Mi mujer, su amigo y yo (Con fotos)

Queríamos celebrar con algo especial nuestro aniversario de casados, la visita de un amigo se presto para que mi mujer y yo cumpliéramos una fantasía bastan caliente.

(ANTES DE COMENZAR, TODOS LOS RELATOS QUE ESTOY SUBIENDO SON 100% VERIDICOS, Y TAMBIEN QUIERO QUE SEPAN,  QUE YA LOS SUBI EN OTRAS PAGINAS, POR SI LOS VEN, QUIERO QUE SEPAN QUE YO SOY EL AUTOR, SALUDOS)

Toda mi vida he sentido la necesidad de poder llevar una vida sexual abierta en todos o al menos en casi todos los aspectos, menos a la mayateada le hecho, y no porque no me sobraran oportunidades, sino, porque no hay nada hermoso que el bizcocho peloncito de una mamita, ese manjar no se puede comparar con nada.

Como se acercaba nuestro próximo aniversario de casados y la celebración iba ser muy especial, en esta ocasión mi vieja empezó a idear un plan, que siempre nos había llamado la atención, el cual era, interactuar mas con mujer, mientras se la cogía su amante en turno y en nuestra casa. Sabiendo las preferencias sexuales de mi güera por los hombres de color bien dotados. Yo tenía pensado contratar a un hombre con las características idóneas.

Cierto día, mi mujer me conto de un amigo de su familia y en especial de ella, que databa de sus tiempos de estudiante y que por casualidad estaba de visita con su familia, ella como no queriendo la cosa, me propuso que lo hiciéramos con él, a esta proposición yo me opuse, porque nosotros habíamos establecido, que si lo hacíamos, seria con una persona completamente desconocida, en esa ocasión no quedamos en nada, termine diciéndole el consabido "ya veremos".

Al poco tiempo, después de una noche de pasión, mi mujer me volvió a tocar el tema, contándome, que lo conoció cuando ella estudiaba en Culiacán y que contrastaba entre todos sus amigos, por su color, también me conto, que en su momento, el estuvo enamorado de ella, al escuchar eso, me sentí un poco celoso, ella se dio cuenta de esto, afirmándome, riéndose, que él siempre se supo comportar con ella, pasando a ser uno de sus mejores amigos.

Con el tiempo, también se volvió amigo de su familia y por eso, dos veces al año los visitaba, mientras me contaba, me empecé a imaginar cómo sería ese encuentro lo cual me excito muchísimo y me dije, que esa podría ser la oportunidad de ver como se comportaba mi vieja con un conocido, porque una cosa era hacerlo con un desconocido y otra cosa muy diferente, es hacerlo con un conocido, esto último, fue lo que, aunque no muy convencido, me obligo a acceder, como no me vio muy convencido, ella a manera de justificación, me recalco, que no nos costaría nada intentarlo.

Por fin le pedí, que lo invitara, con el pretexto de que era nuestro aniversario y que tenía muchas ganas de platicar con él, ella rápidamente contacto con él, quedando de visitarnos el fin de semana próximo. Como era el próximo fin de semana, buscamos la forma de que nuestros hijos no estuvieran en casa, por lo que, le pedí a mi hermano que los recibiera en Acapulco, lugar, en donde reside desde hace algunos años, mi hermano accedió de buena manera, por lo que el viernes por la tarde, los llevamos a la Terminal del Sur, allá los recogería mi hermano.

Como vi que ya era inevitable el encuentro, le dije que ya no se preocupara por mí, le dije que solo se dejara llevar, que disfrutara todo lo mejor que pudiera, ella me pregunto, que como debería comportarse con él, le reitere, que solo se tenía que comportarse naturalmente, que lo disfrutara, que fuera ella misma. Después de lo anterior, esperamos la llegada de nuestra visita.

Llego el día esperado, antes de salir al aeropuerto, le pedí a mi güera, que se vistiera sugestivamente, ella, ni tardo, ni perezosa, se metió a nuestra habitación, saliendo, sabrosamente vestida, con un vestido bastante holgado, que le caí libremente sobre todo el cuerpo, que hacia lucir, ese par de melones que tanto me gustaban y que hacia resaltar, la tremenda curvatura de sus nalgotas, como la contemple, con los ojos brillosos de excitación, ella se levanto el vestido y me enseño que no traía pantis, por poco, no vamos por ese guey, la verdad, mi vieja estaba bastante comible.

