Mi mujer me pone los cuernos con un vecino de 65.
Las dudas que albergaba sobre mi mujer se confirmaron cuando la vi follar en mi cama con mi vecino de sesenta y tantos que me dio una leccion magistral de como se tiene que echar un polvo.
Cercano a los cincuenta y tres descubro que Lola mi mujer me pone los cuernos, pues aunque follamos con frecuencia la notaba últimamente más reacia, pues había visto su sexo algo enrojecido cuando se lo comía en los preámbulos del polvo, por lo que trame un plan para ver si realmente era un cornudo.
Como disponemos de un casa amplia y una dormitorio con dos amplios vestidores, trame esconder una cámara una mañana que ella había salido , tomándome yo el día libre en el trabajo sin decírselo a ella, por lo que andaba dentro del vestidor viendo la forma de que fuese más discreta posible y poder filmar el exterior, cuando me sonó el móvil y vi era un wasap de mi mujer que me decía que comiera yo en el trabajo que ella no podía ir a casa pues la habían invitado unas amigas.
En ese mismo momento oí la puerta en la planta de abajo y la escuche junto a una voz masculina, confirmando mis sospechas, por lo que rápidamente silencie el móvil por si volvía a sonar y escondiéndome entre mis trajes y camisas colgadas me quede a la expectativa de lo que sucediera, dejando un poco abierta una de las puertas del vestidor dándome la visión completa de la cama y parte del dormitorio, si bien no sabía que iba a hacer.
Los oí subir y mi corazón se aceleró, y más cuando vi que el que la acompañaba era un vecino que hacía unos meses había adquirido un adosado en nuestra calle, y aunque solo lo saludaba al pasar y verlo en el jardín, les diré que aparentaba unos sesenta y algún año, de buen aspecto físico y con el pelo totalmente blanco, ya por sus años.
Lola le dijo, tranquilo hoy no tenemos prisa ya le dije a mi marido que no viniera a comer que comía fuera, asi que hoy disfrutaremos bien, sin interrupciones, riendo los dos seguidamente.
El le dijo bueno, comer vamos a comer aquí y yo voy a darme un banquete de conejo en su jugo…. pero antes quiero que ese conejo tome de esta rica zanahoria.
Mire y vi cómo se quitaba la camisa y soltaba el pantalón mientras mi mujer ya había quitado el vestido y estaba solo con ropa interior.
Se acercó el en slips y le quito el sujetador mientras ya le besaba el cuello por atrás y sobaba sus pechos con grandes manos, a la vez se restregaba por atrás en el trasero de Lola con su paquetón.
Mientras, mi mujer suspiraba con los ojos cerrados y más cuando una mano bajo y la introdujo atreves de las bragas en su sexo, gimiendo Lola ahora fuertemente.
Mi visión de los hechos era perfecta y sorprendentemente ante aquel enorme cabreo que tenía, me estaba excitando, si bien no sabía si salir y montar una bronca o callarme y ver que sucedía.
Opte por lo segundo y más cuando vi a mujer lo caliente que se estaba poniendo, girándose y agachándose junto a su bulto para bajar los slips y dejarlo desnudo , quedando su enorme rabo frente a su cara.
Me quede sorprendido pues aunque yo no la tengo pequeña, aquello morcillón ya superaba mi tamaño tanto en grosor como en longitud, y los enorme huevos peludos ya con bello blanco, lo hacían ser competencia difícil de igualar, notando yo una excitación fuera de lo común.
Y más cuando él le dijo, --comienza cariño a tomar un aperitivo veras que grande se pone el solomillo.
Mi mujer agarro con una mano aquel enorme pollón y comenzó a chupar la cabeza con una delicadeza que a mi últimamente no me hacía, rodeándolo con su lengua y chupándolo suavemente mientras una mano le acariciaba el trasero y con la otra le sobaba los huevos.
Mi polla se había puesto como una roca de dura y cuando la toque note que estaba supurando por la punta de lo excitado que estaba, pues aquella situación era nueva y ante mi sorpresa estaba disfrutando.
Lola subió la mano que antes tenía en el trasero de él, ahora hacia su pecho y acariciando aquel enorme matorral de pelo blanco que tenía, le dijo, --ya podía tener mi marido tu frondoso y sexy pecho que me pone cachonda como una loba.
El le dijo, me agrada te guste ya sabes es tuyo cuando quieras, mientras gemía ante la comida de polla que le estaba dando mi mujer, notando que ahora su rabo estaba insultantemente enorme y rígido, notándose como las venas marcaba aquella larga estaca.
Pensé que la iba a destrozar cuando se la clavara, pues mis 17 centímetros se quedaban pequeños ante aquel coloso peludo.
Después de un buen rato comiéndosela bajo a los huevos y se los chupo mientras su rabo se balanceaba ante aquella acometida, poniéndome yo ahora casi a punto de explotar ante aquella erótica perspectiva.
Ahora tomo la iniciativa él y levantándola la llevo a la cama para dejarse caer sobre ella frotando el miembro sobre su conejo mientras la besaba, pues los movimientos pélvicos eran de frotar no de clavar, mientras ella ya gritaba suavemente, ---follame ya cariño follame ya, que estoy deseando tenerte dentro…
Saque mi polla de mi pantalón con cuidado de no hacer ruido y comencé a pajearme lentamente, pues la tenía dura como una piedra…el bajo lentamente comiéndole los pezones mientras mi mujer seguía suspirando y pidiendo la penetrara.
