Mi mujer me permite volver a casa (III parte)

Maribel sigue conociendo hombres que van dandoóe alegría a su vida sexual

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Maribel estaba realmente excitada mientras me lo contaba, había pasado de las mayores de las vergüenzas a mirarme con suficiencia.

Mi polla estaba que reventaba, me la había estado machacando mientras ella hablaba y mientras ella miraba mi nabo con glotonería.  Había intentado hacerse la ofendida ante mi actitud, pero con sus videos en mi poder y esposada no tenía realmente  mucho margen para hacerlo.

Decidí ponerle los puntos sobre las ies.  Tire de ella y le abrí las piernas.  Ella soltó un grito cuando mi polla se incrustó en su coño.  Era obvió que las manos le hacían daño, pero lo que le entraba por su vagina le hacia compensar el dolor.

-       te gustaría ver como se follan a tu mujer, ¿eh cabrón? – me decía entre jadeos y con los ojos inyectados en lujuria – dime que te gustaría.

-       Sabes bien que los sacaría a hostias de tu coño.

-       Y una mierda, te pajearías viendo como me derrito a pollazos.

Saqué mi polla en el momento en que me iba a correr y cogiendo a mi mujer por la nunca se la bajé hasta mi nabo y me corrí cuantiosamente en su cara.

Maribel era un poema, la lefa le caía por toda la cara.  Se pasaba la lengua alrededor de los labios capturando la leche que caía mientras sonreía.

-       Suéltame hijo de puta – me dijo mientras dejaba de jadear.

-       Sigue hablando zorra.

-       No creo que quieres saber lo próximo.

-       Veremos.

Esta bien, sigo.

El miércoles después de nuestro encuentro con Raúl, me llegó un sms de él pidiéndome la dirección de mi trabajo.  Me quedé un poco mosca pero aún así se la di.

Esa misma tarde, por Courier, recibí un sobre.  Este contenía un pendrive.  Lo conecte y vi los dos archivos que tenía.  Pinché el primero y me vi a cuatro patas sobre la cama de Raúl, poco después el dueño de la cama llegaba y me la endiñaba en la cara.  Pase la película rápidamente   y fui a viendo todo el polvo desde una cámara fija que obviamente no había visto.  Me quedé horrorizada.  Abrí el segundo archivo, en él apareció yo cerrando la puerta de la habitación de Juan Carlos y siendo besada por mi amante.  La película incluía la orgía con sus amigos.  Podía ver claramente como cada uno de los tres chicos me la había clavado, como se la había comido a los tres o como gozaron de mi culo.  Casi me desmayo.  Cogí rápidamente el teléfono y llamé a Raúl.

-       ¿Te ha gustado?

-       ¿cómo que si me ha gustado hijo de la grandísima puta?, ¿cómo si me ha gustado bastardo de mierda?

-       Maribel.

-       Eres un hijo de puta.  ¿se puede saber que quieres?

-       ¿Cómo que quiero?

-       Si que quieres.  Me imagino que esto es un chantaje.

-       Ja ja ja ja

-       ¿De que te ríes hijo de puta?

-       Me rió de que cada vez que follamos grabamos los polvos.  Es una tradición que tenemos desde la universidad, tenemos cientos.  Si te los he mandado es por que espero seguir follandote y por que creo que te iban a gustar

-       ¿Cómo que me iba a gustar?

-       Si, viéndote siendo follada.

-       Hijo de puta para eso ya tengo espejos

-       Ya, pero piensa que yo también salgo en los videos.  Nadie debe de preocupar que nadie tenga esos videos por que los primeros que se meterían en un problema somos nosotros.

No me quedé nada tranquila, no me hacía ninguna gracia saber que hay videos míos por ahí follando.  Llamé a Reme, me dijo que tenía una cena en casa con una amiga.  Le pedí que cancelase la cena y que cenase conmigo en su casa.

Abrí una carpeta en mi portátil, copié los archivos y formateé el pendrive.

Llegue a casa de Reme a las 9 con el ordenador debajo del brazo.  Aunque era amiga mía desde hacia más de 15 años la última vez que la vi estaba en pelotas, por lo que me choco encontrarla vestida.

Era un manejo de nervios.  Le pedí un licor, otro para ella que le hice beberse.

Le puse el video, ese en el que salíamos las dos.

Reme se quedó con la boca abierta, pero se lo tomo bastante bien cuando le explique el por qué del video.  Empezamos a verlo a trozos, pero Reme decidió que había que verlo todo y comentar la jugada.

