Mi mujer se rinde a la polla de mi padre.
Al regreso tarde del trabajo observo como mi padre y duro estilete se apoderan de mi cama y mi mujer. a la que fornica como nadie lo había hecho antes.
Regrese a casa más tarde de lo normal tras un compromiso de trabajo y mi sorpresa fue mayúscula cuando vi a mi padre usurpando mis funciones de marido en mi cama de matrimonio, pues tras entrar sigilosamente para no despertar a mi mujer , está la encontré dormida y desnuda sobre el frondoso pectoral de mi viejo, que igual que ella andaba como dios lo trajo al mundo, si bien su adormitado pero no pequeño rabo, andaba entre las garras de mi esposa, que parecía no quedar desprenderse de el ni durmiendo.
No sentía remordimientos por la vista pues ya saben que los tres ya habíamos fornicado juntos varias veces a propuesta de mi mujer y mi viejo era uno más del gremio en el campo del sexo en nuestra nueva vida sexual, pero el verlo apoderarse de mi espacio me dejo un poco frio, aunque decidí dejarlos dormir y esa noche ocupe su cuarto donde él se quedaba cuando nos visitaba.
Me di una ducha y me quede rápidamente dormido, aunque me desperté un poco alarmado a las pocas horas de acostarme tras oír unos gemidos que en principio no pude distinguir.
Salí del cuarto desnudo como estaba para ver que era el ruido, cuando vi que procedían de mi dormitorio, donde la luz se reflejaba encendida a través del filo de la puerta entreabierta, acercándome sigilosamente pues intuía allí había fiesta otra vez.
Me había perdido la primera de esa noche cuando estaba en el trabajo pero esta iba a ser un invitado de la segunda en la oscuridad, dejándolos a los dos sin saber que los observaba para ver como disfrutaban ambos.
Cuando mire mi mujer estaba trabajando con su boca y de qué manera la enorme polla de mi padre que ya estaba rígida y dura como en sus mejores momentos, y es que el masaje de los huevos que le estaba dando a la vez comía con dulzura su enorme cabeza bajando por todo el troco de ese rabo hasta ellos y mordisquearlo, hacia su efecto, pues mi viejo con la cabeza tumbada sobre la almohada solo gemía ante semejante comida.
Me puse a pajearme sin apenas darme cuenta por lo excitado que estaba, viendo el afán y maneras que mi mujer ponía en esa faena, pues su otra mano sobaba su pectoral entrelazando sus dedos por su poblado pecho, levantando estos a veces para marcar este con las uñas como la gata en celo que saca sus garras para que el macho no se le escape, provocando resoplar más a mi viejo, pues el palpitar de su rabo a si lo manifestaba.
Se recreó así un buen rato gozando ella de esa polla mastodóntica, hasta que el tomo la iniciativa y tras comenzar a sobar con sus manos sus pechos bajo como tigre en celo a comerle el conejo , previa apertura de sus piernas con ambas manos para dejarlo como buen manjar a la altura de su boca.
Agradecía esa trasnochadora comida mi mujer, pues su cadera no podía mantenerse pegada a la cama, levantándose ante las acometidas de la lengua de mi padre que devoraba aquel manjar como si no lo hubiera comido nunca.
Ella no paraba de hablar agrediendo aquello y alabando lo semental que era, diciéndole que nadie se lo había comido ni la había follado como lo hacía el, ... esto me provoco un poco de celo pero a la vez de orgullo pues era mi padre el actor, y lo cierto es que estaba disfrutando como nunca, pues ya asomaba por la punta de mi rabo las primeras gotas de leche tras aquella visión que tenía.
Cambio mi padre de posición y levantándole las piernas para posarlas en sus hombros, acerco su duro rabo tieso como una barra de acero y tras guiar su cabezón hacia la puerta de aquel conejo, lo perforo de una seca estocada, haciendo que mi mujer gritara con un enorme gemido de placer, corriéndose al instante de las dos primeras sacudidas de cadera.
Yo no pude más y mi leche fue contra la puerta que andaba medio cerrada, si bien procure no hacer ruido para no perturbar aquel polvo mágico, pues ahora mi padre a sabiendas del éxito de ese orgasmos provocado en mi mujer , movía su cadera con fuerza para acercarse al segundo, metiendo y sacando aquel pollon enorme que yo veía brillar cuando parte de él estaba fuera, además no paraba de hablarle diciéndole que le encantaba follarsela, que jamás había disfrutado así con su mujer cuando con ella lo hizo.
Su cuerpo y el de mi mujer brillaban por el sudor provocado por el calor de ese encuentro, cuando mi padre aflojo su ritmo para dejarse caer y besarla a hora con dulzura sin dejar de mover su cadera pero mucho más pausada.
