Mi nombre es Carlos

Mediante un chantaje acepto un castigo.

Hola mi nombre es Carlos

Les contare como empezó mi calvario al principio y después se convirtió en chantaje.

Vivo en una ciudad que no diré el nombre, porque no es lo mas importante.

Todo empezó un día que mi madre, bueno si perdón, primero diré que vivimos en una casa mi madre y yo solos, mi padre, se marcho de casa hace muchos años ,seguiré con mi relato, como os decía todo empezó un día que después de una noche de fiesta con mis amigos yo llegue mas tarde de la hora que mi dijo mi madre, algo bebido y como es normal, cuando vas bebido también algo crecido, ya me entendéis ,(soy el mas macho, soy el mejor, etc, etc) típico del alcohol. Ese día me encontré a mi madre realmente enojada, me regaño a voces, y yo le mande a la mierda. Me dijo que mañana me castigaría, pero yo ni caso.

Al día siguiente cuando me levante con una resaca bestial, y como llegaba tarde al instituto, solo me dijo con cara que nunca le había visto antes que después del colegio hablaríamos de lo de ayer, sinceramente, me asusto el tono y su mirada, estuve todo el día pensando que hacer para evitar la reprimenda de mi madre, no sabía que hacer hasta que se me acercó Marta, es una amiga de la pandilla, está de muy buen ver, pero es la mas rara de todas la amistades que tengo, (no la describiré, así cada uno se la puede imaginar como el quiera) me pidió por favor que la ayudara en álgebra, es mi materia preferida, y cuando me pidió eso, se me encendieron los fusibles, empecé a pensar y todo se me había aclarado, si llevaba a una amiga a casa, mi madre no se atrevería a regañarme, con la esperanza que cuando Marta se fuese todo estaría mas calmado….

Al llegar a casa, con Marta por supuesto, mi madre no estaba en casa, me extraño, pero ya enseguida nos pusimos en la mesa del comedor con los libros y estuvimos un buen rato hablando de la fiesta de ayer, y yo le comente a Marta que mi madre estaba muy pero que muy enojada, por lo tarde y bebido que llegue, y le conté lo que me dijo antes de ir al instituto y lo preocupado que estaba, pero después nos pusimos con la tarea y nos olvidamos del tema, al cabo de una hora mas o menos, llegó mi madre, y yo intente actuar como si nada pasara, pero ella estaba no estaba dispuesta a dejar pasar el tema.

-hola mamá- le dije yo

ella me dijo con autoridad

-no creas que porque este aquí tu amiga te vayas a librar de tu castigo-

me puse otra vez, por defecto del machismo, a la defensiva, diciendo que no era para tanto.

-que no es para tanto?, vienes bebido. No haces caso de mis normas y además te pones chulo-

-Mamá por favor, que hay invitados-

-mejor, así el castigo será mas humillante, a ver si aprendes-

con tono muy subido le dije yo

-y que me vas a hacer, eh? Me castigaras con no salir eh? Que me vas a hacer?

Mi madre, con una sonrisa muy cinica me dijo

-primero, esta mañana he ido al banco y he anulado tus tarjetas, como yo soy la que te mantengo, no te daré paga durante dos meses, también te he cogido las llaves del coche, que te recuerdo que es mío porque yo lo pague, y está a mi nombre, y además te he cogido las entradas del concierto que tenías previsto ir-

-¿pero como te atreves ha hacerme esto?-

Mientras tanto mi amiga Marta estaba con la cabeza agachada, como si no estuviera allí

Mi madre se fue hacia la cocina, con aires de victoria mientras a mí se me quedo cara de tonto.

Marta me miro y dijo

-mira será mejor que me vaya y ya seguimos mañana,¿vale?-

yo asentí con la cabeza, ella se puso a recoger sus libros, y en eso entra mi madre y me dice

-mira te propongo un trato, si tu aquí y ahora te pones sobre mis rodillas y aceptas una buena azotaina, te quitare todos los castigos-

se me abrieron los ojos como platos, no me podía creer lo que me estaba diciendo mi madre.

