Mi mujer, mis hijos y yo. ¡Menuda familia!

Historia de cómo un padre re conduce una situación muy común.

Hola, me llamo Ramón. Tengo 40 años, soy responsable de departamento de una pyme. Estoy casado con Leticia, de la que no diré la edad porque soy un caballero, pero aunque sí advertiré que ronda la mía si la vierais en persona no lo diríais. A ambos nos gusta cuidarnos, no somos modelos de portada, pero desde luego que no aparentamos la edad. Al ir al gimnasio y a correr nos mantenemos muy bien. Además, a Leticia le gusta ser muy femenina, con lo que tiene pelo moreno muy largo, uñas también largas y la encanta vestir enseñando su feminidad todo lo que le permite la ética y el "dress code" de donde nos hallemos.

Tenemos dos hijos mellizos, Luis y Sergio. Son muy parecidos, les gusta casi lo mismo a ambos y tienen las mismas aficiones. Suelen estar en el mismo grupo de amigos y suelen hacer muchas cosas juntos. Ambos son muy buenos estudiantes y muy deportistas también, en casa les hemos enseñado el dicho "men sana in corpore sano" y lo llevan a rajatabla.

El caso es que los chicos ya están en esa edad en la que uno suele estar más en la habitación encerrado que con la puerta abierta. Un día llegué a casa antes de lo previsto, en el trabajo terminé muy temprano unas gestiones y pude venirme antes. Tampoco anuncié mi entrada en casa a bombo y platillo, así que no me extrañó que nadie me viniera a recibir.

Fui a la cocina a pillar una cerveza de la nevera, vi una nota pegada en la puerta de ésta que decía:"He ido a casa de Pili, está mal. Hay cena en la nevera". Era una nota de Leticia. Pili es una amiga nuestra que suele tener problemas con sus hijos y cae muy a menudo en depresiones, así que mi mujer debe de haber ido a su casa para escuchar otro capítulo de la triste vida de Pili, pobre mujer.

Ya con la cerveza en la mano me acerqué a la habitación de mis hijos sólo para dar señales de vida, cuando oigo una palabra tosca en medio de lo poco que distingo según me acerco: ".....culo....". Sin decir nada y procurando esta vez hacer poco ruido para que no noten mi presencia, acerco mi oído a la puerta para entender mejor de qué discuten:

Luis- Pues sí, tiene un buen culo...¿quién te lo dijo?

Estaban hablando de alguna compañera de estudios que les gusta o alguna chica del barrio, supuse. Me acerqué más a la puerta para oír mejor.

Sergio- ¿cómo que quién me lo dijo? Es evidente, llevo mirándolo ni se sabe...¿no me dirás que te acabas de dar cuenta ahora?

Luis- Sí....bueno....no..... Es que antes no lo había mirado de esa manera.

¿De qué manera se puede mirar un culo? Pensé yo.

Sergio- pero en las tetas te has fijado, ¿no?

Luis- síiiiiii....me alegro que decidiera operárselas...

A esas edades y ¿sus amigas se operan las tetas? Pues sí que son precoces sus amigas.

Sergio- hemos chupado mucho de esas tetas y no lo hemos aprovechado como haríamos ahora, jejejejeje.

Espera, espera....¿oí bien? Se estaban refiriendo a Leticia, mi mujer, SU MADRE.....

Luis- sí tuviera ahora esas tetas en la boca....mmmmm....la iba a hacer orgasmar sólo a lametazos en los pezones.

Sergio- te conformas con poco...yo la pasaría la lengua por todo el cuerpo y luego le comería el coño de tal forma que tendría que rogarme que parara antes de que muriera a orgasmos.

Luis- no me extraña, ¿te has fijado en el resto de las madres de nuestros amigos? Tienen pinta de....de....

Sergio- ....de madres sí. ¡Pero la nuestra es una MILF!

Luis- ¡Ya te digo! ¿Tú crees que papá la dará por culo?

Sergio- no sé. Pero si mamá quisiera la hacía de todo. La comía entera y la follaba por todos los agujeros posibles.

Yo estaba entre furioso y cachondo....decidí mejor dar unos pasos atrás, hice como que no oí nada y grité acercándome a su puerta....¡HA DE LA CASAAAAA!

