Mi mujer, la lencería, mi regreso de fin de sem. 3

Después de la confesión de mi mujer, de como ha entrado de lleno en el mundo del sexo y como ha planeado todo para embaucarme en su aventura, regreso a mi casa para que me explique todo lo ocurrido.

Resumen de lo anterior: Después de mi vuelta precipitada de Sudamérica por los devaneos de mi mujer, ella, Sara me cuenta como de ser una mujer muy normal y puritana, pasa a ser muy activa en el sexo, sobre todo fuera de casa. Nuestros amigos la llevan a un nuevo mundo de placer. Sara me cuenta como ocurrió todo esto hace mas de un año.

Era casi la hora de cenar. Sara pregunto a Nacho si quería tomar algo y este contesto que no, que continuara contándole lo ocurrido.

Sara así lo hizo

Después de lo ocurrido en casa de Manolo, donde también estaban Marcos y Pedro, me sentí muy mal. Esa noche no pude dormir. Del estado de Lujuria y excitación pase directamente a un estado de shock. No entendía por que ninguno de los tres me había querido follar. No entendía por que me habían hecho correr tantas veces y cuando podían haber disfrutado, no lo habían hecho. SI tanto me deseaban y yo era su fantasía, ¿Por qué no disfrutaron de mi y la cumplieron? Estaba muy enfadada con ellos tres.

Cuando desperté estaba mojada. La excitación no había desaparecido al igual que mi enfado. Cogí el teléfono y vi un mensaje de Manolo. Preguntaba que tal estaba. Directamente le puse un “Vete a la mierda”. Mi cabeza no paraba de pensar lo tonta que había sido, como me había dejado embaucar por esos tres para que al final me tomaran el pelo y se rieran de mi.

Nacho, estuve a punto de contártelo. Sabia que si lo hacia la amistad se rompería así que preferí callar y dejarlo estar. Acuérdate que mi intención fue de no ir a la casa rural, no quería volver a verlos.

Durante las dos semanas siguientes las pase pensando por que no habían querido nada conmigo. A parte del mensaje de Manolo, no tuve mas noticias de ellos. La verdad es que mi cabeza estaba entre los recuerdos de los infinitos orgasmos que tuve y el enfado por no querer follarme. Cuando hacíamos el amor, me venían a mis pensamientos los tres dándome placer. No me lo quitaba de la cabeza.

Al final, tu querías ir a la casa rural y yo no. Tu insistencia me hizo aceptar y fuimos. Allí los volví a ver a los tres. Al saludarnos estuve muy seca, intentaron darme conversación. No quería nada con ellos.

Nos fuimos a cambiar y bajamos a la pequeña alberca que tenia la casa. Nosotras nos pusimos en unas tumbonas y vosotros en una mesa con una sombrilla. Nos pusimos todas a tomar el sol. Vosotros empezasteis a tomar unas cervezas.  Las cuatro tumbonas estaba colocadas en paralelo, las cuatro de la misma manera orientadas al sol. Justo detrás de donde teníamos la cabeza estaba vuestra mesa.  SI nos colocábamos boca arriba, no os veíamos, en cambio, si nos colocábamos boca abajo y apoyábamos la barbilla en la hamaca, os veíamos perfectamente.

Vosotros estabais colocados en un semicírculo mirando hacia nosotras. Una de las veces que me coloqué boca abajo os miré. En Macos y Pedro noté una sonrisa sarcástica cuando nuestras miradas se cruzaron. No entendía por que. De repente me fije. Llevaban pantalones de deportes que no eran ajustados. Se habían ahuecado parte de una pierna y se les veía su polla. Los dos se dieron cuanta que lo había visto y me sonrieron. Yo quite la mirada y gire la cabeza mirando hacia otro lado.  La situación era morbosa. Sus mujeres y tu estabais allí y ellos mostrando sus pollas por la pernera del pantalón. Volví a mirar. Ellas estaban boca arriba y vosotros, al estar en un semicírculo no se las podíais ver. Solo las veía yo. Cuando veían que yo miraba, abrían un poco mas las piernas para que tuviese mejor vista. Eva se giró, poniéndose boca abajo y ellos cerraron las piernas. Ya no se podía ver nada.

Empezaba a estar mojada. Me había excitado. ¿Por qué estaban haciendo eso cuando no quisieron follarme hace dos semanas? Eva volteó la cabeza hacia un lado y los dos abrieron de nuevo las piernas. Volvía a verles sus pollas. La polla de Pedro comenzó a ponerse erecta. La tenia que sujetar con su mano para que no se hiciera un bulto en su pantalón, la mantenía pegada a su pierna, fuera de la vista del resto de chicos. Yo no podía quitar mi mirada de ella. Pedro le comentó algo a Marcos al oído y la polla de este también comenzó a empinarse. Allí estaban los dos mostrándome sus partes de manera descarada delante de todos.

