Mi mujer y su amigo 2

Como me he convertido en cabrón consentido.

Este día llegue después de tres días en Madrid de duro trabajo de negocios en el Ave a mi Ciudad Sevilla.

Nada más abrir la puerta vi la mesa del salón llena de platos sucios, restos de la cena, una botella de vino vacía y la botella de champagne que tenía reservada para alguna ocasión especial medio vacía al lado de sus copas correspondientes.

Me dirigí con sigilo hacia la habitación y sin hacer apenas ruido abrí ligeramente la puerta. Lo justo para poder ver a Rosario durmiendo plácidamente, con los brazos cruzados detrás de la cabeza, al lado de un nuevo amante. El tío permanecía también dormido, musculoso, y aunque estaba tumbado boca abajo. Descansando tranquilo por el lado se le veía una polla gorda saliéndole por el capullo leche.

No era la primera vez que llegaba a casa y encontraba una escena parecida, así que interpreté rápidamente lo que había sucedido mi mujer se había artado de follar.

Como ya sabía lo que tenía que hacer en estas circunstancias, me fui a la habitación de al lado, dejé ambas puertas abiertas y me metí desnudo en la cama de los invitados. Me quedé esperando un rato. No recuerdo cuánto. Creo que incluso llegué a dormirme, pues me despertaron unos besos silenciosos, entrecortados por frases cortas, que venían desde donde mi mujer y su macho empezaban a despertarse.

¿Lo pasaste bien ayer? oí que preguntaba la voz masculina que, por otra parte, me resultaba algo familiar en ese momento.

Muy bien, por los viejos tiempos respondió Rosario.

Así es, volvió a contestar él por los viejos tiempos.

¿Viejos tiempos? Me vino todo a la mente en ese momento. Claro que me resultaba familiar aquella voz. Era la voz de su amigo de los 21 cm de polla y joven. Muchas veces me había hablado de él, especialmente cuando teníamos relaciones sexuales. Sabía que me excitaba que me contase detalles de cómo se la follaba, cómo la metía sin contemplaciones, cómo la llenaba de leche cada vez que tenían ocasión. Solía recrearse en los detalles y los comparaba conmigo. Lógicamente, yo siempre perdía. La polla se me ponía a punto de reventar y mi mujer disfrutaba más todavía de la situación.

Entonces como si estornudara y me oyeron y mi mujer me llamo ven cariño ya has llegado estoy con Cesar, me fui para la habitación y el con su polla morcillona me dijo hola Carlos que tal el trabajo, yo le contesté que bien, y entonces mi mujer me salto con esto no sé por qué.

Como te he dicho ya cariño la relación que mantenemos Cesar y yo no es una relación estándar. Tenemos una relación que disfrutamos como si fuera mi querido oficial para cuando tú no estés o no tengas ganas. Ya ves que es un excelente follador (a las pruebas me remito) que me folla mucho mejor que tú, pero es a Cesar al que quiero a mi lado todos los días, aunque tú estés aquí

Lo entiendo dije, dejándola continuar, me ha dicho Cesar que te ha oído.

Hace un rato ha llegado Carlos, el cornudo, y se ha acostado en la habitación de al lado., y yo le he dicho. Ahora lo llamaré y vendrá aquí con nosotros. Puedes pedirle lo que quieras, te servirá como lo hace conmigo. Si te incomoda la situación, se puede quedar en su habitación escuchando lo que hacemos y no hay ningún problema, Jajajajaja espetó él no, no, que venga, que venga, quiero ver eso.

Fue entonces cuando mi mujer por fin se dirigió a mí gritando:

¡Cornudo, ya puedes venir!

La alegría era enorme. Tenía ganas de ver a mi mujer. Tenía muchas ganas de ella.

  • ¿En qué puedo ayudarte? –pregunté en cuanto entré en la habitación.

Este es Cesar, no sé si te acuerdas de él. Ha venido a echarnos una mano con tu cornamenta. Para que te crezcan bien esos cuernecitos tuyos. Para ti será Don Cesar, y le obedecerás de la misma manera que lo haces conmigo. Lo que él diga será como si saliera de mi boca. Lo entiendes, ¿verdad cornuda?

Claro, cariño contesté con la cabeza y la mirada baja, como ella me pedía. quedo a su disposición, Don Cesar, dije dirigiéndome hacia él.

