Mi Mujer y su amante (parte 3)

Parte final del relato.

Alex y Luisa se contemplaban mutuamente.

La indudable sorpresa de Luisa se contrastaba con el inquietante rictus de Alex.

Ambos dos estaban uno frente al otro y no podían articular palabra que resolviera aquel incomodo silencio.

Luisa, después de su encuentro con Enrique, había subido tranquilamente a su casa pensando en lo bien que la había sentado la follada. Habían pasado más de 5 meses desde que había empezado a follar con Enrique y, la verdad sea dicha, no se arrepentía de ello.

Lo único que la fastidiaba y removía era que no le había contado nada a Alex aunque, seguramente, con la tolerancia y el buen rollo que imperaba en su relación y aún sosa y aburrida ella lo adoraba y no quería que sufriera; sabía que en algún momento tendría que contárselo. Así que estaba decidida a ello, pero aquella situación frente a frente la intimidaba un poco.

  • Verás Alex .-empezó ha hablar con voz compungida-. desde hace un tiempo; uffff se me hace un poco difícil hablar .- las lágrimas subían por su garganta-. Pero es mejor que lo hablemos ya.

Se paró un poco, tomo aire y con la mirada baja de culpabilidad le dijo:

  • Desde hace un tiempo que estoy un poco aburridilla, siempre es lo mismo. Cada semana es igual y parece que siempre hacemos lo mismo. No es solamente en cuestión de vida en común, es también cuestión de sexo .-en ese momento Alex suspiró profundamente-.
  • Mira Alex .-siguió diciendo Luisa-. hemos hablado muchas veces de hacer un trio y creo que en realidad era intentar poner un poco de chispa en nuestras vidas. Se que debimos hacerlo juntos .-las lágrimas corrían desconsoladamente por sus mejillas mientras Alex la miraba con unos ojos impasibles-. que no debí hacerlo yo sola. Lo hemos hablado muchas veces y me excitaba hacerlo con otro tío .-y menuda polla tenía pensó para sí misma-. Lamento profundamente no habértelo dicho desde antes que pasara, para que juntos pudiéramos disfrutar. No puedo decir que me haya enamorado de ese chico, es solamente atractivo sexual .-terminó diciendo lo mejor que pudo.

Alex se acomodo y estiró en su sillón. Ella seguía de pie en la puerta y podía ver con la luz del atardecer el brillo de sus lágrimas. Por fin empezó a hablar.

  • ¿Qué tiene el que tanto te excita, Luisa? .- lo dijo sin un ápice de maldad o resquemor en su voz. Todo lo contrario, parecía incluso que disfrutara con ello, aunque su cara no lo reflejara-.
  • No entiendo que quieres decir .-Luisa subió la mirada tras esta pregunta y se quedó sorprendida que no hubiera reproches o algún insulto. ¿Qué estaba pasando aquí? Pensó.
  • Pues está bien claro Luisa. Te pregunto en realidad por qué disfrutas con él mas que conmigo. ¿Tan bueno es follando?

Luisa estaba muy sorprendida, enfadada incluso. De su actitud sumisa paso a una actitud más decidida; decidida a contarle todo.

  • Alex, yo contigo follo muy bien. No puedo ponerte ningún pero .-era una mentira, piadosa eso si-. ¿Puedo hablarte claramente?
  • Claro cielo .- no había ni una brizna de ironía en la contestación. Alex no podía soportar más la mirada inquisitorial con Luisa. Ya era momento de hablar como una pareja y afrontar los problemas-. Mira somos adultos, sé que me quieres y yo te quiero también a ti. Me molesta que no me lo hayas contado para que fuera algo de los dos. Sabes que no me importa que hiciéramos un trio. Mi ilusión era hacerlo con una chica y contigo. Aun así, no me importa que otro te folle. Ahora, por favor, cuéntamelo.

Se levantó y fue a abrazar a Luisa. Se quedaron fundidos en un abrazo durante un tiempo interminable hasta que ella cesó el llanto. Notaba como el pecho de ella subía y bajaba con estertores al principio.

Al cabo de un tiempo interminable el llanto terminó. En ese momento él subió sus manos, las puso en la cara de ella y se la subió para que pudieran mirarse. Se miraron dos segundos y sus labios y lenguas se juntaron en un largo morreo.

Él podía saborear el amargo sabor de una polla ajena. Sabia que esos labios habían besado, chupado y lamido la polla del otro chico. Que sus labios y la lengua que ahora chupaba habían tenido la leche de otro. Y notó como se empalmó. Y ella también noto como se empalmaba. Se separaron las bocas y se miraron aún abrazados como estaban.

