Mi mujer y un nuevo amiguito

Lo mejor es que Liz coja con otro, para que sepa diferenciar, entre hacer el amor y coger por coger.

Mi mujer y un nuevo amiguito.

Liz y mi amigo Hugo buscan cualquier oportunidad para darse unas cogidas tremendas, ahora mi esposa siempre tiene ganas de coger, pero Hugo salió por unos días:

Papi es que siempre tengo muy húmeda mi puchita, con unas cosquillitas bien ricas que me queman por dentro, las tetas se me han puesto más duras, no dejo de pensar en lo rico que me cogen Hugo y tu. ¿Qué me estará pasando?

Un viernes por la tarde que estaba prácticamente sin trabajo, recordaba todo lo que nos había ocurrido a mi esposa y a mí. Pensaba en que Liz posiblemente se estaba enamorando de Hugo pues él la llenaba de regalos y ella feliz, siempre lo estaba esperando muy guapa que llegara para besarlo con mucho placer.

Recordaba el calentón que le dio Liz a los muchachos de la taquería, como veían las piernas y los pechos de mi esposa, recordaba el comentario de mi esposa cuando le pregunte; ¿te lo…? Y me respondió con un contundente síii, no está nada mal el chico. Y el cínico jovencito le entregaba un papelito con sus datos.

Sin darme cuenta tenía un súper bulto en mis pantalones. Y la mente me daba muchas vueltas, resolví que Liz tenía que probar otra verga, para evitar que se enamore de mi amigo.

Me fui a casa de inmediato, Liz llegaba de hacer las compras de la semana, le ayude a guardar todo mientras tomamos una copa, y para variar hablábamos de calenturas y le recordé a los jóvenes de la taquería.

Que bárbara que calentón les diste a los muchachitos, pues ¿que les hiciste? cuéntame:

Bueno pues te acuerdas que no me quitaban los ojos de encima, y yo estaba caliente pues acabábamos de coger con Hugo, y tu me dijiste que me dejabas sola para no estorbar, pues empecé a cruzar y a descruzar las piernas dándoles por momentos una buena vista de mis piernas y tanga que además era transparente, pues mi vestidito subía con los movimientos, me mordía los labios y los recorría con mi lengua mientras leía el menú, y de reojo los veía como se codeaban uno al otro clavando sus ojos en mi panochita, pues por momentos dejaba mis piernas separadas.

Hasta que el más guapo de los dos se acomodó su polla para poder levantarse, y caminó hacia mí, me puse muy nerviosa pues su bulto era muy notorio y lo tenía muy cerca, él miraba con deseo mis tetas pues mi vestidito estaba muy escotado, mientras me decía:

Señora que guapa estás, me gustaría salir contigo a tomar una copa, ¿Cómo te llamas?

Nerviosamente le conteste esbozando mi mejor sonrisa; me llamo Liz ¿y tu, como te llamas?

Fredy; para servirte en todo lo que tú quieras mi amor, estas muy rica.

Me dejo muda, pues el jovencito es muy atrevido, pero al mismo tiempo me gustó que fuera tan cabrón.

Entonces te vio venir, y fue cuando me entrego el papelito con su número de móvil diciéndome llámame la vamos a pasar muy bien.

¿Y porqué no le llamas?.... a poco no tienes ganas de cogértelo.

¿Como crees?... Si solo fue una ocurrencia del joven, que por cierto esta muy guapito.

Tomé el teléfono y se lo pasé a Liz, le indiqué: Háblale al muchachito cabrón a ver que te dice, pórtate muy sexy con él, al fin que nuestro número es privado y no puede localizar la llamada…. Y bien guardado que tenía el papelito fue y lo trajo.

Liz marcó el número y él contestó: Hola….

Hola; habla Liz; te acuerdas de mí…. Nos conocimos en la taquería.

¡Señora bonita como estás!!... He pensado mucho en ti, que gusto oírte ¿Cuándo nos vemos?