No si un gran esfuerzo, por lo excitado que me puso, nos trasladamos al aeropuerto por ese cabron, no esperamos mucho. Cuando lo vi, no sé porque me cayó mal ese guey, pero como era amigo de mi mujer, tuve que suavizar esa impresión, para ser gringo hablaba muy bien el español, era de color, pero, diría que pasaría muy bien por un mulato, no muy alto, cuarentón, con un cuerpo fornido. Mi mujer cuando lo vio, se adelanto a él y le dio un fuerte abrazo, el negro la recibió con los brazos abiertos y la estrecho fuertemente, no sin antes, acariciarle brevemente las nalgas, según él, sin que yo lo notara, se ve que al negro, le gusto como venia vestida mi vieja.

Buscando que me cayera bien, le empecé a decir que nos agradaba mucho su visita, a lo que él me contestó, que era un placer conocerme y tenerme como amigo, que ya mi mujer le había platicado mucho de mí, lo cual, le daba alegría estar entre amigos y sobretodo, tener como amiga a una mujer muy guapa. Dentro de la plática, me comento que solo iba a estar un día en México, ya que tenía que estar de regreso en los Ángeles al día siguiente, para atender su consultorio, ya que el ejercía la medicina en esa ciudad, no se quedaba más tiempo, porque esta visita no la tenía planeada, ya que previamente había estado de visita con la familia de mi mujer.

Después de un rato de estar platicando, el nos pidió, que si lo podíamos llevar a un hotel para que se hospedarse, a lo que nosotros, le dijimos que de ninguna manera, le propusimos que se alojara en nuestra casa y que el otro día, nosotros lo llevaríamos de vuelta a este lugar, el se le quedo viendo a mi vieja de un modo, que no paso desapercibido para mi, riendo, accedió a nuestra invitación.

Al llegar a la casa, lo alojamos en la recamara de uno de mis hijos y tras ponerse cómodo, mi mujer le ofreció una copa en La sala. Mi mujer se sentó a su lado, con la confianza que le daba su amistad de años, empezamos a hablar de varias cosas, el nos empezó a contar de su vida de estudiante en Culiacán y de su relación con mi güera, después de varias copas, como no queriendo la cosa, de vez en cuando, posaba una de sus manos en una de sus piernas, dejándola ahí un buen rato, con más confianza, le pregunte si no le había gustado mi vieja en esa época, el me dijo, que sí, que mucho le había gustado, pero que no había tenido suerte con ella, al decirlo, se le quedo viendo a mi vieja, comiéndosela con la mirada.

Al ver esto, yo me hice pendejo, discretamente le hice una seña a mi güera, para que saliera de la sala, ella con mucha naturalidad, nos dijo que iba a ir a la cocina, yo con el pretexto de traer más vino, la seguí, excitado, le dije a mi güera, ya te diste cuenta como te ve tu amigo, ella me dijo, que si, por lo que, le pedí a mi vieja, que se fuera a la recamara del invitado de mi mujer y que se preparara para recibirlo, temblando de pies a cabeza por lo excitaba que estaba. Me preguntó, con voz temblorosa, "¿Como prefieres que esté, cuando me vea?”, yo le dije, que sería mejor que estuviera desnuda, para que no hubiera dudas de lo que iba a pasar, también le dije, que corriera las cortinas, con el fin, de no poner cachondo a algún vecino indiscreto.

Regrese a la sala con el vino, recomenzamos el tema de mi vieja, por el ambiente y por las copas ya tomadas, me anime a hablarle en confianza, le dije, que mi güera se había dado cuenta de ese amor que sentía por ella y que desde hacía un tiempo, ella venía pensando la forma de demostrarle su cariño, pero de amigos y que por eso, habíamos pensado en hacerle un regalo que ella esperaba que le gustara. El se quedo intrigado, le dije, que el regalo se lo daría personalmente ella y que ella ya estaba en su habitación para dárselo, ante esta situación, yo, ya estaba excitadísimo, disfrutando el momento, al oír tal cosa, nuestro amigo, se tomo de un solo golpe el trago que le había dado.

Lo acompañe a su recamara, al entrar se quedo estático, el ver a mi mujer semidesnuda, tuvo que ser para él, el mejor regalo que le pudieran dar, no sé si ella estaba húmeda por la excitación, pero yo estaba a punto. Ella estaba recostada en la cama con las piernas abiertas, solo traía puesto un chichero y un pequeño panti con motivos gatunos, la cual no ocultaba nada, ya que se podía ver claramente su pepita rosada, completamente depilada.

Al ver ese cuadro tan cachondo, su amigo (le doy este trato, porque no era mi amigo), como lo dije antes, se quedo estático, no sabiendo que hacer, pero viendo que yo no decía nada, por el hecho de que mi güera estuviera desnuda, tomo conciencia de que se la estaba poniendo en bandeja de plata para que se la cogiera, imaginándose que ese era su regalo, rápidamente se quito la ropa y trato de subirse a la cama, yo lo detuve, indicándole que se diera un buen baño, sobre todo, para que se lavara la tremeda verga negra que se cargaba, que ya para entonces estaba bien parada.

