Mi mujer me regaló una de mis fantasías sexuales

Hacerle el amor en los aseos del tren de vuelta a casa después de una maravillosa semana en París.

Mi mujer me regaló una de mis fantasías sexuales, me dejó hacerle el amor en los aseos del tren de vuelta a casa después de una maravillosa semana en París.

Hola amigos, hace poco tiempo que me deleito con los relatos de esta fantástica página, siempre que terminaba alguno de lo relatos pensaba, ¡¡ Jo ¡¡ ¡¡Qué suerte tienen algunos!!

Yo soy un hombre de 33 años y mi maravillosa esposa una linda morenita de 30, tiene unos pechos pequeños pero muy duros coronados con unos pezones rosaditos deliciosos, un coñito medio depilado muy jugoso y un culo portentoso. Si a todo eso le añadimos unos ojos marrones preciosos y una sonrisa muy bonita, podréis imaginárosla. Yo soy normal, moreno, ojos verdes, constitución normal y un buen instrumento de 16cm listo para la batalla.

Yo siempre pensé que lo que voy a contaros a continuación nunca podría pasarme a mí, y que eso sólo le ocurría a los demás, nuestra vida sexual siempre ha sido muy normal, eso si, muy placentera, pero sin ningún sobresalto, llevamos casados bastante tiempo y lo típico, lo hacíamos en el dormitorio, alguna vez en el salón y pocas cosas mas.

Bueno, comienzo mi historia, todo sucedió la ultima semana de un mes otoñal, nos regalamos un viajecito al siempre romántico París. No empezó muy bien pues el vuelo del avión fue cancelado por el tiempo y nos tuvimos que buscar la manera de ir y no perder la reserva del hotel. En un principio íbamos a ir en coche, pero la cosa prometía muy pesada, así que llegamos a la primera ciudad Francesa después de España y después de negociar la ruta, cogimos un tren que nos llevaría hasta París, con el billete de ida y vuelta. Nos montamos y todo muy bien, el tren muy bueno, los aseos muy limpios y...ahí es donde mi mente empezó a fantasear. Yo le decía a mi mujer: "Cariño, ¿Y si lo hacemos en el baño?, ¿Te gustaría que te hiciera el amor en el baño?".

Ella me miraba como si estuviese loco y la cosa se quedo ahí... Llegamos a París y después de una bonita semana, llego el día de la vuelta, volvimos nuevamente al fantástico tren y sus maravillosos aseos, nuevamente volví al ataque pero ella, nada, me ignoraba. A medio viaje le dije que podíamos ir a la cafetería, que así estirábamos las piernas un poco. Fuimos y estuvimos allí un rato, luego vimos que el siguiente vagón de tren era el de 1ª clase y le dije: "Vamos a verlo". Tengo que decir que este tren era de dos plantas, así que después de ver la planta de arriba le dije: "Vamos a ver la planta baja", y bajamos. Todo muy limpio, y muy bien decorado. Prácticamente no había nadie en ese vagón y nos quedamos en el pasillo, junto al baño, viendo el paisaje como pasaba veloz por la ventanilla, y ahí fue donde volví a insistir. Le dije: "Bueno amor, ¿Y si nos metemos en el baño? Tengo muchas ganas de hacerte el amor, estás preciosa". Al principio se resistió pero, al cabo de un rato, para mi sorpresa, me dijo: " Bueno y ¿Qué me harías?" Yo intenté disimular mi cara estupefacta por tal respuesta y fui al ataque de nuevo: " Te besaría suavemente mientras mis manos recorren tus bonitos pechos, luego iría bajando por tu cuello y te comería tus pezones, mientras mis manos…" entre frase y frase le insistía en que entráramos, en que nadie nos vería, pues no había casi nadie y entonces, sucedió. Ella dijo: " Venga, vamos dentro". Nuevamente yo puse mi mejor cara, no fuera que se arrepintiese, y nos dispusimos a entrar sigilosamente en el baño cerrando la puerta tras nosotros...

Ella entró primero, después yo, quedando justo a su espalda, mi respiración algo agitada soplaba en su nuca, me acerqué y empecé a besarla mientras mis manos comenzaban a recorrer por encima de su ropa sus turgentes pechos, la besaba con ardor mientras mis manos magreaban sus senos lenta y apasionadamente, ella comenzaba a tener la respiración más rápida, la situación estaba empezando a excitarla mucho...