¡Huuy que rápido vas!, si solo quería platicar contigo un poco para conocerte mejor.

Pues si gusta nos vemos mañana para conocernos a fondo, me muero de ganas de volverte a ver, pues la verdad es que estás muy buena y se nota que eres muy fogosa.

Resulta que la apenada era Liz, ¡sus colores subían por su cara!, el niño la estaba ruborizando. Le dije al oído dile que estas de acuerdo que mañana lo ves.

Con voz melosa Liz le exclamo; Bueno Fredy pues a mí también me gustaría verte… pero dime ¿cuantos años tienes?... por que no me gusta cambiar pañales.

El muy cabrón le contestó; pues si me cambias el pañal te vas a llevar una larga sorpresa por que tengo veintiún.

¿Tienes veintiún años? le replico Liz con voz muy sexy.

Noo; contesto cínicamente Fredy; tengo veintiún centímetros de…. De edad tengo veinte años.

Y así de candente siguió la plática; y… que medida tiene tu sujetador, y te operaste las tetas o son naturales, yo le tocaba a Liz su coñito y estaba inundado.

Ella con más confianza también le hacía preguntas calientes y ¿deberás tienes veintiún centímetros? Y ¿que tan gruesa es?

El muy cabrón de Fredy desinhibido le contestaba todo; trae mañana tu cinta para que lo midas o mejor, lo puedes medir con tu mano, o con tu boca. Ja, ja, ja.

Está bien; entonces mañana nos vemos en el bar de la glorieta, te parece a las ocho treinta.

Perfecto entonces ahí te espero, no me vallas a fallar le exclamaba Fredy.

Cuando colgó el teléfono me comentó Liz; este cabrón cree que soy una "puta profesional" bueno; pues esa noche vestía y actuaba como tal, y lo peor es que me gustó. Papi…. ¿No será peligroso seguir con este jueguito?

No te preocupes de nada, dedícate a disfrutar pues yo voy a estar presente. Mira tu entras primero al bar, después entro yo, desde la barra los vigilo, luego de un rato me voy a sentar a la mesa con ustedes, si te gusta, y a él le parece, nos vamos a un motel a coger pero eso sí, que use condón.

Ponte bien guapa y sexy para que lo dejes pendéjo, y le bajes los humos al jovencito arrogante. Liz estaba hecha un mar de nervios y muy caliente no durmió bien.

A la mañana siguiente seguía muy nerviosa. Por la noche Liz estaba radiante, con una faldita tableada gris oscura, que le resaltaban mucho sus nalgas, una blusa negra, medias negras caladas, zapatos de tacón alto, le dije; estás guapísima pero tu blusa está seria.

¿Pues qué blusa quieres que me ponga?

Haber enséñame tus blusas, va saliendo una de tela transparente en color negro de inmediato le dije; está, ponte está. Pero mi sujetador está demasiado pequeño y me lo mostraba, sus tetas se veían espléndidas, como desbordaban (34-C), sus pezones apenas los cubría el mini sujetador, perfecto se te ve muy bien la blusa.

No corregía ella; se me ven muy bien…. pero las tetas; me voy a poner un saco por que no me atrevo a salir así a la calle.

Subimos al auto y me encaminé al piano bar, le metía mano por debajo de su falda. Me decía espera que estoy muy nerviosa. Entro Liz, caminando muy sexy, sus nalgas se le veían impresionantes con la mini faldita, Fredy la esperaba en una solitaria mesa en un rincón oscuro y la recibió con un par de besos en las mejillas. Exclamando;

¡Señora que gusto verte de nuevo!, sus ojos destellaban recorriendo todo el cuerpo de mi mujer.

Liz se sentó a su lado y ordenaron unas copas, los dos platicaban amenamente, mientras yo disfrutaba de mi trago y de ver a mi esposa disfrazada de puta, ofreciendo las nalgas a un desconocido; el morbo me consumía tenía mi polla bien tiesa, como me gustaría oír lo que platicaban.