Yo cada vez estaba mas mojada, no por el hecho de vérselas, el morbo lo daba la situación de que tu, mi marido y sus esposas estuvieseis presentes. No podía dejar de mirárselas. El resto de mujeres se puso boca abajo y tuvieron que cerrar las piernas.

Comimos y nos echamos una pequeña siesta. Por la tarde fuimos a dar un pequeño paseo una zona del rio donde se formaban pequeñas piscinas naturales. Una de ellas parecía un jacuzzi, el agua caía desde una pequeña cascada arremolinándose. Los niños se bañaron mientras todos le mirábamos. Eva y María se metieron en el jacuzzi natural. El agua debía estar fría por que al salir sus pezones estaban completamente erectos. Luego nos metimos Ana y yo. Ana a los pocos salió y tomo su lugar Pedro, su marido. Con los borbotones que hacía el aguan no se veía nada dentro del agua. De repente note que algo me estaba tocando en mi rajita. Di un pequeño respingo que casi todos visteis. Un pez dije, un pez me había tocado la pierna.

Pedro estaba con su pie majaseando mi rajita, es mas, aparto con sus dedos la tirita de mi bañador y me estaba tocando directamente, intentando introducir su dedo gordo del pie en mi rajita. Por lo bajito le dije “que coño haces”. El se reía y seguía con su masaje. Estaban todos delante y no se cortaba. Yo debía estar poniendo caras raras. Tu nacho, me preguntaste si me ocurría algo a lo que dije que no. Pedro consiguió meter su dedo gordo en mi rajita. Yo estaba empezando a tener un orgasmo. Cuando estaba a punto retiro el dedo y se salió del agua. Allí me dejo a las puertas de un orgasmo totalmente caliente. Me coloqué el bañador y salí del agua. Mis pezones parecían que se iban a salir del bañador. Me tapé como pude. Al ir a recoger mi ropa me crucé con Pedro y le dije “eres un cabrón”. El se rio.

Volvimos a la casa rural, cenamos y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente después de desayunar plantearon hacer una ruta. Recuerdas que todos fuisteis a dar un paseo, la ruta era de dos horas y todos marchasteis menos yo, puse la escusa que me dolía un poco la espalda. La verdad es que no quería estar con ellos. Me quede en la casa rural.

Estaba en la habitación, me había dado una ducha y me estaba secando. En ese momento llamaron a la puerta. Al abrir me encontré a Marcos y a Pedro. Les fui a cerrar la puerta, pero pusieron un pie. Les pedí que se fueran y me dejaran tranquila.  Me empujaron hacia dentro. Pedro sujeto mi toalla tirando de ella. Me quedé desnuda frente a ellos.

Se pegaron a mi, uno por delante y otro por detrás. Me sujetaron las manos a mis costados. Estaba entre los dos y no me podía mover. Pedro, que estaba por delante intento besarme. Yo lo esquive pidiéndoles por favor que se fueran. Me tenían aprisionada. Marcos comenzó a besarme en el cuello. Ese es uno de mis puntos débiles. Me estaba empezando a excitar. Mi cabeza no quería que ocurriese, pero mi cuerpo no la hacia caso. Pedro comenzó a masajear mis tetas, primero con suavidad y luego con fuerza. Mis pezones comenzaron a ponerse como piedras, cosa que notó Pedro iniciando un masaje sobre ellos. Los retorcía, los estiraba, los apretaba. A mi eso me estaba volviendo loca y comencé a jadear. Marcos por su parte, no paraba de besarme en el cuello, bajando sus manos hasta mis nalgas, apretándolas y abriéndolas. Puso sus piernas entre las mías y poco a poco fue abriéndolas. Yo ya no reaccionaba. Bajo sus manos y comenzó a tocarme mi ano y mi rajita. Ya no podía aguantar mar y mis gemidos eran notorios.

Los orgasmos empezaron a llegar. Al principio eran suaves, luego fueron mas fuertes hasta el punto de hacer temblar mis rodillas. Ellos me sostenían mientras yo me sumergía en un placer continuo que me nublaba mis pensamientos y mi vista. Las convulsiones aparecieron y ellos no dejaban de jugar con mis tetas y mi rajita. Pedro bajo una de sus manos hasta mi clítoris mientras Marcos pasaba de mi rajita a mi ano. Así estuvieron hasta que les pedí por favor que pararan, no podía mas, el placer que me estaban dando no lo podía aguantar.

Bajaron el ritmo, dejaron de tocar mis tetar y mi rajita, centrándose en mis nalgas y en mi espalda. Pedro me besó y yo le respondí. Baje mis manos hasta sus pollas. Allí estaban las dos completamente erguidas. Me parecieron enormes, algo mas grande la de Marcos. Por fin las tenía y las podía tocar. La verdad es que lo había deseado desde que estuve en casa de Manolo y Eva.