Ambos salieron acalorados del cuarto, me dieron un beso y me contaron cosas de por la mañana.

Cenamos una ensalada y unas tortillas mientras hablábamos de fútbol e intercambiamos anécdotas de los estudios, yo del trabajo y se fueron a dormir.

Yo me quedé leyendo en el salón esperando a Leticia.

A eso de medianoche vino Leticia con ojos de haber llorado ella también. Pobre Pili, si mi mujer estuvo llorando es que sus hijos habrán hecho una gorda. Fui a la puerta a darla un beso y al recibirme me dijo: "hoy no me apetece contarte lo que le ha pasado, mañana te lo digo. ¡No sabes lo afortunados que somos de tener a los hijos que tenemos!"-¡No lo sabes tú bien! - repliqué yo.

  • ¿Por qué dices eso? ¿Qué ha pasado?

  • Nada importante, cosas de chicos.- respondí. La verdad es que no era relevante, yo también tuve deseos hacia mi madre, por eso podía entender a mis hijos.

  • No me dejes con la intriga Ramón, además si no es importante....pues cuéntamelo.

  • Bah, una tontería. Los chicos, que están en la edad de la efervescencia. Ya sabes.

  • Qué es, ¿una chica? ¿Alguno se ha enamorado de alguna chica y no le corresponde?

  • Más o menos, aunque yo no lo llamaría amor exactamente.- mi mujer y yo nos queremos mucho y somos siempre muy sinceros el uno con el otro, pero no sabía si iba a encajar bien aquello.

  • Bueno....cuenta entonces que pareces una película a punto de terminar y emitiendo publicidad, vamos, ¡que te haces de rogar!

  • Ok, ok. Pero antes de decírtelo, intenta pensar en que están en el momento del cambio y que tienen las hormonas a tope, ¿vale?

  • Vale Ramón, pero me empiezas a preocupar.

-Nada, si ya verás que igual te lo cuento y te ríes....- y se lo conté intentando hacer hincapié en la joven edad de Luis y Sergio y que, la verdad sea dicha, ella es una mujer muy atractiva, que la gusta mostrarse atractiva y que es su referencia femenina.

  • ahhhh...¿todo eso han dicho que me harían? - atinó a comentar. Creo que le sorprendió y no la dejó tiempo casi a reaccionar.

Preparé la cena a Leticia, que no había probado bocado en casa de su amiga y seguimos hablando mientras cenamos. Tuve que admitir, para seguir quitando hierro al asunto, que cuando yo era chaval sentí una sensación algo similar y se me terminó pasando al cabo del tiempo. Entonces la conversación cambió de tercio y finalizamos hablando de lo mismo que hablé con Luis y Sergio en nuestra cena.

Esa noche la verdad me sentí excitadísimo, quizá por la anécdota de nuestros hijos, e hicimos el amor dos veces. Mi mujer se quedó más que encantada.

El día siguiente transcurrió normal para todos. Hasta que tocó el momento de cumplir y fue entonces mi mujer quien me pidió más sexo del habitual. Nosotros solemos hacer el amor todas las noches, sin embargo aunque lo de mi noche anterior fue extra lo que hizo esa noche mi mujer fue alucinante....me hizo cosas que sólo había visto en películas X, me pedía más y más, hasta que tuve que decir basta porque sino me habría dejado seco.

Al día siguiente mis hijos se fueron a dormir a casa de un amigo suyo, y cuando llegué a casa me encontré a mi mujer mucho más fogosa de lo habitual. Ella suele dormir con lencería, pero ¡esa noche llevaba un conjunto de transparencias, encajes y aberturas que habrían resucitado a Lázaro! No pude sino quedarme embobado al entrar, porque además llevaba unos tacones más altos de lo común y.....vamos, que parecía una actriz porno a punto de comenzar una secuencia. Cuando me vio parado en la entrada de la casa se me acercó y me dijo: " quítate la ropa, siéntate en el sofá y espérame"

No fui a la habitación, me quité la ropa ahí mismo, la dejé tirada en la entrada y, ya con una gran erección, me senté en el sofá a esperar.

