Mi nacimiento en la esclavitud (2)
Por sus pechos y leche, dejo que Ella me guie.
Era la hora. La hora en la que Ella quiso que fuera a su encuentro. La misma en la que ayer me estremecía de placer al rozar tímidamente con las yemas de mis dedos sus maravillosos y hechizantes pechos. Diosss!!!!, debo lograr pensar en otra cosa ¿que pasará si viene Ella y me descubre pensando todas estas cosas???. Hasta entonces ni imagine el placer adictivo que daría acariciar esas fantásticamente enormes y suaves tetas, la angustia que sentiría por no poder besar ese divino e inalcanzable pezón, y el ardiente recuerdo entrando en mi, poseyéndome, de su sabrosa y esclavizante leche.
No!, no!, no!, no es normal desearla así (estaba apunto de tirarme de los pelos, desesperada por no controlar mis pensamientos). Me pasé el resto del día de ayer y hoy sufriendo, dudando sobre lo que había pasado, y desechando la idea de obedecerla, de volvérmela a encontrar donde Ella indicó. No pude dormir, el recuerdo de la imagen del reflejo en el espejo de la cafetería, en la que Ella me obligaba a beber su leche y meciéndome contra su pecho mientras yo me rendía a los orgasmos, me torturaba. Intenté no tocarme, pero no pude evitar mover las piernas y rozar los muslos. Mi mente enferma por sus tetas me traicionó con otro orgasmo.
Me sentía culpable, quizás por haber dado rienda suelta a mi más profundo secreto, por reconocer mi atracción incontrolada hacia las tetas grandes y llenas de leche.
Pero ayer sentí algo. Ella me hizo sentir con su mirada y sonrisa, que mi vida no había tenido sentido hasta entonces, y que ahora necesitaba renacer y ser educada como un bebe hambriento por Ella.
Yo estaba desde hacía cinco minutos esperándola de pie, en el mismo sitio que habíamos aparcado el otro día, aunque mi coche estaba en otro lado. Pasaba el tiempo y Ella no aparecía. Yo miraba para todas partes pero solo veía a la gente mirarme, quizás pensando que haría yo ahí durante tanto tiempo. Quizás pensarían que me ha dejado plantada algún novio (hasta ahora había sido yo quien les había dejado despreocupadamente).
Al de tres cuartos de hora me dije, se acabó, no va a venir, mejor, así acabará esta pesadilla. Quería convencerme de que era lo mejor, pero me sentía mal, perdida, mirase a donde mirase veía su mirada, su sonrisa y esos pechos que eran mi ilusión y desesperación. Al pensar en sus pechos se me secó la boca y tuve que mojarme los labios, labios que nunca pudieron besar esas ansiadas tetas, labios sedientos de ellas.
Me vi como una niña pequeña perdida, llorando desesperada por que su madre viniera a cogerle la mano y llevarla con ella, donde sentirse segura meciéndome contra su pecho.
Cuando me dirigía a mi coche la vi a unos quince metros. Estaba apoyada sobre su coche. Como no fijarme en Ella. El sol del atardecer la hacía parecer una diosa. Llevaba una falda de tubo gris oscuro a la rodilla, zapatos negros de tacón, y medias negras con una raya atrás que se veía desde sus pies hasta donde empezaba la falda, pero que la imaginación elevaba infinitamente hasta cerca de donde necesitaba aprender a lamerla hasta hacerla gozar. Y arriba, ahí arriba Ella apenas conseguía encerrar a esas dos diosas, que eran sus ansiadas tetas, a cuya religión me estaba convirtiendo.
Estaban aprisionadas en una blusa roja demasiado ajustada en esa zona. Quizás por ello solo estaba abotonada desde justo abajo de su pecho hasta la cintura, dejando ver todo su canalón al completo. La forma de su pecho quedaba perfectamente dibujada. El escote quería traicionar a su dueña y liberarlas al menor movimiento. Mis ojos no dudaron en ir directamente a su visión, queriendo rescatarlas, adorarlas y mimarlas como se merecían. Sonreí sin pensarlo, empecé a sudar de los nervios pero con una felicidad increíble, a la vez que desazón y culpa por que Ella descubriera mis deseos y se enfadara conmigo.
