Mi mujer, su puta 2
El chulazo de Frank sigue haciendo con mi mujer lo que le da la gana y para que sus planes lleguen a culminarse, el emputecimiento de mi nena tiene que ser notorio y mi humillación pública, para que así, no quede duda alguna de que él es el macho dominante, mi mujer, su puta y yo, el pobre marido cornudo.
Cuando llegamos a nuestra habitación, mi mujercita no tardó en quitarse sus ropas, primero los zapatos, luego el top y ya al final, su pantatoncillo blanco. Recordó que no tenía puesta la tanga con la que había empezado la noche, pero como ya no podía hacer nada por remediar lo obvio que era que estaba sin su prenda más íntima, hizo como si esa noche no la hubiese llevado o quizás pensaría que no repararía en ello. O tal vez fue que no le dió importancia y yo, para no dejarla en evidencia, hice como si no me hubiese dado cuenta.
Me dijo que estaba muy cansada, que la ganaba el sueño, que buenas noches, se puso un vestidito de dormir, uno de esos de tirantes finos bastante cortos, se acomodo de lado, se acurrucó un tanto y se quedó dormida a los pocos minutos.
Me quede contemplándola un buen rato. Tiene ese culazo imperial empinado hacia un lado por lo que su nalga derecha sobresale un poco.
Con precaución de no despertarla, la subo el vestido hasta conseguir ver la totalidad de sus posaderas. Es un culo celulítico y con bastantes y muy marcadas estrías que le nacen en la parte de atrás por encima de la cintura y se abren paso hasta llegar a la parte lateral de sus muslos atravesando de refilón sus nalgas como si de surcos se tratasen, pero esto, al contrario de lo que se podría pensar, hacen de su culo un manjar todavía mucho mas apetitoso de catar. Luego, sin tocarla y aprovechando de que se ha movido un poco hacia su lado y ha dejado su ojete a simple vista, me acerco por detrás y empiezo a olerla repetidas veces con mi nariz a 3 cm de su ano.
Por la mañana nos levanta Mari poco antes del mediodía y le dice que se de prisa, que nos estamos dejando las horas ahí encerrados, que Pedro, Carlos y sus mujeres no vienen con nosotros, que se han ido a un pueblo del interior bastante turístico y que Frank nos está esperando y que le ha mandado un regalito, que se lo pruebe y que en media hora nos vamos a una playita medio escondida en la que un amigo de Frank tiene un garito.
Mi nena se despereza, abre la bolsa que Frank la ha enviado y dice que es un cabrón, luego mira a su amiga y se rien como 2 niñas, la dice que ya sale y se va al baño.
Mari aprovecha para decirme que el plan de Frank sigue en marcha, que no me interponga y que haga como que no pasa nada, que se la va a follar en un bungalov que uno de sus amigos tiene en la playa y que ha hablado con él y que si me porto bien y no armo jaleo, tengo su palabra de que me dejará ser un expectador de lujo. Que mi mujercita desconoce que estoy al tanto de lo que está pasando entre ella y su macho, que no "la chafe" la historia, que la deje que tenga su polvazo y que el tiempo ya dirá.
Cuando mi nena sale del baño lleva puesto una diminuta tanga de un color fucsia bastante chillón, que es como mínimo, un par de tallas menos que la suya y que sa la va metiendo al culo de una forma bastante exagerada. El hijo puta de Frank va cunpliendo lo que Mari ya me había anticipado la noche anterior cuando me pilló mirando como Frank se follaba a mi mujer.
La prenda en cuestión es una tanga G String, con muy poca tela por delante y casi nada por detrás, va sujeta por dos tirantes muy finos que normalmente suben bastante de la cadera, pero que como la queda pequeña, a duras penas consigue subir por encima de sus gluteos. Se la acomoda lo mejor que puede, se pone un top blanco sin nada debajo, un pantaloncito de lycra amarillo pálido bastante apretado y unas zandalias de 10 cm. de plataforma. Está para levantar a un muerto de lo apretada que va y bien que lo sabe la muy puta, coge su bolsito playero y me dice que me vista, que se va a desayunar con Mari y Frank y que no tarde, que ya nos están esperando y se va en busca de su hombre moviendo el culazo de una forma exagerada y, cuando lo hace, me doy cuenta de que al caminar, la parte de la nalga de la pierna que deja atrás se la va saliendo del pantaloncillo tras cada paso.
Me visto lo más pronto posible y bajo, Frank me mira con cara de hijo puta, de chulo vencedor, dice que nos vayamos y sus palabras parecen más una orden que una invitación, toma a mi niña de la cintura, le dice que se siente a su lado, nos metemos en su BMW y en menos de 20 minutos estamos en la playa donde el amigo de Frank tiene el local.
El dueño es un tal Roy, un inglés rechoncho, bastante alto, como de unos 45 años mas o menos, que nos da la bienvenida y nos dice que nos pongamos cómodos. A Frank le dice que tiene unas amiguitas muy monas y que cómo le hace, que siempre está rodeado de hermosuras, pero que como estas dos, ninguna. Las chicas le rien la gracia, le dicen que no será para tanto y se empiezan a quitar las ropas que les sobran porque Roy, ni bien llegar, nos ha dicho que hoy es la fiesta de la tanga, que sobre las 6 empieza el concurso Miss tanga Playas de Ibiza 2010 y que todas las chicas tienen que ir con esa prenda, que si no tienen, que se pasen por el chiringuito que ha montado a un lado de la piscina y que se pillen alguno.
