Mi mujer, su amigo y yo

De como mi mujer hizo realidad su fantasía de follar con dos hombres a la vez.

MI MUJER, SU AMIGO Y YO.

(De cómo mi mujer disfrutó de su amigo y de mí, algo que había deseado siempre).

Hola, no voy a desvelar mi nombre, por lo que utilizaré Pk.

Esta historia ocurrió cuando aún estaba casado con mi ex mujer, a la que llamaré Rk. Hace aproximadamente dos años. Entonces yo tenía 30 años y ella 27.

Rk. siempre ha sido una mujer muy sensual y muy sexual. El sexo le ha encantado siempre, y el experimentar ha sido una constante desde que nos conocemos. Ella es de pelo negro como el azabache, liso, con una piel blanca como la leche, que siempre se ha procurado cuidar de que estuviese así. No ha sido nunca especialmente deportista, pero siempre le ha encantado bailar, y gracias a eso ha mantenido siempre un cuerpo firme. Su cuerpo es la delicia de los dioses, y mi obsesión desde que la conocí: mide 1,70 y tiene unos pechos preciosos, grandes y firmes, desafiando a la gravedad; su cintura estrecha y un culo que responde a las fantasías de la mayoría de los hombres, firme y en sus sitio y perfectamente proporcionado a sus medidas.

Desde que nos casamos, e incluso antes, le ha gustado excitarme contándome sus fantasía eróticas y algunas cosas que no eran precisamente fantasías, sino experiencias que ella había tenido (cuando la conocí había disfrutado de muchos hombres y de alguna que otra mujer; se inició en el sexo siendo muy joven, con catorce años).

Entre algunas de sus fantasías estaba la de hacérselo con dos hombres a la vez (porque alguna vez ya había disfrutado de un hombre junto a una amiga suya). En muchas ocasiones, mientras la masturbaba, me pedía que le contara como sería la experiencia de que la follara otro hombre y yo; y eso la ponía a cien, haciendo que de su coño fluyeran los jugos como de una fuente.

Alguna vez me preguntaba con qué tío me gustaría que nos montásemos un trío; a lo que yo contestaba que tenía muchas dudas sobre si prefería que fuese un desconocido, con lo que no habría ninguna implicación sentimental, o por otro lado, que fuese un conocido, por la confianza que podíamos tener para planteárselo y para llevar la fantasía a buen término.

Así pasaban las semanas y nuestra vida sexual seguía a pleno rendimiento. He de reconocer que Rk. Siempre ha sido muy fogosa y que si por ella fuese lo haríamos más de una vez al día, con lo que nuestro tiempo libre prácticamente lo dedicamos a satisfacer nuestros deseos carnales.

Un viernes me comentó que le había llamado su amigo At., que ahora vivía fuera de nuestra ciudad, al que yo conocía de varias visitas que habíamos tenido, y en alguna ocasión había estado cenando en casa con su novia.

Me comentó que iba a pasar el fin de semana en la ciudad y que teníamos que quedar los tres para salir a cenar, de copas y recuperar algo del tiempo perdido en estos meses sin vernos. A lo que mi mujer le comentó que podía venir a dormir a casa, con lo que no tendría que gastarse el dinero en ningún hotel, y así tendríamos más tiempo para estar juntos. En ese momento yo no me imaginaba nada de lo que más tarde ocurriría, y mi mujer me comentó después que no lo había hecho con ninguna intención, sino que fue un gesto hospitalario.

Cuando llegó At. A la ciudad fui a buscarlo a la estación ya que mi mujer estaba trabajando hasta la noche. Aprovechamos para ponernos al día, (porque aunque es amigo de mi mujer, nosotros hemos sido bastante confidentes desde que nos conocemos). Me comentó que le iba fenomenal con su novia, a la que yo conocía de alguna otra ocasión, y que por cierto no estaba nada mal. Yo le comenté que estábamos felices y como nunca en todos los aspectos de la relación.