Cuando ella llegó vino con dos consoladores en la mano y un botecito de crema. Se sentó en el sofá frente a mi, con sus piernas abiertas, dejándome contemplar su precioso cuerpo y su sexo depilado y ya brillante para decirme: " ponle vaselina a mis juguetes y húndelos en mis agujeros".

Ni corto ni perezoso, aunque con algo de grima por tocar pollas sin importar que eran de plástico, las unté bien de vaselina y tuve la tentación de lamerle su coño, pero preferí taladrar sus, bien dispuestos a mí, agujeros.

Al meter el primero en su vagina, que entró con una facilidad pasmosa, ella comenzó a frotarse el clítoris y me pidió:" el del culo despacio al principio". Y despacio fue entrando, pero más deprisa que de costumbre. Sí, hemos tenido sexo anal anteriormente, claro, pero no había una polla en el coño mientras yo la enculaba...y me sorprendió lo rápido y bien que encajó.

Así comencé un movimiento parecido al de las válvulas de un motor de coche, mientras uno salía el otro entraba, alternativamente. Ella gemía y gemía. Al principio suave y sin penetrarla del todo, pero poco a poco Leticia me pedía que la follara más duro, más profundo y más rápido. Parecía enloquecida por el placer, nunca la había oído hablarme así de sucio y lujurioso. Yo tenía la polla que al más mínimo roce estallaría en un orgasmo volcánico, sin embargo mi mujer no paraba de vibrar con cada uno y me pedía más y más.

Después de no sé cuántos orgasmos, con mis manos empapadas de sudor y sus flujos, ella me dijo:"dame tu polla, quiero que te corras en mi boca". No tardé ni medio segundo en acerarme a Leticia que me la agarró como si la fuera la vida en él y comenzó a chupar como nunca me la chupó antes...estaba a punto de correrme, cuando la avisé e hizo algo inédito, se sacó la polla de la boca y mientras me masturbaba mirándome a los ojos, le fue cayendo mi lefa en la boca. Cuando terminó de ordeñarme se tragó lo que había recopilado con su lengua.

  • Guau, cariño, ¡menuda tarde! ¡No te había visto así de cachonda en la vida!

  • ¿Te ha gustado?- me preguntó.

  • Fuuuf, me ha encantado....y me ha dejado exhausto también.

-¿Cómo que exhausto?- me dijo al tiempo que me tomaba de nuevo la polla y empezaba a succionar.

Yo no me creía nada, pero me dejaba hacer...había algo raro en ella, era como si la hubiera poseído Jena Jameson...me miraba lujuriosamente mientras me la chupaba, se recreaba, me lanzaba frases extremadamente calientes como: "di que te gusta cómo te la chupo", o "vamos, dame tu leche cariño, córrete en mi boca". Nunca me había dicho esas cosas, pero he de admitir que no sólo me gustaban, sino que también facilitaban otra descargar súbita, que se produjo de la misma manera que la anterior....

Me pidió que fuera a limpiarme, y así hice, me fui al baño y me di una ducha rápida. Pero cuando salí del baño para preguntarla si se quería duchar la vi metiéndose los consoladores ella sola en el culo y en el coño. Se me cayó la toalla, de inmediato me acerqué a ella, Leticia me hizo un gesto de que me acercara más y le puse mi polla en la boca. Mientras ella se follaba sus agujeros yo la follaba la boca.

Hasta qué la saqué y me sorprendí diciendo:" sácate la polla de plástico y verás cómo te revienta el culo una de verdad". Obedeció, no hizo falta vaselina para que mi miembro se introdujera hasta las pelotas en aquel culo que pedía a gritos unas buenas embestidas. La follé con una furia inusitada en mi, incluso después de los dos orgasmos recientes, y ella lo agradecía con frases fuera de lo común:" párteme en dos, fóllame el culo bien, no pares cabrón", hasta que de repente, me dijo algo que casi me hizo parar:"fóllame el culo hijo, folla el culo de mamá".

Sin parar de embestirla mentalmente lo archivé y me imaginé el porqué de tanta quemazón sexual. Ella se había excitado enormemente con lo que le conté el otro día y no ha podido mantenerlo en secreto.

