Mi nombre es Carlos (2)

Sigue con el chantaje de mi madre y Marta.

Hola mi nombre es Carlos (2)

No puedo hacer nada

Hola mi nombre es Carlos, a los que ya habéis leído la primera parte del relato, esta es la continuación de mi historia.

A la mañana siguiente de ese fatídico día que sufrí ese castigo, cuando me levante mi madre ya no estaba en casa, me fui a la cocina para desayunar, y no dejaba de dar vueltas a la cabeza, mi madre, Marta, los fotos, mi trasero dolorido, ¿Qué pasaría a partir de ahora?

Termine de preparar las cosas, y cabizbajo me fui andando hacia el instituto, al llevar mas o menos 15 minutos andando, noto como alguien me da una palmada en mis nalgas, con lo dolorido que estaba y el cabreo que me subió en ese momento, me gire con ganas de partir la cara a quien me hubiese hecho eso, pero quede de piedra

-hola Carlos, ¿como estas?- dijo Marta con voz cínica

-hola Marta- le conteste y agache la cabeza por la vergüenza que sentía en ese momento.

-oye, no me guardes rencor por lo de ayer, pero…. Fue muy divertido, tenerte en mis rodillas a mi merced, me gusto, seguro que algún día repetiremos, lo presiento-

Yo iba a contestar pero en ese momento llego Alicia con el coche que conducía su padre, Alicia es otra amiga de la pandilla (que para ser fiel a mi primer relato, tampoco la describiré) nos pregunto si queríamos subir para ir todos juntos, pero Marta se acerco hasta Alicia y acepto su invitación, pero yo preferí ir andando.

Mí cabeza parecía una lavadora con las vueltas que daba, estaba confuso con las palabras de Marta.

Así pase el día, la noche, etc… yo solo me estaba comiendo el coco, pasaron seis días sin que pasara nada, mi madre siempre que podía me amenazaba pero no pasaba de eso, simples amenazas,

Pero lo peor estaba aún por llegar, una mañana en el cajón de mi pupitre encontré una foto, era una de las que me hicieron el día de mi azotaina, detrás de la foto habían escrito una frase, a las cinco de la tarde en mi casa, no faltes, tú siempre amiga Marta.

Como os podéis imaginar ese día no me entere de nada, solo pensaba y pensaba, estaba desesperado, que podía hacer para escaquearme de mi obligada cita. Pero no tenía otra solución que estar a las cinco en su casa, y hablar con ella.

Puntual como un reloj, a las cinco estaba tocando el timbre.

-hola Carlos, sabía que no me fallarías, entra que quiero hablar contigo-

-yo también quería hablar contigo- conteste

-todo a su tiempo, primero hablaré yo, como has visto aún conservo las fotos, y quería hacerte saber que mi intención es usarlas para mi placer, no aceptaré un no por respuesta, pero también que sepas que quiero ir mas allá de una simple azotaina, serás mi sirviente durante un día, he hablado con tu madre y ella no me ha puesto ningún problema, hoy es jueves, y el día que quiero que estés aquí es pasado mañana. Bien aclarado este punto que me querías decir-

No dije nada solo me levante me puse en pie y empecé a andar, al llegar a la puerta

-¿quién ha dicho que te podías marchar?, ven aquí que quiero comprobar como te ves-

-¿Cómo?- dije yo

-ven acércate, quítate la ropa y ponte sobre mis rodillas-

Estaba otra vez sin poder reaccionar, cuando ella se levanta y me da una bofetada que casi me tira al suelo, me coge de la camisa y me dice….