Nos pusimos algo de cenar, conectamos el PC a la tele y empezamos a verlo.  Al principio íbamos comentando y metiéndonos alguna puya, que si menudas tetas de juguete tienes, que si que culazo, lo típico entre amigas.  Reme llevaba unos minutos sin hablar cuando vi que tenía su mano metida en su pantalón y su respiración se agitaba mientras su mano se movía dentro de la tela.  No me lo podía creer la muy zorra se estaba masturbando sin perder ripio de la grabación y delante mía, bien es cierto que solo habían pasado unos días desde que la vi correrse como loca, pero la cosa era chocante.

Yo estaba realmente excitada viendo la tele y viendo como mi amiga se marturbaba.  Reme salió disparada hacía su habitación y volvió con dos buenas pollas de látex.

-       Están limpias, te las puedes meter con tranquilidad – me dijo.

Rene se quitó los pantalones y las bragas, sencillamente puso el motor en marcha y abriendo las piernas se lo metió de golpe.  Yo no sabía si mirar a la pantalla donde ella y yo nos besábamos antes de que llegasen nuestros machos a montarnos con fuerza o mirarla a ella que con la cabeza para atrás en esos momentos gozaba masturbándose.

También yo me quité los pantalones, abrí mis piernas y me introduje el cacharro en mi vagina.  Allí estábamos las dos, una a cada lado del sofá metiendo y sacando dos grandes nabos de goma y gimiendo como descosidas.  Veíamos la película como posesas, pero personalmente a mi me ponía muy mucho tener a Reme descocada a mi lado.

Esa noche me volví a correr siendo lamida por mi amiga Reme, ella antes se había corrido en mi boca.

Fui a trabajar con ropa de Reme la mañana siguiente.  No me atraen nada las mujeres, nada de nada, pero realmente las dos noches con Reme sexualmente habían sido memorables.

Ese día Reme y yo nos compramos una cámara de video cada una.  Nos costaron una pasta pero eran pequeñas maravillas. 10gb de memoria, diminuta, larguísima batería y mil y una cosas más que nunca utilizaríamos.  La cámara se podía ocultar en múltiples lugares y al tener la lente articulable se podía poner casi en cualquier sitio.

Ese sábado las dos salimos de caza.  Conocimos a dos ejecutivos de paso por Madrid.  Bebimos, nos emborrachamos, nos liamos y cada una se llevó el suyo a su casa.  Sino hubiera tenido los fines de semana anteriores, hubiese dicho que me folló como un bestia, pero después de las sesiones del último mes aquello era muy vainilla, ósea muy light para mi gusto.  Al chico le hice comerme el coño, lamerme el culo y por último sodomizarle.  Ahora viendo el video hasta me hace gracia ver la cara del capullo cuando me puse a cuatro patas y sacándole la polla de mi coño la dirigí hacia mi culo.

El domingo pasé sin avisar por casa de Reme con el ordenador ya cargado.  Reme me abrió tapándose con una toalla.

-       aun esta aquí, perdona, espérame en la sala y cuando acabe estoy contigo.

Reme se volvió y con el culo al aire, ya que la toalla no le tapaba todo su cuerpo y se metió en la habitación.  En pocos minutos el cabecero de la cama de Reme empezó a golpear la pared y mi amiga a gritar de placer.

Una hora después el “amigo” de Reme salía de la casa de Reme con un cortó adiós.

Reme no se vistió, allí desnuda me comentó que bien pero nada que no hubiese visto antes  Que habían echado uno al llegar y estaban a punto de echar el segundo cuando yo llegué.

Vimos los videos de cada una y como nos habíamos comentado, nada del otro mundo.

El martes en la oficina me cayó un marrón.  Mi jefe no podía por lo que me hizo atender a un cliente canadiense que su vez no podía venir por lo que mando a su asistente, que por cierto ¡como estaba el asistente!.

Después del trabajo y de repasar cosas que a ninguno de los dos nos interesaba.  Le dejé en su hotel y quedé en recogerle una hora después.  Me puse ropa interior muy normalita ya que aunque el tío estaba para comérselo ni se me podía ocurrir follármelo.

El tío estaba de muerte sin traje.  Yo estaba siendo un zorrón, no había pasado ni 5 semanas desde que largue a mi marido de casa y ahí estaba yo mojando braga al ver al canadiense.

