Mi mujer profesora con 3 alumnos

No daba crédito que esa fuera mi mujer, estaba como poseída o drogada y no tenía ningún reparo en traspasar límites que a mi siempre me había negado

Buenas a todos,

Antes de empezar me gustaría indicar que este es mi primer relato. No soy muy aficionado a la escritura por lo que aceptaré cualquier tipo de crítica.

Mi nombre es Marcos, tengo 34 años y soy profesor de matemáticas en un instituto. Soy alto, 1,88, y tengo la típica pinta de empollón con mis gafa-pasta pero con una constitución atlética ya que me gusta salir a correr. Sobre mi polla no puedo decir mucho: no destaco por tenerla excesivamente larga, 19cm que saben dar placer, pero si que tengo un grosor bien considerable.

Mi mujer, Carol, tiene 30 años, es profesora de educación física en el mismo instituto (así es como nos conocimos) y llevamos 5 años de relación y 2 como marido y mujer. Lo primero que me llamó la atención de ella es su físico, lógicamente dado su trabajo se cuida mucho, va al gimnasio y tiene una constitución delgada aunque con buenas curvas. Tiene una cara angelical, redonda, grandes ojos marrones, pelo castaño hasta los hombros, labios carnosos (lo justo), lo que yo considero el pecho perfecto, ni grande ni pequeño, lo suficiente para cubrir cada uno casi por completo con mi gran mano. Su cintura cintura es delgada y su culo firme, redondo y pronunciado (90-60-95 y 160cm). Es una persona super abierta y alegre con todo el mundo aunque bastante borde con sus alumnos (su físico y su edad no ayuda y no le queda otra que ponerles firmes ya que están en edad de tener las hormonas por las nubes).

Nos vemos a diario en el instituto pero dentro de él llevamos una relación de compañerismo. Esto es así porque, aunque yo no pierda oportunidad de meterle mano en cuanto estamos a solas, Carol me aparta enseguida por el temor de que nos descubran y nos sancionen o, peor todavía, nos despidan.

Ella me cuenta su día a día el cual se basa en empezar la clase 5 o 10 minutos tarde ya que tiene que esperar a que los chicos lleguen al gimnasio, pasar lista, para después empezar con el calentamiento y los ejercicios. Además me relata que acaba la clase 15 minutos antes porque los alumnos tienen la obligación de ducharse para no ir apestando las aulas y pasillos (y porque hay que inculcar un mínimo de higiene). Me dice que desde hace poco debe esperar a que todos salgan de las duchas para pasar lista de quien se ha duchado y quien no para llamarles la atención. Respecto a esto último me dice que debe hacer de policia y que se da cuenta de que algunos, poco espabilados, tardan un minuto en salir del vestuario con el pelo mojado el cual se han mojado como han podido con los grifos de la pica.

Lo que les voy a relatar ocurrió una calurosa mañana de mayo en el instituto. Me encontraba haciendo tiempo entre clase y clase y decidí pasar las 2 horas corrigiendo exámenes. Paré un momento para salir a fumar y me puse en mi banco habitual para hacerlo, en el patio del instituto. En ocasiones coincidia con algún compañero pero en esta ocasión no había ni un alma cerca. Lo único que había cerca y rompía la calma eran las risas y gritos de los chicos que se estaban duchando en el vestuario masculino del gimnasio. Este tenía una ventana pequeña, entreabierta, que estaba a 4 metros de donde yo me encontraba (distancia suficiente para no ver nada y evitaba el riesgo de que me acusaran de pervertido).

Antes de encenderme el cigarro miré el reloj y vi que eran las 11:03h y recordé que lo que mas rabía le daba a mi mujer era que los chicos se demorasen en salir de las duchas. En el caso de las chicas podía entrar y meterles prisa pero en el caso de los chicos ella tenía que esperar en la puerta para después soltarles una buena reprimenda, toda furiosa. El reloj me decía que se pasaban por 3 minutos de la hora de su salida y además tenían las duchas encendidas por lo que la ira de mi mujer ese día iba a ser considerable.