Nunca entenderé el absurdo que representa gastarse una pasta en montar una piscina a escasos 50 metros de la orilla del mar y menos aún, que las autoridades gubernamentales correspondientes te permitan hacerlo, pero el caso es que ahí estamos, Frank con un pequeño bañador que no disfraza en nada la buena proporción de su gran paquete, Mari con una tanga brasileña blanca con pequeños lunares rojos -ahora que me fijo, tiene un buen culo la zorra aunque su fuerte siga siendo las tetas-, mi niña, con la minúscula tanga que Frank le había regalado y que lleva metida entre la raja del culo y yo, con unas bermudas de surfista marca Billabong, largas hasta las rodillas, desentonando del resto de los asistentes y no si también del resto de los mortales..
Nos presentan a bastante gente; algunos amigos de Frank, otros, conocidos de Roy. Hay una rubita jovencita, como de unos 22 años, tetona y bastante mona que ni bien ha visto llegar a Frank se le ha acercado y le da un piquito de una forma descarada. El chulote le devuelve el beso con desgana, como un hijo puta sobrado, como quien no quierre la cosa. Nos sentamos con el grupo de la rubita, que después de presentarnos se que llama Rebeca. El cabrón de Frank, presenta a mi mujer como "mi amiguita Tere" dando un toque de sarcasmo chulesco a la entonación y a mí, como el marido de "su amiguita" y cuando lo hace, recuerdo las palabras que la noche anterior me había dicho Mari acerca de que el hijo puta de Frank, no sólo se volvería a follar a mi mujer, sino que también la iba a lucir como su puta ante sus amigos y me iba a humillar delante de todo el mundo y me pregunto si esto, el presentarnos de esta manera, acentuando lo de "su amiguita" y "el marido de su amiguita" no sería también parte del plan de humillación que Frank me tenía preparado.
A su vez, la tetona nos presenta a sus amigos, 5 chavales y 7 chicas de bastante buen ver, todas muy jovencitas, en top less y mostrando sus jóvenes culos cubiertos sólo por sus diminutas tangas sin ningún pudor. Uno de los chicos, el más joven, no deja de mirar el culo de mi mujercita y de comentar cosas con sus colegas.
Nos acomodamos en unas tumbonas que están muy cerca de la barra, Mari se pide un Bacardi, de esos que ya vienen mezclados y embotellados y a mi nena se le antoja lo mismo. Frank se ha pedido una Heineken y yo una coca cola, porque quiero estar lo más sobrio posible para no perderme nada de lo que ahí pueda pasar.
A los pocos minutos, llegan otros 4 amigotes de Frank, y traen también a sus mujeres, novias, amantes o lo que quiera que sean. De lo que si estoy seguro, es de que las tales Amanda, Laura, Esther y Ximena, tienen unas caras de putas que no las podrían ocultar ni bajo el hábito servicial de las dominicas del buen resguardo. De las cuatro, y aunque todas están muy buenas, la que más me llama la atención es Ximena, una morenita esbelta y de bellos razgos orientales que por única prenda lleva un minúsculo tanga de color azul cielo semi transparente, tan pequeño que por la parte de delante apenas le cubre el chocho y tiene que estar acomodándoselo a cada rato para que que sus labios vaginales no sobresalgan de la tela. No tiene un culo tan proporcionado como el de mi mujer, ni unas tetas enormes como las de la rubia tetona pero a cambio presenta una cinturita de avispa que muchas quinceañeras ya quisieran tener y, en general, tiene la apariencia de una bella colegiala que no ha ido a clases por irse de juerga con sus amigotes. Amanda tiene unas tetas medianas, como las de mi Tere, y su particularidad radica e un un par de pezones bastantes desarrollados coronando sus grandes aureolas negras. Laura es la más gordita, tiene un buen culo y lo muestra con descaro. Esther es la menos agraciada de cara, pero lo compensa con un cuerpo esbelto bastante bien proporcionado diría que a base de muchas horas de gimnasio. Los 4 amigos de Frank, son todos prototipos suyo: grandotes, musculosos, guaperas y chulos como unos hijos de puta.
Como a eso de las 3 mi nena ya se ha metido entre pecho y espalda 2 Bacardis, una caipirinha y un mojito cubano con doble de ron y va media borracha, mientras Mari, que después del segundo Bacardi y Frank que solo ha bebido una cerveza y 2 sin alcohol, no paran de vacilarla de quien sabe que cosa porque desde hace un cuarto de hora que se han ído a la barra del bar que está al lado de la piscina y yo me he quedado tumbado, aunque vigilante, mirando como el culazo de mi mujer se agiganta posado sobre la superficie del taburete sobre el que está sentada.
Hay unos tipos con gafas de sol no muy lejos de donde ellos están, que se han pedido algunas bebidas de difícil clasificación y que parecen no querer irse y que de vez en cuando, primero uno, luego otro, un tercero y hasta un cuarto, hacen el ademán de buscar a alguien con la mirada, pero yo se que le están mirando la tanga que tiene metida en toda la raja del culo y que parece desaparecer entre la voluminosidad de sus gluteos. La verdad es que no los culpo; yo, su marido cornudo, cornudo y consentidor, tampoco dejo de mirar como hipnotizado ese culazo que tantas veces me he comido, disfrutado, gozado hasta la saciedad, que incluso tengo que hacer esfuerzos supremos para no empalmarme en exceso y que sea evidente al resto de los presentes.