No podía dejar de agarrarlas. Mis manos buscaban como acceder a ellas por dentro del pantalón. Por fin conseguí tocarlas directamente. Estaban suaves y muy duras. De nuevo volvieron con mis pezones y mi rajita a la vez que me preguntaban si quería que me follasen. Yo los decía que si, que lo hicieran ya pero ellos con sus masajes provocaron que volviese a tener nuevos orgasmos. No se si era mayor el placer de sus caricias o tener sus dos pollas, una en cada mano.

Yo jadeaba y gemía. Les pedía por favor que me follaran, no aguantaba mas.

De repente llamaron a la puerta. Nos quedamos los tres callados e inmóviles. Era Eva que decía: “Abre Sara, te estoy oyendo y parece que los estas pasando muy bien”. EL mundo cayó sobre mi en ese momento. No sabia que hacer, seguro que me había oído y no podía no contestar. Dije que me esperara abajo, pero contesto que no, que abriese la puerta que quería entrar. Marcos y Pedro se fueron al baño y yo me tapé con la toalla.

Abrí la puerta un poco indicando a Eva que estaba vistiéndome. Ella empujo hasta abrirla del todo entrando. La cerró tras de ella y dijo: “Vaya, pensé que yo era la única que me masturbaba, pero veo que también hay otras que les gusta tanto como a mí”.

No sabia que hacer o decir. Parece que solo me había oído a mi y la seguí el juego. Me instó a que me pusiera un bañador y que nos fuéramos a la piscina. Yo la obedecí.

Una vez en la piscina, las dos solas pregunto si me masturbaba muy a menudo, a ella le encantaba y lo hacia a diario. Preguntaba si tenia algún juguete, si tardaba mucho en correrme, en quien pensaba cuando me masturbaba. Un sinfín de preguntas a las cuales no sabia bien que contestar. Lo peor llegó cuando dijo que a encantaría verme como me masturbo, que por que no lo hacia ahora dado que no habia nadie y tardarían en llegar.

Me quede mirándola perpleja, no sabia que contestar. No salían palabras de mi boca, aunque lo intentaba. Ella, viendo mi estado se echó a reír diciéndo que estaba de broma. En ese momento respiré.

Estuvimos en la piscina hasta que llegasteis, comimos y vosotros os pusisteis a jugar al mus. Los niños estaban jugando en el jardín y Eva nos pregunto a las tres, María, Ana y a mi que si queremos ver algunos de los modelos que habían llegado nuevos a la tienda. Yo dije que ya los conocía y prefería quedarme en un sillón del salón. Las tres dijeron al unísono que esa era la escusa, la realidad era cotillear sobre conocidos.

Nos subimos a la habitación de Eva y nos recostamos todas en la cama. Hablábamos de conocidos, los poníamos verdes, criticábamos hasta que Eva, en un momento de la conversación pidió silencio y dijo: “Pues sabéis una noticia de ultima hora!, he pillado esta mañana a Sara masturbándose”.

No podía creer lo que había dicho. Mi cara debió pasar por un sinfín de colores. Las tres me miraron y dijeron “Bienvenida al grupo, riéndose”.

Las preguntas no se hicieron esperar. SI tenia juguetes, donde tenia mas placer, cuantos juguetes tenia, si usaba bolar chinas. Si tenia dildo anal, etc. Fué interminable la cantidad de dudas que me platearon. Al final callaron esperando mi respuesta. Yo no sabia que decir y solo me salió un “con el dedo, solo con el dedo”.

Las risas fueron sonoras. La vergüenza que me estaba dando la situación era enorme. Se estaban riendo de mi. Estaba claro que la mitad de las cosas que preguntaron no sabia que eran y la otra mitad, nunca lo había usado.

Cuando vieron mi cara de angustia las tres se acercaron a mi. Decían que no me preocupara, ellas lo habían aprendido hace relativamente poco. A mi me sonó a excusa.

Eva comentó que esto no podía ser y que tenían que enseñarme lo que ellas conocían. Nos emplazó en su casa para el miércoles, Manolo no estaría en casa esos días y las dejaría tranquilas.

Eva saco la lencería que había traído de la tienda, María y Eva se desnudaron sin ningún tipo de complejo probándose cada una un modelito. Me instaron a probarme alguno, pero yo ya lo había hecho en la tienda y les rechace la petición. Estaban como locas quitándose y poniéndose ropa sin ningún rubor. No les importaba estar completamente desnudas delante del resto.

Ana comentó que su marido Pedro llevaba un par de semanas que estaba muy excitado y que constantemente quería sexo. María y Eva dijeron lo mismo de sus maridos. Algo habían tramado o habían hecho que les había excitado. Seguro que habían conocido alguna “zorrita” que les ponía cachondos a los tres. Sara se ruborizo. La tres se echaron a reír diciendo que a ver si echaban un polvo fuera de casa y así las dejaban tranquilas, que estaban llevaban un tiempo muy pegajosos.

Yo la pregunté si no le importaba que sus maridos estuviesen con otra, a lo que todas contestaron que no, que mientras que fuera solo sexo y no amor, que no las importaba, así se desfogaban y a ellas las dejaban tranquilas.