En ocasiones habíamos hablado de sexo At. y yo, ya que el ha sido siempre una persona muy liberal y con un punto de morbo que para mí hubiese querido en alguna que otra ocasión; todavía recuerdo una vez en una discoteca en la que vino un tío que quería bailar con su novia y le dijo que no había problema si antes le daba un morreo a él; teníais que ver la cara que puso el otro tío.

El caso es que estuvimos tomando unas cervezas antes de ir a casa y hablando de trabajo, dinero, mujeres, etc.

Cuando llegamos justo acababa de llegar mi mujer que saludó efusivamente a At., casi colgándose de su cuello, a lo que éste comentó que no siguiese así que con el roce de sus pechos se iba a poner muy malo (la verdad es que no cambiaba en su manera de ser).

Rk. Dijo que iba a preparar algo de picar para la cena y que nos pusiésemos cómodos en el salón. Ella aprovechó para cambiarse de ropa y ponerse el pijama para andar por casa; pero me sorprendió un poco que se pusiese uno se raso, que a pesar de ser largo de piernas y de manga larga, marcaba bastante su figura, como podía recordar de alguna otra ocasión. Y además me pareció observar que no llevaba sujetador, algo que no suele hacer nunca, porque dice que es bueno llevarlo para que el pecho no se caiga y se mantenga como lo tiene ella. El caso es que no le di importancia al tema, ya que tampoco era inusual que se pusiese ese pijama.

Estuvimos picando algo para cenar, aunque fue bastante frugal, y bebiendo buen vino de Rioja. La conversación fue discurriendo por los temas habituales: trabajo, salud, su novia, nuestra relación, y por supuesto el sexo. At. nos estuvo comentando como le iba con su novia, y lo contento que estaba de que accediese a alguna de sus morbosas peticiones. Entonces nos comentó que una ocasión su mujer estaba en un pub bailando mientras él pedía en la barra y que vio como se le acercaban dos tíos con toda la intención de ligársela y que se le pasó por la cabeza la idea de comentarles que si querían irse a la cama con ella que no había problema, pero que él era su chulo y que tenían que pagar; nos comentaba que la cara de su novia era un poema, pero que lejos de amedrentarse siguió con el juego y al final acabaron follándosela los dos con el delante con la excusa de evitar posibles abusos; nos comentó que le excitó muchísimo y que había pensado en buscar a otro tío para hacerlo con su novia, pero participando él.

La verdad es que mi mujer y yo nos miramos a los ojos y nos echamos a reír a la vez; At. se quedó mirándonos y tuvimos que explicarle que desde no hacía mucho nos rondaba la idea de mantener relaciones sexuales con otro tío.

El se quedó un poco extrañado, porque aunque sabía de la fogosidad de mi mujer, no pensaba que yo pudiese aceptarlo, porque en el fondo soy algo posesivo, aunque intente disimularlo.

También le comenté mis dudas sobre con quien realizar esa fantasía de mi mujer; a lo que él me contestó que cuando vio a su novia eran dos extraños, y que en el fondo le hubiese apetecido que hubiese sido alguien conocido.

La conversación se quedó ahí parada mientras recogíamos la mesa y nos fuimos al salón, donde seguimos charlando de otros temas mientras nos tomábamos unas copas.

Según avanzaba la noche las copas parece que desataron nuestras lenguas y volvimos al sexo como tema de conversación, pero en esta ocasión fue mi mujer quien tomó la iniciativa pidiéndole a At. que le relatase la experiencia de su novia; éste nos la fue contando con todo lujo de detalles (algún día le pediré permiso y os la contaré a vosotros), con tantos que yo noté como mi mujer se estaba excitando al oírla; y es que le encanta oír historias sexuales.

A pesar de llevar sujetador pude notar como se le notaban sus preciosos pezones por debajo del pijama de raso; y me imagino que At. lo notó también porque mientras contaba la historia no paraba de mirarle a su escote.

En esto mi mujer directamente nos comentó que se había puesto muy cachonda y que se le estaba pasando por la cabeza la idea de disfrutar de dos hombres a la vez y nos preguntó si teníamos algún problema en que esa noche pudiese realizar una de sus fantasías.