Como a eso de las 3 y media -joder, el tiempo pasa tan lento cuando no sabes que hacer con tu puta vida y el mundo pasa de tí- la tetona Rebeca ha vuelto a la carga y se ha llevado al chulazo de Frank de donde estaba con mi mujercita y Mari. Frank la lleva cojida de la cintura y cuando están a una distancia prudente, baja la mano y le soba el culo, con el dedo corazón de la mano derecha hundido entre las profundidades de sus pompas. Luego se meten al mar, juegan un poquito y sus siluetas se enborronan en la lejanía del horizonte marino. Así que Mari y mi Tere, con una cara de cabreo monumental, se vienen hasta donde estoy. Se tumba boca abajo en la tumbona que esta a mi lado, no me dice nada, le pregunto qué si tiene hambre, no me responde. Mari me mira, me hace un guiño, me estoy muriendo de celos de que mi mujercita se esté muriendo de celos de que el chulo de Frank la haya dejado para irse con la rubita; peor aún, me da rabia que no haga nada por disimularlo. Estoy por decirle algo cuando Mari me ve las intenciones y le dice "prestame a tu maridito, nos vamos a traer algunos canapés".
Cuando nos hemos ido, Mari me dice que Frank se quería pegar el lote con mi mujercita en la piscina y delante de todo el mundo y que como mi Tere no ha aceptado, se ha pegado un rebote y se ha ido con "la puta de la rubia" para darle celos. Que a la rubia esta es la go go de una de las disco de uno de los amigos de Frank y que se la folla donde quiere, como quiere y cuando quiere, pero que a muy seguro que hoy no lo hará, que su verdadera presa es Teresa y que tiene el capricho de lucirla delante de todos, follarla delante mío y que todos se enteren de lo puta que es mi mujer y de lo cornudo que soy yo. Cuando lo dice, me mira el paquete sin disimulo y se echa unas risitas burlonas y es que me he vuelto a empalmar como un adolescente de tan sólo imaginarlo.
Volvemos con dos fuentes: una de ibéricos y queso y la otra con rebanadas de panecillos de la isla huntados con diferentes cremas. Mi mujer se ha puesto de frente y está hablando con uno de los que antes no dejaban de mirarle el culo. Al vernos llegar, se despide dándole dos besitos en las mejillas, me echa una mirada como de burla, se entretiene unos segundos mirando las tetas de Mari y se va.
Al poco rato vuelve Frank, la rubita le da un pico casto y se vuelve a donde están sus amigas. Frank se nos acerca, está medio empalmado y como un chulo de mierda le dice a mi mujercita "cambia esa cara muñeca" y le coje de la mandíbula. Mi mujer se safa, le llama cabrón, que se aprovecha que su mujer no está para irse con la primera puta que se le pone a tiro. Frank se rie a media carcajada y como para que quede constancia, le pregunta delante mío, de sus amigotes y de sus amiguitas ¿no estarás celosa verdad?. Luego se rie, ahora a carcajada suelta, sus amigotes también, sus amiguitas lo mismo. Mi Tere le llama chulo de mierda, imbécil, cabrón, gilipollas, que qué se ha creído, pero no le quita la mirada de encima ni del bulto que se adivina debajo de su bañador. El chulazo le vuelve a cojer de la mandíbula, esta vez mi mujer no le aparta la mano ni hace nada por zafarse. Frank le aprieta un poquito la cara con su manota, le obliga a abrir la boca y, cuando lo consigue, le mete el mismo dedo que antes había estado en la raja del culo de la rubia y hace como que se la está follando, lo hace 4 o 5 veces ante las risitas burlonas de sus amigos y sus novias. Mi mujer se hace la digna, se levanta, lo encara, le va a pegar una hostia pero el chulote le coje el brazo y se lo lleva a la espalda, la levanta en peso del culo y se lanza con ella a la piscina. Mari me mira como con pena, "la chinita" Ximena se vuelve a acomodar la escasa tela de la tanga que se encarga de cubrirle el coño y como me ha visto que la estoy mirando, me guiña un ojo, se soba las tetas y se acurruca sobre su tumbona.
Algunos de los amigos de Frank le siguen el paso y se meten con sus novias, mujeres o lo que sean a la piscina donde mi mujer lucha por zafarse de las garras de su macho. Yo estoy tan embobado viendo como el chulazo de Frank hace con mi mujer lo quiere delante de todo el mundo que de los nervios me he zampado la bandeja entera de ibéricos a la vez que hago lo posible porque nadie note que tengo la polla tan dura que hasta me duele del roce con la bermuda.
Al fín, mi mujercita se logra zafar, sobretodo porque el chulote la ha dejado escabullirse y ahora le dice algo al oído, le come la oreja, le da un besito en la comisura de los labios que es casi un piquito: Mi Tere le sonríe, lo mira mimosa, le dice algo, no se lo que es, le devuelve el pico, le acaricia la mejilla con la punta de los dedos índice y pulgar, le hace un mohín precioso y sale de la piscina por el lado de la escalera.
Cuando lo hace, Frank se ha puesto detrás de ella bastante cerca y por un segundo el culazo de mi mujer roza con la cara de su amante. El hijo puta sopla, rebuzna, le da un cachete en la nalga izquierda, le guiña un ojo, se aleja nadando hasta la otra orilla y sale por el extremo opuesto de la piscina.
Yo estoy con un cabreo que no me lo puedo aguantar, la puta de mi mujer se está dejando hacer de todo por el chulo este como si yo no existiese y me está dejando en ridículo delante de todos, pero, al mismo tiempo, tengo un empalme de campeonato y se que en cuanto me toque me voy a correr como un colegial precoz que descubre la sección x de entre las revistas de su viejo.