Paul resultó ser un hombre interesantísimo, culto, amable, divertidísimo y resulta que conocía bien Madrid ya que tenía amigos y visitaba la ciudad un par de veces al año.   Me chocó como estaba yo sentada en esta mesa y no algún amigo suyo.

Nos tomamos un par de copas y empezamos a sincerarnos, yo le conté que había dejado a mi marido por una infidelidad y que me estaba en ese momento vengando pasándome por la piedra a cuanto hombre me cruzaba.  Dos rondas después le propuse venirse a casa.

-       Paul, te voy a preguntar algo y no se como te lo vas a tomar

-       Dime

-       ¿serias capaz de irte a la cama con una colega de trabajo y que al día siguiente nada pasase?

-       Si ella acepta como soy en la cama por supuesto.

-       No creo que ninguna chica vaya a asustarse.

-       Alguna lo hace.

-       Ok, pues vayamos a mi casa y veámosla.

Cogimos un taxi y nos fuimos a casa.  Desde el hall de entrada hasta mi habitación nos fuimos desnudando solapados en un beso.  Me agache y me enganché con la boca a su polla.  Era un polla dura, larga y cabezona con un bello púbico rubio que la rodeaba.  Mamé durante un buen rato hasta que noté que iba a correrse.  Le tumbe en la cama y sonriendo me la fui metiendo poco a poco en el coño.  La polla me llegaba casi a la garganta y yo me dejaba caer sobre ella sintiendo cada centímetro de ese maravilloso nabo.  Paul me mordía los pezones causándome un agradable dolor que me estaba volviendo loca.

Me dio la vuelta y levantándose de la cama volvió con unas pinzas de la ropa, el cinturón de mi albornoz y el cinturón de su pantalón.  Me ató las muñecas al cabecero de la cama dejando mi cuerpo mirando hacía el colchón y me hizo abrir la boca pasándome el cinturón por mi cabeza y metiéndome el mismo en mi abierta boca.

Me metió la polla en el culo después de pasar un dedo por él y viendo que estaba apunto.  Me follaba con dureza mientras tiraba de su cinturón lo que hacía que subiese la cabeza haciéndome un daño tremendo en la comisura de la boca, pero haciéndome correr solo de la sensación de ser tomada de esa manera. Soltó el cinturón un momento para desde atrás cerrar las pinzas de la ropa en mis dos pezones.  No daba crédito a lo que me estaba pasando.  Volvió a coger el cinturón y volviendo a tirar volvió a darme de lo lindo.

Se corrió en mi culo después de más de 20 minutos de excitante placer.

Nos fumamos un cigarro y después de comerme el coño nos quedamos dormidos.  Antes de cerrar los ojos apague la cámara con el mando a distancia y mande un sms a la secretaria de mi jefe diciéndole que por la mañana del día siguiente iríamos a ver unas cosas por lo que llegaríamos tarde Paul y yo.

Nos despertamos a las 11, nos duchamos juntos y Paul salió hacia su hotel para cambiarse de ropa.  Nos encontramos en el corte ingles de Azca para llegar juntos a la oficina.

Comimos con un par de ejecutivos de la empresa, alguno comentó sobre mis marcas en la boca, me excuse sobre algún tipo de alergia ante la sonrisa de Paul.

La tarde las pasamos de reunión en reunión.  Nos despedimos en la puerta de la oficina quedando para cenar a las 9.

Le recogí en un taxi y le llevé a tomar un arroz al hotel Meliá Castilla.  Sinceramente nunca hubiera ido yo ahí, pero él quería paella y paella tendría.

Le confesé lo mucho que me había sentido siendo follado de la manera tan salvaje como me había follado.

Le confesé mi vida sexual, le explique que llegué virgen al matrimonio, que el sexo no me interesaba, que mi marido me tomaba una vez a la semana, que una vez abandonado y en una noche loca lo di todo con un desconocido y me había encantado, que al día siguiente cuando pensaba hacer el amor con ese hombre participé en una orgia, que la siguiente semana hice un intercambio de parejas, ósea un cuarteto, una relación lésbico, un polvo con un desconocido y finalmente la noche anterior me había sometido él.

-       joder, pues cinco semanas te ha dado mucho de si.

-       Ni que lo digas, he descubierto un nuevo mundo y me encanta.

-       ¿y te gustaría avanzar en el?

-       Me encantaría.  Por ahora no veo mi limite.

Acabamos de cenar y nos tomamos en la mesa una copa.

