Mi mujer se enamora de un paciente anciano (2)
Día y noche me venían sus palabras a la cabeza "Te quiero a ti, y solo a ti mi amor, pero mis deseos son hacer el amor con Oscar". Pensar que cada vez que volvía a casa, venía follada por uno de sus pacientes, no era de mi absoluto agrado. Pero yo la amaba, y haría de todo por no separarme de ella.
Pasaron los días tras la confesión de mi esposa. No paraba de darle vueltas a la cabeza a todo lo que me dijo. Día y noche me venían sus palabras a la cabeza "Te quiero a ti, y solo a ti mi amor, pero mis deseos son hacer el amor con Oscar". Pensar que cada vez que volvía a casa, venía follada por uno de sus pacientes, no era de mi absoluto agrado. Pero yo la amaba, y haría de todo por no separarme de ella.
Hacíamos vida normal, o lo intentamos. Trataba de saber un poco más acerca de Oscar, pero mi mujer prefería no hablar mucho del tema. Sólo me contaba de la vida privada de Oscar. Me contó, que tenía por família a otro hermano, que fallecío hace 3 años. Siempre fue un mujeriego, fumador y bebedor empedernido, de ahí sus problemas respiratorios. Empezó a establecer una relación con Oscar desde el primer día que entró a su habitación, ya que, como mi mujer me contaba, siempre la trataba como una señora, incluso piropeándola de vez en cuando.
Al cabo de del tiempo, le dieron el alta Oscar. Se acercaban las Navidades, una época fría y dura, donde a nadie le gusta estar solo. Mi mujer tuvo la gran idea de acojer a Oscar en casa. Teníamos todo preparado y habilitado para cuando se instalase su amante. habilitamos la habitación de invitados, que está enfrente de la nuestra, por si surgían problemas, mi esposa podía atenderle rápidamente.
Serían como las 19:15, fuí a recojer a Oscar y a mi esposa al hospital, ya que ella esa semana terminaba su jornada a las 19:00. Guardamos sus maletas, eran 2 maletas medianas, subieron al coche y nos fuimos para casa. Tanto Oscar como mi esposa se subieron en la parte de atrás, dejándome a mi como su chófer personal. Mi mujer en ese momento me lo presentó, y cordialmente le di la mano. Por el retrovisor, veía como Oscar y mi esposa iban cojidos de la mano, hablando en voz baja y haciéndose carantoñas. El viejo, en una de esas levantó la mirada, y me dijo "Muchas gracias por acojerme en casa. Espero que la situación la llevemos bien. Tu mujer es la persona más importante para mí, y siento toda esta situación", en ese momento observava mediante el retrovisor como empezaron a besarse.
Una vez llegamos a casa, mi mujer ayudó a Oscar a instalarse en su habitación mientras yo preparaba la mesa para cenar. De repente, empecé a escuchar susurros. Terminé de poner la mesa, la cena ya estaba echa de antes, y me dirigí a donde provenían los susurros. Llegué y ví una luz que asomaba de la habitación de invitados.
La puerta estaba abierta lo suficiente como para ver todo lo que ocurría en la habitación. Centre mi vista en mi mujer, estaba sentada al lado de la cama, donde Oscar se encontraba. Hablaban en voz baja, parecían tener buena relación. Oscar, estaba semisentado en la cama, y al lado de la lamparita de la mesita que tenia al lado, cojió una pastilla (seria su medicación), y se la tomo. Al mismo tiempo mi mujer se levantaba de la silla, y se dirigió a una de sus maletas que habían dejado enfrente de la cama, se agacho para buscar algo entre las pertenencias de Oscar, mostrando su hermoso culo para deleite del abuelo.
Cuando lo encontró, lo guardo en su bolsillo derecho de la bata y se dirigió otra vez al lado del abuelo, pero esta vez de pie. Oscar empezó a acariciarle los muslos, cada vez mas arriba, mi esposa no se dejaba hacer, se la veía incómoda, ya que estaba en su casa y con su marido de por medio. Yo no daba crédito a lo que veía, estaba viendo en primera persona como la mujer que más deseaba se entregaba a otro.
Ella desabrochó el pantalón a Oscar, dejando ver su enorme polla, la cual agarró y empezó a frotarlo suavemente. Empezaron a besarse, con pequeños besos cortos, que pasaron a besos mas largos y apasionados, mientras Oscar le acariciaba con sus dedos por encima del húmedo tanga de mi mujer, y mi esposa le hacia una paja a el abuelo. Después ella se dirigió hacia su pene, note como me miró mientras se acercaba a su polla, lo lamió de arriba abajo, su lengua no dejaba de rozar el glande de aquel pene viejo, y se lo introdujo en la boca suavemente. Oscar no paraba el ritmo de su mano, haciendo que mi mujer flaqueara de piernas un par de veces. Tras un rato así, el anciano paró en seco, y mi esposa recupero la postura, y mirándome seria, se dió la vuelta.