Mi Tere se me acerca, me da un beso de tornillo como hace mucho que no me daba, se tiende sobre la tumbona y me pide que le ponga crema sobra la espalda. Lo hago. Cuando he acabado, me dice que también le frote por las piernas, luego el culo y cuando estoy por hacerlo, llega el hijo puta de Frank, sin mirarme ni decirme nada y sin nisiquiera reparar en mi presencia, le pregunta que si se lo puede poner él. Mi amorcito le dice que ya tardaba. El chulazo me quita la crema protectora de entre las manos, me echa una miradita burlona, agita el embase y al echarle la crema, con la crema, le dibuja sobre una nalga, la silueta de una polla que apunta amenazante sobre su ojete y unas cuantas gotas sueltas en la otra nalga que hacen las veces del semen esparcido.
Lo deja así unos segundos para que todos lo vean y le rían la gracia, para que quede constancia de que ella es su puta y el que está a su lado, a un metro escazo de distancia, osea yo, el marido cornudo que no hace nada cuando un chulo asqueroso soba a su mujer como le da la gana. Luego le restriega con vehemencia la crema que antes puso sobre sus pompas, le masajea las nalgas con maestría, como un experto, sin cortarse un pelo, hundiéndole, de vez en cuando, el dedo gordo en el ojete, sobándole el potorro, mirándome cuando lo hace, saboreando su victoria, humillándome delante de todos, y yo, tan excitado, que como el cabrón este no pare, voy a correrme sin necesidad de tocarme de un momento a otro.
Mi mujercita suspira, empina el culo, lo agiganta, se lo entrega deseosa, se que está cachonda, se que lo desea, que cuando este hijo puta le de la gana se la va a follar delante de todos y que, además, ella está contando los segundos para que eso ocurra.
Cuando Frank ha terminado, huele el dedo que antes le había pasado por el chocho y se lo lleva a la boca y para que todos lo oigan "estas saladita" le dice.
Mi mujercita voltea a mirarle, lo hace como una coleagiala enamorada que descubre el amor por primera vez, le llama chulote, canalla y otras cosas más que suenan groseras pero en tono amistoso, cómplice, de pareja, de marido y mujer, de macho y hembra, de chulo y puta.
Ahora que lo pienso, caigo en la cuenta de que el beso de cine que mi mujercita antes me había dado sin venir a cuento, era sólo parte del plan de hundimiento moral al que el chulo de Frank me está sometiendo, poniéndome así, en el punto de mira de todos, como al marido cornudo al que no le queda otra cosa que aceptar como su mujer se muere de las ganas por entregarse a otro a quien no soy capaz de enfrentarme y pararle los pies. Y está más decir que, llegados a este punto, somos el punto de referencia del garito y casi me parece que todos y en todo momento, nos están mirando.
A eso de las seis y cuarto, sobre una plataforma metálica al otro lado de la piscina, empieza el concurso que antes nos había mencionado Roy.
Hay 12 chicas, todas bastante jovencitas, suben al escenario con unos pantaloncitos de lycra de color blanco semitransparente y unos tops, también de lycra, con publicidad de las playas de Ibiza y de la discotecas patrocinadoras del evento.
La prueba consiste en encender al público masculino mediante bailecitos bastante provocativos mientras mantienen el equilibrio sobre esos tacones de aguja de 12 cm de plataforma, a la vez que se van desprendiendo de sus pocas ropas hasta quedar casi como Dios las trajo al mundo con sus diminutas tangas de hilo dental.
La tetona Rebeca ha participado y está entre una de las favoritas, pero la gran candidata es una morenita de rotundas caderas, con razgos árabes y larga cabellera azabache. Los pronósticos se cumplen y se lleva el galardón y los 3 mil euros en premios.
Mientras se ha producido el concurso y durante la larga media hora que este ha durado, el hijo puta de Frank se ha mentenido siempre y en todo momento al lado de mi mujercita, tomándola de la cintura por detrás, jugando con el hilo de su tanga, acariciándole ahí donde la espalda pierde su noble nombre. Y yo, detrás ,a medio palmo de ellos y empalmado como un enfermo, imaginando el culo de mi mujer en las manos de otro, en vez de esos otros culos del escenario en las mías.
Cuando se reparten los premios, las chicas se van con sus tangas rojas por donde llegaron y la gente se esparce, volvemos como ganado a donde antes estábamos. Cada uno con su mujer y Frank con la mía.
Mari se ha puesto a mi lado y para que la humillación sea mayor, me dice que Carlos, Pedro y sus mujeres acaban de llegar, me señala al lugar donde se han sentado, les saluda alzando la mano, trato de hacer lo mismo y de sonreir mientras lo hago pero no me sale, así que me dice que la acompañe, que me comporte, que deje de perseguir a mi mujercita por todos lados porque la estoy incomodando. Me lleva hacia un rincón del bar, me pide un cubata, se pide otro para ella y nos ponemos a hablar.
Me dice que lo que le está pasando a mi mujer con Frank es algo normal en todas las mujeres de su edad, que mi Rebe tiene 35 años y se encuentra en esos últimos años en que una mujer se siente atractiva ante un hombre y si ese hombre, es un guapísimo semental como Frank, bien dotado por naturaleza según le ha contado, era imposible que ella ni nadie se fuese a negar.
También me dice que no me coma la cabeza, que no es culpa mía, que de todos modos y por mucho que mi mujer me quisiera, que me quiere, Frank se la iba a terminar follando cómo, cuándo y dónde él quisiera, porque ella está encaprichada y enamorada de él. Que la deje disfrutar del pollón de un buen macho, que al fín y al cabo, Frank tiene muchas mujeres y más tarde o más temprano se terminará cansando de mi mujercita como antes ya se ha cansado de muchas otras, de la rubia tetona incluida, y que será entonces cuando tenga que aprovechar para reconquistarla, porque cuando Frank la deje, que la dejará, mi mujer va a sufrir de lo lindo y que ahí debo de estar yo, su marido, para demostrarle lo mucho que la amo y lo que estoy dispuesto a pelear por su amor.