Al atardecer, Manolo comentó que solo había media botella de vino y unas pocas cervezas. Pedro decidió ir a comprar. Aprovecharon las mujeres para encargar algo mas de compra. Marcos se apuntó con Pedro a ir a la compra. Pidieron a una de las mujeres que los acompañase para todos los temas que no eran bebidas. Yo era la única que se había duchado, no tuve mas remedio que ofrecerme voluntaria. El sitio mas cercano estaba a media hora de coche de la casa rural.

Yo estaba con ropa cómoda para estar en la casa rural así que les dije de cambiarme para acompañarlos. Todos comentaron que para ir al pueblo donde estábamos que era suficiente. Yo llevaba un vestido que parecía una bata que se abrochaba por delante y unas chanclas.

Los tres nos montamos en el coche. Marcos dijo que llevábamos su coche, un todo terreno muy grande. Le dijo a Pedro que lo llevara y Marco me dijo que me sentara detrás. Yo le dije lo poco caballeroso que era, que a una dama siempre se le deja el asiento delantero. Marcos se rio y dijo que el no era un caballero. Así nos sentamos y cuando llevábamos un trecho andado y ya no veíamos la casa rural, Marcos le dijo a Pedro que parase un momento. Este se bajo y me dijo que me bajase. No entendía nada. Una vez abajo los dos, pulso un botón y los asientos traseros se recogieron, dejando una zona diáfana muy grande. Me dijo que subiera, recostándome y el se vino a recostar conmigo en la parte de atrás. Le comentó a Pedro, a la ida conduces tu y a la vuelta conduzco yo.

Marcos en cuanto se subió, se quitó los pantalones y los calzoncillos dejando a la vista su polla tiesa. Me miro a los ojos y me dijo “ahora tienes que terminar lo que empezaste”, cogiendo mi mano y llevándola a su polla. Yo quedé sorprendida y muy despacio comencé a mover mi mano. Marcos desabrocho los botones de mi vestido dejando a la vista mis bragas y mi sujetador. Mientras yo le pajeaba el me quito las bragas dejando a la vista mi conejito que ya estaba húmedo. Comenzó a tocármelo recorriendo desde mi conejito he intentado llegar a mi ano.  Me empecé poner muy mojada. El se movió, quedando en la posición del 69. Muy despacio lamia mi conejito mientras que intentaba que yo le chupara su polla. Sabes que a mi no me gusta mamar pollas, pero la comida que me estaba haciendo me encendió y comencé a chuparla.

La verdad es que no tenia un sabor desagradable. Consiguió sacarme dos orgasmos y en cada uno de ellos yo tragaba mas parte de su polla, hasta que me dieron arcadas y paré. El placer que me estaba dando era enorme. Yo solo pensaba en que me la metiera, quería que me follara de lo caliente que estaba.  Comenzó a meterme un dedo, luego dos y un tercero que acariciaba mi ano. Yo estaba de nuevo a punto de correrme, otro orgasmo estaba llegando. Este fue mas fuerte y un calambrazo recorrió mi espina dorsal y el placer fue indescriptible. Yo estaba jadeando y gritando. De repente de mi boca salieron palabras que no controlaba. “Fóllame, fóllame ya. Métemela de una vez, la quiero dentro de mi”. Marcos sin pensarlo, puso su polla en mi rajita y comenzó a penetrarme. Era mas larga y gorda que la tuya y me estaba llenando completamente. Yo perdí la razón el placer que me daba. Sacaba su polla hasta el glande y volvía a metérmela completamente. Me estaba matando ese movimiento. Los orgasmos empezaron a llegar. Tuve mas de 6 y el último fue continuo. Ya no podía mas, estaba a punto de parar por que el placer se convertía en dolor cuando el dijo “me corro” y sus chorros me llenaron. Yo sentía su semen caliente dentro de mi cuero. Casi me desmayo del placer. Quede tumbada en el coche con pequeños espasmos en mi cuerpo. Llegamos al Supermercado y me dijeron que no me vistiera ni me bajara, que ellos comprarían y volverían enseguida.  Tardaron uno 20 minutos, justo cuando acabaron los pequeños espasmos en mi cuerpo. Cargaron las bolsas en el asiento delantero y Pedro se paso conmigo a tras. Marcos conducía.