Oscar le bajó el tanga, la subió a la cama, y mi mujer saco un condón de su bolsillo (que era lo que había cogido antes). Lo abrió para ponérselo, pero Oscar se lo quitó y lo tiró al suelo. Ella se giró para ir a cogerlo pero el anciano no se lo permitió. La sujetó firmemente por los brazos, se percató de que estaba espiándoles, me miró por el hueco de la puerta y me dijo que hoy follarían sin condón. Mi esposa no aceptó, y cuando ella quiso zafarse de sus garras, el abuelo la cogió, se la puso encima y la penetró hasta el fondo. Yo cerré los ojos, no quería saber que más iban a hacer. Los volví a abrir, y mi esposa estaba cabalgando encima de ese viejo verde, que le agarraba del culo para penetrarla mejor. Los gemidos y gritos se podían escuchar por toda la casa, e incluso algún vecino también los habría escuchado.
Este anciano tenía mucho aguante, lo cual estubieron bastante tiempo follando. Tras varios orgasmos de mi mujer, vi como Oscar avisó a mi esposa de que iba a correrse. Mi mujer, en un último intento por levantarse para que el anciano no se corriera dentro de ella, intentó apartarse de él, pero el abuelo la forzó. Entonces Oscar la presionó contra él, de manera que mi esposa notó como el abuelo se corrió dentro de ella.
Jamás había visto así de entregada a mi mujer. Ella permaneció encima de él, con su pene aun dentro, chorreando un poquito de semen por su vagina, extasiada después de haber follado con tal semental maduro. Mi mujer miró el reloj, vío que se había echo tarde para cenar. Se levantó de la cama, se puso el tanga sin limpiarse, se agachó y le chupó el pene a Oscar, limpiándole así lo último que le quedaba de semen. Se dirigió a toda a la puerta para salir y allí estaba yo, al otro lado tristemente corneado.
Salió y me vió, me dió un beso con sabor a semen de Oscar. Nos fuimos a la cocina, para terminar de servir la cena, fría cena. Con toda naturalidad me dijo que le quería, que también me quería a mí y que eso no iba a cambiar, pero que a él le deseaba. Mientras esperábamos a Oscar, mi esposa continuaba diciendo que tendría que aceptar, si la amaba, a compartirla a ella con Oscar, si no me tendría que acoplar su relación.
Yo que sólo tengo corazón y ojos para ella acepté sus condiciones. Y así en adelante, comparto la relación de mujer con un señor maduro, que duerme, come y folla a mi costa. Pago las necesidades de él, pago los caprichos de mi mujer. Muchas veces, vienen amigos a cenar a casa, lo cual es un riesgo para nosotros que se destape todo este lío amoroso. Pero nos apañamos bien, sabemos salir airosos de las peores situaciones.
Por último, les contaré, que como todo matrimonio, siempre tiene un día donde celebran su aniversario de bodas. Pues bien, en nuestro aniversario de bodas. Mi mujer, tenía preparada una sorpresa que nos dejó tanto a Oscar como a mí alucinados.
Les cuento, era una mañana de sábado donde yo estaba con Oscar paseando por la calle. Tras el paseo, para que el viejo se despejara un poco, nos fuimos para casa. Entramos y escuchamos a mi mujer desde la habitación, diciéndonos que esperásemos sentados en el sofá. Esperamos en el sofá, y de repente, vimos aparecer a mi mujer con el vestido de novia que llevó en nuestra boda. Me dijo "Felíz aniversario cariño" me levanté y la besé en los labios. Me separó y se dirigió a Oscar diciéndole "quiero compartir contigo lo que fué el día más maravilloso de mi vida", lo cual el viejo se levantó, se acercó a ella y cogiéndola de la mano se la llevó a su habitación.
Ya en su habitación, Oscar se aproximó a mi mujer y tomándola por la espalda rodeo su cintura, arrebatándole el vestido de novia. Quedó tirado en el piso, dejando ver a mi esposa con unas medias blancas de seda, sujetas por un liguero blanco de finos encajes, un tanga blanco de encaje, un sostén de finos encajes, y como último los zapatos blancos de tacón de punta.
Mi mujer se dirigió a la puerta, y cerrándola me dijo "lo siento amor, a partir de hoy será mi aniversario de bodas con Oscar. Así que hoy no puedes mirar, porque hoy va ser un día especial para nosotros dos". El resto ya lo imagináis...
FINAL