Me corrí de nuevo en su culo, después de notar que ella se había corrido otras veces más.

Esta vez parece que sí tuvimos suficiente los dos, aún jadeábamos del placer y el frenesí sexual en el que nos habíamos visto envueltos. Cuando recuperé el resuello, la pregunté:

-¿Qué? ¿Lo qué te conté el otro día de los chicos te ha puesto a mil estos días verdad?

  • Pues no podría ocultarlo, no. La verdad es que en ese mismo momento no supe cómo reaccionar, pero al día siguiente vi una película en la que dos chavales lo hacían con una madura, me imagine que era yo...y ....¡se convirtió en una obsesión!

Ojalá mi madre hubiera pensado lo mismo que Leticia estaba pensando y siendo ahora acerca de mis hijos.

  • Pues.....ya sabes que los tienes a tu disposición- comenté medio en broma, medio en serio.

  • ¡Pero estás loco!- me espetó- No se atreverían a tocarme ni aunque estuviera así vestida con ellos.

  • ¡Qué te apuestas a que no sólo te tocan sino que les vas a pedir tú que paren de follarte!- creía que ahí me pasé. Me envalentoné en una conversación que se había sobre calentado, pero no había marcha atrás.

  • ¿Y qué se supone que tengo que hacer? ¿Vestir así y abrirme de piernas?- me respondió.

  • No! Pero si poco a poco les vas calentando y les acorralas ya verás como no se escapan, te lo digo yo. Verás....

Y le dije cuál era el comportamiento y la táctica a seguir. Una regla debía quedar sobre todas, era su madre y como tal cuando había cosas que no quería que hicieran no las harían. Otra era que yo no quedaría relegado en temas sexuales, compartir sí, pero nada de que yo no tuviera sexo porque ella estuviera con ellos.

A la mañana siguiente comenzó la primera parte, si Leticia ya es de por sí femenina y coqueta, acentuó más aún su cadencia vistiendo lencería suave para estar en casa, con leves transparencias y unas sandalias con un tacón bajo que destacaban sus piernas. Por supuesto iba siempre maquillada.

Los chicos ya no querían estar en la habitación, sino cerca de Leticia cuando ella estaba en casa vestida ligera. Sólo se separaban de ella para ir al servicio, y no siempre iban a hacer sus necesidades.

Yo he de agradecer también esa nueva época muchísimo, porque mi mujer estaba tremendamente caliente. Ya no era yo quien comenzaba el cortejo, sino ella que me pedía sexo y cuando más lujurioso mejor.

Así pasaron dos semanas, con los suelos llenos de babas a causa de Luis y Sergio. Entonces le tocó el turno a la siguiente parte del plan, vestir más sugerente y exagerar movimientos para mostrar partes del cuerpo. La ropa que mi mujer utilizaba en casa era cada vez más escasa, más transparente o las dos cosas a la vez. Dejó de utilizar tacones bajos para utilizar tacones altos y se agachaba más de lo normal en algunas circunstancias para que la vieran partes del cuerpo que ellos ni imaginaban podrían ser tan preciosas.

Cada vez aguantaban menos sin ir al servicio a pajearse. Un día conté que Luis fue 10 veces y Sergio 9....¡en cinco horas!

Ya estaban al borde del colapso, los tenía tremendamente calientes.

Nuestras folladas nocturnas también eran salvajes. Estoy seguro de que mis hijos se harían otras pajas a la salud de Leticia por lo alaridos de placer y las frases obscenas que emitía.

Llegó el día D. Yo estaba en el trabajo, además la idea era esa, sino mis hijos no se atreverían a hacer nada. Estaba nervioso de la excitación, estaba esperando que saliera como lo había planeado.

Según me contó Leticia, ocurrió de la siguiente manera. Ella, con un batín negro totalmente transparente y sin nada debajo salvo el maquillaje y los zapatos de tacón, se dirigió a su habitación, llamó a la puerta y dijo:

  • Chicos puedo entrar, necesito que me hagáis un favor.

Abrieron la puerta y se quedaron boquiabiertos.