Yo seguía desnuda con las piernas abiertas. Notaba como el semen de Marcos recorría mis piernas. Pedro al verlo lleno de semen se aferro a mis tetas y comenzó a masajearlas y comerse mis pezones. Es una de las partes mas sensibles y por la manera de comérmelos, llegó otro orgasmo. Pedro puso su polla cerca de mi boca, yo al verla y con lo caliente que estaba, comencé a chuparla. Me la intentaba meter todo lo que podía, sacándola de mi boca y volviendo a introducirla. Después pase a lamerle los huevos y a introducirlos en mi boca. Pedro metía un dedo en mi rajita que estaba empapada y lo subía hasta mi culito masajeándolo.  Así repetidas veces hasta que mi culito estaba muy mojado. Luego metió muy despacio su dedo. Yo protesté, nunca me habían metido nada por mi culito, pero el continuaba. Me estaba dando placer y poco a poco empezó a llegarme un nuevo orgasmo. Pedro al notarlo, metió dos dedos en mi culito. Eso ya me hacia daño y se lo dije. Le pedí que parara, que esa zona era prohibida. El se tumbo a mi lado y apunto su polla a mi rajita. Con lo mojada que estaba y con el tamaño de la polla de Marcos, no tuvo problemas en entrar hasta el fondo. Con un lento movimiento fue sacándome un orgasmo tras otro. Yo estaba de nuevo en el paraíso. El placer era indescriptible. Justo cuando llegaba un orgasmo el me dijo “me tienes que dejar tu culito, tengo ganas de metértela”. Era tal mi excitación que le conteste que la próxima vez le dejaría.  Por fin se corrió, volviendo a darme un placer indescriptible. No fue tanto como el obtenido por Marcos, que la tenia mas grande, pero también fue increíble.

Paramos antes de llagar a la casa rural y colocaron los asientos. A mi me temblaban las piernas y me costaba andar. Al entrar en la casa rural ya estaba la mesa puesta. Yo fui al baño a limpiarme y me cambié de ropa parea la cena.

Por la noche quisiste sexo, pero no podía mas y te lo negué.

Al día siguiente volvimos a la ciudad y la semana empezó con normalidad. Solo los mensajes que enviaban Marcos y Pedro me calentaban y excitaban, recordando lo ocurrido en el coche, haciéndome un dedo en cuanto podía.

Nacho se levanto y comenzó a dar vueltas por el salón. Solo mascullaba “como me hiciste esto, como me lo hiciste”. Se volvió a sentar diciendo “Sigue contando”.

El miércoles las chicas quedaron para “revisar los juguetes sexuales” y cenar, pero yo rechace la invitación. Marcos y Pedro, sabiendo que sus mujeres habían quedado y que tu estabas de viaje me pidieron que quedara con ellos a tomar algo, que necesitaban hablar conmigo. Les avisé que había quedado con las chicas, pero insistieron tanto que acepté. No se que me pasaba, pero no podía decirles que no. Mi sentido común me decía que debía terminar con todo esto, pero era tan excitante que la lógica y el sentido común no funcionaban.

EL miércoles dejé a los niños con mi cuñada.  La verdad es que estaba bastante caliente y me arregle por si acaso. Pedro vino a casa a recogerme, nos montamos en su coche y fuimos hacían las afueras de la ciudad. Cuando llevábamos 10 minutos de trayecto se paró en una zona de apartamento. Nos bajamos del coche y nos dirigimos a un portal, subiendo al piso séptimo. Pedro llamó a una de las puestas y nos abrió Marcos. Era un pequeño apartamento con un salón, una cocina y una habitación con una cama enorme y todo diáfano. También se veía una puerta que parecía un baño.

Marcos nos dijo que era de un amigo que nos lo había dejado para que pudiésemos estar tranquilos y hablar. Nos sentamos cada uno en un sillón. Pedro nos puso unas copas y hablamos de tonterías. A los pocos minutos se oyó abrir la puerta. Yo me quedé sorprendida y les pregunté quien era. Por la puerta apareció Manolo, el marido de Eva.

Hola Sara, me dijo, esta es mi “casa secreta” y por supuesto de mis amigos. Aquí es donde buscamos intimidad con las personas que merece la pena estar. Te preguntarás por que estás aquí. Verá, como comentamos en mi casa sobre las fantasías, tu eres la fantasía de nosotros tres. No queremos que en ningún momento te sientas obligada y que esto pueda producir que no podamos disfrutar de ti. Hemos pensado en darte una llave de esta casa, para que vengas cuando quieras y que uno de nosotros pueda estar contigo, bueno, uno o los que quieras que estemos a la vez.

Sabemos que este tipo de relaciones requieren de tiempo y sobre todo que no sean monótonas. El aburrimiento y la rutina son los enemigos de estas relaciones. Por eso queremos que tu elijas y que tu decidas en cada momento que y a quien quieres. No te vamos a reprochar ninguna de tus decisiones.

La verdad es que estaba alagada, pero a la vez confundida. Querían que fuese la putita de los tres, o era al revés, ellos serán mis putos y yo los usaría cuando quisiera.

Ahora podemos tomar algo y tu decides que quieres que hagamos. Hemos reservado para cenar en un sitio cercano que no nos conocen a ninguno o nos podemos quedar aquí, decidiendo tu quien se queda y quien se va, podemos charlas o hacer lo que tu decidas.