-       conozco un local en Madrid que a lo mejor te produce curiosidad ir.

-       ¿qué tipo de local?

-       Bueno van parejas…

-       Ya he estado en un sitio de estos.

-       No, en este no.  Este es un sitio de BDSM.

-       ¿De que?

-       BDSM.  Bondage, Disciplina; Dominación, Sumisión y Sadismo Masoquismo.  Ósea, sado.

-       Jolines, no sé yo… - lo pensé un rato – de acuerdo.  Vamos.

Pagamos, cogimos un taxi y nos dirigimos a la plaza de Colon.  Allí no se veía ningún local de esos que me hablaba Paul.  Entramos en una cafetería.  Saludamos al camarero y pasamos por una puerta.  Pasamos un largo pasillo y al final tras otra puerta se hallaba un local oscuro, con música estridente y alta y una barra al fondo.  Todo muy lujoso.

Pagamos la entrada, pasamos a la barra, pedimos unas copas.  Paul desapareció y volvió al cabo de un rato con un paquete.  Acabo de alquilar estas cosas.  Entra en el vestuario y póntelo.

Me metí en el vestuario de mujeres, allí no era mixto.  Abrí el paquete.  Me desnudé.  Me puse unas bragas con un agujero en el ano y otro en la vagina.  El sujetador dejaba un espacio en cada copa para que saliesen los pezones.  Una bota de cuero altas de las que salían una anilla de cada una, un collar de perro con una anilla y dos muñequeras con sus argollas.

Paul me esperaba en la puerta, llevaba una especie de arnés de cuero, el rabo al aire y unas botas de motorista.  Por lo visto alquilaban toda clase de disfraces.

Pasamos a la sala del sexo.  La luz incluso era menor.  Había flashes puntuales que de vez en cuando iluminaba medio segunda la habitación dejando ver las barbaridades que en la sala de producían.  Chicas colgadas de cuerdas, hombres amarrados a potros, mujeres desnudas siendo sodomizadas.   Pedimos una copa, casi ni hablamos, yo solo podía mirar con la boca casi abierta.

Paul me beso.  Me llevó hacía una cama, cuatro cuerdas caía desde el techo.  Paul enganchó las cuerdas a las argollas en mis brazos y piernas.  Agarró una manivela y las cuerdas se tensaron.  Mi cuerpo empezó a sentirse elevado, en pocos segundos estaba suspendida sobre en el aire.  Paul metió un dedo en mi culo.  Empezó a darle vueltas.  Cuando estaba con suficiente dilatación me metió un vibrador en el agujero.  Mis brazos me dolían, mis piernas tiraban pero ese dedo hacia que todo compensase.  Vi a Paul como se dirigía al bar y como se pedía una copa, el hijo de puta se estaba tomando una copa mientras yo estaba colgada con aquello metido en el ano.  Me moría de placer como me moría de dolor.  Un hombre paso al lado mía y se quedó mirando.  Hizo un gesto a Paul y ante su afirmación con la cabeza, me bajo con la manivela dejando mi cabeza a la altura de su cadera.  Agarró mi cabeza y sin preguntar me metió la polla en la boca.  No era un tema que me la pusiese para que se la chupase, simplemente estaba usando mi boca como agujero folláble y me bombeaba con la tranca sin preguntarse si me gustaba o no.  Era un sensación horrible sentirme follada casi sin aire y estando colgada.

Paul intervino y así en levitación como estaba y sin quitarme el vibrador del culo metió su polla de golpe en mi coño. El desconocido me hacía balancearme desde su polla hasta la polla de Paul matándome de dolor, gusto y lujuria.

Ambos hombre dejaron su esperma en mis agujeros.  Paul me dejó caer y sin tiempo a tomar aire me cogió y me llevó a una cruz de castigo.  Allí me puso unas pinzas en los pezones extremadamente apretadas.  Con una fusta fue dándome golpes sin parar.  Me dolía tremendamente, pero ese era un dolor delicioso que me estaba volviendo loca.  Cada cierto tiempo le pasaba la fusta a alguno que se la pedía y me volvían a empezar a dar.  Mi cuerpo era de torno rojizo y mi coño estaba roto.

No podía con mi alma cuando Paul me liberó.  Y me llevó a un potro de esos donde se metía el cuello y las manos en una pieza de madera que se cerraba quedando mi culo en pompa y mi boca  la disposición de quien pasase.

