Mi mujer se inicia en el BDSM 2. LA SEDUCCIÓN.
Continúa la historia de Helena y sus inicios en en el mundo de la sumisión/dominación.
Recomiendo leer el primer reltao de esta serie para tener presentes las referencias que se incluyen en el presente relato. https://www.todorelatos.com/relato/173231/
LA SEDUCCIÓN.
Después de nuestra primera sesión de sexo “bruto”, una tormenta de sentimientos encontrados me torturaba. Por una parte, había sido una de las experiencias de sexo de las mejores de mi vida. ¡Que digo de las mejores!, ¡la mejor! Pero por otro lado lo que había pasado me asustaba. Se que Nico había dicho muchas burradas a petición mía y que era muy probable que ni siquiera las intentaría, pero es también cierto que le había visto una vena sádica que no me disgustaba, pero me inquietaba. No sabía hasta donde podríamos llegar. El caso es que después del sexo extremo que tuvimos, hablamos y comentamos lo que habíamos vivido. La pura verdad es que yo lo había iniciado todo y era totalmente consciente de mi ansia por experimentar en ese juego del sadomasoquismo. Había disfrutado como nunca, y la sensación de ser dominada aún perduraba, con una voz en mi interior que me decía continuamente que eso era lo que siempre había deseado en el sexo. Nico lo entendió en parte, y los dos llegamos a la conclusión que en el sexo podíamos experimentar con la dominación/sumisión, pero que ni él quería ser mi amo ni yo quería ser una esclava más allá de las prácticas sexuales. Además, no pensábamos que siempre serían así las cosas en el sexo, seguramente serían cosas aleatorias o esporádicas. Yo seguía siendo la exhibicionista y coqueta de siempre, pero algo había cambiado, un tic mental me hacía desear el sexo con las connotaciones de dominada. También concluimos que nuestras “rarezas” sólo están condicionadas a la obtención de placer, de uno o de ambos. Yo, al menos, no tengo intención en convertirme en una esclava a tiempo completo y eso ha quedado muy claro en todo lo que hemos vivido después de ese momento en el que todo cambió. Pero ya llegará el momento de relatar esos momentos. Ahora es tiempo de narrar lo que ocurrió a las pocas horas de nuestro primer escarceo sádico.
A la mañana siguiente, y ya recuperada del “combate”, estaba vestida para irme a trabajar. Nico comenzaba su jornada de teletrabajo y yo corría apurando mi primer café del día. Me despedí de él dándole un morreo húmedo y salí disparada hacia el garaje para subir al coche. Al salir me encontré de frente a nuestra vecina Pilar que salía de su casa para ir también al trabajo. La saludé dándole los buenos días y algo me impulso a decirle: -Pilar, oye, quería disculparme por lo de ayer. Nico me dijo que le habías visto por la ventana de la cocina y quería disculparme si te molestó. No sabía que la ventana estaba abierta de par en par, sino hubiera tenido mas cuidado. Pilar se detuvo medio sonriendo y me contestó:
-No te disculpes mujer, no ha pasado nada. Creo que él se quedó mas cortado que yo. No me resultó nada incómodo, no será la primera vez que veo a un hombre desnudo y en “acción”. Lo que si me resultó raro es la cuerda verde que llevaba en la mano.
-Ya, ya imagino que fue raro. Si quieres te lo cuento tomando un café esta tarde.- Me había lanzado a lo que parecía ser una cita sin pensarlo. ¿Por qué? Ni idea; un impulso irracional tal vez. Lo mismo quería compartir con una persona ajena lo que había vivido. En todo caso Pilar me contestó que perfecto, que a las 17.30 era una hora estupenda y que me esperaba en su casa. Nos despedimos y cada una se fue por su lado a trabajar.