Vi desde donde me paré al verla, que me miraba y movía los labios, comprendí que me indicaba que me acercara, que fuese a donde Ella. Fui con paso acelerado y el corazón más aún. Cuando llegué a donde Ella, me dijo "¿Tenías miedo de que no llegase?". No pude contestar, así que moví la cabeza asintiendo, tampoco podía sostenerle la mirada. "Ven, dame dos besos" dijo, y cuando me acerque a Ella a saludarla con dos besos en la mejilla, me detuvo cogiendome con las dos manos la cara. "Ummmm (sonaba como a disgusto, pero me miraba sonriendo), ya aprenderás". Y tras esperar unos eternos segundos, ladeándome la cabeza me dio dos besos, primero en la parte izquierda del labio y después en la derecha.
Me dejó paralizada, con el corazón a cien, y la cara roja, sin poder ni mirarla a Ella. Conseguí empezar a decirle: "Mira, siento muchísimo lo de ayer. No debió de suceder, me comporte muy mal, no era yo misma, no sé lo que me pasó", pero Ella apoyó su índice derecho en mis labios indicándome que me callara. Con la mano izquierda empujó mi cintura para que estuviese lo más pegada a Ella, acercó sus labios al dedo que no me dejaba hablar y susurrando dijo: "ssshhh. Sé que ahora mismo notas como mi pecho apenas roza el tuyo, te gusta? (apenas pude asentir con la cabeza), pero hay que rozarlos con cuidado por que los tengo hinchadísimos y llenos de leche. ¿Notas como están como globos, enormes, duros, a punto de explotar, deseando que me ayudes a aliviar este dolor? Dime, ¿lo sientes en tu piel?"
Un si apenas audible y tembloroso como yo logró salir de mis labios mientras notaba su pecho con cada poro de mi piel, deseando desnudarme y quedarme empapada de su suave tacto, de su olor, y que mis poros respirasen su piel. Mi vista se recreaba ante tan tremenda tentación. Sus tetas eran enormes, se me hacían mas grandes que ayer, o quizás era por que la blusa los marcaba mas. Abarcaban de brazo a brazo. Su piel se veía venosa por estar a reventar de leche. Quizás por todo el peso estaban caídas, pero por lo hinchadas que estaban, eran muy abultadas hasta arriba, y muy muy rellenas.
"Quizás todo esto es demasiado para ti, mi niña (siguió hablando Ella), quizás te estoy pidiendo mucho, soy exigente. Dime ¿te gustan mis pechos, verdad?¿o son demasiado grandes para ti?(negué con la cabeza con cuidado de no rozar sus labios) ¿quizás te parezcan monstruosos de grandes, y no puedas ni siquiera pensar en poder mamar toda la leche que hay en ellos? Contéstame ¿por que no lo haces?, ¿no te gustan? ¿no los encuentras excitantes?"
En ese momento estaba tan mojada que temía tener un orgasmo ahí delante de Ella, sin su aprobación. Solo pensaba en mamar hambrientamente hasta que no quedase gota de leche en esos pechos súper enormes. Unos pechos que quizás en otra situación me hubieran parecido demasiado grandes simplemente, pero que ahora se me hacían indispensables para seguir viviendo, respirando. "Son preciosos, me encantan demasiado, no puedo quitármelos de la cabeza, me muero por ellos.." las palabras de esta confesión, me salieron demasiado rápidamente mientras temblaba de excitación y vergüenza, tan rápida y angustiosamente que no sabía si me las pudo oír.
"¿como para correrte aquí y ahora, mi niña?" Preguntó Ella. Apenas pude susurrar un si, por que mi ahogada respiración delataba que estaba llegando. Entonces Ella se apartó y me empezó a dar pequeños bofetones en la cara que hicieron que se esfumase gran parte del placer. Mentalmente lo agradecí, no era apropiado montar una escena delante de toda la gente.
"Mi niña, haces que me sienta orgullosa (no dejaba de pensar en sus exuberantes tetas moviéndose al respirar rebosantes de satisfacción), pero ahora no ( y me dio otros dos pequeños bofetones)". Pensé que estaría enfadada conmigo pero sonreía, aunque ya no sabía si su sonrisa (esa que me estaba volviendo loca) era de cariño y ternura como la de una madre orgullosa, o de satisfacción por que todo pudiera ocurrir fuese como Ella quería. Y pensé en el día anterior, en si desde un principio fue Ella quien permitió que todo esto pasara, quien me eligió.