Paul me la metió en el culo sin miramientos.  Me agarró las tetas haciéndome un daño tremendo pues las pinzas se clavaron más.  Paul invitaba a metérmela en la boca cada uno que iba pasando.  Paul iba regulando el polvo para darle tiempo a los chupados a correrse en mi cara.  Incluso alguno que no me la metía me hacían sentir un objeto masturbándose en mi cara y corriéndose sobre ella.  Paul se corrió en mi culazo mientras una mujer vestida en cuero me hacia comerle el coño entras tiraba de mi cabeza.

Paul no me dejo ducharme ni lavarme la cara.  Fui chorreando lefa de mi pelo durante todo el trayecto desde Colón a mi casa.  Paul se quedó a dormir y me hizo el amor despacio y susurrándome cosas preciosas al oído.  El palo y la zanahoria, pensé.

De nuevo mande un sms a la oficina diciendo que llegaría más tarde.

De Paul no supe más que las típicas cosas de trabajo un poco por inercia de su visita hasta seis meses después.

Estaba en la oficina y recibí un sms en el que Paul me indicaba que estaba en Madrid y me proponía cenar esa noche.  Mis bragas se mojaron al momento.  Desde luego a esas alturas no solo mi experiencia sexual era basta, sino que si no follaba duro me ponía de muy mala hostia en el trabajo.  Rápidamente le contesté que si.

Me vestí para matar tanto por dentro como por fuera.  Cogí un taxi y me dirigí hacía el restaurante acordado.

Me dio un poco de corte y rabia ver que además de conmigo había quedado con dos chica más y un chico.  Le di dos besos y Paul hizo las presentaciones.  Era obvió que en la mesa no había ningún angelito.

Resultaron ser gente muy agradable, Paul me contó que a Marina, la rubia pechugona de mi derecha la había conocido en Barcelona en uno de sus viajes en los que al no tener nada que hacer exploró la ciudad y acabó en un club de intercambios.  Los dos contaron con todo lujo de detalles como follaron como conejos esa noche y a lo tonto mantuvieron el contacto.  Marina era de Madrid por lo que en su siguiente viaje a la capital quedó con ella y fue como conoció el club que meses atrás había visitado yo con Paul.

Al resto de la gente la fue conociendo a través de ella y en poco tiempo cada vez que venía a Madrid tenía su grupo de amigos.  Que eran los que se sentaban en la mesa en esos momentos.  Puse cara de extrañada, pero Paul me aclaro que su última visita a Madrid todos estaba fuera por lo que no tuvo problemas en salir conmigo y finalmente paso lo que paso.

La noche fue cálida en alcohol y bromas.  Hablábamos de sexo como la mesa de al lado hablaba de fútbol, esto es con la mayor naturalidad.

Andrés y Cristina, que eran pareja, nos tuvieron que dejar tras los postres pues tenían niños en casa y la cuidadora tenía que volver a la suya.  Marina, Paul y yo nos quedamos dispuestos a continuar la noche.

Llevábamos ya un pedo importante cuando Paul empezó a hablar.

-       Bueno chicas, tenemos que decidir.  O seguimos cerrando bares o vamos a un club o nos lo montamos por nuestra cuenta.

-       Por nuestra cuenta - dijimos las dos.  Por mi parte quería que Paul me montase y no quería arriesgarme a que otra se subiese en él y nos dejase a esta y a mi mirando y soportando otras pollas menos apetecibles.

-       Vale, pero tenemos que darle un color especial.

-       ¿Qué tipo de color? – dijo Marina dubitativa.

-       Quiero que una sufra físicamente y otra sufra mentalmente.

-       Me parece una muy buena idea – confirmó Marina - ¿qué tienes pensado?

-       Se me ocurre que vais a echar a suertes a quien voy a someter y quien va a mirar.

-       Joder, eres un cabrón - dije yo.

-       Nada, nada, eso o nos vamos a seguir tomando copas – las dos dudábamos, pero ese era el juego, por lo que aceptamos a regañadientes.  Paul cogió dos pajitas de los vasos, cortó una, cerró su puño dejando las punta iguales a la vista y nos dio a elegir.  Marina sacó la corta.

Cogimos un taxi, Paul pidió que pasase por su hotel.  Se bajó, subió a su habitación y bajó con una bolsa.

-       ¿Y eso? – dije yo

-       Lo dejó Marina esta tarde.

-       Ah – dije yo preguntándome que sería.