Pese a que estábamos en verano, las preparaciones de los planes docentes generan muchos problemas aunque no tenemos alumnos que atender. Y también estaba la preparación de los exámenes de septiembre, lo que daba un plus de cansancio. Terminada la jornada llegué sobre las cinco a casa. Nico no estaba. Ya sabía que volvería tarde pues le habían convocado a una reunión de trabajo. Así que me cambié de ropa, me puse mas informal, vaqueros y blusa, y me dirigí a la casa de la vecina para la cita cafetera. Pilar es una mujer de unos 40 años, de estatura mediana y que se conserva estupendamente. La he visto muchas veces en la piscina comunitaria en bikini y tiene un buen cuerpo, sobre todo los muslos, muy firmes, y el abdomen, que lo tiene casi como una culturista. No llega a ser tan evidente, pero sus músculos resaltan a la vista en un vientre plano. Por otra parte, es una mujer muy atractiva de cara y siempre lleva una melena morena que le llega a los hombros. En general, es una chica muy espectacular y sexi. Yo, con mi parte “lesbi”, me había fijado en ella muchas veces. En mis sueños húmedos la imaginaba pasando con ella un rato de sexo salvaje. Ambas chupándonos los coñitos y metiéndonos los dedos la una a la otra para terminar con dos monumentales orgasmos simultáneos. Me veía amasando sus tetas y chupándolas una por una mientras me entretenía sobando la otra. Después de la primera corrida me sentaba en su cara para que me comiera tanto el chochito como el ano y le pedá que me metiera la lengua en la rajita y en el culito. Después se lo hacía a ella metiéndole dos dedos en la vagina y el pulgar en el culo para hacerle una “tenaza”. Eso la volvía loca y no paraba de correrse entre gritos. Pero todo esto eran divagaciones de una mente calenturienta. Ni siquiera sabía si le gustaban las chicas y menos si le gustaría yo. Pero, oye, pensar locuras no tiene nada malo siempre que no te estrelles intentándolas llevar a la práctica.
Pilar me abrió la puerta y me recibió en camiseta y shorts. La camiseta era de tirantes y estaba mas que claro que debajo no llevaba sujetador. La observé y vi que por los lados se le veía parte de los pechos. El short era de licra y ajustado, de manera que se le marcaba mucho el culo. Debía de llevar tanga, porque no se le definían los labios del coño por delante; ni rastro de “cameltoe”. Nos sentamos, alrededor de una mesita baja donde ya estaba la cafetera, en dos confortables sillones. Yo estaba algo nerviosa sin saber por qué me había situado en ese compromiso de explicar según que cosas. No se puede ser tan impulsiva, la verdad.
Después de hablar de cosas insustanciales, trabajo, tiempo y esas tonterías, me soltó a bocajarro. -¿Y bien? ¿Qué querías contarme respecto a tu marido y sus hazañas?- Esto era entrar embistiendo. No se cortaba ni daba rodeos. Me sorprendió un tanto su soltura, pero, puesto que yo me lo había buscado tontamente, me dispuse a contarle todo. La situación me había superado y ya no sabía si esto era el comienzo de un flirteo u otra cosa. Hacía ya muchos meses que no ligaba con alguien y tenía el receptor de ligues en satand by. Bueno, que fuera lo que el diablo quisiera.
-La verdad es que lo primero es pedirte de nuevo disculpas por la escenita que observaste. Nico no pretendía que lo vieras. Todo fue tan rápido. Verás, estábamos iniciando una movida sexual cuando le pedí que fuera por cuerda a la cocina. Habíamos visto una peli porno de sado y se me pasó por la imaginación que podría ser interesante que me atara y que jugáramos con eso.
-¿Y como te resulto? ¿Te gustó?
-No lo sabes tu bien. Fue increíble. Me ató con las piernas abiertas a la cama e hicimos de todo, cosas que ni me esperaba que pudieran ser tan placenteras.
-¿Cómo cuales?
Pilar estaba en una actitud muy abierta, demostrando mas que un interés puramente curioso, y forzándome a darle respuestas que no sabía si quería dar. Era un interrogatorio en toda regla y ya si que me di cuenta de que estaba jugando conmigo a seducirme o algo parecido. Pero yo soy muy diestra en estas cosas, así que me propuse darle la vuelta a la charla y ser yo la que llevara la voz cantante. A su pregunta le contesté con claridad: -estar a plena disposición de tu pareja es una sensación muy placentera. Te fías de él y deseas que te haga cosas, pero no te las hace. Te hace otras a su capricho y eso es frustrante y a la vez muy caliente y excitante. ¿Tu has experimentado alguna vez con estar atada?