El tener este control me excitaba. Nunca había tenido control sobre nada y me resultaba extraño a la vez que sentía poder, poder sobre tres hombres, poder para disfrutar. Algo en mi me decía que abandonase ahora mismo la casa y cortara directamente, pero mi otro yo podía mas y no permitía marchame

Les dije que nos quedábamos y que tomáramos algo mientras decidía. Estuvimos charlando y cuando terminamos las copas les dije “quiero que estéis desnudos”. Los tres se miraron y sin decir nada se comenzaron a quitar la ropa. Poneros en fila delante de mí. Tenia a Manolo, Marcos y pedrio a mi entera disposición. Manolo parecía que es el que tenia la polla mas grande, luego Marcos y finalmente Pedro, pero todas ellas mas grandes que la tuya.

Les pedí que se sentaran y les dije “Dado que voy a poder elegir, me gustaría saber cuales son las habilidades de cada uno y esta claro que, para saberlo, necesito que los tres hagáis lo mismo, así que vamos a comenzar”.

Me quite la blusa y el sujetador. Las caras de los tres eran de autentica lujuria. Les dije “Bien, empecemos, a ver quien come mejor las tetas”. De uno en uno fueron pasando por mis pechos. La verdad es que los tres eran fantásticos, pero Marcos tenia una manera de morder mis pezones que me volvía loca. Con el fue con quien tuve el primer orgasmo.

Después pasamos a mi rajita. Solo podían utilizar su lengua. Me quite la falda y el tanga, quedándome en medias y liguero. De uno en uno fueron pasando y cada uno de ellos consiguió sacarme un orgasmo. En este caso era Pedro quien mejor lo hacia por que, además, combinaba sus lamidas con mi rajita y mi ano. Consiguió producir pequeños calambrazos en mi cuerpo. Los tres pusieron especial dedicación en mi clítoris, pero la manera de morderlos y chuparlo de Pedro fue la mejor. Es el que mayor orgasmo me proporciono.

Habían conseguido sacarme seis orgasmos. Ahora la prueba era lamiendo mi rajita y les dejaba utilizar sus dedos. Los tres lo hicieron fantásticamente llevándome a un nuevo orgasmo cada uno, y los tres no solo se centraron en mi rajita, metieron un dedo en mi culito, llevándome al cielo cuando los tenían en mis dos agujeritos a la vez. Me tenían rendida después de los 9 orgasmos.

Para descansar, decidí chupar sus pollas, quería conocer a que sabían. Empecé por la mas pequeña de las tres, la de Pedro, que debía medir unos 16 centimetros. Ya conocía su sabor y no me disgustaba. Es la que mejor me enraba en la boca. Al poco tiempo de estar lamiéndola Pedro dijo que se corría, que ya no aguantaba mas después del calentón que tenia. Cuando noté que se inflamaba dentro de mi boca la saque y se corrió en mis tetas. Aquello era como una fuente, no paraba de salir semen. El siguiente fue Marcos, la tenia algo mas grande, como unos 18 centímetros e igual de gruesa que Pedro. Quería metérmela todo lo posible, pero me daban arcadas. Termine por pajearle a la vez que le chupaba el glande. Tampoco duró mucho avisándome de su eminente corrida, que echo también sobre mis tetas.

Por último, le toco el turno a Manolo. Era de los tres la mas grande y gruesa. Debía medir unos 20 centímetros y era un poco más ancha que las otras dos. Me costo que entrara entre mis labios. La verdad es que es la con la que menos disfrutaba. Al no caber casi en mi preferí lamerla por fuera, desde los huevos hasta el glande, a la vez que le masturbaba. También me avisó de su inminente corrida, echando todo sobre mis tetas.

No me había disgustado chupar sus pollas. Era algo que no hacia por que me daba asco, pero las sensaciones, después de chuparlas, cambio. Tenia mis tetas completamente llenas de leche. Me levante para ir al baño a limpiarme. Pedro me paró pidiéndome que me restregara la leche por mis tetas, que eso le ponía. No era algo que me gustara, pero se habían portado los tres tan bien, que les di el gusto. Comencé a restregar su semen por mis tetas. Al principio no muy convencida, pero me empezó a gustar y me vino de nuevo un orgasmo sabiendo que de sus pollas había salido la crema que me estaba dando.

Ya solo quedaba lo que estaba esperando, sentirles dentro. Aunque a Pedro y Marcos ya los conocía de la casa rural, pero no disfruté como debía estando en un coche en movimiento.  Para esta última prueba les pedí que fuéramos a la cama, pero solo estaría conmigo uno de ellos, los otros dos esperarían en el sofá. Ellos deberían decidir como hacerlo, pero cada uno tendría como mucho 20 minutos cada uno.