Nos dirigimos a mi casa, Marina tenía invitados a sus padres y no era plan montar una orgía con ellos durmiendo en ella.

Entramos en casa, se pusieron cómodos, les puse unas copas y fui al baño.  Marina estaba colocando unas cuerdas de manera que caían desde la viga vista hasta el suelo.  Me di cuenta lo que iba a pasar.  Entré en mi habitación, cogí el jarrón donde tenía oculta la cámara y la coloqué apuntando hacia la cuerda.

Marina subió el termostato de casa y poco a poco se desnudo.  Se acercó a mi totalmente desnuda y besando mi cuerpo fue desnudándome poco a poco.  Me dirigió hacia las cuerdas, ató mis muñecas por encima de la cabeza y tiró del otro extremo dejando mi cuerpo estirado.  Recogiendo mi pelo con sensualidad y me colocó un antifaz que desde luego no era uno de los que yo tenía en casa.  Mordió mis pezones tirando de ellos, me estaba volviendo loca de excitación.  Colocó unas pinzas en mis pezones de los que caían unos pesos lo cual provocaba que estos se estirasen hacía abajo. Me colocó una bola en la boca que tampoco era mía.  Evidentemente venía en la bolsa de Marina.

Me quedé sola y atada.  Oía como Paul y Marina hablaban mientras nada sucedía.  Un zas oí cruzar el aire un latigazo cruzó mi espalda.  Nunca me había dado con un látigo y realmente no sabía si protestar o disfrutar.  No me dio tiempo a pensar mucho más pues un nuevo latigazo volvió a golpear mi espalda. Me di la vuelta justo cuando un nuevo latigazo chocaba con mis pechos.  Gemía, me babeaba, disfrutaba, respiraba atropelladamente y volvía a esperar el siguiente latigazo.  Desconocía cuantos recibí, no tenía ni idea si mi cuerpo sangraba o estaba rojo como el diablo o aquel objeto no dejaba rastro.  Iba girándome según iba recibiendo para amortiguar las molestias.

No podía con mi alma y cuando esperaba nuevos golpes la cuerda se soltó.  Mis piernas no pudieron sostenerme y caí al suelo.  Oí unos pasos dirigirse hacía mi, Paul retiró la bola de mi boca y me metió la polla de golpe.  Volver a saborear aquella polla que tan loca me había vuelto meses atrás.  Paul dirigía la mamada, me la metía, me la sacaba, me hacía chupar el tronco, me metía los huevos en la boca.  No llegó a correrse.  La sacó, me quede huérfana tirada en el suelo.  Dos manos en mis nalgas me hicieron ponerme a cuatro patas.  Me metió la polla en el culo de un solo golpe, vi las estrellas.  Paul empezó a bombear mi culo sujetándome de las caderas, notaba como mis tetas bailaban al compas de sus penetraciones y las pasas tiraban de mis pezones victimas de la física, uno a uno y con un fuerte dolor cada una de las pinzas se fueron soltando de mis tetas.  Paul me pasó su ya legendario cinturón por la boca, la cual abrí sumisamente y que quitó el antifaz.  Marina se masturbaba en el sillón de mi salón totalmente desnuda y con dos inmensos pollones de goma metido en cada uno de sus agujeros.  A la pobre nadie le había tocado en toda la noche y se había tenido que conformar con darse placer ella misma ante el espectáculo que le dábamos Paul y yo.

Paul se corrió en mi culo para continuación y sin cambiarme de posición comerme el coño desde atrás.  Marina encadenaba orgasmo tras orgasmo, yo apenas podía enfocar mis ojos de tanto placer que estaba recibiendo.

Paul y yo nos corrimos por última vez antes de que Marina lo hiciese por enésima vez.  La muy puta y después de tanto orgasmo no pudo parar hasta recibir el orgasmo que tenía ahí pendiente.

Dormimos los tres abrazados y por la mañana.  Los gemidos de Marina me despertaron.  Paul le estaba dando su compensación por el día anterior de manera que ella le montaba desde encima.  Me incorporé y sin molestarles demasiado me dediqué a lamerles a ella el culo y a Paul los huevos hasta que ambos inundaron mi cara con sus fluidos al correrse.

Paul volvió un par de veces a Madrid desde esa segunda vez, realmente con él es con el único que he practicado Sado de verdad, aunque si soy sincera eso fue por que ninguno otro me empujo a ello.  A Marina la veo a veces, pero más que nada por que coincidimos en algún club o orgía.

CONTINUARA…