Mi Mujer y el Cura Mirón

Un sacerdote no paraba de mirar a mi bella mujer....

El pasado fin de semana asistí junto a mi mujer a un bautizo del hijo de un primo en un pueblo cercano. Al final de la ceremonia permanecimos en la iglesia puesto que se estaba muy bien con una temperatura muy fresca en comparación al calor que hacia en el exterior. Nos dimos una vuelta viendo la iglesia que era muy grande y bonita, en la zona central estaban los bancos y en los laterales había cuadros e imágenes religiosas, después de dar toda la vuelta llegamos al altar mayor comandado por una gran cruz de madera, en esto que se abrio una puerta y salio el cura que había oficiado la misa vestido de paisano, llevaba unos pantalones vaqueros, una camisa negra con las mangas remangadas y unos zapatos negros, tendría unos 50 años, al pasar cerca de nosotros se giro al ver a mi mujer,siguió avanzando y enseguida se dio la vuelta y regreso y volvió a mirar de reojo el culo de mi chica que estaba de espaldas.

Mi pareja se llama "Anabel" tiene 28 años, es alta 1.75, unos 65 kilos, pelo negro largo y piel blanca aunque ahora esta morena del verano, lo mejor que tiene es el culo saliente, piernas muy largas y bien torneadas, pechos pequeños pero duritos y un carácter muy fuerte y extrovertido y sobre todo muy segura de si misma.

Volvió a salir el sacerdote y se dirigió sonriendo a nosotros concretamente a

mi y nos pregunto que si nos gustaba la iglesia, le dijimos que si y empezó a

contarnos la historia de la iglesia, en que año se construyo, de que estilo

es, las reformas que a tenido y muchos más datos. La verdad es que a Anabel y

a mi nos importaba una mierda, pero el cura siguió contando y nos invitó a que

viéramos otra zona anexa a la iglesia, así que entramos por donde el había

salido y cruzamos un pasillo que más bien parecía un túnel super frió y oscuro

de piedra sin labrar tanto las paredes como el suelo, llegamos a una puerta que abrió con llave y entramos a una sala muy grande, que nos dijo que era la

sacristía, su lugar de trabajo y el salón de su casa.

Era una habitación enorme. Lo que más me llamó la atención al entrar era el

intenso y buen olor a madera y papel. El techo muy alto llegaría a los cinco metros, una de las paredes era una librería que llegaba casi hasta arriba, llena de libros antiguos, carpetas y archivadores apilados por años y colores, en otra de las paredes había una armario con cristales transparentes que tenia las túnicas de diversos colores del sacerdocio y ornamentos religiosos y cerca una pila bautismal. En otro lugar había una mesa de trabajo con 3 sillas, un ordenador y muy desordenada llena de papeles. En la parte más al fondo había un sofá de tres plazas y ambos lados otros dos más pequeños y enfrente una televisión de pequeñas pulgadas. En el suelo había varias alfombras y en otras zonas solo el suelo de madera. En medio de una de las paredes había una entrada que no tenía ni puerta en la que salimos a otro tunel muy parecido al anterior y entramos a un piso muy reducido, con una cocina y baño diminutos y tres habitaciones muy pequeñas con una cama un armario y una mesa con silla, nos contó que vivia ahí, que antiguamente llegaron a vivir tres sacerdotes, pero que ahora estaba el solo.

Volvimos a la sala, el sacerdote estaba nervioso venga frotarse las manos y tocandose la frente debia de tener calor. Me hacia gracia cuando se ponia al lado de mi novia por la gran diferencia de estatura entre ambos, el cura mediria entre 1.60-1.65 y mi novia mide 1.75, más los zapatos de tacon alto de auga de unos 8 centimetros pues casi 1.85, aunque el no se atrevia ni a mirarla solamente de reojo o cuando se daba una vuelta viendo la biblioteca.

Anabel iba vestida muy elegante, sensual y atrevida. Llevaba un vestido de color azul oscuro de estos que se ciñen al cuerpo que le llegaba hasta medio muslo, unos zapatos negros de tacón alto y un escote bajo, con un sujetador que te levanta las tetas y te las aprieta por los lados dejando un canalillo más que sugerente.

Nos invitó a que fueramos a la zona más alejada donde estaban los sofás nos sentamos en el sofá grande y el en uno lateral. Mi chica al ir a sentarse se subió un poco el vestido, al sentarse se le subió más y al cruzar las piernas todavía más, era un espectáculo ver sus bonitas piernas. El pobre cura intentaba ser amable y sacarme conversación y encontrar la forma de mirar a mi chica sin que nos diéramos cuenta. Se empeño en que probara un vino muy bueno que le había traído una feligresa, mi mujer como no bebe alcohol pidió agua, así que el cura se levanto y fue a por las bebidas, aprovechamos para reírnos, a mi me estaba gustando mucho la situación que se estaba produciendo así como el olor a madera y el aposento tan antiguo que estábamos. Al volver con el botellín de agua avanzo muy despacio hacia nosotros así podía mirar a mi chica sin levantar sospechas y al volver con la botella de vino y los dos vasos hizo lo mismo. En poco más de cinco minutos se bebió tres vasos de vino y yo dos.