Su amigo salió del baño, secándose con una toalla, mientras lo hacía, mi vieja entro al baño para darse un duchazo y para lavarse su sabrosa conchita depilada, aunque quiero decirles, que esto no era necesario, ya que ella, es y ha sido muy limpia y aseada en sus asuntos íntimos. Mientras se bañaba mi vieja, el negro, se recostó sobre la cama sobándose su tremenda verga erecta, no exagero, pero pienso yo, que media como 22 Cms., coronada con una gruesa cabezota, era bastante gruesa.

Ella salió del baño, secándose muy lentamente, al tiempo que se me quedo mirando, le guiñe un ojo sonriendo y le dije, adelante. Con el fin de que los dos se relajaran por mi presencia, le dije a su amigo, que esto no era nuevo para nosotros, diciéndole que mientras que durase y siempre que no hubiera ningún problema, él podría estar con mi vieja cogiendo, todo el tiempo que quisiera y que solo hiciera lo que mi güera le pidiera, obviamente, el muy cabron estuvo de acuerdo, dicho esto, le pregunte, que le parecía mi mujer, el dijo “Maravillosa”.

Acto seguido, el se paro frente a ella con la verga parada, ella se inco ante él, teniendo esa vergota cerca de su cara, su amigo la agarro con la mano y se la restregó en la cara, después de un rato, la empezó a mamar sabrosamente, se veía que le encantaba hacerlo. Después, su amigo se acostó en la cama, al ver esto, mi mujer se subió a la cama y se acorruco a un costado del negro, colocando su cabeza en su regazo, de tal modo que tuviera su vergota a unos centímetros de su cara, en esa posición, mi vieja, agarro y sobo delicadamente con una mano esa tremenda vergota, calculando su grosor y su extensión, mientras lo hacía, empezó a recorrer su regazo con besos cortitos, hasta llegar a la base de esa casota negra, recorriéndola con mordiditas y lengüetazos en toda su extensión, deteniéndose por momentos cortos en la gruesa cabezota, para morderla delicadamente y darle de lengüetazos cortos.

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Conociendo lo golosa que es mi vieja, no espere mucho tiempo para verla mamar y meterse en la boca todo lo que pudiera de esa gruesa tranca, estuvo bastante tiempo lamiéndola desde la punta hasta su base, después, abrió la boca al máximo y se empezó a tragar todo lo que pudo, boqueando, cuando la sentía muy adentro, volviendo a cerrar sus labios, tragándose un poco mas de verga.

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En honor a la verdad, me quede entre sorprendido y excitado, por la mamada que le estaba dando a su amigo, mi vieja estaba desconocida, el nada mas resoplaba fuertemente y lanzaba entre cortados ohs y has. Mi vieja se la chupo desde la punta hasta el tronco, pasando por los huevos, que también sobo y chupó con lujuria, yo a su lado, me extasiaba verla tan comprometida y entregada a la labor de darle gusto a su amigo y a sus huevos.

Ella de repente se giro y se levanto, colocándose en cuatro patas, mientras seguía mamando la vergota de su amigo con muchas ganas, pues, los chupetones que le daba, hacían un ruido muy particular. El negro, cuando vio que estaba en esa posición, se desenchufo de la boca de mi mujer y quiso metérsela así, con las nalgas al aire, mi mujer, dijo, que así no, le pidió que se colocara un preservativo, fui corriendo a buscar uno a donde los tenia, pero para mi suerte no había nada, me imagine que alguien los había tomado, esta situación nos puso en un dilema, el problema, no era que ella saliera embarazada, porque no se podía, el problema, era que si lo hacíamos a chile pelón, se correría el peligro de salir premiado.

Se los hice saber a los dos, el no puso ningún reparo en hacerlo así, diciéndonos, que él, por ser médico de profesión, se cuidaba mucho y que no habría ningún problema con eso. No habiendo otra opción y pues como dice el dicho, “Ya picados y en el área”, yo le pregunte a mi mujer si lo quería hacer así, ella me no me contesto nada, solo se acostó en la cama y abrió las piernas, no había nada más que decir, el negro se coloco prestamente entre sus piernas, agarro con una mano su vergota y le restregó varias veces la gruesa cabezota en sus labios vaginales, mientras ella abría a toda su extensión las piernas, preparándose para recibir esa tremenda verga.

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Su amigo, en un movimiento lento de caderas se la fue clavando con trabajos hasta el tronco, Yo estaba excitadísimo, yo no me quería perder ningún detalle, quería ver como entraba y como salía de la vagina de mi mujer esa vergota, quería ver el contraste de su piel clara y de sus labios sonrosados, con la piel negra de esa enorme verga, cuando entrara en lo más intimo de mi mujer.