Al terminar de oir lo que Mari acaba de decirme, bebo de un sorbo el cubata casi hasta la mitad, juego con mi dedo con uno de los hielos, con el que más sobresale y me hundo entre lágrimas como un niño pequeño entre los recuerdos del mundo que tenía hace apenas un par de semanas y el que tengo ahora.
Mari me ha dicho lo que yo ya sabía: mi mujer es la puta del chulo de Frank y lo será hasta que él así lo quiera.
Al verme llorar, Mari me abraza y acurruca mi cabeza casi sobre su pecho, seca mis lágrimas con sus dedos y besa mis ojos. Apuro mi cubata, me la quedo viendo las tetas, Mari se ha dado cuenta, saca de su bolso el top que traían puesto cuando llegamos al mediodía y se lo pone. Los pezones se la marcan de una forma muy excitante sobre la tela fina que lo cubre y, sin pensármelo dos veces, le pego un morreo desesperado mientras le manoseo los tetones, los dos y me cojo de ellos con mis dos manos como si se me fuese la vida en ello.
Reacciona pronto, me aparta, me dice que no me pase, que la respete, que entiende muy bien por lo que estoy pasando pero que de nada me sirve dar palos de ciego, que así no voy a ninguna parte y menos a recuperar a mi mujercita. Que volvamos a donde están Frank y Tere, pero cuando lo hacemos ya no están, se han ido.
Me pregunta que si estoy preparado para ver lo que han ído a hacer, que si me voy a comportar como una persona adulta y civilizada que soy y si no voy a armar jaleo en ningún momneto.
Le digo que a donde se han ido, que le prometo todo y más pero que me lleve con mi mujer, que no me haga suplicarle más, que haré lo que ella quiera pero que por favor me deje verla.
Son casi las 7 de la tarde y todavía quedan rastros del fuerte sol de junio. La brisa se esparce sobre todo el matorral, la humedad se cuela en los pulmones, ya no me quedan lágrimas que derramar, consigo controlar la ansiedad mientras sigo a pocos pasos los pasos de Mari sobre el camino de tierra y arena que desemboca en una típica casa ibizenca de 2 plantas a no más de 50 metros del garito de Roy, sobre un pequeño acantilado.
Me dice que no haga ruido, que apague el movil, lo hago. Saca de su bolso unas llaves anudadas a un un cordel metálico: con una abre la puerta principal, rodeamos la casa en silencio con la complicidad de la música que nos llega del garito y nos introducimos en ella por una puerta trasera, la del trastero, al que hemos entrado sólo corriendo el pestillo ya que no estaba hechada la llave.
Subimos a la segunda planta, Mari se lo piensa bien, la veo dudar, hay varias habitaciones y no sabe a cual dirigirse. En eso, las voces y risitas de los amantes le dan una buena pista. Abre una de las puertas, ahí no hay nadie, enciende una luz, me invita a entrar, entro: la habitación es una estancia mediana como de unos 20 m2. bastante iluminada, no tiene ni camas ni sofas ni libros, apenás un par de sillas plegables abiertas sobre un rincón y un gran ventanal desde la cual se atisba el mar, pero que mantiene las persianas bajadas hasta casi la mitad.
Al fondo, en lo que en una primera instancia parecería un gran espejo, se divisa la silueta de un hombre desnudo recostado sobre la cama con la polla apuntando al techo y a una mujer comiéndole los huevos mientras le pajea la verga con vehemencia; Mari me acerca una silla y me dice que me ponga cómodo, que hemos llegado a tiempo, que el show recién ha empezado y que esto va para largo.
Frank la coje de los pelos, la atrae hacia si, la come la boca de una forma salvaje, le hunde la lengua hasta la garganta. Mi mujercita se deja hacer, le dice que lo ama, que lo desea, que no hace otra cosa que pensar en él, que no puede vivir sin él. Frank la un cachete flojito, le dice que le chupe la polla, que lo haga con amor, que le coma la cabeza y que mientras lo hace que lo pajee con las dos manos. Mi mujercita, obediente, se mete el cabezón de esa enorme tranca todo lo que puede, lo chupa, lo besa, lo mima, le pasa la lengua por todo lo largo y ancho de su masculinidad y mientras, tal como le ha dicho su macho, le magrea la verga con sus dos manitas. En un momento determinado en que mi nena esta disfrutando de lo lindo con el rabo de ese macho, el hijo puta la coje de la cabeza y empuja de esta hacia él mientras levanta de su cadera con intención de que mi nena trague más carne de la que tiene metida en la boca, pero apenas consigue ganar un par más de centrimetros puesto que el grosor de su pollón se lo impide. La tiene atascada a su tranca como 12 o 15 segundos, mi nena se trata de zafar pero cualquier resistencia es inútil y, cuando ve que a mi mujercita le está faltando el aire, la suelta para que recupere un poco la compostura. Mi Tere respira de forma bastante agitada, el chulazo de Frank le vuelve a pegar otro cachete y le dice que vuelva a chupar, que se la trague todo lo que pueda y, cuando la ve golosa, disfrutando de su tranca, la vuelve a empalar la boca de una forma bastante grotesca. Otra vez la deja respirar, mi mujercita tiene la cara bastante desencajada y la boca y los labios llenos del preseminal de su hombre.
