Mi mujer pensaba que lo habia soñado
Estabamos solos en la cala. Mi mujer se emborracho y pensaba que todo lo habia soñado.
Carmen se creyó que todo había sido un sueño.
Mi mujer y yo habíamos buscado con mucho cuidado una cala en la que pudiéramos estar los dos solos para hacer una acampada y así poder hacer nudismo con total libertad. Yo disfruto muchísimo viendo a Carmen desnuda en consonancia con la naturaleza. Tiene un cuerpo que para mí es espectacular. Unas caderas generosas combinada con una cintura perfecta y nos pechos que muchísimas mujeres envidian, a parte de la totalidad de los hombres. Lo sé porque muchos compañeros míos de trabajo no le quitan el ojo del escote en cuanto la ven. Y es que a Carmen le gusta llevar escotes bastante generosos, casi hasta asomar sus pezones. Sus tetas de una talla 100 son grandes pero sin estar caídas y sus pezones perfectos en su tamaño.
Después de analizar durante varios días la cantidad de gente que acudía a cada cala, nos decantamos por una que había que llegar a pie después de 20 minutos de caminata y que era poco probable que nadie tuviera ganas de cargar con sombrillas y neveras durante tanto rato.
Ya con nuestro equipo a cuestas nos encaminamos a la cala. Llegamos casi anocheciendo y con la experiencia de anteriores acampadas montamos el campamento en un santiamén.
Después nos dedicamos a preparar una suculenta cena para dos a base de latas, pero eso sí, acompañadas de unas botellas de buen vino y de cava especialmente trasportado para esa ocasión.
EL vino y el cava tuvieron su efecto y empezamos a juguetear, a Carmen que enseguida se le sube la bebida estaba bastante contenta. Con las piernas cruzadas delante de mí, se apartaba con un dedo el tanga y me mostraba su coño. Cuando intentaba tocarla me daba un manotazo en la mano y seguía con sus exhibiciones entre risas. Así trascurrió la cena entre provocaciones continuas por parte de ella e intentos de tocamientos por la mía. Una de las veces se saco las tetas y derramando vino de la botella sobre ellas, se las chupo consiguiendo poner los pezones más tiesos que mi poya. Si es que a esas alturas era posible. Yo incapaz de ocultar mi erección, dejaba que asomara la cabeza de mi pene por la pernera del bañador. Cuando acabamos con el cava, cogió la botella, chupo la boca como si fuera una poya y apartando el tanga se la introdujo poco a poco. Su coño lubricado con los restos de cava brillaba a la luz de la luna. Se reclino en la silla y cerrando los ojos e ignorándome, procedió a masturbarse acelerando poco a poco el ritmo. La botella salía y entraba de su interior cada vez con más facilidad lubricada con sus jugos.
Yo disfrutaba del espectáculo. Saque mi pene y procedí a acariciarme mientras que la miraba.
Carmen sentía espasmos de placer y sus jadeos fueron aumentando hasta que estallo en un orgasmo salvaje, se retorcía y tocaba sus pechos por encima de la camiseta que se trasparentaban mojados por el sudor del calentón que había protagonizado su dueña. Se quedo quieta, exhausta y relajada, pero con la botella todavía en su interior y completamente borracha.
Yo levantándome me quite el bañador quedando completamente desnudo. En la cala no había nadie más y no teníamos que preocuparnos de mirones y de no dar escándalos. La playa era entera para nosotros.
Carmen seguía en la misma postura medio amodorrada. Yo me tumbe en la arena aproximándome a su coño. Saque la botella y pegando mi boca absorbí los restos de cava que salían de su interior. Le cogía los labios con los míos y tiraba de ellos succionándolos. Con la lengua atacaba su clítoris arrancándole suspiros de placer. Ella se dejaba hacer sin cambiar la postura. Cogiéndola por debajo de las nalgas la eleve un poco para redoblar mi ataque a su sexo. Cogía mi cabeza con las manos como para asegurarse de que no la apartara sin terminar el trabajo. Cogiendo el Tanga por la tirilla, tire de él hasta quitárselo y dejarla desnuda. Me incorpore un poco y dejándome caer sobre ella encamine mi pene ya a punto de reventar a la entrada de su sexo. Apoye el glande y presionando lo inserte sin dificultad en su coño empapado. Al notarme, abrazo mi cintura con sus piernas y ocultando su cara en mi hombro empezó a imprimir un vaivén de mete y saca que ocasiono que explotara en un torrente de esperma inundándola por dentro. Nos quedamos abrazados un momento.
Como llevemos este ritmo no aguantamos aquí ni dos días, dije.
Y que lo digas, balbuceo, ahora mismo estoy para irme a dormir, estoy medio pedo y completamente satisfecha.
Por mi vete a la tienda, yo me voy a quedar un rato aquí fuera, hace una noche estupenda.
Levantándose se quito la camiseta dejándome ver sus espectaculares tetas y completamente desnuda se encamino a la tienda. Al agacharse para entrar, me brindo una imagen de todo su culo. En medio, su coño y ano perfectamente perfilados sin pelos destacaban provocándome otro conato de erección.