At. y yo nos quedamos mirando, sobre todo él que no sabía cual iba a ser mi reacción, ya que él no tenía ninguna duda de que estaba dispuesto a hacer realidad la fantasía de Rk.

Yo me quedé mirando a mi mujer y sus ojos me suplicaban que siguiese adelante, aunque más que sus ojos fue su pijama empapado en la entrepierna lo que me dijo que era la oportunidad de satisfacer a mi mujer; y a la vez egoístamente pensaba que eso daría pie a que ella hiciera realidad alguna de las mías.

Le dije que por mí adelante; y entonces ella dijo que como era su fantasía iba a llevar la voz cantante, y que se encargaría de dirigir todas las maniobras de la noche. A lo que los dos aceptamos encantados.

Mi mujer dijo que nos sentásemos en el sofá uno al lado del otro, que nos iba a deleitar con un striptease, y vaya que si nos deleitó. Yo ya sabía de lo que era capaz y At. se lo imaginaba porque ya la había visto bailar y alguna vez me comentó que si se movía igual en todos los sitios que era un hombre afortunado.

Fue quitándose primero el pantalón del pijama dejándolo caer despacio, pero la camisola aún le tapaba su tanga (siempre utiliza tangas) y nos quedamos con ganas de más; así que desatándose los botones lentamente acabó por quitarse la camisola dejándonos ver ese precioso culo que tiene a través de su tanga y contemplando como sus pechos luchaban por salir del sujetador mientras los pezones querían perforarlo.

Para entonces At. y yo teníamos un considerable bulto que asomaba por los pantalones. Ella nos lo hizo saber diciendo que se encontraba cada vez más excitada.

Se puso a contonearse sensualmente mientras se quitaba el sujetador y nos dejaba ver sus preciosas tetas. Nosotros estábamos que no podíamos más y ella se dio cuenta, así que nos ordenó que nos bajásemos los pantalones y los calzoncillos y que empezásemos a masturbarnos mientras ella se acariciaba las tetas vigorosamente. Pude ver como la polla de At. estaba muy curvada hacia arriba, lo que no había visto antes; entonces Rk. me dijo que en alguna ocasión At. le había comentado la curvatura de su curva y los prodigios que realizaba esa curvatura en el coño de su novia.

At. exclamó: "que tiesas tienes las tetas para lo grandes que son"

Rk. Se soltó las manos de las tetas y las dejó bailando delante de nuestros rostros. Su firmeza y su vaivén nos estaba poniendo a cien.

Entonces ella empezó a tocarse por debajo de la tanga; metiéndose un dedo y sacándolo lleno de sus jugos, y llevándoselo a la boca lo chupó mientras nos decía: "está en su punto, ahora os toca a vosotros probarlo". Y entonces se metió dos dedos de cada mano y nos los pasó por los labios y la boca mientras los dos chupábamos desesperados sus jugos. Para entonces habíamos parado de masturbarnos porque si no nos íbamos a correr inmediatamente.

Después de eso ella se quitó la tanga y nos dejó ver su coño perfectamente depilado; a mí me dejó sorprendido, puesto que el día anterior lo tenía con su suave vello púbico. Entonces al ver mi cara me dijo que se lo había afeitado mientras preparaba la cena. La muy cachonda ya estaba preparando entonces lo que iba a pasar después.

Podíamos ver perfectamente como resbalaban su flujos vaginales por sus piernas. Estaba que no podía más; entonces se acercó a At. y se arrodilló delante de él en el suelo poniendo un cojín para no hacerse daño en las rodilla y le cogió su polla por la base, se veía su curvatura y empezó a lamerle el glande con su lengua y a recorrer toda su polla chupando desde abajo hasta arriba (he de reconocer que mi mujer la chupa como nadie en este mundo, y además le encanta, sobre todo notar el semen caliente en su boca).

Mientras yo miraba, con algunos celos he de reconocer, le dijo a At. que se reclinase un poco más en el sofá y que levantase las piernas, que quería chuparle el ano, y así lo hizo, lo que le encantó a At., mientras se la seguía meneando de arriba abajo sin compasión. Y cuando parecía que iba a correrse se paró y le dijo que no era hora.