-No, la verdad es que no, pero nunca es tarde para probar nuevas cosas. ¿No crees?
Una sorprendente declaración de Pilar que me daba muchas pistas sobre lo que estábamos haciendo. Nos estábamos seduciendo la una a la otra. Tenía que averiguar mas cosas porque no sabía si podía, o quería, seguir mas adelante. En el caso de que se me ofreciera ¿qué hacer? ¿consultar primero con Nico, lanzarme? Si no le consultaba era traicionarlo, pero también era muy morboso el tirarme a esa mujer despampanante. ¿Me lo perdonaría mi marido? y lo que es mas interesante, ¿tendría algo que perdonar? En el pasado habíamos tenido algún que otro escarceo, pero siempre nos habíamos contado todo incluso en ocasiones antes de liarnos con alguien. El momento era propicio y tenía que tomar una decisión con dos respuestas diametralmente opuestas: o me lanzaba a intentar ligarla o me retiraba corriendo a casa. Un dilema que ella despejó con una frase contundente:
-Pienso que me gustaría estar sometida a los caprichos sexuales de alguien y sobre todo me encantaría que fueras tu, tu marido o mejor los dos, los que me sometieran sexualmete Creo que ya es hora de probar cosas nuevas. Y vosotros podéis ser mis maestros Veras, Helena, yo soy una persona muy reservada y conservadora, o mejor dicho lo era. Estoy hasta el coño de tener que aguantarme las ganas sin hacer nada fuera de lo común. Y no es sólo el sexo, lo es todo. Por una serie de circunstancias vitales, que no vienen al cuento ahora, he decidido vivir lo mejor posible a partir de este momento. Lo quiero todo y lo quiero cuanto antes. Tú y tu marido me gustáis mucho. Yo estoy libre ahora mismo y por tanto no tengo compromisos y tengo la impresión que vosotros, tu al menos, no estaríais disgustados con tener una aventura conmigo. Eso es lo que me gustaría.
Esa declaración de intenciones me dejó con la boca abierta. No había esperado algo tan directo. Tenía que procesarlo con tranquilidad. Pero tampoco era cuestión de dejar pasar una oportunidad así. Hacia mas de un año que no compartía sexo con una mujer, y Pilar estaba ahora mas que receptiva. Teniendo en cuenta lo buena que estaba, no me suponía ningún esfuerzo follar con ella. Es mas, me lo estaba casi suplicando y no sería cuestión de buena vecindad dejar de atender sus deseos. Así que le dije -Vaya, vecina, que directa eres. Como comprenderás me sorprende lo lanzada que eres. No lo habría pensado nunca. Para mi estás muy buena y no me desagradan las chicas. Lo que no tenía claro que fueras lesbiana.
-No lo soy. La verdad es que me gustan los hombres. Nunca he estado con una mujer. Pero tú eres diferente. Me gustas y me provocas unos calentones inmensos. Ya te había visto muchas veces en la piscina y me impresionabas con esos tangas tan pequeños. Te miraba y miraba mientras tomabas el sol con la esperanza de verte una teta o parte del chochito. A veces he de confesarte que me hacia pajas pensando en ti. Es con la única mujer que me ha pasado esto, lo confieso. Y ayer, después de ver a tu marido, no tuve mas remedio que pegar el oído en la pared que da a vuestro dormitorio. Cuando le dijiste a Nico que te pegara en el clítoris me corrí como una perra y casi me caigo de la cama de la intensidad del orgasmo.
-¿Nos oiste? Vaya con la mirona, o mas bien “oyentona”,-sonreí-. ¡Que calladito te tenías lo de ser una calentorra! Me halaga mucho que yo te guste, tú a mi también como ya te he dicho. Yo también te he observado en la piscina y se que tienes un cuerpo estupendo. De hecho he fantaseado contigo y me imaginado muchas cosa que hacíamos las dos juntitas. Ha quedado muy claro lo que quieres, pero yo antes de nada tengo que consultar con Nico a ver que opina. Me parece justo que lo sepa. ¡Quitate la camiseta y el short y quédate sólo con el tanga! Voy a mandarle unas fotos tuyas y ya me dirá que le parece. ¡Vamos, que es para hoy!