Suena el móvil de Anabel, miró quien la llamaba dijo que era su amiga Maria se levanto y se alejó hasta la entrada del piso para hablar sin que la escuchásemos, por lo bajo que hablaba, por la risita contenida y porque miraba al cura supe de inmediato que le estaba contando lo que pasaba a su amiga.

Al lado justo de la puerta había un comodín o cómoda que llegaba como a un metro de altura, en esto que Anabel en un acto de atrevimiento sube la pierna derecha y la apoya encima del comodín viendosele completamente la pierna y dejando un más que sugerente espacio entre su vestido. El sacerdote al percatarse de la situación dio un sobresalto y empezó a mirarla dándose la vuelta puesto que el estaba a espaldas de ella, se lleno el vaso de vino otra vez y se lo bebió de golpe, se levantó y se dirigió hacia la puerta en esto cuando llega al lado de mi chica se agacha e increíblemente pasa por debajo de sus piernas, mi pareja y yo nos miramos muy extrañados en esto que aparece otra vez y vuelve a pasar otra vez por debajo. Llega el sacerdote al sofá y me dice "voy a por unas servilletas" se levanta y regresa hacia ella y vuelve a pasar por debajo, al poco tiempo aparece y por cuarta vez atraviesa por debajo las extraordinarias piernas de mi pareja.

Mi mujer que seguía hablando por teléfono se partía de risa, entonces con la chulería que tiene se sube el vestido todavía más por el lado derecho viendosele totalmente el tanga y la mayor parte del culo, el cura nervioso totalmente, no sabia ni lo que hacer apenas podía articular palabra, y yo ya tenía un calentón tremendo, se levanta y regresa una vez más hacia mi chica contemplandole su maravilloso culo y al pasar por debajo de sus piernas levanta la vista y mira viéndole las bragas negras,después de pasar se da la vuelta mete la cabeza debajo de las piernas mirando claramente y dice.....

-Señora, quiere otro botellín de agua?....mi mujer algo enfadada cuelga el móvil y le contesta...

-No. No quiero agua ni nada.

-Lo que usted ordene señora

-Lo único que quiero es que dejes de mirarme las bragas.

-Yo?...pero si no la he mirado

-Y que estás haciendo ahora?

-Es que tenido que pasar por debajo....

El cura se sienta de rodillas en el suelo, con los ojos desorbitados siguiendo mirando el extraordinario panorama que muy seguramente el no había visto en su vida.

-¿Y porque pases por debajo tienes que mirar??

-Perdoné fue sin querer.

-!Y ahora que pasa que sigues mirandome las bragas!

-Es que están encima de mi cara, si no estuvieran no las miraría.

-Yo pongo mis piernas donde me da la gana...te enteras mirón!

-Si señora usted puede hacer lo que quiera.

-Eso está más que claro que hago lo que me da la gana.

Teniendo en cuenta que el sacerdote cada vez estaba más nervioso y hundido, mi mujer bajo la pierna, pero al cura no le sentó bien.

-Señora por favor, se lo pido por favor, pongase usted como este más comoda.

-Tu lo único que quieres es verme el Tanga!

-No señora, lo que quiero es que usted este confortable en mi casa.

-Debería darte verguenza ser un vulgar voyeur.

-Que no señora, que solo mirare lo justo y necesario.

En un acto de chulería y soberbia mi mujer volvió a subir la pierna en la mesita, viendosele completamente el tanga tanto por delante como por detrás, el cura se quedo con la boca abierta impresionado y maravillado y solo llegó a decir tartamudeando y muy cohibido.

-Usted puede quedarse así todo el tiempo que quiera.

-¿Pero vas a dejar de mirarme, tonto más que tonto?

-No la miro señora, la admiro.

-Pues no me admires y deja de mirarme el culo!

-La admiraré hasta el fin de los tiempos.

-Eres un puto viejo verde salido.

-Solo soy un adorador de una Diosa de la belleza como usted.

-Tu lo que vas hacer es pajearte pensando en mi.

-Siempre pensare en usted, hasta que me muera.

Mi mujer bajo la pierna y me dijo vámonos que este personaje tiene muchas cosas que hacer. Llegamos a casa muy excitados y follamos de pie como bestias fue uno de los mejores polvos de nuestra vida.