  • Alex ¿te has empalmado después de esto? .-preguntó ella extrañada-.
  • Si cielo .- la dijo totalmente sincero-. Se que me costará tiempo olvidar el hecho que no me lo contaras. Se que tendremos que hablar mucho para solucionar nuestros problemas de pareja. Lo sé. Pero me gustó ver como chupabas la polla del chico ese. Llámame como quieras, pero no me importó verte con él. Y ahora al besarte pensaba en que seguramente hoy le has chupado la polla. Se habrá incluso corrido en tu boca o dentro de ti. Me parecía saborear el gusto de su leche en tu boca. Eso me excita mucho. Quizás sea un degenerado, pero me ha encantado verte con su polla en tu boca.

La sorpresa de Luisa era mayúscula. ¿No le importaba? ¿Qué era lo que estaba pasando? ¿Sería de verdad lo que decía Alex?

La siguiente sorpresa fue cuando sintió la mano de él dentro de su pantalón. La abrió delicadamente el botón y bajó la cremallera de sus vaqueros. No llevaba braguitas. Seguramente se habrían olvidado en donde hubieran estado.

Logró llegar con su mano al coño depilado y ella le facilitó el acceso abriendo un poco las piernas. Su mano escarbó delicadamente en su coño y una sonrisa apareció en el rostro de Alex. Ella estaba totalmente mojada. No era por la anterior corrida, era por la excitación de ahora.

La preguntó si estaba cachonda y ella asintió con la cabeza. Allí mismo en el saloncito se arrodilló ante ella y la bajó los pantalones. Ahí estaba ese chochito que tanto le encantaba.

Pasó los dedos delicadamente por fuera de los labios y fue metiendo en dedo por dentro de su chumino. El coño estaba brillante de fluidos e inflamado por la excitación. Allí mismo se habría corrido el otro tío y allí estaba él que iba a meter su lengua dentro de su coño.

Pasó un rato mirándolo y no pudo mas cuando acercó su lengua. Podía oler su chocho y creía oler el olor acre de los fluidos del amante. No lo pensó más y empezó a lamer delicadamente, por fuera primero y luego metió la lengua entre sus labios. Podía saborear aquel manjar que en su boca destilaba lujuria y pasión. Siguió lamiendo su rajita, a veces chupando todo el chumino que le llenaba casi toda la cara, aferrado con sus manos al culo de ella.

Ella le agarraba la cabeza y Alex la oía gimotear mientras mecía su cintura rítmicamente. Sus dedos también jugaban y la introducían uno y luego dos dedos en su vagina. Luisa abría involuntariamente sus piernas para que llegara mas adentro, lo que facilitaba que el pudiera abarcar mas espacio chupándola. El clítoris lo tenía hinchado y debía estar rojo. Alex lo estimulaba cuanto podía hasta que el frenetismo se adueño de ambos, las caderas se movieron mas rítmicamente.

En un momento dado ella se tensó e intuía que ella se iba a correr. Efectivamente. Ella explotó como un volcán con un gemido que tuvo que escucharse en todo el edificio. Sus piernas se fueron poco a poco relajando, su respiración se fue espaciando y su cuerpo se destensó en un par de minutos.

Después de esto se desnudaron allí mismo con frenesí, sin apenas tocarse y se encontraron desnudos uno delante del otro. El observó sus pezones erectos, con la aureola oscura que había retrocedido de tamaño por la excitación. Ella observó su polla empalmada. Brillante pues la excitación hacía que destilara liquido por ella. No pudo más y se agacho para chupar aquel miembro, mucho menor que el de Enrique, que se la ofrecía erecto.

Tiró para atrás del pellejo y sacó un capullo rojizo e hinchado, brillante por los jugos que succionó con deleite. Después de todo lo que había aprendido con su amante podía deleitar a Alex con la mejor mamada de su vida.

Pero Alex quería otra cosa.

Después de un par de lamidas y relamidas Alex la levantó y la llevó al sofá. Se sentó con la polla a punto de reventar y le dijo que se sentara encima. Hacia mucho que no lo hacían así. Ella se sentó encima de él y se la empaló entera. Sentía su calor, su inmensa calidez dentro de ella. Alex notaba un cambio en cuanto al tamaño de su coño.

Había más holgura dentro, pero la fricción y las embestidas de ella suplían con amplitud este desfase. Ella se agitaba arriba y abajo cuando empezó a moverse de delante a atrás. El la cogía y chupaba sus tetas, lámienlo los pezones hasta que parecía que iban a sangrar de tanto lametón. Alex levantó su pelvis y los dos sabían que se correría en un momento. Luisa sintió su leche dentro de ella inundándola como nunca.

Desfallecidos por el esfuerzo se tumbaron desnudos en el sofá. Ella abrazada a él, sin decirse una palabra. Ya habría tiempo de eso. Pasado un rato Alex sintió que ella dormitaba encima de su pecho. Abrió los ojos y una sonrisa iluminó su rostro.

Que felicidad, follar con su mujer y encima ser amante de su mejor amiga y sin decírselo a Luisa.

Si hubiera podido se habría carcajeado, pero que más daba.

Alex seguiría con su engaño y podría disfrutar de su mujer y su amante secreta.