Mi mujer me convirtió en voyeur (4)

Un dia tipico en mi vida, mala fortuna de mi marido por no poder estar ahi.

Les escribo otra vez, a petición de algunos lectores, y me agrada mucho de verdad que nos hayan escrito, y mi esposo otra ves asume el papel de editor. Me han acusado de ser mujer propia y casta y de pasar a ser una puta golosa. La verdad, creo, nunca fui casta, y siempre fui una golosa. Una de mis amigas me confesó que, ella es más o menos de mi edad, de pronto, de buenas a primeras, sus hormonas empezaron a correr al doble. Para su fortuna, su esposo tiene lo suficiente para mantenerla satisfecha. Me pregunto si las mujeres de mi edad (ando por los treinta y tantos) de pronto se nos despierta el apetito sexual. Para ella y para mi, ciertamente fue el caso. Después de dos niños y de haberme privado durante mis años de entre los veinte y treinta, creo lo tengo merecido. ¿Habrá otras mujeres como yo por ahí? ¿O soy una aberración de la naturaleza?

Chicas…. Necesito su apoyo….

No lo quiero decir de esta manera, pero no tengo otras palabras para describirme, y sin más, les diré que me gustan los hombres, o sea, dice mi esposo, soy una puta. Por fortuna, mi esposo es muy comprensivo.

Sigo trabajando y sigo dedicada a mis hijos, igual que antes, pero ahora siempre traigo mi sexo mojado y siempre con ganas de follar. Mi marido sigue viajando y me las arreglo para verme con alguien durante la semana. Claro, cuando mi esposo regresa, le platico los detalles y terminamos follando como locos.

Ayer empecé con otra de esas citas, esta vez con Mark. Mark es un joven de veinticinco años, apuesto, muy refinado y con un cuerpo de verdad sensacional. Es tan alto como mi marido de muy buen ver, por ahí supe que un par de chicas se lo disputan, por mi que se quede con la que el quiera, a su edad, tiene mas que suficiente para las dos y para mi también. Me habló por teléfono como a eso de las diez de la mañana para decirme que estaba solo. Acababa yo de ducharme y me vestí solo con minifalda y blusa, sin ropa interior, tal y como le gusta a mi esposo. Cuando llegué a su apartamento, la única prenda en su cuerpo era un arete en su oreja izquierda. Sensacional.

Me abrazó besándome corriendo sus manos bajo mi mini, apretando mis nalgas. Mientras me mantenía ocupada corriendo mis manos por su espalda y su culo. ¡Dios que culo! Sin poder contenerme me lo empujé para poder coger su polla y ponerme de rodillas frente a el. Mark no la tiene ni muy larga ni tampoco muy gruesa, normal, pero tiene una energía salvaje. Empecé por lo que les gusta a los hombres, me metí todo lo que pude de su casi erecta polla en boca y se la chupé como si fuera la última verga en el mundo. En poco tiempo se puso dura y me pareció que hasta mas grande. Se apoyaba recargado hacia atrás sobre su mesa con las manos mientras me dejaba que le hiciera lo que yo quisiera. Dice mi esposo que soy una golosa chupando, la verdad una polla en la boca me hace sentir putísima. Después de unos minutos de jalarle la verga con una mano, apretarle las bolas con la otra, mientras entraba y salía por entre mis labios, sentí cuando se chorreaba y apreté el paso. Segundos después me inundo de leche y me tragué todo lo que pude. Algo se me escapó pero da igual, limpié lo que pude con su polla y luego se la limpié con mi lengua.

Mark se compuso, me levantó en sus brazos y me beso en los labios. Estoy segura que pudo probar su semen en mi boca, cuando mi marido me besa así me dice que el aliento me huele a polla, por lo regular es la de algún amante y lo vuelve loco. Mark me llevó a su sofá y me devolvió el favor. Hundió su cabeza entre mis piernas y me lamió la raja llevándome a las nubes. Me produjo un orgasmo intenso, y el cabrón no paraba de comerme. Una mano estaba bajo mis nalgas, jugando con mis hoyitos y la otra jugando con mis pezones. El orgasmo me llegó en oleadas, una tras otra y no paraban. Instintivamente quise quitármelo de encima jalándole los pelos. El por fin cedió y me dejó que me diera la vuelta, cerrando mis piernas. Jadeante, por fin me repuse, abrí los ojos y vi a Mark sonriéndose de pie al lado del sofá. Su polla otra vez erecta. La tomé otra vez en mis manos y le di un par de lamidas y chupadas, luego le dije que me la metiera. Obediente, se puso entre mis piernas, y al mismo tiempo que me besaba me penetró. Despacio, siempre despacio, como le gusta, para desesperarme. Y claro, eso me tiene gritándole que me folle. Cuando por fin se apura estoy al borde otra vez y me hace chorrear, cuando menos dos veces mas antes que el terminara.

La sesión duró unos quince minutos, el arriba, yo abajo, y me había puesto eufórica, ida, y con mi sexo empapado de mis flujos y con su lefa. Luego sonó el teléfono, era una de sus chicas que lo venía visitar. Me levanté, me puse mis dos prendas y salí a la calle, fingiendo enojo. De haberse fijado alguien, se hubieran dado cuenta de la lefa escurriéndose por mis piernas. Me senté en mi coche tratando de limpiar un poco el desastre en el asiento, cuando vi a la chica entrar al apartamento, muy bonita, espero se divierta tanto como yo. Mmmm…… De verdad que si me divertí. Pero después de conducir un rato, me di cuenta que quería mas.