Le vuelve a cojer del pelo, le mira a los ojos, le dice que quiere que le huela el culo y que después, se lo coma, que le siga pajeando mientras le come el culo y que si lo hace bien, que a lo mejor deja a su mujer para irse con ella. El hijo de puta de Frank la está engatusando, mi nena lo sabe, pero no le contradice. Frank, así recostado sobre la cama como está, separa sus piernas, las recoje, le muestra el ojete y mi mujer se agacha hasta que su lengua se pierde en la entrada de su orificio anal.
Yo estoy justo enfrente de ellos, y la perspectiva que tengo de mi mujer comiéndole el culo a su macho, es inmejorable: con una mano le coje de la pollaza y se la pajea fuertemente, con la otra, le separa un poco las nalgas y se hace paso entre el culo rocoso y macizo de su hombre, mientras que su lengua hace el resto del trabajo.
Se lo come con amor, despacito, saboreando del sabor de su ano, hundiendo la lengua lo más que puede, tratando de complacerle de la mejor manera posible.
A tres metros frente a ellos, al otro lado del espejo, me masturbo mientras veo como mi mujer se desespera por complacer a su macho y, ahora que me doy cuenta, Mari se ha quitado el top, se ha corrido la tanga a un lado y está sentada sobre la otra silla, al lado mío, haciéndose un dedo con mucha intensidad. La veo suspirar, retorcerse entre leves gemidos con la respitración entrecortada aunque sin perder la entereza, se que dentro de poco tendrá un orgasmo, así que me aprovecho de la situación y le magreo las tetas mientras ella sigue aplicándose un buen masaje sobre el clítoris. Las estrujo, las beso, las chupo, le jalo de los pezones, los aprieto y al poco rato se esta corriendo de manera bastante abundante en un orgasmo que se prolonga durante un buen rato. Luego le pego un buen morreo, se deja, también se deja tocar el chocho, lo tiene mojadito y está depilado en su totalidad como el de una pre adolescente. Al poco rato me separa, me aparta y me dice que mire, que Frank se la va a follar.
En efecto, el chulazo de Frank ha cojido otra vez de los pelos a mi mujer y le ha dicho que se ponga a cuatro patas. Mi mujer lo hace, se pone como una perra, de perfil a donde le he estado sobando las tetas a su mejor amiga. Frank la coje de la cintura y sin levantarla, la gira hasta que su culazo queda justo frente a mí: el hijo puta este sabe que lo estoy viendo y como burla, me muestra el culo de mi mujer, el de su puta, en todo su esplendor, poco antes de disfrutarlo.
Mira al espejo y hace un giño, se coloca de rodillas con la polla justo delante de la boca de mi mujer y se la da a mamar. MIentras mi mujer le chupa, se inclina hacia adelante, le hace a un lado la tanga, le abre el chocho, jugando y jalando de sus labios mayores y la masturba el potorro muy fuertemente. Le soba las cachas, le abre las nalgas para que vea lo que se va a comer y como le chorrea el coño de lo excitada que está. La vuelve a meter dos dedos, luego tres, los tres centrales y la masturba hasta que hace que se corra.
Ohhhhh Ayyyyyyy asíiiiii así así papito asíiiii
Chupa puta chupa, no dejes de chupar.
Ayyyyyyy Ohhhhhh Ayyyyyyy me coorrrooooo, papito me corrrooo Ayyyyyyy que riiiicoooo papitiiitoo Ayyyyyy Ohhhhh Oooooohhhhhh Ahhhhhh Ayyyyyyy hummmmm.
Ni bien mi mujer acabó de correrse, el chulazo de Frank se levantó y se colocó justo detrás de ella: se la va a follar como a una perra, pero antes y de refilón, me muestra el pulgar hacia arriba como en señal de victoria. Mari se rie, se vuelve a masturbar sobándose los labios del coño con toda la plama de su mano y hundiendo, de vez en cuando ,dos dedos en su coñito. Con la otra se soba el clítoris o se aprieta las tetas.
Cuando vuelvo a ver a mi mujercita, Frank está justo encima de ella, apuntando con su enorme tranca sobre la entrada de su coño; le soba los labios con la cabezota, juega un poco, mi mujercita se retuerce, le dice que se la meta de una puta vez, que no aguanta más, que lo quiere sentir dentro, que quiere ser suya, su mujer, su hembra, su puta, su perra.
El chulazo de Frank, para humillarme, más aún, le dice que no se la mete si primero no dice que su marido es un gilipollas y un cornudo de mierda y mi nenita, desesperada, dice que soy un gilipollas y un cornudo de mierda, que sueña con que el día que los encuentre follando en nuestra propia habitación, que quiere que la preñe para poder enchufarme un hijo suyo, que lo ama, que le de polla, que su polla la vuelve loca, que.....no ha terminado de empezar la frase cuando el pollón de su macho se abre paso entre sus paredes vaginales y se inserta de un sólo estoque y por completo, en lo más profundo de su intimidad.
La vista que tengo es inmejorable; este tío es incombustible, la folla con rudeza sacando casi por completo la polla de entre sus entrañas para volvérsela a clavar al ritmo de unos bombeos salvajes que parecen no tener fín. A los pocos minutos, 5 o 6, mi mujer empieza a contorsonearse, hace fricción pegando el culazo a la pelvis de su macho tratando de aumentar la penetración, le aprieta la pollaza con el coño, hace círculos con el culote, lo empina, se retuerce, se endereza sin dejar de hacer pompa, se coje de las caderas de su macho y se corre como una perra entre gritos exagerados: nunca la había visto así, es más, esos orgasmos sólo los creía posibles en las calenturientas imaginaciones de un director de cine porno.