Llego a su conejo y me lo imagina todo mojado como cuando yo se lo degusto., el lentamente le metió la lengua y comenzó a devorarlo, haciéndole explotar en segundos en el primer orgasmos que la hizo levantar la cadera del placer , acompañando de una serie de espasmos que yo bien conocía.
Siguió un buen rato mas tomando sus jugos para seguidamente ponerla de rodillas tras voltearla un poco y acercar ahora su enorme pollon al conejo, que parecía pedir a gritos la penetrara ya, pues se acercaba este con movimientos pélvicos a la punta de aquella enorme y dura estaca.
Jugo con la cabeza frotándola un buen rato en los labios todos mojados , para al final comenzar a penetrarla lentamente, mientras Lola ahora gemía como nunca yo la había visto gemir, diciéndole, --- así, así, tu sí que sabes hacérmelo bien., cariño eres un tesoro, no pares no pares sigue follandome que soy toda tuya.
Le estaba pegando una clavada de escándalo allí en mi cara y yo pajeandome la polla todo excitado tras la ropa en el vestidor, mirando como ahora cambiaba de postura para ponerse los pies de mi mujer sobre los hombros y el de pies junto a la cama la follaba ahora más rápido.
Volvió Lola a explotar en otro orgasmos acelerando el cuándo a ella le venía , para quedar después pausadamente tras la explosión del mismo, haciéndola gozar como hacía tiempo no la veía yo así.
Pues aunque conmigo follaba y lo pasábamos bien, lo cierto es que últimamente lo hacíamos más rápido, y casi siempre se corría con mi comida aunque después la penetraba o bien ella me la chupaba y me corría en su boca.
Pero aquello era un polvo en toda regla y la estaba poniendo bien, vamos…que la estaba follando como un maestro.
Ahora la volvió a girar y poniéndose a lo perrito comenzó a penetrarla fuertemente gritando ella como una posesa ante las envestidas.
Por mi posición veía como los huevos se balanceaban fuertemente ante las acometidas al conejo, cuando le aviso que se iba a correr.
Mi mujer le dijo no te preocupes córrete dentro que no hay peligro, a la vez que ambos ahora gritaban de placer,… el con suspiros y golpes secos de cadera, mientras se corría dentro de ella, mientras ella suspiraba y le decía -que abundancia de caldo me estás dando cariño.
Estuvo un minuto más sobre ella con su estaca dentro , mientras recuperaba la respiración , para al final soltarse de y caer sobre mi cama todo lo largo que era boca arriba con el pollon morcillón sobre su barriga.
Mi mujer quedo a su lado apoyado sobre su pecho peludo y acariciando sus huevos y polla con los dejos, mientras yo dentro del vestidor soltaba una lechada enorme ante aquel polvo y estampa.
Tuve que agarrar una camiseta para no poner perdido todo de leche y morderme los labios para no gemir, pues la paja había sido esplendida.
Ahora miraba la estampa desde mi sigiloso sitio, viendo mi cama y como aquel semental había follado a mi mujer y me había puesto los cuernos.
No sabía si salir o seguir escondido, cuando mi mujer le dijo.--- cariño quiero ser tuya todas la veces que quieras, corrigiendo el que dijo… bueno y cuando tu marido no este ,,, riendo ambos.
Me sentí molesto por la risas, cuando mi mujer dijo, bueno no quiero perderlo a él, pues le quiero pero en la cama cariño eres tú el rey y la pena es que el no quisiera que hiciéramos un trio pues con los dos seria magnifico.
Algo difícil veo eso que él lo quiera hacer, respondió el, pero bueno mientras se lo propones o tramas como decírselo, yo te estaré aquí para hacerte gozar todo lo que quieras.
Gracias tesoro le dijo mi mujer mientras volvió a bajar y comenzar a chupársela otra vez…
Le agarro todo aquello mientras el miraba como lo hacía con las manos en la nuca y abierto de piernas sobre mi cama, .. Mi visión era privilegiada pues tenía la perspectiva de aquel rabo en la mano de mi mujer, con la boca en la cabeza y viendo como sus enormes pelotas se movían lentamente ante las acometidas de Lola.
Se la puso dura otra vez tras varios minutos y ahora era ella la que la agitaba fuertemente con su mano por todo lo largo de aquel rabo golpeando al bajar contra los huevos pero manteniendo su enorme y rodada cabeza en su boca.
Yo no iba a ser menos y comencé otra vez a pajearme pues se me puso dura otra vez , mientras veía a mi mujer como disfrutaba comiéndole el rabo.
A los diez minutos más o menos volvió a descargar en la boca de Lola pues vi como por la comisura de los labios brotaba su leche y los espasmos de él levando la cadera lo delataban también.
Volví a coger la camiseta y me corrí otra vez en ella mientras los veía sobre la cama y como m mujer le limpiaba las últimas gotas de su enorme falo.
Tras un leve descanso le dijo ella, pasa al baño y entremos en el yacusi que repongamos fuerzas.
Aproveche para salir con disimulo y sin hacer ruido dejándolos dentro del yacusi donde seguro continuaron la fiesta, a la espera de lo que yo haría ante aquel evento que había visto, si bien estaba algo contrariado por la excitación y placer que había sentido viéndolos, llegando incluso en algún momento a sentir ganas de haber palpado aquella enorme polla.