En ese momento escuché como las risas de los chicos se vieron interrumpidas por un buen grito:

-¡Estoy harta y ya no sé como decíroslo! ¡Encima sois los 3 de siempre!

Me di cuenta que era mi mujer que había entrado al vestuario, algo que estaba prohíbido, pero la rabía le había nublado el juicio. Se hizo el silencio durante unos segundos, no sé si porque mi mujer esperaba una respuesta y estos se quedaron sorprendidos por la situación o porque Carol se había dado cuenta de que la había cagado al entrar.

Me acerqué a la ventana y esta me proporcionaba una panorámica perfecta de mi mujer y los 3 alumnos. Ella me daba la espalda y me daba una vista privilegiada de su trasero marcado por sus mallas de gimnasia que solía llevar para dar clase. En la parte superior llevaba una camiseta corta igual de ajustada que provocaba que sus pechos resaltaran de sobremanera. Los chicos trataron de ocultarse o taparse por vergüenza al estar expuestos a la mirada de su profesora. Los 3 rezagados eran Ruben, el mas rebelde y atrevido, Ivan, un chaval algo tontito que se dejaba llevar (este se estaba duchando con bañador), y Sergio, el gracioso y salido del grupo.

Tras unos segundos de silencio eterno pude ver por el espejo como mi mujer se había quedado embobada, con la boca entreabierta, mirando la polla de Ruben. No era para menos, Ruben tenía una extensa polla con el capullo por fuera. El comentario de Sergio despertó a Carol de su letargo:

-Pero profe, si todavía tenemos jabón por el cuerpo.

Esto le enfureció y entró a las duchas, con cuidado y esquivando los chorros, con el objetivo de apagarlas mientras decía:

-¡Ni pero ni hostias! ¡Habéis tenido tiempo de sobra y si os molesta os lo quitáis con la toalla! Si en un minuto no estáis fuera os saco a los pasillos tal y como estéis, ¿os ha quedado claro?

Pude comprobar de primera mano lo estricta que era con ellos. Normalmente pensaría que estaba actuando pero dada su rabía y conociendo su temperamento creo que todo lo que decía le salía de dentro.

En cuanto apagó las 3 duchas, cuando intentó salir de estas se resbaló en un charco de agua, le patinó un pie y cayó totalmente plana de espaldas. Tal fue el talegazo que se quedó tumbada en el suelo, boca arriba, y se le acerco Ruben poniendo una rodilla en el suelo:

-Profe, ¿estás bien? ¿te has hecho daño?

Sin que lo pretendiera Ruben (quiero creerlo así), su polla quedó a escasos 10 cm de la boca de Carol. Ella la miró y se le pusieron los ojos como platos. Yo sabía que esa cara era debida a la sorpresa ante una situación inesperada, pero que se iba a quedar ahí. Sabía que otros profesores le habían tanteado pero ella era una persona fiel. Además, amaba su trabajo y de ir a más le podía meter en un buen lío, aunque sólo de estar ahí ya podía suponer un buen marrón para ella.

De nuevo se hizo el silencio, ella cerró los ojos y Ruben insistió:

-¿Profe?

Ruben miró hacia atrás, a sus 2 colegas, como diciendo "¿qué hacemos?". Lo que vino a continuación me dejó impactado. Mi mujer, que ahora tenía los ojos cerrados, giró la cara para restregarla con el paquete de Ruben. Su boca se abrió y lo que encontró fueron los huevos de Ruben los cuales los lamió con ganas para después meterse cada uno de ellos en la boca. Iba alternando uno y otro y no se dejaba ni un centimetro por saborear. Yo estaba flipando, a mí me había dado una ligera lamida y últimamente ni eso.

A continuación levantó un poco el cuello para empezar a lamer todo el largo del rabo de Ruben, muy despacio. Mientras lo hacía, esta clavaba sus ojos en la cara de Ruben con un rostro de vicio que jamás le había visto. Sus huevos no perdieron protagonismo y Carol los acariaba con la mano que tenía mas alejada.