Ayyyyyy Ooohhhhhhh Paaaapiiii ohhhhh así así asíiiii pollón asíiiiii ahhhhhh Ohhhhhh hummmm dame fuerte, dale, rómpeme el chocho con tu vergón ahhhhhhh ohhhh
Joder, que gritona eres puta, ¿Te gusta que te follen duro verdad puta?
Síiii sí papiitooo síiii Ahhhhhh mete así ahhhhhh húndeme todo tu bombón, reviéntame con tu bombón ahhhhh ohhhhhhh
Toma puta toma ohhhh ahhhh tomaaaa puta, puta, putona.
La coge fuértemente de las caderas, la vuelve a tumbar hacia delante, con una mano, le obliga a hundir la cabeza sobre el colchón, con la otra, le da un par de azotes brutales en el culazo, una en cada nalga y, cuando la tiene completamente sometida a su total antojo, empieza un mete y saca brutal que no cesa hasta que consigue arrancarle un nuevo orgasmo.
- OHhhhhhhhh Ayyyyyyyyy OHhhhhhhhhhh asíiiiiiiiiiiii asíiiiiiiiii papiiiitooooo riiiicooooooo asíiiiiiii dale, dale, hummmmmmm ahhhhhhh, bombeeeaaaa ahhhhhhhh, meeeee coorrrrrooooo ahyyyyyyyyyyy ayyyyyyyyyy ayyyyyyyyy ohhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhh ayyyyyyyyy hummmmmmmmmm ohhhhhh asíiiiiii queeeee riiiicoooooooo ayyyyyyyy ohhhhhhh meee coooorrroooo vergóooooonnnnnn ahhhhhhhhhh quueee riiicoooooo ahhhhhhh ohhhhhh ahhhhhh ayyyyyyyyyy hummmmmmm
Fue el orgasmo más largo que he visto jamás, el hijo puta de Frank no dejaba de taladrarla con rabia y mi mujercita no paraba de correrse, encadenando un orgasmo detrás de otro, casi tan pronto como terminaba uno empezaba el otro.
Mientras, yo me había corrido hace un buen rato, al poco que Frank empaló a mi mujercita, pero ahora estaba otra vez empalmado como un chiquillo que se asoma ante una ventana y ve como se follan de lo lindo a una bella señora de 35 años.
Mi mujer se sigue corriendo como una perra y ya he perdido la cuenta de los polvos que lleva, sólo se que este macho le está dando la follada de su vida y que le va a dejar el coño como el tunel de Guadarrama como siga dándole así de duro.
Cuando cree que ha tenido suficiente se la saca, le vuelve a colocar el pollón delante de la cara y se la da a mamar. Tiene esa pollaza enorme como un bate de beisbol, embarrada de las corridas de mi mujer, de su flujo y de su propio preseminal, apuntando como una lanza hacia el cielo a punto de ser lanzada contra el enemigo. Esta vez se acomada de pie sobre la cama, mi mujer sigue a cuatro patas, como una perra, como la perra que es, empinando el culo lo más que puede como su macho le ha pedido.
El hijo puta de Frank no deja de mirar al espejo, sabedor de que yo también debo de estar disfrutando de la follada que le está dando a mi nenita, matándome a pajas mientras el cata los orgasmos de mi mujer, mientras tras cada polvo se hace más macho de esa hembra que antes era mía y yo, paso a ser el desgraciado e insignificante marido que no pinta más que para asumir sus cuernos con la mayor dignidad que me sea posible.
Mi mujercita se la mama por un buen rato, se entretiene jugando con sus huevos mientras le chupa la cabezota, acariciendo las fornidas nalgas de su macho mientras lo hace, haciéndose a ellas para aumentar la profundidad de la chupada. Se está dejando la boca en esa mamada.
El chulazo la vuelve a jalar de los pelos, la lleva hasta el borde de la cama que da justo frente del "espejo- ventana" detrás del cual me encuentro, en la habitación contigua .
Se sienta, le da la vuelta, la acomada encima suyo y se la vuelve a clavar entera hasta que sus huevos rozan con las pompas de mi esposa. La coge de los muslos, los abre y se levanta con mi mujercita ensartada en la totalidad de su polla.
Mi nena berrea, se queja, grita, le dice que la hace daño, que la está matando, que la raja, que la parte en dos, que le revienta el coño, que se corre, que no deje de darle polla, que quiere que se la folle duro delante mío y cuando lo dice, se vuelve a correr haciéndose del cuello de su macho para no caer.
Mi mujercita ya se ha corrido pero el hijo puta de Frank es impasible y la sigue bombeando sin misericordia.
Desde donde estoy, pajeándome como un loco, como el mandril débil de la manada, puedo observar la fortaleza física del macho del que mi mujer ha caído enamorada como una quinceañera de cuarto de secundaria. La tiene empotrada con esa enorme estaca hundida por completo en su feminidad, bombeándola sin freno, levantándola de las nalgas hasta sacarle casi por completo la pollaza para volver a ensartarla sin contemplación. Y yo, frente a ellos, apurando mi paja y haciendo esfuerzos supremos para no correrme por tercera vez.
El hijo puta de Frank le pregunta si es cierto que quiere que se la folle delante mío y mi nenita le dice que si, que antes le daba pena por el daño que podría hacerme pero que ahora le da igual, que lo ama, que me detesta, que se quiere divorciar para irse a vivir con él.
Cuando lo dice, el chulazo le saca la pollaza, le da la vuelta, la levanta en peso con el culazo de mi mujer sobre uno de sus hombros y se la trae hasta la habitación donde estamos Mari y yo.