Pilar se levantó del sillón y se quitó la camiseta por la cabeza mostrando sus senos en todo su esplendor. Los tenía grandes, mas que los míos, y sostenidos. Las areolas eran enormes para el tamaño de sus tetas y los pezones, sin embargo, se mostraban mucho mas pequeños y erectos, eso si. Con dos movimientos se despojó del short quedando casi desnuda en mi presencia. Puede observar que su pequeño tanga estaba ya húmedo. Pilar estaba muy caliente. Me dediqué a fotografiar aquel monumento desde varios ángulos para lo que hice que se diera la vuelta a fin de que mostrara su estupendo culo. No es mejor que el mío, pero tiene su puntito. Le envié un par de fotos a Nico por WhatsApp con el siguiente texto “esta es nuestra vecinita, quiere que la domestiquemos. ¿Qué te parece, empiezo?”. Nico no tardo ni un minuto en contestar. “Joder Helena, menos mal que no ha visto nadie el whatsapp. Vaya tela con las fotos. Si a ti te gusta, adelante. Haz lo que quieras y luego me lo cuentas. Pero quiero participar en la domesticación cuando pueda. Un beso en tu coño.” Sonreí con la respuesta y le escribí “Gracias. Ya te cuento. Beso en tus huevos y en tu glande, sátiro”.
Pilar, mientras tanto daba pequeños contoneos provocándome a su manera. Un poco patosa si que era, pero ya le enseñaría. -Buen, vecina, estamos todos de acuerdo en empezar a disciplinarte. La verdad es que yo creo que soy mas sumisa que ama dominante, pero he de reconocer que me has puesto muy burra con tu propuesta. Veré lo que puedo hacer porque yo en esto también soy primeriza. Ya sabes que empecé ayer. Acércate que bese esos estupendos labios.- Se acercó mientras que yo me levantaba para estar a su altura. Enlazamos los labios comenzando un morreo en el que juntamos las lenguas y nos pasamos un rato comiéndonos la boca de todas las maneras posibles. La consecuencia es que un torrente de babas caían en nuestros dos mentones, en mi blusa y en las tetas de Pilar.
-Besas muy bien, cabrona, pero que muy bien. Mira como estoy de babas. Lámelas todas, gorrina-
Mientras que me lamía toda la cara me quité la blusa y el sostén dejando mis pechos al aire. -Chupa mis tetas y chúpalas bien-, le dije. Contesto: -Nunca he chupado una teta de mujer. Pezones de hombres si, espero que te guste-. Empezó con la teta derecha lamiendo el pezón con la punta de la lengua y continuó abriendo la boca y sorbiendo con gula. -Pues para ser la primera vez no lo haces nada mal. Magréame la otra con tu mano. No seas sosa- Después de pedir un perdón bajito me agarró con fuerza sobándome la teta izquierda y pellizcando mi pezón de manera muy conveniente. Se notaba que se lo había hecho a muchos tíos, o quizá era auto experiencia en su cuerpo. Después de mi sobeteo de tetas, que me puso a cien, le ordené que fuérmos a su habitación, a su cama. Allí, le pedí que me desnudara mientras besaba todo mi cuerpo. Me bajó los pantalones, besando mi barriga y mis costados y cuando quitó mis braguitas me lamió el pubis, pero cuando iba a bajar mas hacia mi rajita la contuve y le espeté: -No vayas tan rápido putilla. Ya tendrás tiempo de chuparme. Ahora te tengo que amaestrar un poquito para que cumplas mis deseos a la perfección. Túmbate en la cama boca arriba y abre las piernas. Las manos en el cuello y los brazos despegados. Que se te vea bien. Voy a hacerte mas fotos- Mientras que le hacía un par de fotos mas me subí a la cama para acariciarla con mi pie derecho. Le tanteé su duro estomago y pasé la planta de mi pie derecho por sus tetas dándole unos pequeños golpes con el dedo pulgar. Me centré en los pequeños pezones que se endurecieron al contacto y seguí subiendo hasta tantear los labios. Ella besó mi dedo gordo