-estoy esperando-

no sabía que decir, pero por supuesto nunca contestaría antes de que Marta saliese de casa

-Bueno será mejor que me vaya- dijo Marta

-nada de eso, tu formas parte del castigo- dijo mi madre, mientras me miraba esperando una respuesta

Marta quedo quieta sin saber reaccionar, mientras yo le dije a mi madre

-no crees que estás llevando todo este asunto muy lejos-

-mira, hijo, a partir de ahora las cosas van a cambiar, y debes asumir que tu estás bajo mis normas, y tienes 1 minuto para decir si aceptas el trato.-

estuve pensando, sopesando los pros y los contras

-que decides, ya ha pasado el minuto-

-muy a mi pesar, acepto, pero…-

-nada de peros, harás lo que yo te diga, prepárate porque ahora mismo vuelvo-

mire a Marta y ella no se lo podía creer, nos quedamos sin decir nada, ella me dijo

-ahora que tu madre no está, aprovechare para irme, lo siento-

cuando estaba abriendo la puerta mi madre que entraba en al comedor en ese momento, le dijo

-si te vas no hay trato con mi hijo, tu veras lo que haces-

con la puerta ya abierta no pude mas que pedir por favor a Marta que se quedara, ella cerro la puerta y quedo ahí de pie sin hacer nada ,en eso que mi madre coloco 2 sillas una en frente de la otra pero separadas unos dos metros, muy gentilmente mi madre invito a Marta a sentarse en una de ellas, yo solo de pensar que Marta estaba allí me avergonzaba de mi situación,mi madre se sentó en la otra silla y mirándome me dice

-Carlos, ven aquí, a mi lado-

con la mirada clavada en el suelo avanzo hacia ella

-muy bien, desabróchate los pantalones, y reclínate sobre mis rodillas-

muy avergonzado, hago lo que me dice.

-bien hijo, ahora te daré unos azotes, mientras tu en cada azote me pedirás perdón por tu comportamiento-

en esos momentos yo no podía dejar de imaginar mi situación, (pónganse ustedes en mi lugar) una amiga y mi madre sentadas cara a cara y yo con los pantalones en las rodillas esperando recibir una azotaina.

-estás preparado, bueno que mas me da que lo estés o no-

con su mano abierta, sin dudarlo comenzó los tremendos azotes

-no te oigo hijo, si no me pides perdón podemos estar toda la noche así-

-perdón mamá, lo siento mamá-decía yo en cada azote

cuando esta por los 20 azotes, oigo a mi madre que tirándome del pelo hacia arriba para que la mirase

-parece que a tu amiga no le disgusta ver esta azotaina, mírala que cara de gusto que tiene-

por dios pensé yo es verdad vaya cara de viciosa que tenía, y llego lo que jamás me imaginé

-dime Marta, te gustaría tener a mi hijo en tus rodillas y seguir tu con los azotes?-

no me lo podía creer, mi madre estaba proponiendo a mi amiga que me azotara, realmente no reconocía a mi madre, en eso que mientras estoy medio aturdido oigo a Marta que le contesta a mi madre,

-Pues si me encantaría tener a Carlos sobre mis rodillas, mas que nada por el morbo que da tener a un "amigo" sobre tus rodillas totalmente a tu merced-

yo estaba soñando, no me lo podía creer.

-levántate, me ordeno mi madre, y ponte sobre las rodillas de Marta y sin decir una palabra, que sino el castigo será aún mayor-

y lo hice, me levante me puse sobre las rodillas de Marta y empezó otra vez mi castigo. con la cabeza casi a ras de suelo no me di cuenta que mi madre se había ausentado para ir a buscar una maldita polaroid, en eso que escucho

-Carlos, Marta mirad hacia aquí-

con un acto instintivo mire y click, ya estaba imortalizado de por vida y no crean que acabo con una sola foto,se gasto como 2 peliculas de fotos, de todos los ángulos posibles y mas, pero en medio de la sesión fotografica le dice

-sabe, Carlos tiene un trasero muy bonito, es una pena que este tan tapado y además los azotes no son tan severos con los calzoncillos puestos-

dios pensé yo no eso no

-quítaselos, ahora esta sobre tus rodillas puedes hacer lo que mas te apetezca con el-

Marta no se lo penso dos veces mientras me acariciaba el trasero me los fue bajando lentamente, era una situación muy humillante.

Después del castigo, que duro mas o menos una hora y media estuve cara a la pared mientras mi madre y Marta se tomaban un refresco, y hablando de lo bien que se lo pasaron,

-ha sido un placer ayudar a castigar a Carlos-

-no cariño, el placer a sido mutuo, pero piensa que ahora que tenemos todas estas fotos Carlos no volverá a ser el mismo con nosotras dos, ¿no te parece?-

y oigo unas risas cínicas que me ponen la piel de gallina.