Ella todavía no se ha dado cuenta de nuestra presencia porque esta de espaldas. El chulo la baja como se baja a un bulto cualquiera, mi nena se acomoda el pelo, nos ve, me ve con las bermudas bajadas hasta las rodillas, ve a Mari como Dios la trajo al mundo, ve el chorro de mi semen sobre el suelo frente al espejo y, a traves de este, la otra habitación, la cama sobre la que se había vuelto a entregar a su hombre.
Se cubre la cara, el chocho, las tetas, me llama hijo de puta, cabrón, desgraciado y otras cosas más. Está avergonzada, le saltan las lágrimas.
El hijo puta de Frank no sólo me está humillando delante de sus conocidos, de los míos, de mi mujer y de su mejor amiga sino que también la humilla a ella.
La vuelve a jalar de los pelos, la limpia las lágrimas, la besa con pasión, mi mujercita se deja hacer, le come la boca, lo mira con amor.
El chulazo le dice algo al oído, luego, dirigiéndose a mi "Oye tú, maricón de mierda ¿Quiéres ver cómo se folla a una puta?
Al decir esto, Frank la vuelve a levantar, esta vez con los dos brazos. La tiene sujeta del culazo con una mano y con la otra le soba una teta. Salen de la habitación, bajan las escaleras. Me subo las bermudas y los sigo a poca distancia. Mari se ha quedado dentro vistiéndose, me ha dicho que la espere, pero no lo he hecho caso, sino que los sigo a escazos 4 metros.
Mi mujercita le ha rodeado mimosa los brazos por su cuello, le da piquitos, le come la oreja, me mira con desprecio, con pena, pero es sólo un segundo, luego vuelve a sumerjirse en los labios de su macho mientras este la lleva a traves del jardín.
Abre la puerta de la casa, salen fuera. Mi mujercita le pregunta que a dónde la lleva, que la baje, que los van a ver. El chulazo le dice que se deje de tonterias, que si quiere ser su puta que lo acepte con todas las consecuencias. Mi nena intenta zafarse, soltarse de entre las garras de ese chulo, pero cualquier intento es en vano, Frank es demasiado fuerte. Me mira como pidiendo auxilio, pero estoy tan embobado - y empalmado- con lo que creo que Frank está tramando que no hago nada por ayudarla.
La lleva hasta una de las tumbonas al lado de la piscina, la gente nos está viendo, se acerca y hace corro alrrededor nuestro.
Son como las ocho de la tarde pero todavía hay suficiente luz como para que el espectáculo que quiere montar Frank sea evidente ante todos.
La pone boca abajo, con el culazo empinado y la cadera bien arqueada haciendo una pompa impresionante. Mi nena ya no opone resistencia, es como una muñeca de trapo en manos de su titiritero. Le hace la tanga a un lado, le apunta el pollón a la entrada del potorro, me mira y, para que todos lo oigan, me dice "cornudo de mierda, así es cómo se folla a una puta" y se la mete hasta el fondo sin contemplación.
El chulazo de Frank le está dando un mete y saca de campeonato, la esta partiendo con esta follada, la está rajando. La folla con rabia, con furia, con embestidas de toro tan brutales, que a veces me da la sensación de que en cualquier momento la va a descaderar.
Se la mete duro durante 8 o 10 minutos, Mari ha llegado y se ha puesto a mi lado, sus otros socios también. Pero yo estoy en otro mundo complatemente aparte de ellos, uno, en el que no hago otra cosa que disfrutar de los alaridos de mi mujer y de contar sus corridas.
Al poco rato, el chulazo apura las últimas embestidas, la coge fuertemente de las caderas, la empala con brutalidad y se corre en abuandancia entre sus jadeos deseperados y las risitas cómplices de los presentes.
Ha sido una corrida de semental y cuando se ha terminado de basear por completo, llenándole el coño con la última gota de su semilla, le saca la pollaza de un sólo tirón, y cuando lo hace, gran parte del semen de dentro de su coño sale y le resbala por entre los muslos.
El chulazo le quita la tanga, lo huele, lo utiliza para limpiarse la polla y luego, el coño de mi mujer. Cuando ha terminado de limpiarla me arroja la tanga, levanta a mi nena, le pega un morreo de tornillo y se la lleva sobre su hombro con su culazo a la vista de todo el mundo.
Estoy en medio de todo el gentío y se que todos me están viendo, que están disfrutrando con mi humillación, que celebran la victoria de ese otro macho sobre el marido cornudo, débil y cobarde que no hace nada por impedir que un chulo de mierda se folle a su mujer delante de todos. Pero no me importa, lo único que me he preocupa es que he perdido a mi mujer, a la madre de mis hijas, que no volverá a ser mía y que ahora es propiedad de ese otro macho del que se ha enamorado.
Guardo la tanga de mi mujer en uno de los bolsillos y salgo sin rumbo fijo con decenas de miradas clavadas tras las espaldas de mi tiste persona.
Me gustaría seguir contándoles que es lo que pasó en los momentos inmediátamente posteriores, pero para hacerlo, tendría que mentirles y falsear los hechos verdaderos de mi historia. Sólo he de apuntar que desperté 6 días después en la cama de un hospital.
He dejado atrás los cuidados intensivos de la sala de emergencia y me recupero de mis heridas de forma satisfactoria, o por lo menos, eso es lo que dice el médico que me atiende y, mientras tanto, paso el rato escribiendo lo primero que se me ocurre en un pequeño ordenador portatil que muy amablemente, una de las enfermeras, Jimena creo que se llama, me ha prestado a cambio de que le cuente, en primera persona, el relato de los hechos que hoy, casi 4 meses después, doy por terminado.