La vista que yo tenía ahora era excitante pues aquel semental de mi viejo estaba sobre el caliente cuerpo de mi esposa fundido en un fuerte abrazo pero con un ritmo de movimientos de cadera donde su culo se movía musculosamente para guiar su enorme polla en las profundidades de coño de Rebeca.
Yo no me lo podía creer pero mi rabo estaba duro aun y seguía pajeandolo en la discreta oscuridad, y además estaba disfrutando mucho, cuando sentí un frio enorme al oír a mi padre que ahora había cejado en el mete y saca, para decirle a mi mujer..¿ te ha follado alguna vez mi hijo por atrás?.. Ella algo contrariada le dijo que no, que lo habíamos intentado alguna vez pero como sentía algo de dolor lo habíamos dejado sin hacer... Mi viejo, le dijo, tranquila que es que mi hijo seguramente no sabe hacértelo bien, déjate llevar que hoy te voy a llevar al cielo con el gusto que vas a sentir cuando te folle por ese culo tan sexy que tienes.
Contrariada ella seguramente por la seguridad de mi viejo, apenas puso resistencia y este la volteo como una muñeca de trapo y tras poner su culo en pompa lo beso dulcemente dejando parte de su saliva a la vez que uno de sus dedos lo perforaba cuidadosamente.
Se le escapo un pequeño gemido a mi mujer pero parecía agradarle pues movía su cadera levemente a los movimientos de mi padre con el dedo, depositando más saliva mientras mordisqueaba sus glúteos, a la vez la otra mano acariciaba su sexo dilatado aun por su rabo, y tras tomar sus jugos los restregó igualmente por aquella pequeña abertura que ahora parecía dilatarse más.
Se puso de rodillas tras ella, ahora mi vista era magnifica pues estaba viendo de lado la posición, cuando el escupió sobre la cabeza de su rabo dejando parte de saliva en ella y guiándolo con la mano derecha la puso sobre el ano de mi mujer, al que fue presionando lentamente mientras ella gemía con algo de dolor pues su cara apoyada sobre la almohada la delataba con un gesto arrugado de su frente, mientras iba recibiendo aquel enorme intruso por atrás.
Entro en su totalidad y quedaron los dos cuerpos fundidos, comenzando ahora mi viejo a moverla lentamente ayudándose de sus manos que se posaban en la cadera a la vez que el también acompasaba la suya... Rebeca mi mujer, ahora gemía como nunca la había oído, y su cara se transformó en gozo y placer pues ahora lo alentaba a que siguiera, diciéndole dame más dame más cariño, que cosa más rica estoy si entiendo, follame más así.. dale, dale , no pares ... que ricura más mas mas mas mas y otro orgasmo la hizo dejar de hablar , transformando a mi padre en un semental en celo que necesita cubrir a varias hembras, pues su ritmo ahora fortísimo parecía la iba a reventar a pollazos.
Era impresionante lo que estaba viendo y lo manifesté pues me volví a correr sin darme cuenta del placer que estaba teniendo con aquellas vistas, cuando el semental de mi viejo le dio que se iba a correr, y así lo hizo con golpes secos y fuertes en el trasero de mi esposa que ahora lloraba de placer por las embestidas de mi padre, que por el tiempo que estuvo gimiendo tuvo que haber tenido una corrida colosal..
Me imaginaba como estaba por dentro el trasero de mi mujer con aquel gordo inquilino soltando bocanadas de leche y el dolor de huevos que sentía me hizo estremecer pues mi rabo no se bajaba de la excitación que tenía habiéndome corrido dos veces allí tras la puerta.
Vi que como saco aquel pollon de dentro de aquel sufrido agujero, y ella se desinflo sobre la cama rendida y a su merced tras aquella buena faena, mientras el se dejo caer con su enorme rabo morcillón y aun goteando parte de leche por su enorme cabeza.
Iba a entrar para aplaudir aquella obra de arte de sexo, pero preferí quedar en la discreción de la noche y esperar a que por la mañana me lo contaran, y unirme al día siguiente a la fiesta con ellos y poner en prácticas la faena que había hecho aquel torero.
Limpie como pude los chorretes de mi leche sobre la puerta y el suelo sin hacer ruido y me metí en la cama, escuchando al rato como ambos pasaban hacia el baño para lavarse, hablando sigilosamente, si bien escuche como mi viejo le decía, mira si esta mi hijo ya durmiendo, y no lo escuchamos llegar... cuando se entere mañana que no lo invitamos a la fiesta ya verás.... diciendo mi mujer, no creo se enfade, ya sabes que a él le gusta verte follarme.. y a mi más que me lo hagas...
Ese comentario me hizo casi empalmar otra vez pero preferí dejar ya reservado mi rabo para él la tarde o noche, donde iba a probar el trasero de mi mujer, con el permiso de mi padre...