-cuando yo te ordene algo tu obedeces sin pensar, solo obedece, me has entendido-

-si

i

i

i

– dije un poco aturdido

Me desnude, me coloque en sus rodillas y empezó una nueva sesión de azotes, para mi sorpresa solo me dio seis

-levántate y quédate de pie no te muevas, yo voy a cambiarme-

Mi cabeza empezó a funcionar otra vez, estoy desnudo, a merced de Marta, y sin poder imaginar que va a pasar ahora. Estuve un rato largo ahí, desnudo, y pensando que esto era el fin, si alguien se enteraba de esto sería una humillación terrible. Cuando ella apareció (imaginadla como queráis) me di cuenta que esto no había hecho mas que empezar. Ese día me enseño lo que esperaba de mi para el próximo sábado.

El viernes en el instituto me lo pasé muy mal porque sabía que pasaría el sábado, pero por la noche, cuando terminamos de cenar con mí madre, ella me llamó y me dijo:

-Bueno Carlos, ya sabes que mañana tienes que ir a casa de Marta, espero que portes bien, y piensa que yo veré todo lo que pase, porque esa fue una de mis condiciones que le puse a Marta, pero tranquilo que yo no estaré allí, solo te diré que como no tienes elección, intenta disfrutar.

-madre, ¿porque me hacéis esto? –

-mira hijo, no era nuestra intención hacerte pasar por esto, pero ahora vemos que podemos tener algo con lo que todas las mujeres soñamos-

-¿Porque hablas en plural?-

-tiempo al tiempo hijo, muy pronto lo sabrás-

Esas palabras me dejaron mas inquieto todavía, pero me resigne y me fui a dormir.

A las 8 de la mañana mientras dormía note como alguien tiraba de mí y me desperté, al abrir los ojos lo primero que tuve delante de mis ojos fue la cara de Marta, diciéndome:

-vamos, levántate, es hora que empieces a cumplir con tú día de servidumbre.-

Aún medio dormido me levanté y empecé a caminar hacia el baño y de repente un fuerte azote cayó sobre mis nalgas, eso me despertó de golpe.

-nunca, nunca, hagas algo sin pedirme permiso, porque hoy tú estás a mi servicio, no tienes ni tendrás voluntad propia durante todo el día, que no se te olvide, porque me veré obligada a tener que usar algo mas drástico que una simple zapatilla. ¿Entendido?-

-si-dije con una vergüenza total

-Y a partir de ahora me llamas ama Marta, que no se te olvide, y ahora ve al baño y aséate que en 5 minutos nos vamos a mi casa-

En 5 minutos ella ya estaba en la puerta esperándome, y cuando ella vio que me había puesto el chándal me dijo:

-ven aquí, quiero que te desnudes, que yo no te he dado permiso para vestirte, quítatelo todo que ya te daré algo que ponerte, cuando estés desnudo baja a la cocina que allí te estaré esperando-

Mientras me desnudaba ella se fue, yo estaba asustado de mi comportamiento tan sumiso, pero al mismo tiempo iba pensando que en la cocina lo mas seguro es que estuviese mi madre, entonces me di cuenta que verme así, desnudo como estaba, me empezaba a dar lastima de mi mismo, pero no podía hacer nada estaba en sus manos, así que baje, desnudo, y me presente delante de mi ama Marta y espere hasta que ella me miró y me dijo:

-¿A que estás esperando para hacer el desayuno de tu ama y de tu madre? ¿Quieres que te de otra azotaina?-

Enseguida hice el desayuno que ellas me iban ordenando, mientras tanto se reían de mi desnudez, de lo ridículo que me veía. Al acabar de desayunar mi ama Marta me llamo para que fuera al comedor y allí me empezó a decir lo que esperaba de mí ese día, y después de obligándome a memorizar las normas que quería que siguiese, me dio una bolsa y me dijo que ahí estaba mi ropa, que me la pusiese allí mismo, delante de ellas, para mi sorpresa solo había unas braguitas, y una gabardina, una vez "vestido" nos fuimos hacia el coche de mi madre y nos llevo a la casa de mi ama Marta.

Lo que paso ese sábado fue algo que me cambió la vida, pero ya lo contaré en un nuevo relato.

(Gracias a los que me han dado su apoyo para seguir con este relato)