Mi mujer se transforma en la playa 1

Aprovecho para desnudar a mi mujer mientras toma el sol

Por primera vez me he decidido a escribir un relato, me apetece compartir lo vivido el último verano con mi mujer.

Os pongo en situación. Paula y yo vivimos en Madrid y llevamos felizmente casados 14 años, tenemos dos hijos de 11 y 9 años.

Nos conocimos en una fiesta hace 17 años y desde entonces no nos hemos separado, lo nuestro podía decirse fue un amor a primera vista.

Paula tiene 41 años uno menos que yo, es una mujer de pelo castaño y ojos claros, su 1.69 y 60 kilos le hacen tener un cuerpo proporcionado, sus pechos redonditos aunque no muy grandes siempre me parecieron muy bonitos, un culo bien proporcionado y ligeramente respingon atrae más de una mirada cuando viste pantalón, algo que es habitual. Yo la definiría como una mujer muy atractiva.

Nuestras relaciones sexules eran de lo más tradicional, el poner algo de imaginación al sexo siempre estuvo lejos de la mente de Paula que rechazaba cualquier propuesta que supusiera salir de la normalidad. Su máximo exceso había sido, tras insistir mucho, bañarnos desnudos un par de veces, en la piscina de la casa que sus padres tenían en un pueblo cercano a la capital, aprovechando que estábamos solos "Paula no entiendo que con lo que disfrutas del sol no aproveches a tomarlo desnuda, estoy convencido que te gus, le decía a menudo.

"Si pesado me gusta, pero me da mucha vergüenza y no insistas más"

Después de llevar unos años casados, empece ocasionalmente a proponerle algunas de las fantasías que en los momentos de excitación rondaban por mi mente, a cosas tan simples como manosearse los pechos mientras yo se la metía, con un "yo no noto nada tocándome" por respuesta cerraba el tema.

Llego el verano y aprovechando que los chicos estarían un par de semanas de campamento decidimos ir a pasar unos días a la playa, así Paula podría pasar las mañanas tirada al sol, uno de sus mayores placeres.

Alquilamos un pequeño adosado cerca de San Antonio en la costa oeste de Ibiza, tenía cerca varias calas entre las que había alguna donde estaba permitido hacer nudismo.

Cuando se lo enseñe a Paula se puso muy contenta.

"Que ilusión me hace, me pensaré alguna sorpresa para recompensarte" me dijo.

Reserve un vuelo a primera hora con la idea de aprovechar la semana.

Al llegar alquilamos un coche y antes de comer pasamos por la agencia a recoger las llaves.

Tras comer en una de las terrazas del paseo fuimos a casa, un grupo de adosados alineados en dos filas paralelas formaban el complejo, cada casa tenía un pequeño jardín con una piscina, el comedor con cocina americana ocupaba el piso bajo, dos habitaciones y un cuarto de baño completaban la estancia, una de ellas con cama de matrimonio disponía de un pequeño balcón desde donde se podían ver los jardines del las otras viviendas, separados por una pequeña valla.

Sin perder un segundo sacamos la ropa de las maletas y llegó la primera sorpresa.

¿Cariño te gusta mi nuevo traje de baño?

Al girarme tenía una impresionante mujer con un diminuto bikini azul que apenas dejaba margen a la imaginación. Bordeando la escasa tela se veían las eroticas marcas del anterior, dos pequeños triángulos unidos por un lazo hacían de braga. Mi cara debía delatar mi excitación. Paula con una sonrisa traviesa me pregunto

¿No te parece muy pequeño? "Me siento como si fuera desnuda"

"A mí no me lo parece" articule a decir.

"Que mentiroso"

"No esperes que lo lleve a la playa"

"Bueno pero aquí, en el jardín, si lo puedes tener" le pregunté con tono de suplica.

"Pero no te acostumbres y que sepas que lo hago por ti"

Salimos al jardín y Paula tumbada boca abajo en la toalla, se soltaba la tiras superiores del bikini.

"Anda sé bueno y dame crema antes de que me queme"

Me arrodillé sentado sobre sus nalgas. Mis manos llenas de crema se deslizan sobre su espalda, al llegar a los hombros los presionaba consciente del placer que eso le provocaba.

"Que bien lo haces cariño, no se te ocurra parar"

Continúe alternando la espalda con los hombros, sus brazos hacían de almohada a la cabeza, mis manos se acercaban a sus pechos buscando alcanzar el pezon.

"No te pases que todavía tienes trabajo" me reprendería. Me puse de nuevo crema en las manos y me fui a sus piernas manoseando sus muslos.

"Te voy a soltar las tiras de la bragita para que no se manchen" le dije.

Paula asintió con la voz adormecida. Un pequeño trozo de tela era lo único que impedía su desnudez completa, la excitación se plasmó en mi pene.

Sus eroticas nalgas eran manoseadas sin ningún reparo. Le hice una pregunta esperando un no.

"Estás buenísima cariño" "Te retiró un momento el bikini para no mancharlo" el silencio fue la única respuesta.

Dejé caer el pequeño triángulo de tela, Paula completamente desnuda posaba para el que quisiera mirar, la situación era digna del mejor de mis sueños eroticos.

Decidí inmortalizar el momento y empecé a grabar y de repente se giró sin ser consciente de que sus pechos y pubis quedaban expuestos a ser gravados.

Me concentré en los primeros planos de sus partes intimas, al separarme vi como el vecino de enfrente observaba fijamente el desnudo de Paula a la vez que con una mano se frotaba su pene, mi primera reacción fue taparla pero una excitación me recorría todo el cuerpo y lo deje correr.

Estaba a punto de correrme, con paso acelerado entre en la casa y frotando mi polla empecé a eyacular con una intensidad hasta ahora desconocida, el orgasmo era tan intenso que me flojearon las piernas y terminé sentado en el suelo.

Al volver al jardín una vez recuperado, Paula salía de la piscina ya con el bikini puesto. No hizo ningún comentario sobre lo sucedido, se limitó a preguntar ¿Donde estabas?

"Entre un momento al baño" le dije.

Decidí guardar el vídeo para usarlo en el momento adecuado.

Cuando el sol empezaba a caer nos vestimos para ir a cenar.

Durante la cena Paula no rehuyó hablar de sexo y confesó tener ganas de hacer el amor. Nada más llegar a casa se desnudó y tumbada sobre la cama me pidió que la follase. Mis dedos se deslizaban por un clitoris muy humedecido por la excitación, ahora mi pene entraba en su vagina, un orgasmo no tardó mucho en aparecer, su intensidad se reflejaba en forma de respiración descontrolada que dieron paso a gritos de placer.

"Que bien cariño, hacia tiempo que no disfrutaba tanto, ahora te toca a tí" dijo Paula con cara de satisfacción.

A pesar de haber tenido un orgasmo esa tarde, uno nuevo no tardo en llegar aunque de menor intensidad.

Al momento, desnudos, caíamos profundamente dormidos.

Lo que sucedió el segundo día os lo contaré en otro relato.