Lo haríamos por tamaño. El primero fue Pedro. Nos levantamos del sillón y nos fuimos a la cama. Nos tumbamos y comenzó a besarme por mi cuerpo. La verdad es que entre los besos y las caricias que me hacia, me comencé a excitar, sobre todo por la sensibilidad con que recorría mi cuerpo con sus dedos. Se colocó encima y dirigiendo su polla a mi rajita comenzó a penetrarme muy despacio. Yo notaba cada centímetro de su polla entrar en mi. Cuando estuvo completamente dentro, espero unos segundos y volvió a sacarla muy despacio, llegando a tenerla casi fuera y otra vez, despacio de nuevo la metía. Eso me volvía loca y me llego un nuevo orgasmo. Cuando noto que me corría, comenzó a moverse más rápido, con un mete-saca constante que me daba mucho gusto. A la vez que me follaba, me daba besos en mis orejas y mi cuello, eso me excitaba todavía mas. De nievo me venia un orgasmo y el lo notaba. Acerco su boca a la mía, esperando a que yo le diera un beso. Hasta ahora, ninguno me había besado. Cuando me llego el orgasmo le besé, buscando su lengua. Quería que sintiera el placer que me estaba dando a través de nuestras lenguas. Acelero los movimientos, yo sentía su polla crecer. Estaba a punto de correrse. Me lo dijo preguntando donde se corría a lo que conteste que dentro, que le mataba si la sacaba en estos momentos. Se corrió y sentí como sus chorros de leche me llenaban. Santea el calor que me proporcionaban y de nuevo volví a correrme. Se quedó dentro de mi retomando el aliento. Me temblaba todo el cuerpo, no sabia si aguantaría que alguno mas me follara. Necesitaba descansar.

Pedro se levanto y chorros de semen salían por mi rajita. Entre su corrida y las mías, la mezcla de líquidos era enorme.

Pedro se fue al sillón y se acercó Marcos. Antes de que se tumbara, me fui al baño a limpiarme un poco, estalla completamente llena se semen de Pedro.

Me di una ducha, necesitaba recuperarme y hacer tiempo. Me seque dirigiéndome a la cama. Allí estaba Marcos tumbado, con su polla completamente erecta. Me acerque contorneando mu culito y lo mismo pasaba con mis tetas. Marcos me miraba con cara de lujuria. Me tumbe junto a el subiendo mis manos hacia el cabecero, indicándole que estaba lista. Marcos directamente se fue a mis pies, empezó a lamer mis dedos y la planta de pie. Yo estaba entre el placer y las cosquillas. Fue subiendo por mis piernas hasta llegar a mi rajita. Comenzó a lamer mi clítoris. Yo le agarré de la cabeza y le subí hacia mi diciéndole “esa parte del juego ya ha pasado”. Como había visto antes a Pedro que me daba placer los besos sobre mi cuello y mis orejas, comenzó a ponerlo en practica. Como tenia mis brazos sobre mi cabeza, completamente levantadoras hacia el cabecero de la cama, beso mis axilas.  No sabia que podía darme tanto placer. El se dio cuenta y paso de darme besos a lamerme.

El orgasmo no tardó en llegar y todavía no había metido su polla dentro de mi. Ya no aguantaba mas, necesitaba su polla dentro de mi. Le pedí susurrando que me la metiera ya. El, poniéndose encima, y al igual que Pedro, comenzó a penetrarme lentamente. Le costo menos que a Pedro por que mi rajita ya estaba dada de si y acostumbrada al mismo grosor de polla. La polla de Marcos era mayor y eso lo noté. Me llenaba mas y me daba mas placer. Poco a poco fue aumentando el ritmo y siempre forzaba a que su polla estuviese lo mas dentro de mi. Solo sacaba la mitad de la polla. Era distinto a Pedro, pero igual de placentero. Un nuevo orgasmo no tardó en llegar. Mientras el seguía con acelerando poco a poco el ritmo. Yo lo notaba por que la velocidad con la que apareció un nuevo orgasmo fue mayor. Un tercer orgasmo llegó y justo cuando llegaba el cuarto el se corrió. El llegar los dos a la vez produjo que la explosión de placer se multiplicara. Yo gemía y gritaba, me estaba volviendo loca. Durante todo el tiempo que regó mi rajita yo estuve en un orgasmo continuo. Fue fantástico y me dejo completamente KO.

Cuando Marcos se salió me quede tumbada en la cama. No podía mas. Quedaba Manolo, pero no tenia fuerzas para más.

Miré a Manolo con cara de pedir perdón y le dije que no podía mas, que estaba completamente derrotada. Me miró diciéndome que me ponían una copa, descansara un rato y luego decidiese.

Me levante de nuevo al baño, esta vez ayudada por Marcos. Las piernas me temblaban y sola no podía llegar a la ducha. Me limpié, me sequé y regresé al salón. Estaban poniendo un gin tonic. Me senté con ellos a beber y a descansar.

Preguntaron que calificara como había sido con cada uno de ellos. Les dije que eso quedaba para mi. Con ellos podría tomar decisiones de que hacer dependiendo de mi estado de animo. Mientras bebíamos, miraba a los tres y seguían empalmados. No se les bajaba la erección. La verdad es que la polla de manolo asustaba, debía de medir unos 20 centímetros y era bastante mas gruesa que la de Marcos y Pedro.

Terminamos de tomarnos la copa y Manolo me miraba con cara de pena, suplicando que no le dejará así. Yo, algo de fuerzas había recuperado, pero no tenia claro si serian suficientes.