y abrió la boca para chuparlo proporcionándome unos buenos cosquilleos en el pie y en mis entrañas. No pude por menos que tantear su pubis con mi pie, dando pequeños golpes con la punta del dedo en su tanga. Ella suspiraba y se derretía con estos juegos. Decidí pasar a mas acción y con movimientos lascivos me fui acercando y bajando hacia su cara para sentarme encima mientras le decía -Es tu primer coñito, chúpalo con cuidado. Primero con tu lengua y después con los labios- Muy aplicada, Pilar comenzó a pasar su lengua por mi rajita varias veces hasta que llegó al clítoris donde se afanó con lengüetazos y, sorprendentemente, chupando y succionando como una maestra. -¿Seguro que nunca te has comido un coño? -le pregunté. -No, pero a mi me lo han comido muchas veces y se lo que me gusta. Imaginé que a ti también te gustaría. ¿Quieres que te lama el culo? A mi me vuelve loca que me lo hagan. -Estas hecha una buena pieza tú. Lame putilla, lame. Méteme la lengua hasta el fondo. Saborea todo lo mío-. Se lanzó a penetrarme el ano con su lengua y a retorcerla por dentro. Tenía una lengua larga y podía penetrar bastante en mi culo. Estaba sintiendo un placer estupendo. Me giré para ponerme de espaldas a su cara de manera que pudiera acceder mejor a mi culo y vagina y me acerqué a su tanga. Con un pequeño tirón le metí la tela entre sus labios y empecé a tirar hacia arriba suavemente iniciando una masturbación. A medida que la tela se hincaba en su rajita y la subía mas, Pilar empezó a gemir fuertemente y dejó de chuparme con tanta efusióne. Estaba empezando a tener un orgasmo que se consumó con un fuerte quejido y unos movimientos de su pelvis arriba y abajo.
-¿Te has corrido guarrilla? ¿Te has corrido con la tela de tu tanga? Eres una calentorra de lo mas vulgar. Si te corres con eso no se que harás cuando te folle con mi mano.- Me miró con cara de salida y añadí, -por tu culo-. Con esa frase volvió a tener contracciones y otro orgasmo. Al parecer sólo con imaginarse tamaña burrada había desencadenado su mecanismo mental del placer. Tirando fuerte hacia abajo le liberé de sus última prenda y le empecé a dar palmetadas en su coño con la mano derecha. No muy fuertes, pero que sonaban a gloria. Cuando Nico me lo hizo estuve a punto de desmayarme del gusto, e imaginé que a mi reciente esclava le parecería bien este pequeño castigo. Y si que le gustaba, ya que subía su pelvis para que tuviera mas facilidad y superficie para golpearla. Seguí con las palmadas durante un corto tiempo y estoy por asegurar que mientras lo hacía no dejo de correrse ni un momento. Sudaba abundantemente por todo el cuerpo y gemía a cada golpe. Me pidíó por favor que me detuviera. Que no podía mas. Que estaba desecha. Hice caso de sus ruegos y dejé de golpearla al tiempo que le decía: -parece que te va esto del sufrimiento y castigo. Te has corrido como una perra todo el tiempo. Eres muy sensible y eso que yo soy una principiante en todo esto. Pero parece que estamos en el buen camino. En el camino del sexo caliente y guarro.-
-Si, Helena. Ha sido increíble lo que he sentido. Es la situación, las frases, el estar pro primera vez con una mujer. Es fabuloso. Nunca pensé que podría resultar tan placentero el que estuviera sometida a los caprichos de alguien. Ha sido una revelación.
-Para mi también. Hacía tiempo que no disfrutaba con una chica como lo he hecho contigo. Estoy deseando contárselo todo a Nico y que él nos castigue a las dos a la vez por ser tan guarrillas. Me estoy imaginado a las dos atadas cara a cara, morreandonos mientras nos azota los culetes con la regla o con un cinturón.
-¿Y me follaría por el culo?
-No lo dudes, putita, no lo dudes.
Continuará.