El muchacho no tardó en empalmarse por completo. Carol se puso de rodillas y Ruben se levantó apuntando su polla hacia la cara de ella. Mi mujer no pudo reprimirse un:

-¡Joder! -llevó su mano al pene y empezó a bombearlo- Joder...

Se mordió el labió inferior y empezó a besar su rosado capullo, intercalaba labios y lengua y de vez en cuando se lo metía en la boca, pero no pasaba del capullo. Se veía que a Ruben ese jueguecito le estaba matando, tenía la cabeza hacia arriba con los ojos cerrados y suspiraba.

Carol fue mas allá y empezó a introducirsela en la boca poco a poco, a cámara lenta. Parecía que, de nuevo, quería saborear cada centímetro pero en esta ocasión de su rabo. Antes de llegar hasta el final, Carol puso sus dos manos en el culo de Ruben para empujarle contra ella y metersela toda entera. Lo consiguió pero al intentar aguantar no pudo evitar soltar una arcada y sacársela de golpe.

Miró a Ruben y soltó una ligera sonrisa mientras se limpiaba la baba que le caia por la comisura. Volvió a la faena para seguir mamando su enorme tranca. Movía la cabeza con rapidez para hacerle una buena paja con la boca, desde el capullo que nunca se sacaba de la boca hasta un poco mas de la mitad. De nuevo, puso sus manos en el trasero de Ruben y se dispuso a succionarle por completo, y así lo hizo hasta alcanzar con su nariz el abdomen de Ruben y su barbilla rozase sus huevos. En esta ocasión aguanto un poco más pero volvió a soltar una gran arcada.

Por el mismo acto reflejo de la otra vez, trató de sacársela de la boca pero cuando iba por la mitad Ruben le dijo:

-Esta vez no.

Ruben cogió la cabeza de Carol con las dos manos y le empezó a follar la boca hasta el fondo. Ruben acompañaba los movimientos de cabeza de Carol, orquestrados por sus manos, con fuertes movimientos de su cadera. Le estaba pegando una follada oral en toda regla, con cierta violencia, cosa que a Carol parecía gustarle ya que llevo sus manos al culo de Ruben y empezó a apretarlo. A ella se le escuchaba algo parecido a quejidos, pero estaba claro que eran de placer.

No me podía creer lo que estaba viendo. La imagen que tenía hasta ahora de mi mujer era de una mujer generosa en la cama pero algo recatada. Haciamos los preliminares justos para después follar en las posturas de siempre. Tal escena me enfureció, pero también me empalmó. Tenía un bulto bajo mis pantalones que incluso me llegaba a doler. La escena era morbosa de por sí, pero el hecho de ver a mi mujer con ese chaval, me puso de lo mas cachondo (incluso sentí envidia de él).

La follada oral continuaba, sin perder en ningun momento el ritmo y parecía que ninguno de los 2 estaba dispuesto a que cesara. Cada vez que la boca de Carol llegaba hasta el fondo se escuchaba un sonido carácterístico de dentro de su boca, como si la punta del rabo de Ruben chocara con las cuerdas vocales de ella. Ruben dejó una mano libre y con la otra le cogió el pelo para seguir guiando su cabeza al ritmo que él decidiera. Este rompió el silencio y soltó:

-Sabía que eras una guarra pero no imaginaba que fueras tan puta.

Ella solo reaccionó mirándole a los ojos, mientra recibía brutales embestidas, y apretándole más el culo. Era su forma, y tal vez la única, de decirle que estaba en lo cierto. O tal vez que le dijera todo eso le ponía mas cachonda, que era lo que quería ser en ese momento.

A todo esto, Ivan y Sergio que no sabían donde meterse procedieron a ir a sus mochilas para empezar a vestirse. Antes de llegar a estas, Carol consiguió sacarse la polla de la boca y les dijo:

-¿Dónde creeis que vais? Venid aquí, hoy vais a salir tarde y con razón.

Continuará...