Un rato después ordenaron otra copa, y alcance a ver de reojo que Fredy tenía una mano sobre el muslo de mi mujer, y ella tenía una gran sonrisa, y en ese momento se quitaba su saco, los ojos del chaval se clavaban en las tetas de Liz.

Yo estaba a punto de ir al baño y hacerme justicia con mi propia mano, pues la verga estaba a punto de reventar era muy diferente del morbo que sentía con Hugo, pues este joven era un perfecto extraño y estaba saboreando todo el cuerpo de mi esposa.

No aguanté más Salí del bar, y fui a comprar dos cajas de condones y un gel lubricante, regrese directo a la mesa de ellos me incliné sobre Liz y la bese en la boca, fue un beso muy corto pero tenía mucho fuego. Con voz muy sexy me presentó:

Hola mi amor;… te quiero presentar a un amigo; se llama Fredy y es muy simpático, mira, te presento a mi esposo Antonio, se van a llevar muy bien pues "los dos tienen los mismos gustos"

El pobre de Fredy tragaba saliva, estaba muerto de miedo muy nervioso lo cabrón se le bajo a cero, solo me dijo mucho gusto estirando su mano, de inmediato llamaba al mesero para pedir un trago para mi, Ahora Liz es la que ponía una mano en su muslo y el sudaba copiosamente.

Liz disfrutaba intensamente el momento, dándole un gran sorbo a su cóctel Margarita le decía a Fredy; que ¿te comieron la lengua los ratones?

No para nada contestaba nerviosamente el joven. Mi mujer le corría una mano por sus piernas, Ahora Liz era la dueña de la situación.

Liz nos indicaba poniéndose de pié; uff ya entré en calor, voy al baño ahora regreso, se levanto moviendo sus nalgas como nunca y se las puso en la nariz del chaval que caballerosamente se quiso poner de pie pero el bulto de sus pantalones no lo dejó. Le sacaba las palabras con tirabuzón.

Regresó mi mujer; ¿todo bien?, sí pero Fredy está muy serio. Bueno pues brindemos a fondo, mientras metía mano por los muslos de mi esposa, ella sonriendo separaba ligeramente sus piernas su falda estaba muy arriba y le hacía unos ojitos al jovencito.

Fredy nos miraba asombrado como le metía mano a Liz, con el trago entraba de nuevo en calor y nos empezó a contar chistes, tiene mucha gracia para contarlos. Pero siempre se ponía medio de frente a un lado de Liz para tener mejor vista de las piernas y tetas.

Voltee a ver a mi esposa y noté que tenia desabrochados dos botones de su blusa, y que la aureola de sus pezones asomaba un poco fuera de su sostén, era notorio a través de la tela transparente de su blusa.

Le pregunté a Fredy; que si conocía algún antro donde se pudiera bailar, él me daba santo y seña.

O nos vamos a otro lugar más tranquilo. Que decida Fredy… pues si es por mi vamos mejor a un lugar más tranquilo.

Salimos a la calle y él se enfiló a la puerta trasera de mi coche, le dije vente adelante con nosotros, pues mi auto es grande solo se le levanta el descansa brazos y el asiento es de banca corrida, Liz se pegó a mi y subió Fredy.

Más adelante mi esposa puso su mano sobre su muslo, Fredy no sabía donde apoyar su mano izquierda estaba muy nervioso, pues no tenía idea de hacia donde íbamos, Liz se la toma y la pone en su rodilla. Lentamente la mano de mi mujer empezaba a subir y a rozar su bulto, el pobre sudaba, y tartamudeaba, para darle más confianza le dije:

Relájate todo está bien, tomé su mano y se la subí hasta arriba del muslo de mi esposa, le di un par de palmaditas en su mano, él me lo agradecía, mi esposa le besaba una mejilla.

