Mi mujer infiel

Os cuento como mi mujer me fue infiel y como nos reconciliamos.

MI MUJER INFIEL

Siempre supe que mi mujer Julia me era infiel.

Mis sospechas se verificaron con una certeza absoluta cuando tuve que cancelar uno de mis viajes de negocios. Suelo viajar en tren o en avión. Regresé a mi hogar esperando encontrar a mi esposa.

Abrí la puerta andando de puntillas. Quería darle una sorpresa. Abrí la puerta y allí me la encuentro acostada con otro hombre.

Me marché de allí inmediatamente.

Pasé varios días en un hotel. Me dedicaba a pasear por las cálidas noches.

Una noche estaba tomando unas copas y me fije en una mujer de piel morena, que me miraba. La voy a llamar Tina. Me dijo que era de Pakistán. La encontré realmente atractiva, muy hermosa. Me hablaba de cosas de su país. De lo mal que estaban las cosas.

Terminamos interesándonos el uno por el otro y decidimos irnos a dormir juntos como dos personas adultas. Pero decidí llevarla a mi casa. Así le daría una lección a la promiscua de mi mujer.

Entramos y no había nadie. Mi mujer todavía no habría llegado de su trabajo. Entramos en el dormitorio y nos desvestimos. Tina se quedó impresionada por mi musculatura. Me imaginaba a Julia pillándonos in fraganti como la había pillado yo a ella; a aquella pareja de amantes retozando en la cama. A esa mujer rubia y de ojos azules, hermosa, y con aspecto de Barbie, atravesada por los celos, al ver a su marido acostado con otra.

Lo que no sabía es que mi mujer ya estaba en la casa. En el aseo, y que nos había oído llegar, y que se había puesto a espiarnos. Nos vio bailando al compás de la música. Descubrió como Tina me tocaba el trasero. Y como me hacía un acto sumamente impúdico, al tiempo que nos besábamos en la boca con fuerza. En ese momento pensé en Julia. En su incapacidad para ser fiel. Era sencillamente una mujer fácil. Lo que más me molestaba es que luego me mentía y se hacía pasar por víctima. Me decía que los hombres intentaban aprovecharse de ella.

Siempre le gusta provocar y por eso se viste con vestidos que llamen la atención.

Tina se fue al aseo y tardó unos 20 minutos. Cuando regreso hicimos sodomía. Y luego me hizo una felación.

Comencé a pensar que Julia era sencillamente una ninfómana, que se siente atraída por el sexo por el sexo, sin amistad y amor. Y que quizás yo era demasiado blando con ella. No era una mujer fácil sino una mujer difícil. Sólo para un determinado tipo de hombres agresivos por llamarlos de una manera.

La oí entrar en la habitación.

  • Julia- dije.

Nos había sorprendido.

Se me puso detrás. Entonces comprendí por lo que me estaba haciendo cuanto me amaba. Me estaba consintiendo el estar con otra mujer y ella también participaba en ese acto sexual de amor. Se apretaba contra mí. Sentía su aliento en mi espalda. Estaba dispuesta a darme todo.

Acaricié el sexo de Tina. Y ella me acarició el mío. Y mi mujer detrás amándome de verdad. Los brazos de Tina eran fuertes y me hicieron suspirar. No podía más de tanto recibir y quería dar. Besé el sexo de la morena. Sentí lujuria al verla estremecerse y me acerqué a sus pechos.

Las dos me abrazaban por detrás sin dejarme ni un momento. Se sentían cómplices. Posiblemente compartiesen los mismos problemas.

Me apoyé sobre una almohada y Tina y yo hicimos el coito ante la mirada sonriente de mi mujer que parecía querer hacerme feliz y pedirme perdón. Y seguía participando con sus besos en mis zonas mas oscuramente erógenas. Hasta que me vine y Tina también. Fue maravilloso.

Mi mujer y yo habíamos hecho las paces. Aunque me di cuenta de un destello de celos horrorosos en su mirada. Estaba sufriendo y no quería que volviese a sentir ese dolor más. La abrace contra mí. Lloramos en la oscuridad.