi cara. Entonces me dijo "a puta te está gustando espérate para lo bueno". Diciendo esto tomo otro tapón de mayor calibre y efectuó la misma maniobra que el anterior. Así fue sucesivamente aplicándomelos de distintos grosores del menor al mayor. Después de un tiempo prolongado y de haberme calentado tanto que le pedía a gritos que no me hiciera sufrir que me metiera su verga en mi culo, que quería sentir todo su pedazo de carne dentro de mis intestinos. Pero él no se desesperó, continuó su labor de dilatarme ni ojete.

Entonces cuando el vio que ya estaba lista sacó el último de los tapones, que tenía casi el mismo grosos que su aparato. Cubrió su miembro bien erecto, que parecía una estaca viendo para el cielo, con abundante lubricante. Se hinco a nivel de mi culo y lo empezó a acariciarlo con la cabezota de su verga, la sentía en mi pequeño orifico ya agrandado como si fuera un braza ardiente. Mi culo se abría y cerraba según pasara o retirara su cabeza. Me avisa que va empezar a meter su instrumento en mi culo, así que debo hacer como si fuera evacuar para abrirlo lo más posible. Coloca su cabeza bien enfilada en mi ojete y empieza a empujar. No hubo el dolor que creía iba a tener, sino un placer tremendo. Cuando logró meterla completamente, hasta sentir su pubis pegado a mi cola; empezó a protestar mi intestino, intentó evacuar semejante trozo de carne. Me dijo que no me moviera y él también se quedó quieto. Después lentamente lo empezó a meter y sacar. Lo sacaba casi completamente dejando únicamente su cabeza dentro de mi culo y luego continuaba nuevamente a meterlo hasta que chocara su pubis con mi cola. Así estuvo hasta que sentí que empezaba a crecer su aparato en forma descomunal y sentí como expulsaba su leche y me llenaba mis intestinos con ese líquido, que sin saberlo lo estaba esperando desde hacía mucho tiempo. Después sentí que empezaba a eyacular, después de él, arrojando una cantidad abundante de leche que llegó hasta su abdomen. Tomó mi leche con su mano y se la procedió aplicar en todos su cuerpo como si fuera una crema. Volvió a moverse, metiéndome y sacando su gran trozo de carne en mi culo hasta que quedó completamente flácido.

Me dijo, cuando se repuso, que ya había aprendido bastante. Que después continuaría mi clase hasta que el pudiera decir que estaba graduada. Me dijo que nos metiéramos en la ducha. Entonces cuando lo estaba enjabonando pude valorar el tamaño de su verga, su cabeza sin circuncidar, las venas que discurrían de la punta hacia el pubis. Me di cuenta de la hazaña que habíamos realizado. Yo comiéndomelo todo por el culo y él metiéndolo todo por mi culo.

Al salir de la ducha y estar secando, al Turco, llegó la anfitriona y mi madre. Ella dijo que todo el tiempo habían estado en otra recamara viéndome por circuito cerrado y que la grabación había quedado muy bien ya que el trabajo parecía que había sido hecho por unos profesionales.

Me dio nueva ropa, la que traía fue a parar directamente la basura. Me puse un vestido de seda con una caía increíble, con un corte irregular. Con una gran entrada que dejaba ver toda mi pierna, muslo hasta la cadera izquierda. Me puse, únicamente, una pantimedias con figuras y unas sandalias con tacón de 5 cm. y la plataforma de plástico tranparente. Me volvieron a maquillar y peinar. Así salí a la terraza como una verdadera princesa. Hecha toda una mujer.

Esta narración continuará...