Carmen no llego ni a entrar en la tienda, se quedo tirada en la entrada con medio cuerpo fuera, brillando su culo a la luz de la luna.
Me puse un cubata y me dispuse a disfrutar de la noche tan magnífica que hacía. Habíamos tenido suerte hasta en el tiempo. Había luna llena y se veía casi a la perfección. El mar y estaba en calma.
Estaba ensimismado con el cubata y mirando el culo de Carmen cuando me pareció oír unas voces. Mire hacia la izquierda y vi a cuatro personas y varias cañas de pescar a menos de 30 metros. ¡¿Como no nos habíamos dado cuenta?! Y lo más importante ¿cuanto tiempo llevaban ahí?
Caminando hacia mi venia uno de ellos. Yo todavía seguía desnudo.
Buenas noches, no tendrás por casualidad unas tijeras o una navaja. Venimos de pesca y con las prisas se nos han olvidado.
Si, ahora mismo te las dejo. Pero antes contéstame a una pregunta. ¿Lleváis mucho tiempo ahí?
Se quedo un momento pensativo. Debía estar pensando que contestarme.
Lo suficiente.
Mientras que decía esto con la barbilla hizo un gesto señalando hacia la tienda. Ahí estaba Carmen acostada con todo el culo y coño a la vista, sus tetas asomaban por el costado.
No te preocupes por nosotros, es natural que disfrutéis. Y sin querer ofenderte te diré que a mis amigos y a mí nos habéis puesto cardiacos. No es para menos, teniendo en cuenta lo buena que está tu pareja.
Mientras que decía esto no apartaba la vista del cuerpo de Carmen.
Ahora mismo te las traigo.
Levantándome me encamine a la tienda para sacar de la mochila las tijeras. Al hacerlo me tuve que poner de rodillas al lado de Carmen y estirando el brazo cogerlas de dentro de la mochila. La roce con el brazo y ella cambio de postura poniéndose boca arriba. Mire de reojo y el desconocido seguía sin perderse detalle. Veía a la perfección el coño y sus labios vaginales en medio. Las tetas caídas ligeramente hacia los lados en su exuberancia. Ver así expuesta a mi mujer, a los ojos de otro, ocasiono que tuviera una tremenda erección. Saliendo hacia atrás me incorpore y me dirigí hacia el apuntándole con mi pene.
Parece que a ti también te impresiona la vista.
Mientras me decía esto me señalaba el pene.
¿Te importa?
Y sin darme tiempo a contestar se acerco a Carmen y se quedo mirando desde arriba. Yo me situé a su lado y nos quedamos los dos mirando su cuerpo desnudo. Yo seguía con una tremenda erección.
La verdad es que esta para echarla un polvo. ¡No te preocupes! Me conformo con mirarla, si me dejas.
Y metiéndose una mano por dentro del pantalón empezó a tocarse sin ningún disimulo.
Hazte una paja si quieres. Dije, sorprendiéndome yo mismo con mis palabras.
Gracias, esta visión no es para desperdiciarla.
Y bajándose el bañador dejo al aire un poyon impresionante con una tremenda erección.
Ven acércate.
Me dijo haciéndome un gesto con la mano. Me acerque a él. Alargo la mano y me cogió la poya y empezó a masturbarme a la vez que a sí mismo.
Jamás hubiera pensado en algo así, mi mujer en el suelo desnuda ofreciéndonos una vista perfecta de su coño y tetas y un desconocido masturbándome encima de ella.
Mi poya disfrutaba del trato y mostraba una erección casi tan grande como la de él. Me masturbaba lentamente. Se inclino y metiéndose mi poya en la boca la ensalivo a conciencia. Se incorporo y siguió con su mano.
Carmen, en el suelo medio borracha no se enteraba de nada. Encogió una pierna, con lo que nos ofreció una mejor vista de su coño. Algo debía estar soñando porque se paso la mano por encima y hundió un momento su dedo separando los labios y mostrándonos su interior rosado.
Pablo, que así se llamaba continuaba con la doble masturbación. Yo estaba disfrutando, sentía como su mano atrapaba toda mi poya con fuerza y delicadeza a la vez. Pablo empezó a jadear y acelerando el ritmo hizo que explotásemos los dos al unisonó en una corrida. Chorros de esperma caían encima de Carmen desde los pechos hasta su pubis. Era una escena tremendamente sexual, una pedazo mujer tirada en el suelo completamente desnuda y dos machos poya en ristre corriéndose encima de ella a la luz de la luna.
Oí pasos y gire la cabeza, se acercaban los amigos de mi compañero de masturbación. Se pusieron a nuestro lado. Eran dos chicos y una chica, todos ellos jóvenes. No mayores de treinta años.
Pablo seguía todavía con mi pene morcillón y goteando restos de esperma en la mano.
Estábamos viendo vuestro espectáculo y hemos tenido envidia. Nos dejáis participar.
La única chica del grupo, que se llamaba Sonia, se me aproximo y pasando un dedo por la punta de mi pene recogió un poco de esperma que goteaba y se lo llevo a la boca chupándolo.