Me detuve en una tienda para comprar una botella de Ron, hielos, refrescos, vasos y algo para picar, cuando regresé al auto se estaban besando rozando sus lenguas, mi esposa tenía su blusa abierta y un pezón por fuera de su sostén.

Cuando abro la puerta del coche, volteo y tenía su mano bajo la falda dediando la panocha, Liz estaba gimiendo con la cara roja como tomate, que le digo en broma; pinche Fredy si pareces "zorra en gallinero", si me tardo dos minutos más me la desplumas toda. Reímos los tres. Para ese momento ellos estaban de luna de miel.

Me enfilé a un Motel, una vez en el cuarto, servimos unos tragos y los bebimos a fondo, en lo que Liz nos bailaba muy sensualmente, Fredy con un bultote en sus pantalones no le perdía detalle, yo disfrutaba inmensamente la cara de calentura de Liz, y la cara de asombro de Fredy.

Mi esposa se va desabrochando la blusa y se la quita, nos decía ustedes también vallan quitando su ropa, los tres bailábamos juntos, Liz desabrocha su faldita y la deja caer, Fredy de inmediato se agacha a recoger la falda quedando su cara a centímetros de las respingonas nalgas de mi esposa, que las mostraba en toda su plenitud pues solo pasaba el cordelito de la tanga por en medio, parecía actriz porno que rico se le veía su conjunto de lencería.

Liz seguía bailando, desabrocha su sujetador sus tetas se balanceaban de un lado al otro al ritmo de la música, Fredy estaba pasmado con ojos de plato viendo el show, con una tienda de campaña en los calzoncillos, lo animé, le dije; adelante señalándole el camino hacia mi esposa, él corrió y la abrazó sus bocas se unían, luego descendía mamaba con fuerza y ansias sus pezones, yo aproveché me hinqué atrás de Liz, le bajaba su tanguita, y le corría la lengua por el culo besando sus nalgas.

Un momento después; mi mujer se agachaba separando sus piernas para bajar el bóxer de Fredy cuando brincó su verga aprovechaba para darle un chupete, mientras yo le lengüeteaba el coñito que lo tenía copado de la cantidad de jugos acumulados, luego se levantó, siguió bailando moviendo sus nalgas y girando solo con sus medias puestas, luciendo al máximo su panochita depilada con un mechón de pelitos castaños en el centro.

Yo volteaba a ver la magnitud de la verga de Fredy y noté que prácticamente era del mismo tamaño que la mía, no muy grande como de 15 centímetros, (pensé; a que pinche fanfarrón con sus 21 cms.) solo que la de él no tenía la circuncisión y era más oscura que la mía, pero la tenía durísima, pues no se le despegaba de su vientre, tenía el glande rosa mojado de líquidos, con el prepucio a la mitad de su cabeza que solo sabía apuntar al techo.

Fredy abrazaba y besaba a mi mujer con mucha pasión, mientras yo la abrazaba por detrás besando su cuello y rozando mi polla entre sus nalgas, al mismo tiempo ella las movía y restregaba su panocha contra la polla de él.

Liz se sentó en la cama y le acariciaba la polla disfrutando de su pellejo, que se lo corría de arriba a abajo intercalando unas mamadas profundas se la pelaba para luego rozarse los pezones con el glande.

Mira Papi, ¡que rico pellejito ve como se le pela!! … ¡La tiene durísima!!

En eso lo impensable…. Fredy empieza a gritar; ¡me voy a correr! Mi esposa le gritaba ¡noo espera!! pero el chaval se convulsionaba le temblaban las piernas, sus manos se prendían con todo a los pezones de mi mujer.

Liz abría la boca y le pajeaba apretando la verga, se ahogaba con la cantidad de leche que le estaba soltando, sacaba la polla de su boca y la leche le brincaba a la nariz, cejas y mejillas, la boca la tenia repleta, y todavía le soltó como tres chisguetes más en las tetas.