Entonces se levantó y me dijo, no tengas envidia que también tengo para ti y se puso a chuparme la polla que estaba a punto de estallar mientras me metía un dedo en el culo; ella sabe que eso me encanta. A mí me llevó también al borde del éxtasis y ahí me cortó también.

Parecía estar disfrutando haciéndonos sufrir. Pero para rematarlo nos dijo que nos quedásemos quietos y salió del salón, al poco volvió con un bote de vaselina y se quedó mirando con cara de viciosa y empezó a moverse sensualmente mientras cogía un poco de vaselina en el dedo y abriendo sus nalgas con una mano se empezaba a meter el dedo en su ano; le pedí que se diera la vuelta para poder ver como se introducía el dedo y ella se volvió dejándonos ver como su dedo entraba y salía de su precioso ojete.

Entonces yo no aguanté más y me lancé, le quité su dedo y con el mío untado de vaselina se lo introduje hasta el fondo. Ella no hacía más que gemir de placer y animó a At. a que hiciese lo mismo; y entonces empezó a gemir más fuerte cuando le introdujimos un dedo cada uno, estaba disfrutando a tope.

Nos dijo que seguía mandando ella y que empezásemos a meterle dedos en el coño, a lo que nosotros obedecimos inmediatamente. At. me comentó que no había tocado un coño más húmedo en su vida. La verdad es que verme con At. metiéndole mano a mi mujer me estaba poniendo más cachondo de lo que podía pensar.

Entonces Rk. dijo que quería que At. se pusiese debajo de ella y le comiese su "chochito" mientras yo le comía su ojete. Así que obedecimos y At. le hizo una comida inolvidable según me comentó ella más tarde, mientras yo le metía toda mi lengua, y la tengo bastante larga, en su ojete. Estaba disfrutando a tope y enseguida se vino, corriéndose como no la había visto nunca. Le temblaban las piernas, que parecía que se iba a caer, aunque At. la sujetaba con su boca hundida en su coño.

Después de esto nos cogió a los dos de las pollas y nos llevó al dormitorio y me mandó tumbarme. Me dijo: "tu polla ya ha probado mi culo alguna vez, así que es hora de que conozca otras pollas".

Entonces cuando estaba tumbado ella se puso encima mío de rodillas y empezó a rozar mi verga con su coño; me estaba poniendo malo de sufrimiento; entonces cogió mi polla por la base, la agarró fuerte y se la introdujo de golpe hasta que mis cojones hicieron tope en su coño. Había entrado sin ninguna dificultad, como era de esperar.

Entonces le dijo a At.: "quiero que me folles el culo con esa polla tan curvada, quiero notar como me roza lo más posible".

At. se subió a la cama y dirigió su verga hacia el orificio de mi mujer; entonces ésta le dijo: "no quiero que me la metas todavía, quiero que me pases la punta de tu polla por el ojete, pero sin meterla, quiero notar su roce".

Eso es lo que At. hizo sin rechistar y le empezó a rozar el ojete con su polla mientras mi mujer ponía sus tetas en mi cara y me decía: "cómetelas todas, chúpamelas hasta que revienten mis pezones". Yo no lo dudé y le chupé las tetas como si fuese lo último que iba a hacer en este mundo.

Entonces mi mujer se puso más cachonda todavía y le dijo a At. que le metiese la polla en el culo de golpe, que no quería suavidades; así que éste apuntó a su orificio y de un solo empujón se la metió toda.

Pude ver claramente la expresión de placer de mi mujer cuando notó toda la polla dentro de su culo y empezó a gemir y a gritar. Entonces le dije a At. que culease a la vez que yo para que mi mujer se sintiese bien follada a la vez.

Empezamos un vaivén conjunto de empujones que la llevaron al clímax más fuerte que había podido verle disfrutar.

Entonces nos gritó que quería que nos corriésemos inmediatamente y fue At. el primero en llenarle el culo de su leche caliente, a lo que mi mujer me dijo: "acaba de llenarme el culo de leche, haz tu lo mismo con mi coño". Inmediatamente me corrí como no lo había hecho nunca, creo que tuve cinco o seis espasmos que llenaron el coño de mi mujercita.