Delicioso, es una lástima que hayáis malgastado estas corridas.
E inclinándose sobre Carmen empezó a pasarle la lengua por todo el cuerpo recogiendo los restos esperma.
Quitando la mano que me tenia cogido de la poya me arrodille y cerré la cremallera de la tienda dejando a Carmen asomando de cintura para abajo. Me lleve un dedo a los labios y les indique que debían guardar silencio. A lo que asintieron con movimientos de cabeza.
Carmen estaba reaccionando a las caricias y empezó a jadear entre sueños.
Javi (que así se llamaba, como me entere después). Se tumbo boca arriba y metiendo su cabeza en medio de las piernas de Sonia le levanto la camiseta larga que llevaba y apartando el tanga que llevaba comenzó a lamerle el coño. Yo estaba que no aguantaba más, me arrodille y apuntando mi poya a su coño se la introduje de un golpe. El seguía lamiendo ahora a los dos a la vez. Notaba su lengua pasando a lo largo de mi tronco cuando entraba y salía del coño de su amiga. Mis huevos golpeaban en su barbilla áspera de no afeitarse.
Presagiando una inminente corrida por mi parte acelere los envites, explote en un orgasmo corriéndome dentro de Sonia. Saque mi pene de su interior arrastrando parte de mi corrida que fue a parar a la cara de Javi, que no le hizo ningún asco. Es más, la mamada a su amiga se intensifico como queriendo limpiar los restos de semen que quedasen en su interior.
Carlos, que haces. Otra vez tienes ganas. Me decía Carmen entre balbuceos provocados por la bebida y retorciéndose mimosa.
Nos quedamos todos quietos. Les indique que guardaran silencio y aproximándome a la cara de Sonia dije dirigiéndome a Carmen.
Chitttttttt, cállate y disfruta. Déjame hacer a mí.
Sigue, sigue, no pares. Eres un artista comiéndome el coño.
Nos levantamos Sonia, Javi y Yo y le indique a Enrique que continuara, diciéndole al oído que no hablara.
Enrique cogió Carmen suavemente por las caderas y la obligo a girarse dejándola tumbada de espaldas. Ella seguía con medio cuerpo dentro de la tienda por lo que no veía ni sabia quien estaba haciéndole el trabajo. Enrique se desnudo. Dejo caer un salivazo en el ano y lo extendió frotando el ano hasta conseguir introducir el dedo, siguió un rato para dilatarlo hasta conseguir meter dos dedos y cuando considero que estaba lo suficiente, poniendo la poya en le entrada del culo de Carmen fue empujando despacio hasta conseguir que fuera entrando poco a poco hasta tenerla toda dentro. Carmen daba pequeños gritos pero no cambiaba de postura.
Nosotros seguíamos observando la escena mientras que nos tocábamos entre nosotros. Y Sonia nos hacia una mamada por turnos.
Enrique se movía despacio dejando que el pene resbalara adentro y afuera. Carmen notaba como semejante tranca se deslizaba sin descanso dentro de su culo una y otra vez y arqueando la espalda levanto un poco las caderas buscando que la penetración fuera más profunda.
Los otros, Pablo, Javi se pusieron alrededor y empezaron a masturbarse. Sonia seguía mamándomela a mí. Su boca se tragaba mi poya por entero hasta tocar con su cara en mi pubis. Con la mano me masajeaba los huevos. Mi poya empezó a palpitar avisando de una inminente corrida. Estalle en un torrente de semen en la boca de Sonia que lo guardo todo dentro sin desperdiciar nada. Cuando termine de correrme Sonia hecho mi corrida que todavía tenía en la boca por el culo de Carmen y por el tronco del miembro de Enrique según entraba y salía, a la vez que la extendía con la mano cogiéndole la poya.
Pablo y Javi aceleraron el ritmo de sus manos en la masturbación y llegaron al orgasmo casi al unisonó, descargando toda su leche en el culo de Carmen. Sonia fue recogiéndola con la lengua.
La escena culmino estallando Enrique en un orgasmo dentro de Carmen y dejándose caer encima de ella.
Al poco se incorporo sacando su pene ya flácido del interior de Carmen y soltando un.
Uhauuuuu. Vaya culo prieto que tiene. Se lo he tenido que dejar inundado de leche. Ha sido una corrida de caballo.
Estuvimos hablando un poco y presentándonos y al rato se fueron a seguir con su pesca ya con las tijeras.
Yo me prepare otro cubata y me dispuse a seguir disfrutando de la noche que quedaba.
Al rato empezaron a bajar zorros de la sierra próxima buscando los restos de las comidas que dejan los bañistas. Olieron a Carmen y se aproximaron a ella. Con sus lenguas fueron lamiendo su piel limpiándola de restos de semen.
Por la mañana Carmen me contó que había tenido un sueño en la que tenia sexo con varias personas e incluso le parecía que habían hasta perros.
Te he dicho más de una vez que no bebas tanto, que pierdes la consciencia y sueñas cosas raras.
Mis amigos hacía rato que se habían despedido y solo que dábamos en la Cala Carmen, yo y mis recuerdos. Carolo.x@hotmail.com
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