Me daba pena dejar a Manolo así. Me levanté, tendí mi mano y lo llevé a la cama. Acercándome al su oído le dije: “Vas a tener que hacer tu casi toso, esto y molida”. Me contesto que no me preocupara. Nos tumbamos en la cama, yo boca arriba y el a mi lado. Con sus manos fue recorriendo mi cuerpo con sutiles caricias. Mi piel se erizaba al paso de sus dedos.

Se coloco encima mío, restregó su polla por mi rajita hasta que me excito y comencé a mojarme. Cuando estaba lubricada lentamente fue metiendo su polla. Pesé que me partía en dos. El dolor y el placer se mezclaban. Despacio fue empujando hasta tener toda su polla dentro de mi. Se paro, quedando quieto. Mis ojos estaban muy abiertos, querían salir de las orbitas y mi boca también abierta emitiendo un silencioso quejido. Después de unos minutos, me fui acostumbrando a semejante tamaño. Nunca había tenido algo tan grande y grueso en mi interior. Pequeños orgasmos comenzaron a llegar. Se anidaban uno con otro formando uno solo.

Poco a poco fue sacándola, pudiendo relajar mi cuerpo. Cuando estaba casi fuera, lentamente volvió a empujar. Ya el placer podía a dolor. Ya disfrutaba de ese tamaño y del lento movimiento de penetración. Llegó de nuevo al final y paro. Los pequeños orgasmos volvían a llegar, uno tras otro, encadenados. Era placer, no intenso, pero si continuo.

Me estaba acostumbrando al su tamaño. Mi cuerpo se estaba amoldando al gran tamaño de su pene. Volvió a retroceder algo mas rápido. Casi se sale de mi. Estaba al límite. De repente, pegó un golpe de riñones empalándome con su polla. Yo abrí la boca y los ojos. Había llegado donde nunca nadie lo había hecho. Estaba en lo mas profundo de mi. Un torrente de placer me recorrió, el orgasmo ahora era mas intenso. Su movimiento de mete-saca fue acelerando, cada vez que estaba casi fuera, empujaba con sus riñones para clavármela hasta el fondo. Empecé a tener un orgasmo continuo. Era como un trapo que me movía a su son gimiendo y gritando. El placer no era normal. Estaba rozando el dolor. Estaba empezando a convulsionar y el seguía imparable con el mismo movimiento. Sacaba su polla casi hasta el final y con un golpe la metía de nuevo.

De repente la saco. Yo respiré, aunque seguía con un orgasmo continuo y convulsionando. Me dio la vuelta, me puso a cuatro patas y me penetro de nuevo, ahora mas rápido. Agarraba mis caderas y mis tetas. Se acercó a mi oído y me dijo “me voy a correr dentro de ti”. Yo le pedía por favor que lo hiciera ya, no aguantaba tanto placer. Se tensó, la clavo hasta el fondo y comencé a sentir algo que nunca había sentido. Sus chorros de leche me estaban inundando y llegaban a sitios que no sabia que podía tener placer. Es cuando explote y las convulsiones y el orgasmo fue increíble. Creo que perdí durante unos instantes el conocimiento de puro placer. Aguanto unos segundos dentro de mi y salió. Allí me quede, sin poder moverme, completamente agotada y todavía con pequeños espasmos que me inundaban de sensaciones increíbles.

Me intento ayudar a levantarme, pero le pedí que me dejara allí, no podía moverme.

Recupere fuerzas y a los 20 minutos los tres se acercaron a mi y con mucho cuidado me levantaron y llevaron al baño. Me metieron en la ducha. Marcos entró conmigo y me ducho. Cuando sus manos pasaban por mi rajita hice una pequeña muesca de dolor. La tenia muy sensible después de las tres folladas que me habían dado. Me secaron y me vistieron. Prepararon un café que tomé. Después de llevaron a casa. Habían pasado 6 horas.

Me acosté recordando el inmenso placer que me habían dado los tres, Por mi cabeza no pasaba otra cosa. Necesitaba repetir, pero mi conciencia decía que no lo hiciese. Sabía que era un juego peligroso. Todas las noches era un pensamiento constante cuando me acostaba. Me estaba volviendo loca, por un lado, no debía de hacerlo, pero por otro lo deseaba. Estuve varias veces a punto de contártelo, era la única manera de terminar con aquello.

Nacho: “¿Por que no lo hiciste? ¿Por que no me lo contaste? ¿No confiabas en mi? ¿Yo no contaba para darte placer? ¿Tan diferente soy de ellos en la cama?”

Sara: “Nacho, mi amor, es diferente, ellos lo hacían con lujuria y excitación, nosotros lo hacemos por costumbre. No hay variaciones que nos hagan desearlo”.

Nacho se quedo pensativo. Le dijo a Sara que mañana seguirían hablando, era muy tarde y tenían que dormir. Cada uno se fue a una habitación.