Mi mujer gritaba; ¡que bárbaro que manera de venirte!! Me dejaste empapada, y le seguía mamando la verga pues todavía soltaba restos de semen, pero ¡no se le bajó la polla! y seguía bien dura.

Liz exclamaba; ¡que maravilla!…… ¡Viste Papi, sigue con la polla bien tiesa!, ya no puedo más ¡cógeme Fredy!! mi mujer abría sus piernas, él se fue derechito a su panocha, le daba una tremenda mamada con unos chupetes bien fuertes en el clítoris, lo tenía parado y totalmente de fuera.

Liz movía incontrolablemente sus nalgas del orgasmo tan fuerte que tenía, recogía los restos de leche que tenía en su cara y la saboreaba en la boca.

Fredy le seguía mamando con todo y exclamaba; ¡sabes riquísimo, tú sabor me enloquece Huumm!! (Coincidía con los comentarios de Hugo) le mamaba y chupaba el clítoris como paleta, (pues no se notaba mucha experiencia) el cual le creció a Liz como cinco centímetros, ¡nunca se lo había visto así de largo!!!

Se puso en posición rozaba la punta de su polla con el clítoris, luego buscaba la entrada del coño, un momento lo frené, ponte esto y le di un condón, se lo puso de inmediato se acomodó ansiosamente, la empujo hasta la mitad, la saco y se la clavó de un empujón hasta los huevos.

Le arranco un gemido y un ¡haaggh!! A mi esposa, se la dejó hundida a fondo un rato, mientras Liz movía sus nalgas muy rápido y tenía una cara de lujuria, le decía; que dura la tienes parece una barra de fierro, ¡que Ricoo!!

Yo estaba calientísimo y celoso con lo que veía, pues no tenía oportunidad de participar, ya que se besaban y trenzaban las lenguas como dos enamorados, él gritaba; ¡coges riquísimo estás súper apretada!! y se lanzó sobre los pezones a chupetes y mordidas los dos jadeaban y gemían retorciéndose a todo lo ancho de la cama.

Un momento después Fredy le hacía un mete saca a toda velocidad, gritaba; ¡me voy a correr!! Detuvo sus movimientos encajándole la verga al fondo del coño, le daba unos empujoncitos profundos jadiaba corriéndose, mi esposa gemía y jadiaba tenia otro orgasmo lo agarraba de las nalgas, lo estrujaba contra ella, y rozaban sus lenguas.

Cuando al fin se separó Fredy le dije con tú permiso estoy muy caliente. Liz centro mi polla en su coño y se la hundí de un solo empujón, que rica sensación, pues tenía su panocha abierta y calientísima, le preguntaba; ¿que tal coge Fred?, riquísimo pero se corre muy rápido. ¡Haaagg… Papi me estoy viniendo otra vez, estoy muy caliente!!! trenzábamos nuestras lenguas.

Un rato después, cuando Liz se dio cuenta que Fredy nos veía coger con unos ojos de deseo, su verga estaba bien parada y listo, con un condón en su mano, mi esposa me aplicaba su mejor técnica, luciendo la cogida que me estaba dando, retorcía sus nalgas como actriz porno, y le decía melosamente, enseguida te cambio el pañal.

Aceleraba sus movimientos y materialmente me hacía una paja con su coño, no aguanté mucho jadiamos y nos corríamos al mismo tiempo, le repletaba su coño de leche, Liz gritaba; ¡que caliente está tu leche mi amor, siento que me quema muy adentro!!! Papi, déjame ordeñártela toda ¡haaggh que rico!

No se que me pasa pero sigo muy caliente. Papi quiero más verga: Pues adelante le contesté, esta noche eres nuestra puta no te reprimas.

Fredy mi amor ven, él estaba sacando el condón de su empaque y Liz lo recostó en la cama y le dijo; con calma mi Bebe tranquilo, le acariciaba su verga jugando con su pellejo, pero que dura la tienes, ¿Por qué estás tan caliente?... Él le explicaba que tenía más de seis meses de no estar con una mujer.