Me dejó a un lado y me dijo "Ten, es una lista de la compra, necesito que lo hagas lo más deprisa que puedas. Mira mi pecho, esta apunto de mojar la camisa con la leche. No debes dejar que pase eso, tienes que darte prisa, te espero en el coche, rápido." Dicho esto, asentí, cogí la lista, me dio dos azotes en el culo y se metió en el coche. Me metí en el centro con un carrito y acelere el paso.
Una maleta pequeña... una depiladora de cera caliente... cepillo de pelo... pinzas de colgar la ropa... Pensé que me había mandado todas estas cosas tan variadas para volverme loca de un pasillo a otro. Cuerda...chinchetas...laca de uñas rojo pasión (cual sería el rojo pasión, hay tantos rojos..)..pañuelos..material escolar, talco y más cosas de lo mas variado.
Son tantas cosas, y tan lejos las unas de las otras. Empecé a correr por los pasillos pensando en que no podía fallarla, le dije que me daría prisa y así debía de hacerlo. Llegue corriendo a donde la cajera que se me quedo mirando extrañada y riendo. Salí corriendo hacía el coche, no debía hacerla esperar. Cuando llegue, Ella me sonrió y me dijo "mira que sudada tienes mi niña, corre, mete todo eso en la maleta que has comprado y sube al coche, corre!". Así lo hice y nos pusimos en marcha.
No pregunté a donde íbamos, por que mi boca se seco al volver a tener sus pechos a mi vista, intente tragar saliva como pude y baje el parasol por que pegaba fuerte el sol del atardecer. Llegamos al aparcamiento de un hotel en las afueras de la ciudad, un dos estrellas, el recepcionista iba del parking a la entrada. Fue entonces cuando vi en el pequeño espejo del parasol mi boca, y me di cuenta de las marcas de su pintalabios rojo fuerte, atravesándome por dos partes mis labios y recordé las miradas con las que me había cruzado.
Estuve apunto de quitármelo con las manos cuando Ella me dijo acariciándome la mejilla "Mi niña esta muy mona así".¡¿¡ como quitármelo ahora!?!, era imposible ya bajo su mirada complacida.
"Ven, acércate, acerca tu frente.. quiero darte un beso". Y acerque mi frente a sus labios. Cerré los ojos. Ella me sostenía con una mano la mejilla y con la otra acariciaba mi pelo. Me besó en la frente y sentí que su beso me traspasaba la cabeza hasta llegar a mi mente haciéndose dueña de todos mis pensamientos. Mi mundo empezó felizmente a girar alrededor de Ella. Comprendí que mi cuerpo y mi mente estaban dejando de pertenecerme. Después del beso se quedó en esa postura, abrí los ojos y diossssssss. Empecé a respirar con mucha dificultad, estaba enfrentándome a la visión de sus pechos posesivos. Ella seguía apartándome el pelo de la cara. Desde ahí sólo podía admirar sus tetas. Pero yo deseaba, necesitaba, besarlas, acariciarlas, lamerlas, mamarlas con todo el hambre que sentía en esos momentos.
Empecé a verlo todo borroso, eran las lágrimas. Empecé a sollozar, no aguantaba más y mi cuerpo me traicionaba restregando mi coño contra el asiento del copiloto. De la manera en que Ella tenía sus manos, una en mi mejilla y la otra acariciándome y apartando el pelo de mi cara, controlaba mi cabeza y mis sentidos. Sólo podía contemplar lo que Ella me permitía. "Lo siento..ay... lo siento..aaammmff...lo siento (sollozaba mordiéndome los labios).. pero no puedo evitarlo, no puedo más, no aguanto, de verdad no puedo aguantar" dije empezando a llorar desesperada.
Ella alejó mi cara hacia el volante, pero seguía controlando que mirase al mismo punto. "Mi niña, mi niña, pronto, muy pronto, ya lo verás. Aguanta. Mira, mira, haces que tenga el pecho henchido de orgullo". Con el movimiento de la respiración, sus poderosas y enormes tetas subían adelante queriéndose encontrar mi cara y bajaban alejándose. Mis ojos se clavaron en sus pezones rosas oscuros, que empezaban a dejarse entrever. Mi imaginación voló, ansiando estar pegada a esos pechos y que al respirar así, me azotase fuertemente con ellos en la cara.