Eso me enardecía, al principio no podía metérsela toda, pues ella se quejaba mucho, yo le pregunte, que porque lo hacía, ella me decía, porque se sentía que esa verga la llenaba todita y que le hacía daño, pero a la vez, esto le daba un gusto enorme, ella me tomo la mano, me apretaba la mano muy fuerte, cada vez que la embestía con fuerza el negro. Yo le preguntaba que como se sentía, ella entre sollozos, quejidos y gritos de placer, me decía que “llena”, que se sentía llena por la verga que se estaba comiendo. Cada vez que el negro la penetraba, ella lanzaba unos gritotes, que tuve que encender el estéreo de mi hijo y subirle el volumen, para que no se oyera, lo que estaba pasando en mi casa.

De repente mi vieja, entre sollozos de placer, empezó a pedir que fuera más despacio nuestro amigo, rápidamente, le dije al negro, que le bajara la velocidad a las estocadas y que lo hiciera más suave, a lo que me contesto entre resoplidos, que estaba muy buena mi vieja y que estaba buenísima, yo le dije, que le diera tiempo a que se acostumbrara a su vergota, le indique que se la clavara hasta el fondo con suavidad y solo cuando ella le pidiera mas, solo entonces, es cuando se la podría clavar con toda las ganas.

Acto seguido, como buen director de cine porno, le pedí que se sentara sobre su vergota, para esto, su amigo, se acostó en la cama boca arriba, para que, no sin mucho trabajo, mi vieja se clavara tan tremenda verga, ya con la vergota bien enchufada hasta el tronco, empezó moverse en una sabrosa cabalgata. Cabe hacer mención, que esa postura siempre le cansaba cuando cogíamos, no le gustaba y terminaba por bajarse, en ese momento, quería averiguar si se bajaría de él.

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Empezó a cabalgarlo con gusto, era muy excitante para mi, ver que se tragaba esa vergota en cada sentón, se notaba que estaba disfrutando sumamente esa vergota. Esa verga la sometía a un buen mete y saca sin parar y la verdad, yo empecé a tener mis dudas, de ese cansancio que mostraba conmigo, ahora vería si se aburriría pronto, cosa que no hizo y me puso a pensar, su amigo no aguanto mucho esa sabrosa cabalgata, viniéndose profusamente dentro de ella, al sentir los chicotazos de la venida, la muy golosa, siguió cabalgándolo, hasta quedarse completamente estática sobre esa tremenda verga, la cual se desenchufo de ella solita toda flácida, solo hasta ese momento se bajo de él.

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Después de recuperarse, nos fuimos a dormir a nuestra recamara, nos quedarnos profundamente dormidos, al otro día muy temprano, me desperté con muchas ganas de coger con mi mujer, con la mano la busque, ella no estaba en su lugar, luego, luego, me imagine en donde estaba, sigilosamente me fui al cuarto de nuestro invitado y lo que vi, no me gusto, ella estaba ensartada arriba de ese cabron, lo estaba cabalgando a todo lo que daba, ella se sorprendió cuando me vio y entre sollozos de placer me no me dijo nada. Encabronado los deje solos, tardaron un buen rato en salir, apenas lo justo, para irlo a dejar al aeropuerto, ya de regreso, le dije, caray, güera, como eres cabrona, porque no me dijiste nada.

Encabronado, yo le hice saber, que lo último que hizo no me había gustado, le reclame, que por lo menos me hubiera avisado, el que, ella se había ido por la libre, la verdad no me gusto nadita. Si bien es cierto, que siempre se había comportado con lealtad conmigo y que admiraba su buen hacer día con día, lo que sucedió al último, me ha tenido muy pensativo, sobre todo, por la forma en que monto a ese guey.

Se preguntaran y dirán, que pinche delicado soy, pero una de las claves para que este tipo de encuentros se haga sin problemas, es que los dos estemos de acuerdo en hacerlo, cuando uno de los dos se va por la libre, empiezan los problemas. Problemas que empezaron tiempo después y que ya les contare, como dije, en un relato próximo.

Lo cierto, es que disfrute lo que hicimos ese día, para esa ocasión deseábamos algo diferente y a pesar de todo lo que paso después, sigo pensando, que es justo que una mujer satisfaga sus fantasías sexuales, a la hora que sea y con quien sea, siempre y cuando se haga de común acuerdo.

También es válido, que en nuestra vida sexual haya variedad, acuérdense que la “rutina” es el peor enemigo de un matrimonio. Yo siempre he dicho, que es válido disfrutar el sexo de la forma más sana, según el criterio de cada uno y con el respeto que merecen los demás, lo cual es una formula básica del convivir de las personas en general. Saludos