A sus 20 años casi era primerizo, pues Liz era la segunda mujer con la que cogía en su vida.

Yo les traía unos tragos bien fuertes, que bebimos en la cama, Liz no le soltaba la polla, le decía; bueno y a ti nunca se te baja.

El contestaba; con una mujer como tú la puedo mantener parada siempre, que desde que te conocí me dejaste muy caliente e impactado, me gustas mucho.

Mi esposa apuró su copa, subía y bajaba el prepucio acercaba su boca lo chupaba con ternura, luego se lo peló le daba una súper mamada profunda, que sobrepasaba su garganta, deslizaba sus labios apretados por todo el miembro, hasta que salía de su boca, y riendo le decía no mide los veintiún centímetros prometidos.

Pero de todas maneras me gusta mucho, tomaba aire y lo volvía a tragar todo, dándole unas mamadas profundas haciéndole una paja al capullo con su garganta, Fredy aullaba de placer y masajeaba las tetas.

Mi esposa, tomó el condón y se lo puso, acto seguido se hincó sobre él se centró la verga y se dejó caer hasta que no quedo nada de fuera, lo cabalgaba sus nalgas se movían de un lado al otro, subía y bajaba por toda su polla, jadiaba y gemía.

El le oprimía sus pechos, mientras yo me asomaba por detrás de Liz, que me mostraba como su coño lo apretaba y se tragaba la verga completa bañándola con sus jugos, movía sus nalgas de un lado al otro y de arriba abajo.

Se me paro la pinga de ver con que grado de putería y con qué pasión se lo estaba cogiendo mi mujer.

Tomé mi saco y saqué un tubo con gel lubricante, me lo unte en mi polla, le lubrique abundantemente el culo a mi señora, que obediente se recostó sobre Fred, levanto sus nalgas, se quedaron quietos un momento, poco a poco se lo estaba metiendo y sacando por el culo, Liz tenía un orgasmo bien fuerte le punzaba su coño y culo movía lentamente sus nalgas, se sentía una barra bien dura que mi mujer tenía clavada en el coño.

Tomamos un ritmo bien sabroso, con un concierto de jadeos un rato después perdíamos el ritmo, pues el pinche Fredy empezó a embestir con mucha fuerza, sentía su polla como se rozaba contra la mía, y las fuertes contracciones que tenía, al mismo tiempo gritaba ¡que rico coges con dos vergas, me estoy corriendo!! Jadiaba y se tragaba la lengua de mi esposa. Yo sentía en mi verga los siete chisguetes que soltaba Fredy.

Cuando salio Fredy, yo me cambié a su panocha, me cogía a mi esposa con todas mis ganas en posición de perrito, le estrujaba sus nalgas y la bombeaba lentamente disfrutando cada centímetro de su coño que estaba que quemaba, mi esposa movía lentamente sus nalgas.

El chaval se había recargado en la cabecera de la cama, para que su verga quedara en la boca de mi mujercita que le estaba quitando el condón inundado de leche, y le limpiaba la verga con su lengua, luego de dejarla bien limpiecita, y medio parada, la caliente de mi esposa ¡sacaba más leche del condón!, se la escurría en la polla y la volvía a mamar a fondo, aprovechando los empujones que le daba, su boca subía y bajaba por toda la verga de Fredy, ¡la cual ya estaba lista!!!.

Me calentó muchísimo ver a Liz hacer eso, acelere mis embestidas, sus nalgas se movían como baile de zamba, tenía un orgasmo monumental y exploté, le llenaba de leche su coñito, los tres jadeábamos, cuando me separé aturdido de Liz. Lo impensable…! Saltó a la verga de Fredy y de un sentón se lo ensartó a fondo!!!

Me di cuenta que él no tenía condón pero ya no dije nada, mi mujer subía y bajaba, mi leche escurría por toda la verga del chaval, se lo cogía con todas sus fuerzas nunca había visto a mi esposa así de caliente.