Pero en ese momento no tenía a nadie disponible, ni siquiera el cabrón de Kevin. Me resigné y me fui a comer a mi restaurante favorito. El sexo despierta el apetito.

Mi lugar favorito es un restaurante que se jacta de ser Tex-Mex. La comida tiene buena sazón y es bastante concurrido, tiene mucho ambiente.

La gente espera en fila para llegar a la caja, donde se ordena, luego se sienta, después de unos minutos sale el mesero y llama tu nombre, levantas la mano y te sirven, típica eficiencia americana. Mientras estaba en una fila me di cuenta de dos chicos espiándome. Mas obvios y mas flagrantes no pudieron haber sido. Pensaron que no me daba cuenta, pero yo era la única mujer en mi fila. Después de pedir me di la vuelta y el par seguían con cara de bobos. Me acerqué a ellos y con una sonrisa pícara les dije en voz baja que ya podían cerrar la boca y limpiarse las babas. Los dos se sorprendieron y se sonrojaron sin poder decir nada. Estuvieron ahí parados sin voltear a verme, aún cuando se sentaron a comer me evitaron, pensé que todo era muy gracioso. Pero de que no estaban a gusto, era bastante evidente. Salí del local cuando terminé y caminé a mi coche, uno de ellos me siguió. Se quiso disculpar por lo sucedido y para decirme que era muy bella y que para reparar daños me invitaba a cenar. Tiene agallas el chico, pensé, y no está nada mal. Le dije que me gustó porque me hizo sentir todavía atractiva y lo tomaría como un cumplido. ¿Entonces que me dices de ir a cenar? Cariño, que puedes hacer con una mujer como yo, tengo más de treinta. Se quedó boquiabierto y me dijo que me veía mas joven, mucho mas joven, eres un adulador irremediable, y para su sorpresa le di mi número de celular, o móvil.

Le hablé a mi marido inmediatamente, como siempre, tuve que dejar mensaje. Le dije que había follado con Mark y que luego le daba detalles, quiero ligarme a un chico joven y tienes suerte de no estar aquí por que te dejaría seco. Te amo.

El chico me habló mas tarde y quedamos a las siete y media. A las seis y media me habló Mark disculpándose y que por favor lo fuera a ver. Acepté fingiendo enojo, hay que mantener la fachada de dignidad, y llegué de nuevo a su apartamento las siete. A las siete y quince se estaba chorreando en mi boca otra vez, y cinco minutos después estaba en camino a mi cita con el chico. Llegué a las ocho y diez. Iba vestida otra vez de minifalda y blusa, y como siempre, sin ropa interior. Me pareció muy refinado y mucho más guapo de lo que había visto al medio día. Me preguntó si tenía compromisos. Le dije que si, que estaba casada. Loa desilusión fue muy evidente pero le dije estaba muy insatisfecha. No hay razón para contarle las cosas como son, además, un poco de intriga siempre ayuda. Para no hacer las cosas largas, terminamos en un hotel. Para su edad, como era de esperarse, tiene el cuerpo en magnífica condición. Mi nuevo amante compensó su falta de finura con su energía. Se chorreó varias veces, la primera en mi boca, por supuesto, y las demás en mi sexo, pero antes, le tuve que decir que a nosotras las putitas nos gusta que nos pasen la lengua por la rajita. Con tan buena fortuna que aprendió rápido, y luego me dejó un poco adolorida ahí abajo de tanta follada. Pero estaba decidida a seguir mientras a el se le parara. Por fin, a eso de las dos de la mañana, pidió tregua. A la mañana siguiente nos duchamos juntos, le di otra chupada bajo el chorro de agua y luego follamos otra vez en la cama.

Nos dimos cita dos días después, cuando llegué al hotel, lo vi en el aparcadero. Me abrazó efusivo, me besó y luego sus manos volaron sobre mi cuerpo de arriba abajo. Me levantó la falda y apretó mi culo, comentando algo sobre mi falta de bragas. Estaba otra vez yo empapada, me estaba magreando en el aparcadero, la falda levantada dejándome desnuda de la cintura para abajo, y mis senos también casi al descubierto. (Cuando le conté a mi marido, se puso durísimo, desafortunadamente estaba reglando cuando regresó, pero se la chupé varias veces ese día)

Mi nuevo amante me llevó por fin al cuarto y me folló toda la noche. En varias posiciones, se chorreaba y luego se ponía duro casi de inmediato, al paso de las horas, me la tenía que poner en la boca para que se empalmara. Otra vez duramos hasta la una o dos de la mañana.

Se me hizo curioso que durante dos semanas estuvimos viéndonos y no fue hasta cuando llegó mi marido que le pregunté como se llama, se llama Sergio, y piensa que mi esposo no se da cuenta, y mi marido, quiere de alguna manera grabarme y si es posible, verme con el. Ese es el plan para mi siguiente encuentro.

Aclaro que mi vida descuidada empezó hace un par de años, desde aquel día que fui sorprendida in fraganti por mi marido. Desde entonces han pasado varias cosas y las que he escrito en TR son solo unas cuantas. En esta cuarta parte relato lo último sucedido. Para cuando lean esto, mi relación ‘prohibida’ con Sergio llevará poco más de dos meses. A Mark, tengo como tres semanas que no lo veo. Si lo viera me acostaría con el, por supuesto. Tengo otros por ahí, pero las cosas de la vida, casi no los veo, ni siquiera a Kevin. Pero el prospecto de conocer hombres siempre está ahí, y por supuesto, mi marido, que me apoya en todo lo que hago.

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