Entonces sacamos nuestras pollas medio flácidas y observamos como quedaba ella tumbada con sus dos agujeros bien abiertos.

Entonces At. se levantó, pero mi mujer reaccionó diciendo que esto no había terminado.

Nos quedamos mirando los tres y ella nos dijo que todavía tenía una fantasía más y me dijo: "quiero que os deis por culo mutuamente".

Mi cara reflejaba mi asombro más absoluto, sin embargo At., con lo morboso que era, casi ni se inmutó. A lo que yo le pregunté si lo había hecho alguna vez, y me contestó que no.

Entonces le preguntamos a mi mujer por qué quería vernos así, a lo que nos contestó que pensaba que si nos gustaba que nos metiese un dedo en el culo mientras nos chupaba la polla, que seguramente nos gustaría tener una polla en el culo.

Mi mujer cogió la vaselina y ordenó a At. que se pusiese tumbado boca arriba y que levantase las piernas, entonces le llenó el culo de vaselina y su polla se puso dura como antes, entonces me chupó mi polla y le dio un masaje con la vaselina.

En esa posición de nuestro amigo boca arriba me puse encima y mi mujer me cogió la polla para acercarla al ano de At.; al contrario de lo que pensaba, no bajó la erección, sino que se me puso más dura aún. Entonces mi mujer me la introdujo en el culo de At. muy despacito, recreándose en la cara mezcla de placer y dolor que éste tenía, y que en cuanto le introduje la polla cambió a ser de auténtico placer.

La sensación que yo tenía era muy parecida a otras ocasiones en las que le había dado por el culo a mi mujer y empecé a disfrutar bombeando su culo. Mientras mi mujer empezó a chuparle la polla a At. y no tardó ni tres minutos en correrse en su boca. Yo al ver como resbalaba el semen por la comisura de sus labios no aguanté más y me corrí en el culo de At.; entonces saqué mi polla y Rk. empezó a beber la leche que salía del ano a borbotones.

Yo pensaba que había terminado todo, pero me dijo Rk. que ahora me tocaba a mí ser sodomizado; que quería que sintiese lo que había sentido ella con la polla de At. en el culo.

Me dijo que me pusiese a cuatro patas, y así lo hice. Entonces empezó a comerme el ojete, metiendo su lengua hasta el fondo; mientras At. se pajeaba untándose vaselina en su curvada verga.

Tras esto mi mujer me introdujo dos dedos en el ano y me dijo: "tranquilo, que vas a disfrutar, de eso me encargo yo". Entonces At. acercó su polla a mi culo y empezó a penetrarme; yo pensaba que me iba a doler más, pero parece que el masaje anal que me había proporcionado mi mujer lo había agrandado bastante.

Cuando ya hubo metido toda su polla pude notar su curva en mi interior y como rozaba las paredes de mi ano; y mi mujer después de ver como me la había metido, se metió entre mis piernas y empezó a mamármela como ella sabe. Las sensaciones eran nuevas, pero muy placenteras e imaginarme la escena desde fuera me ponía a cien, así que le pedía a At. que me llenara con su leche, y enseguida pude notar el líquido en mi interior, y así se lo hice saber a mi mujer que se excitó más y empezó a chupármela a tope hasta que me corrí sin que At. la sacase de mi culo.

Entonces se levantó Rk. con mi corrida en la boca y se acercó a mi culo para recoger la corrida de At. y con las dos mezcladas en su boca se nos acercó y nos besó a los dos llenando las nuestras con la mezcla. Dijo, esto es para sellar esta noche.

Desde entonces no he vuelto a coincidir con At., ya que como dije, me divorcié de mi mujer. Pero me imagino que ella habrá seguido practicando sus fantasías, con o sin él.

En otra ocasión les contaré algunas experiencias de mi mujer y alguna fantasía mía que accedió a hacer realidad.

Espero, que os haya gustado este mi primer relato.

Si os apetece mandar opiniones o comentarios lo podeis hacer en piko2371@hotmail.com