Mi niña, mi vida... mi amor

Cuando los sentimientos no se pueden controlar, es mejor dejarlos salir.

Ella es preciosa. Joven, alegre, inteligente, curiosa

Me gusta por que está abierta a todo. No juzga, simplemente escucha, pregunta pero nunca dice “esto no lo entiendo””esto no lo tolero”.

Acaba de cumplir la mayoría de edad y apenas se ha estrenado también sexualmente.

Tiene la sonrisa pintada en la cara. La miras, y te quedas prendada de su alegría.

Eso me da vida, me resta años…y la hace también inalcanzable!..

Ella, Andy, es mi hija adoptiva , mi niña de acogida desde que tenía quince años, y este sentimiento que despierta en mí me tiene enferma.

Enferma de celos, enferma en celo; me tiene la cabeza ocupada todo el día, y ella, mi nenita lo sabe y juega conmigo a pesar de su inocencia.

O quizás por ello no sabe el daño que me hace verla sonreír mientras se desnuda frente a mí dejando a la vista su menudo pecho, su perfecto culo de adolescente, su piel tersa y fina, su cuidado pubis.

Y quizás, por que yo soy su mami postiza (como a ella le gusta llamarme), no escatima en detalles cuando me habla de sus escarceos, de sus experiencias amorosas con chicos del instituto, y no ve el dolor que se refleja en mi mirada cuando me detalla con deleite su ultima conquista sexual.

Yo quisiera gritarle bajito que calle. Taparle su boca con la mía, arrebatarle esos pechos que la noche anterior regaló a otro sin pudor, tomarla de la cintura, hacerla mía y solo mía.!!!

Y me limito a mirarla embelesada, a escuchar sus batallitas, a desearla en silencio y a enfermar por ello.

Es mi gran secreto. La amo a pesar de la diferencia de edad que nos separa. La amo a pesar del vínculo que nos une.

Y ella lo sabe, y me desespera. Y se ríe al ver mi perpleja cara al admirar su joven desnudez.

Sabe que la amo. Sabe que la deseo…por que ¡estúpida de mí ¡se lo acabo de confesar.

Lo he hecho consciente de lo que pierdo. Consciente del riesgo de su rechazo, de su incredulidad…consciente ahora, de que coquetea conmigo, me tienta, me seduce, me excita y se recrea en lo que siento por ella.

Y yo, resignada espero un gesto amable, una palabra, una migaja de afecto que se digne a brindarme después de mis palabras. Pero está delante, desnuda, riendo y contándome sus cosas como si yo no hubiera dicho nada.

Se pone y se quita prendas mientras se mira al espejo. y yo la veo preciosa con ellas o sin nada, y reprimo mis ganas de lanzarla a la cama y besar ese cuerpecito aun  de niña.

Desearía poder borrar esa sonrisa con mis labios. Recorrer los suyos con la punta de la lengua dulcemente. Saborearlos y disfrutarlos hasta desgastarlos.

Desearía descender por su delicado cuello, humedeciéndolo con mi lengua lentamente.

Arrancaría suspiros al llegar hasta sus pechos y detenerme en ellos una eternidad; Jugando con mi boca  conseguiría un gemido si alcanzara sus pezones y los succionara con ansia hasta ponerlos duros y salientes de su rosa aureola.

Bajaría hasta su vientre, liso, duro, fértil  y dejaría allí reposar unos segundos mi mejilla.

Proseguiría mi camino hasta esa raja que anoche fue invadida por otro.

Buscaría con mis dedos el precioso botoncito, y con dulce ternura comenzaría a masajearlo mientras mi vista se perdiera en la suya, ya velada por el deseo.

Escucharía complaciente sus gemidos, sonreiría al admirar su hermoso cuerpo arqueándose suplicando más y más…y la llevaría al orgasmo con amorosa devoción.

Solo su voz interrumpe mi pensamiento.

Es ella. Es mi niña, que mirándome a los ojos me está diciendo:

“no vas a besarme?..Voy a tener que estar toda la tarde fingiendo estar ocupada hasta que te decidas?”.

Y mi mundo comienza ahora.