Ese inalcanzable deseo me provoco una ola de espasmos, no podía evitarlo, mis manos se dirigieron a mi entrepierna, estaba a punto de comenzar un enorme e inevitable orgasmo. Pero en ese momento me dio dos grandes y sonoros bofetones "No debes tocarte", dejé de hacerlo, pero aún así, aunque mi libido había bajado algo, estaba comenzando a tener ese esperado orgasmo. Me dio otros dos fuertes bofetones, mi cabeza giraba de la fuerza con que me daba, pero asombrosamente no reaccionaba. Ya no me sostenía con las manos, sino que seguía y seguía abofeteándome cada vez mas fuerte. De tanta fuerza que me daba mi cara giraba hasta casi detrás cada hombro, dándome con violencia contra el volante con cada golpe. Pero sorprendentemente no podía evitar volver la cara a la misma posición en la que Ella me dejó.
Todavía estaba hinoptizada por todo lo que me hacían sentir esas increíbles y apunto de explotar tetas. Siguió dándome fuerte. No supe cuantas veces me dio, pero creo que me encontré con el volante más de 10 veces. No era consciente de lo que pasaba. Poco a poco, golpe a golpe pude recobrarme e intentar incorporarme.
"Ves como ya pasó, mi niña. Tienes que darte cuenta que no puedo estar aquí esperando. No puedes dejar que mi camisa se manche con la leche que me llena a reventar mis tetas y que has de beber. Sal del coche, coge la maleta y ábreme la puerta".
Así lo hice. Diosssssssss, pensar que llevaba todo el día negando que debiera pasar esto, que estuve a punto de no ir, ¡¡pero como pude ni siquiera querer dejar de pensar en eso!!. Nos dirigimos a la recepción del hotel. Pensé que quizás el recepcionista pudo ver lo que pasó en el coche de camino a la recepción. "Quiero una habitación doble, pero que sea muy muy barata." Recalcó Ella al recepcionista. "Me quedan solo dos habitaciones, una con dos camas, está muy bien de precio y es amplia, y otra que sólo tiene una cama pero la habitación es tan pequeña que la solemos vender como individual, y que por supuesto también el precio es mucho más barato." Comento el recepcionista.
"Esa es perfecta" dijo Ella. "¿Media pensión?"pregunto el solicito recepcionista que babeaba por Ella, a mi ni me miraba, pero por otra parte lo agradecía, por que tenía la cara roja y dolorida con las señales de los bofetones y dos marcas de su carmín en los labios que delataban más de lo que debían.
"Mi niña (me dijo Ella mientras acariciaba mi dolorida mejilla) ¿has comido algo?" Negué con la cabeza por que me costaba hablar. Trague con dificultad. Avergonzada por lo que iba a confesar baje la cabeza y sin ser capaz de sostener su mirada me salió un hilo de voz: "desde ayer que tome la leche, no he sido capaz de tomar nada mas".
"Entonces mi niña tendrá mucha, pero que mucha hambre. Dime, ¿te lo tomarás todo, todo?" Por una parte era incapaz de comprender por que Ella decía esas cosas delante de la gente por como nos podrían mirar y señalar. Sería comprensible que nos echaran del hotel. Pero por otra parte sólo me importaba Ella, su mirada, su sonrisa y esas divinas tetas que me hacían tener ganas de caerme de rodillas ante Ella y morirme ahí mismo de placer con tan sólo imaginar la suave piel del pezón mientras le rozaba con mis labios. El pezón cuyo recuerdo hacía sentir a mi coño tan caliente, quemándome, como lo hizo la leche cuando bajó por mi garganta seca, la tarde anterior.
Mientas asentí con la cabeza Ella siguió diciendo "mira mi niña, mira...(y acariciándome con la otra mano la cabeza me la bajo hasta tener la cara a la altura de sus pechos), es mucho, lo sabes, pero no debes dejar nada. No debes comerme mal. Sabes que no vale la pena empezar si no vas a ser capaz de terminar". Ella hablaba en voz lo suficientemente alto para que toda la recepción lo oyese y yo era obligada a centrar mi vista en sus maravillosos y deseados pechos, solo podía desear que no me mirase nadie más a la cara, que todas las personas que se encontraban ahí desaparecieran.