Jajajajaja –volvió a reír él, antes de añadir -Había leído sobre estos temas, pero no imaginaba que fueran tan reales.

Esperé que continuara, pero el que hablo fue él:

Mira, Carlitos o, mejor dicho, mira cornudo, déjame que te explique. Ayer me follé a tu querida mujercita en todas las posturas posibles. Nos hemos pasado la noche follando. Ha gritado tanto que en la próxima junta de vecinos te van a llamar la atención. Se ha enterado toda la comunidad de que me la estaba follando bien follada. Pero claro, ahora tenemos hambre y tenemos que reponer fuerzas. ¿Nos podrías preparar el desayuno?

Claro, Don Cesar respondí servicial.

Salí hacia atrás de la habitación, sin darles nunca la espalda, y me dirigí hacia la cocina. Por el pasillo oía los cuchicheos de la pareja, sin entender lo que decían, los besos cada vez más sonoros y algunas palmadas que imaginaba serían del culo de Rosario. Llegué a la cocina y preparé un buen desayuno para dos: café abundante, tostadas, mermelada de varios sabores, zumo de naranja, croissants y ensaimadas. Todo convenientemente organizado para que la apariencia fuera aún más deliciosa.

Dirigí de nuevo mis pasos a la que alguna vez había sido mi cama y ya oía sin reparos los gritos de Rosario y los gruñidos de Cesar en cada potente embestida. Lógicamente, la intensidad se fue haciendo mayor a medida que me aproximaba hacia ellos. Hasta que abrí la puerta que permanecía entornada y por fin los pude ver en plena acción. Rosario a cuatro patas con la cabeza empotrada en el cabezal de la cama y Cesar cogiéndola fuerte por las caderas y bombeando como una máquina sin parar hacia dentro y hacia fuera. Una potencia descomunal veía como le entraba y le salía la polla del coño de mi mujer toda llena de jugos de ella y de leche de él.

Y allí estaba yo, con mi bandeja de comida, en la puerta, viendo el espectáculo de la mujer de mis sueños ensartada por un auténtico macho alfa y esperando sin interrumpir a que terminasen y les apeteciese desayunar.

Tras unos instantes, quizá unos minutos o unas horas, quién sabe, Cesar pegó un enorme gritó, que mi mujer acompañó en la misma magnitud, y dejó manifiestamente claro que estaba corriéndose en el interior de su coño. Después besos, caricias y suspiros para retomar la respiración.

Uffff, gracias cornudo ,dijo por fin mi mujer mirándome ,nos va a venir muy bien ese desayuno, estoy muerta ya vez como folla Cesar, además que la punta del capullo me llega hasta la matriz, claro con ese pedazo de pollón que tiene, me vuelve loca, no se cuantos polvos me lleva echados en los dos días que lleva aquí, hasta en lo alto de la lavadora, en la mesa del salón, en el plato ducha, en el suelo a lo perrito . joder. me acercaba con la bandeja, les servía el café y les untaba las tostadas.

Les pregunté entonces si necesitáis algo más.

No cariño, aquí tengo todo lo que necesito dijo, entre sonrisas de complicidad, Rosario echándole la mano a la polla de Cesar.

Jajajajaja rieron al unísono.

Puedes retirarte. Dijo Cesar.

Sí, respondí antes de abandonar la estancia y me fui de nuevo a la habitación de invitados.

La mañana continuó. Volvieron a follar, volvieron a gritar y siguieron dándose placer el uno al otro mientras yo lo oía, desde la habitación de al lado creo que le estaba follando por el culo, ella decía Ahh, ah, ah, sí, sí…sigue así cabrón, no pares, joder que polla tienes-Sí, sí, fóllame,La tienes como un sable. Ummmm que buena. Joder como me abres…ogggg osssssssssssiii me llenasufff, el culo,la follaba cada vez con más fuerza, y ella gemía como nunca.¡Me voy a correr, me corro! Ah, ah, ah.- Gritaba y Cesar decía Me voy a correr yo también, me corro. Ella decía “eres un semental” te has corrido dos veces y parece que todavía aún sigues en pie de guerra, me tienes loca.

Al momento ya se callaron, y se quedaron dormidos.

Bueno esta es mi historia de CABRON CONSENTIDO EN MAYUSCULAS .