Mi mujer, su amante y yo (4)

Continuación de mi historia.

CONTINUACIÓN

Al día siguiente, la jornada transcurrió con normalidad. Soy el propietario de una farmacia en la Comunidad de Madrid, lo que implicaba bastante trabajo y alguna noche fuera de casa de guardia. Al llegar la noche del lunes ya en la cama comenzamos a hablar sobre el tema y le pregunté: " tienes ganas de que llegue el miércoles?" quería tantear el asunto, saber hasta qué punto iba a cumplir su promesa o simplemente se trataba de un calentón cuando estuvo con él. Ella me contestó: "cariño, llevo todo el día pensando en lo que sucederá el miércoles, no se me va de la cabeza, quiero que salga perfecto, estoy muy ilusionada con nuestra cita, espero que lo comprendas"

Empecé a sentir una sensación extraña en el estómago mezclada con una ligera excitación mientras hablaba. Era evidente que su amante le proporcionaba un grado de placer y excitación que yo no podía darle, bastaba con observar sus ojitos hasta ahora de princesa llenos de deseo y de ilusión por confirmar su reciente relación. Aún no sabía porqué, pero todo esto me excitaba terriblemente.

Seguimos conversando y le pregunté: "qué es lo que más te excita de él, porqué tanta ilusión?"

y me respondió: " no sabría explicarte, independientemente del sexo es un hombre dulce y cariñoso, me transmite una extraña confianza con la que puedo desinhibirme por completo, sabe manejarme perfectamente en la cama y yo a él, nunca había sentido algo así por alguien"

Y como un tonto volví a caer en la típica pregunta que hacemos todos los hombres: " cómo la tiene?" Al oír mi pregunta, esbozó una ligera sonrisa que hacía presagiar que se podía tratar de algo especial, no obstante, obvió el tamaño y me contestó diplomáticamente: "es distinta a la tuya, la tiene bien formada, proporcionada". No entendía la respuesta, de modo que insistí y le volví a preguntar: " a que te refieres con distinta, la tiene más grande, más pequeña?"

Si me excitaban los encuentros de mi mujer con su amante necesitaba saber más datos para poder imaginármelos con mayor claridad.

Levantando ligeramente el tono de voz contestó: "NO!, más pequeña no, digo distinta porque él esta circuncidado, pero no se la he medido, no querrás que se la mida?"

Se notaba nuevamente la diplomacia en sus palabras, omitiendo datos que pudieran afectarme. A esas alturas, tremendamente excitado por la conversación, me picó la curiosidad y el descaro y le solté: "pues mídesela!"

Quería imaginarme con los ojos abiertos la polla que se estaba tragando mi mujer que muy sorprendida me contestó: " se va reir cuando se lo diga, pero si tanto insistes lo haré"

La conversación parecía haber terminado, estaba muy caliente y empecé a besarla, a meterle la lengua en la boca, la acariciaba, la tocaba, ella me correspondía, estaba feliz, me abrazaba. Durante un momento quería que se olvidase de su amante, y pensará en mi, su marido. La cosa continuo bien, subiendo de tono, yo estaba a mil, hasta que mi mano bajo a su frondoso coño y me dijo: " recuerda lo que le prometí a David, quiero reservarme, se que lo entiendes, hoy no podemos hacer el amor, se que estás muy caliente así que déjame que te toque yo a ti".

Necesitaba correrme y a pesar del cabreo por la negativa a hacer el amor, acepté su invitación. Empezó a masturbarme fuertemente, y los 3 minutos eyaculé sobre su mano.

El martes, después de trabajar llegué a casa a eso de las 6 de la tarde. Cuando entré, acababa de llegar mi mujer, venía de hacer unas compras. "Hola cariño, qué tal el día, qué has hecho hoy"? le pregunté. "He ido a hacer la compra después de trabajar y me he comprado unas cositas para mi" Miré las bolsas y había pasado por una tienda franquicia de lencería por todos conocida. "qué te has comprado?" le pregunté. "Un conjuntito para mañana, quiero estar muy guapa" Sacó un conjunto de medias – tanga – pseudocorsé de color negro transparente muy sexy y me preguntó: " crees que a David le gustará?" Cerré los ojos unos segundos y me la empecé a imaginar con ello puesto. Estaba preciosa, aunque mi imagen mental no se correspondía con la realidad dado que cinco segundos después me dijo: "mira qué locura he hecho" se bajó ligeramente la braga y me enseñó el comienzo de su coñito. No había ningún pelo, ni uno. Y otra vez volvió a preguntarme con una mirada más pícara: "crees que le gustará?, he pasado por el spa y quiero darle una sorpresita".

Y llegó el miércoles, el día de la cita con su amante, el día del estreno de su anticonceptivo. Cuando llegué a casa a las 3 ella se encontraba en bata, ya había comido y se había dado un baño, había quedado en pasarse por casa de David a partir de las 6. Estaba nerviosa, yo también. Me dijo que se llevaría el coche y que volvería por la noche a dormir pero que no la esperase a cenar. Mientras yo comía, ella se estuvo preparando en la habitación, como todas las mujeres, se cambio de ropa 4 o 5 veces, lo que no hacía sino mas que demostrar que realmente deseaba gustarle y estar preciosa.