"¿Serás lo suficientemente fuerte para obedecerme, hacer lo que te diga, y después tomártelo todo? ¡¡Di que serás capaz de hacerlo y que harás todo lo posible para que esté muy, pero que muy contenta!!. ¡¡Di!!." Apenas podía pensar, pero solo sabía que todo mi ser estaba rendido ante Ella, solo deseaba dejarme llevar por Ella. "Si, lo haré. Todo lo que quieras, seré capaz de aguantar ..y no dejaré nada sin terminar." logre decir con un hilo de voz pero con decisión, mientras mis piernas ante la imaginación de mamar esas tetas que tenía obligatoriamente enfrente. Esas tetas que veía por el escote de su camisa, tan deseables, maravillosamente llenas y venosas.
No sé si mis pantalones dejaban ver como tenía las bragas de mojadas, pero iba a descontrolarme de nuevo de un momento a otro si no apartaba la mirada.
"Muy bien picarona, eso significa que tienes mucha hambre. Dime cuanta hambre tienes" "Mucha, tengo mucha mucha hambre" Al decir esto me cogió la barbilla y me beso la frente "Tienes que ser muy buena, y lo estás haciendo bien, mi niña. Sigue así" Me dejo de tocar y pude girar la cabeza justo en el momento en que mi respiración se hacía mas dificultosa. Se dirigió al recepcionista y le pregunto "¿lo ha oído?, entonces sabrá que solamente una cena y la otra persona en solo alojamiento por ahora, no creo que nos de tiempo a desayunar."
"De acuerdo señora, aquí tiene la llave. Feliz estancia" y sonrió tontamente. Ella me miró para que cogiese la llave y empezó a caminar hacia el ascensor.
Me fije en que todo el mundo la miraba a Ella, a mi me ignoraban. La comían con los ojos. No me extraña, parecía una diosa. Tendría aproximadamente mi edad o un par de años más que yo, calculo que como mucho 5. Pero así como yo (que siempre visto de sport y no me maquillo ni pienso que necesite cuidarme) tengo una cara que parezco diez años menor (o eso me lo han dicho), todo en Ella era voluptuosidad, elegancia y perfección. No es que tuviera un cuerpo de modelo, no. Ella estaba sensualmente rellenita, llena de curvas, pero era el contoneo al andar lo que la hacia sexy. Tampoco es que fuera alta, pero con esos tacones vertiginosos le llegaba yo al cuello.
La seguí y ella se giró mientras andaba para mirarme y sonreír, mientras sus poderosas tetas al andar se balanceaban llamándome, luchando por salir, y necesitando mimos. Mimos que yo necesitaba desesperadamente dar. Seguro que podría tener a todos los hombres que quisiera para lo que quisiera.
Ahí me di cuenta de que era una privilegiada al poder servirla como Ella deseara. Si toda aquella gente que había ahí supiese en realidad lo que pasaba, me tendrían envidia. Me di cuenta de que tenía mucha suerte al haberme Ella elegido y permitirme estar cerca de Ella.
Decidí que tendría que estar a la altura y poner todo mi empeño en contentarla, no debía desaprovechar ninguna oportunidad. Aprender, necesitaba aprender y pronto, todo lo que Ella quisiera.
Yo iba sonriendo contenta, sudorosa, con las bragas empapadas, mirando su pecho, al más preciado premio. Y haría cualquier cosa para merecerlo.
Me puse detrás de Ella, se abrieron las puertas del ascensor, Ella se giró hacia mi, me acarició mi marcada, dolorida y roja mejilla y me preguntó "Sabes lo que va a pasar ¿tienes miedo?" "Si" dije tímidamente. Ella sonrió y me dijo "conmigo aprenderás ¿Quieres ser mi creación, nacer de nuevo, empezar a comportarte como mi bebe, y crecer a mi lado educandote con firmeza???¿estás dispuesta???" Contemplé como cuando se giró para hablarme, su escote dejó entrever ese gran, rosado, y ansiado pezón que tantas dudas, quebraderos de cabeza, y ardor de coño me dio.
Mi boca se abrió por instinto (ya me sentía un bebe), me mojé los labios con la lengua, tragué dificultosamente, y miré luego sus labios. No recuerdo como tuve fuerzas para decir si, pero vi que sus labios dibujaban una sonrisa mayor aún.
"Entonces, pasa." Pase y me coloqué detrás de Ella, pulso el botón y me dijo "Mira, observa. Cuando se cierren las puertas tu anterior vida no existirá más. Nacerás de nuevo para mí."
Y mientras se cerraban las puertas lentamente, sentí felicidad.