A continuación me senté sobre la tapa del inodoro y empecé a quitarle la parte de arriba de su ropa , sacando por encima del sujetador sus insinuantes pechos, con sus pezones ya erectos, y comencé a saborearlos, a chuparlos golosamente, a morderlos y pasarles la lengua lentamente por cada uno de ellos, uummm, aún noto el maravilloso sabor de sus senos en mi boca y como en cada lamida ella se estremecía un poco más.... Mientras, mi mano ávida recorría su provocador trasero y comenzaba a desabotonarle el pantalón a la vez que con la otra mano lograba alcanzar y retirar su minúsculo tanguita, dejando su coño al descubierto, húmedo ya, signo inequívoco de que lo estaba disfrutando tanto como yo... Fui bajando con mi lengua por su vientre hasta llegar a su sexo mojado, su olor a deseo me excitaba todavía mas...Saboreé sus jugos maravillosos con mi lengua, mientras mis manos no dejaban de asirle las nalgas y manosearle los senos, alcancé a ver cómo su clítoris estaba muy hinchado y como pude me agaché para meterme todo su sexo en mi boca, pasé mi lengua por sus labios exteriores y poco a poco la fui acercando hacia su jugoso clítoris.

Seguí así unos momentos más, mientras ella gemía cada vez más hasta que me retiró la cabeza con sus manos, estaba ya muy excitada, su ojos llenos de lujuria sólo me pedían que la penetrara...yo me levanté y ella ocupó mi lugar, me bajó con decisión los pantalones, luego la ropa interior, y mi pene salió, totalmente erecto a la altura de su cara, asiéndolo ella con sus manos y metiéndoselo provocadoramente en la boca, comenzando a chuparla con energía...Era sumamente excitante verla reflejada en los espejos del baño, cómo mi polla entraba y salía de su boca lasciva, haciéndome una mamada increíble. Mientras, el tren continuaba su ritmo como si nada sucediera...Entonces, con mi pene totalmente tieso y su coño empapado de placer, ella se puso a cuatro patas sobre la taza del water, enseñándome su culo desnudo y cachondo, invitándome a penetrarla por detrás en su rico coñito, ummm, aún ahora me viene el maravilloso olor de su sexo esperando que mi polla lo atravesara...

No me hice de rogar, ni hubo mucha resistencia: mi polla fue entrando centímetro a centímetro en su coño caliente, mientras veía su cara de placer reflejada en el espejo mientras le asía las tetas y comenzaba a darle cada vez mas rápidamente con mi potente miembro...Sus gemidos eran cada vez mas rápidos y, mientras con una mano le sobaba una de las tetas, con la otra le refregaba el clítoris, todo ello unido al cómplice y vibrante traqueteo del tren, ummmm, era fantástico, salvaje...ella se apoyó sobre la pared del aseo recibiendo las envestidas de mi polla que cada vez estaba más y más dura y le daba más fuerte, ella gemía de placer y con cada gemido suyo mi pene crecía y crecía de excitación...Seguí embistiéndola así hasta que ella llegó, entre gemidos, delirante de placer, a un desbordante orgasmo, entonces saqué mi polla de su coño mojado, ella se puso en pie y yo me senté en la tapa del water. Por un momento ella titubeó e insinuó parar, por miedo a que nos pillaran, pero yo le pedí que me dejara penetrarla otra vez, esta vez yo sentado y ella dándome la espalda. Cogió entonces mi polla y se la metió entera en su jugoso coño, y seguimos follando más y mejor, de forma frenética, hasta que me corrí yo de placer, llenándola entonces con mi semen en medio de las embestidas que me sacudían su carnosas nalgas...

Saboreando cada momento, llegamos así a disfrutar los dos de una forma salvaje, auténtica, explosiva...

Nos vestimos, nos arreglamos la ropa, ella salió primero y yo me quedé unos momentos más para no levantar sospechas. Todavía medio atontado de placer, salí, con la cara aún encendida de agitación, sin poder dar crédito de lo bien que me lo había pasado y lo sorprendente que había sido que mi mujer, la persona que más quiero, me hubiese regalado aquella fantasía como broche final de una semana fantástica en París.

Espero amigos haberos transmitido todo el torrente de sensaciones que disfrutamos en aquel íntimo y reducido espacio del tren, como he dicho es la primera vez que escribo y espero que mi mujer me regale muchas más fantasías, pues tengo más que me gustaría realizar junto a ella y, cómo no, contároslas a vosotros...