Cuando terminó ya era el momento de marcharse. Estaba preciosa, sexy y elegante a la vez. Unas botas negras de tacón hasta las rodillas con un vestido escotado rojo, y debajo su sorpresita. Nos despedimos con un te quiero y se marchó.

Otra vez las dudas y la excitación empezaron a rondar por mi cabeza, me masturbaba y al cabo de un rato me arrepentía y así sucesivamente.

A las 11 de la noche entró mi mujer por la puerta, ya no había vuelta atrás, su rostro mezcla de felicidad y cansancio dejaba entrever que había sido un día muy importante en su vida. Cuando me vio, salió corriendo a abrazarme con lágrimas en los ojos y me dijo: "gracias, gracias, soy la mujer más feliz del mundo".

Ya sentados tranquilamente los dos en el sofá me encendí un cigarro y empezó a relatarme su encuentro:

"Cuando me abrió la puerta David, acababa de ducharse, me recibió con un albornoz blanco, nos dimos un beso y pasamos al salón. Me sirvió un copa de vino y estuvimos charlando. Me preguntó por ti, qué tal estabas, me preguntó si habíamos tenido sexo entre nosotros, le dije que no. Le confesé que llevaba pensando en él desde el domingo, que tenía muchas ganas de verle. Nos empezamos a calentar y me empezó a besar y a acariciar los pechos, me metió el dedo pulgar en la boca y eso me excito muchísimo. Me quitó la ropa y le enseñe mi conjunto, me pidió que me quedará con las botas puestas y que me diera la vuelta para verme bien. Me tumbo boca arriba en el sofá y me separó las piernas, dejándole ver mi depilado coño. Me dijo: "eres increíble, eres la mujer más sexy que conozco" "es todo para ti" le contesté. Se acercó y muy suavemente empezó a lamerme. Casi da me algo, nunca había estado tan mojada. Continuó durante unos minutos y cuando me fui a correr se detuvo y me dijo: "hoy solo te correrás con mi polla". Estaba muy excitada y él dominaba completamente la situación. Pasamos al dormitorio, y me tumbé boca arriba en la cama, él se quitó el albornoz quedando completamente desnudo. Se puso de rodillas y colocó mis pies sobre sus hombros, los tacones apuntaban al techo y mis rodillas casi me daban en la cara. Empezó a besarme en la boca y me dijo: " estas preparada?". De un empujón me la introdujo lentamente hasta el fondo de mi vagina. Se quedó quieto un instante, y me dijo: "recordaremos este momento toda la vida". En esa postura empezó a follarme como ningún hombre lo había hecho hasta entonces, sonaba la cama contra la pared, parecía que temblaban los cimientos de la casa. Estuvimos en esa postura al menos 30 minutos, después de mi segundo orgasmo se detuvo y me dijo: "ahora lo voy a hacer yo" y empezó a bombearme con más violencia aún. De mi boca empezaron a salir palabras y frases impronunciables hasta el momento como: "dame tu leche o mi coño es sólo tuyo" Al poco rato empezó a eyacular, sentía como cada impacto era un descarga que llenaba mis entrañas. Cuando terminó la sacó, y me puso más boca arriba aún para que no se derramara nada.

Después nos quedamos abrazados un rato en la cama, reponiendo fuerzas, fumando un cigarro. En aquel momento de relajación le dije: "mi marido quiere que te mida la polla" y nos reímos los dos. "me pregunta mucho cómo la tienes" le expliqué. Se levantó de la cama y abrió un armario en otra habitación, salió con una cinta métrica y me la dio. El se colocó de pie y yo de rodillas en la alfombra. Empezamos a reír los dos, "nunca había hecho esto, desde donde mido…?" y continuamos riéndonos. No la tenía muy dura después del polvo, así que le di unos mordisquitos hasta que cogió más firmeza. Después tome la medida para que te quedarás tranquilo: 21,5 cm. Y él me dijo: "démosle al cornudo lo que quiere, hazme una foto con el móvil y luego se la enseñas, que es más vale una imagen que mil palabras" y así lo hicimos. Estuvimos jugando un rato y volvimos a empezar. Se la seguí mamando y cuando note que se quería correr, pare y le dije: "recuerda que tienes que terminar aquí" y me señale el coño. Reímos otra vez los dos. Me puse otra vez boca arriba, abrí mis piernas y le dije pícaramente: "te estoy esperando". Esta vez tuvo más aguante que la anterior y estuvo casi 1 hora follándome mientras yo me corría otras dos veces. Nuevamente me llenó el coño de leche. Como él me había enseñado me puse el tanga inmediatamente para que no se perdiera nada. Nos quedamos un ratito más en la cama. Ya eran casi las 10 de la noche y él me invitó a darnos una ducha los dos juntos. Entre con él al baño, pero no me duché, me quedé hablando con él sentada en el mientras veía como se lavaba. No quería quitarme su olor, nuestra mirada reflejaba nuestra complicidad. Había entendido como quería que me comportarse. Había sido el mejor polvo de mi vida".

Después de este encuentro quedaron en verse el domingo siguiente. El morbo iba en aumento y era impredecible como podía terminar.

NOTA: Para los que pedisteis una descripción de mi mujer os adjunto una foto. Gracias por vuestros comentarios.

CONTINUARÁ