Mi niña es fuego

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Mi niña es fuego. Sus labios arden cuando me acerco y, mientras los saboreo, me encienden por dentro, prenden las chispas que se escapan de su boca una hoguera en mis entrañas. Intenso calor que fulmina mi prudencia.

La abrazo y me inflama. Dulce muerte por asfixia. Se convierte entonces en fuego líquido con el que me inunda, me cubre, me bautiza una y mil veces. Quema mis dedos al tocarla, quema mi lengua, quema mi sexo sediento. Ay, que deliro, me lleva a su tentador infierno, me encierra entre sus piernas y conjura mi nombre.

Hierve la sangre y la fiebre anuncia la explosión inminente... me deshago, piedad... Y el volcán estalla en un grito, salta la lava y arrasa conmigo.

En vapores abro los ojos, la mente distante, tu mano templada en la mía. Sigues aquí... tu aliento me devuelve a la vida. Suspiro... hace calor pero me gusta, me gusta, me gusta... ¡Cómo me gustas!