  • Tengo la espalda hecha polvo, estas tetas que tengo me están destrozando la espalda y con tanto tacón tengo las piernas fatal. ¿Me podrías darían masaje por favor?

-CLARO, SISISISISI- dijero al unísono.

  • Muchas gracias, Luis tú me das en las piernas, tú Sergio en la espalda.

Les dio un bote de aceite Nivea y se tumbó totalmente desnuda boca abajo en la cama de Sergio. Las camas de los chicos son ya camas grandes, de matrimonio, porque empiezan ya a ser enormes.

Se miraron por un segundo, ella no entendió lo que se dijeron, pero debió de ser una frase similar a VICTORIA.

A medida que sus torpes manos la masajeaban, más pensando sólo en sobarla que en relajarla de sus contracturas realmente, mi mujer se dejaba hacer y de vez en cuando no se contenía en lanzar algún gemido suave.

Las manos de Luis subían por las piernas de Leticia, su madre, cada vez más alto. Las de Sergio se desviaban bien hacia los glúteos, bien hacía los costados donde rebosaban los pechos de Leticia.

Los tocamientos de ellos eran cada más más atrevidos, acercándose más y más al sexo de Leticia. Mi mujer gemía más alto y más frecuentemente sin evitar ni un solo signo de gozo.

Hasta que Luis no pudo contener sus ganas y directamente empezó a masturbar la almeja de mi mujer, ya empapada de tantos preliminares. Leticia pedía que no parara y Luis aceleró el ritmo. Sergio abría los glúteos de su madre y al ver que Luis se deleitaba con ese chocho el quiso jugar con el ano de Leticia.

Mi mujer tuvo uno de los orgasmos más fuertes de su vida, según me confesó, pero eso no hizo más que comenzar porque ella, sin cortarse medio pelo pidió que la metieran los dedos en los dos agujeros.

Y así hicieron, la metieron hasta cuatro dedos en el coño y tres en el culo, y no pararon de taladrarla hasta que ella, después de gemir y orgasmar como una posesa, les pidió que se desnudaran, cosa que no hizo falta decir dos veces.

Con sus estacas en alto se pusieron cerca de ella y, como si nunca hubiera comido ninguna y fueran las últimas que iba a probar en el mundo, se puso a chuparles la polla a Luis y Sergio.

Debido a la excitación y a la inexperiencia se corrieron enseguida, eso sí, Leticia no dejó que ninguna gota cayera al suelo. Me confesó que ver cómo se corrían en su boca le produjo un latigazo de éxtasis incomparable.

Una vez ella terminó de limpiarles les acomodó para que se dispusieran a follarla a la vez, Luis se tumbó en la cama boca arriba, Leticia en medio y Sergio se puse de cuclillas encima de ellos. Leticia guió sus miembros hacia su coño y les ordeñó: "folladme hasta dejarme sin aliento". Y empezaron a bombear.

Menos mal que no tenemos vecinos, que sino el escándalo que montaron nos habría supuesto más de un problema.

Ella les decía de vez en cuando:"vamos folladme hijos, follad a mamá", o "mamá necesita vuestra polla, dadme polla hijos", a lo que ellos respondían de vez en cuando: "qué gusto mamá", o "me gusta tu culo mamá".

Yo llegué después de no sé cuantos orgasmos de todos, me desnudé en la entrada y, evidentemente ya empalmado no sólo por lo que suponía sino también por el espectáculo acústico, cuando entré en la habitación ellos pararon sorprendidos a lo que mi mujer les dijo:" no paréis de follarme, seguid follando a mamá. Ramón trae tu polla". Y mientras ellos la volvieron a taladrar yo recibía una felación inimitable.

Pasamos turnándonos toda la tarde. Sergio el culo, yo el coño y Luis tuvo una mamada, o yo en el culo Luis en el coño y Sergio una mamada. ¡Incluso llegaron a meterla dos pollas en su chocho! Mi mujer era todo fuego, parecía que tenía clítoris en todas las partes de su cuerpo, no paró de orgasmar toda la tarde/noche. Hasta que, finalmente fue Leticia quien pidió un descanso.

Y así, es como comenzamos una vida especial en familia los cuatro y todos estamos muy agradecidos de que así sea.