Se giraron en la cama y quedó mi mujer abajo, abría sus piernas como nunca, Fredy le daba con todas sus fuerzas, gritaba ¡que rico se siente tu leche!! ¡Que sabroso coges!, le mordía los pezones apretaba sus tetas y trenzaban sus lenguas.

Mi mujer gemía, y tenía una cadena de orgasmos y gritaba; que dura la tienes, ¡me estoy viniendo que ricoo haaggh!!! con sus piernas apretaba las nalgas de Fredy contra ella, él le daba a toda velocidad, en eso el cuerpo de él se tensaba y se convulsionaban los dos en un abrazo y un beso profundo, revolcándose por toda la cama.

Un rato después se separaban, y mi esposa corría al baño escurriendo leche por sus muslos, la cama estaba empapada, y el condenado chaval seguía con su polla medio parada, no puede ser le exclamé; que muchacho más caliente eres, señalando su polla empapada de leche parece que estabas preso.

Mientras servía otra ronda de tragos, él trataba de explicarme con sutileza que nunca había estado con una mujer como Liz, tan bella y caliente, que más se puede pedir en una mujer. Tiene un cuerpazo, sus nalgas son redondas y paradas, además es muy estrecha de su coño, está más apretada que mi exnovia de 22 años.

Liz salió del baño pero él no la vio. Y según seguía alabando las cualidades de mi esposa su verga crecía, hasta que le dije en broma, ya no sigas con la descripción que me vas a salpicar. Reímos, brindamos, y apenado se cubría la verga con la sábana.

Liz se puso roja y no paraba de reír; incrédula caminó hacia Fredy, levanto la sábana y sorpresa ¡la tenía bien parada!!!

Liz exclamó: Pero si van cuatro veces que te corres como es posible que estés así. Yo estoy agotada, no puedo más.

Mi mujer tomo su trago y me dijo; me voy a dar un baño rápido por que ya es muy tarde, entró de nuevo al baño y abrió la regadera.

Le dije a Fredy anda báñate con ella y a lo mejor se te hace…. Brincó como resorte al baño, escuchaba a mi mujer decirle que estaba muy cansada, él la besaba, la enjabonaba por todas partes, luego le rozaba su polla tiesa llena de jabón entre sus nalgas mientras oprimía sus pechos pellizcando suavemente sus pezones, pronto se escuchaban risas, me serví otro trago y regresé al baño.

Fredy la tenía arrinconada contra las paredes y se la estaba cogiendo parado, mi esposa lo rodeaba con sus brazos y piernas mientras él le hacía un rápido mete saca, parecía "perro" cogiendo a toda velocidad, mi mujer gemía se notaba que tenía un orgasmo lo besaba con fuego, él le abría y estrujaba las nalgas bien fuerte, un rato después sus piernas temblaban, dejaba su polla encajada hasta el fondo de la panochita de mi esposa, que gritaba y jadiaba con otro orgasmo.

Lentamente se separaron…. Del coño de mi esposa escurrían hebras de leche hasta el piso, tomaban un jabón cada uno y se alternaban enjabonadas por todos lados.

Nos vestimos y salimos del motel dejamos a Fredy en el bar pues ahí estaba su coche. Me dio las gracias por "todo" le dio un beso a Liz y bajó del auto. ¡Me llamas!!

Yo le decía pícaramente a mi esposa, que cogida le diste al chavalito, creo que ya estás lista para filmar una película porno con Hugo y Fredy. Dios me libre si no puedo ni caminar te imaginas con la vergota de Hugo de pilón noo.

Mi esposa riendo me decía; que puta soy ¿verdad?, con razón me duele tanto mi panochita.

Han pasado tres días y mi esposa sigue muy adolorida…… Quedó tan complacida con la cogida que se dio con Fredy. Que me comentó; ojala que Hugo tarde en regresar.

Queremos agradecer a todos los amigos que nos han escrito.