Mi mujer es.... adivinadlo
Lo que mi mujer es ahora y lo que era hace poco tiempo no tiene nada que ver, leed y vereis!.
Mi mujer es . Adivinadlo.
El nombre que se le da a lo que mi mujer es resulta muy sencillo, pero antes de decirlo quiero contar un poco de historia.
Ana tiene 45 años, es muy bella y al igual que yo de ella, está muy enamorada de mí.
El año pasado conseguimos ir solos de vacaciones sin hijos, lo que nos permitió recuperar viejos momentos de sexo intenso que el día a día había apagado.
Lo que cambió nuestro rumbo en el sexo fue al ir a la playa, ella suele usar bañador entero o bikini pero nunca nada muy erótico, al igual que su vestimenta, que nunca ha destacado por ser atrevida en ningún sentido.
El primer día en la playa la gran mayoría de las mujeres hacían top-les, como suele ser normal en nuestros días, ya que el ambiente era propicio le propuse hacerlo pero ella no quiso por mas que insistí.
Al día siguiente la cosa se dio de manera parecida y tampoco lo conseguí por lo que ya no se lo propuse más. Al quinto día llegamos a la playa, pusimos las toallas, nos bañamos un rato jugando (de manara inocente) en el agua y nos fuimos a tomar el sol después de ponernos crema, estaba con los ojos cerrados cuando Ana me susurra un "sssss" que hice que abriera los ojos y la mirara, mi sorpresa fue mayúscula, se había sacado el sujetador!
Me encantó, enseñar las tatas de mi mujer en la playa provocó una inmediata reacción de mi polla que ella notó enseguida lanzando una sonrisa. Estuvimos así como una hora, a pesar de que no decíamos nada no pude evitar pasarme este tiempo mirando sus blancos pechos que contrastaban claramente con el resto del cuerpo ya muy moreno. Este detalle hizo que muchas personas (especialmente hombres) clavaran los ojos en aquellos pechos que poquísima gente hasta aquel momento habían visto.
Pero si esto para mi ya me resultaba excitante, mas lo fue cuando al cabo de una hora me dice:
Cariño, tenemos que irnos al apartamento, estoy tan caliente que o me follas ya o reviento, jamás me he sentido así.
Y quien es capaz de hacerla esperar?, rápidamente recogimos las cosas y casi corriendo entramos en la habitación, le saqué la blusa que era la única prenda que tapaba su cuerpo, las braguitas y sin preliminares (ella no me dejó) me la follé, en dos minutos ya se había corrido. Pero como sabía que lo que pasaba no me permitirían aguantar mucho mas, la volví a hacer correr varias veces mas con la lengua y los dedos hasta que al final descargué mi leche en su coño.
Aquello se merecía una reflexión y la tuvimos, me confesó que le había pasado algo increíble que incluso a ella le había descuadrado, al estar desnuda se había excitado como nunca, me dijo que lo sentía mucho pero que la reacción fue involuntaria. Por mi parte le dije que como ya sabía, el que hiciera top-les era uno de mis deseos y que saber que le gustaba tanto no solo no me importaba si no que todo lo contrario.
Después de una merecida siesta que acabó con otra follada nos dispusimos a disfrutar de las calles céntricas de aquel pueblecito de la costa.
Cada día se repetía más o menos lo mismo, lo que aumentó más nuestras relaciones sexuales.
Habíamos invitado a pasar con nosotros un día a mi amigo Juan, cuando se lo recordé a Ana se llevó una gran decepción ya que esto significaba que no podríamos hacer nuestro juego pero ya estaba hecho y no tenia marcha atrás.
A la hora prevista Juan estaba llamando a nuestra puerta, depuse de tomar un café nos dirigimos a la playa, Ana con su bikini clásico llegamos a la arena donde pusimos las toallas y nos fuimos al agua, depuse de un rato nos estiramos, Ana entre Juan y yo, cerré los ojos y oigo a mi mujer que le dice a Juan:
Te importa si me saco el sujetador?
No esperó la respuesta, ya tenía los dedos desabrochando las tiras y los pechos de mi mujer estaba siendo admiradas por Juan que sabía perfectamente que ella eso no lo hacía ya que nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y habíamos ido muchas veces juntos a la playa.
La reacción de Juan fue la misma que la mía, por erótica e inesperada, tuvimos que girarnos para no dar el cante ante tanta gente, Ana me miró y guiñó un ojo para acabar cerrándolos y tomar el sol tan tranquila.
Cuando ya era casi tarde para comer tuvimos que abandonar la playa, creo que a Juan le costó mucho ya que sabía que se acababa el tiempo de ver las tetas de mi mujer y que seguramente no podría verlas jamás, o por lo menos tardaría mucho tiempo.
Cuando llegamos al apartamento uno a uno nos fuimos a la ducha, no sin antes pillar a mi mujer en la habitación, comentarle lo que me había gustado aquello y echar un polvo rápido.
Preparamos la mesa en la terraza que daba a la calle, era un segundo piso rodeado de otros apartamentos con terrazas iguales a la nuestra llenas de gente aquella hora. Tanto Juan como yo íbamos en bañador y camiseta, Ana con la parte de abajo del bikini y también camiseta sin nada debajo (cosa que antes hubiese resultado inconcebible que dejara apreciar el movimiento de sus tetas), eso solo ya me puso otra vez caliente.
Nos sentamos en la mesa y como hacía mucho calor me saqué la camiseta, Juan al verme hizo lo mismo pero lo fuerte vino después, Ana se levantó y también se la sacó!, delante de Juan y de todos los vecinos se quedó en la mesa con las tetas al aire!. Ninguno dijo nada y comimos como si fuera lo mas normal, evidentemente causamos cierta expectación entre los vecinos que no paraban de mirar, incluso alguno de manera descarada.
La botella de vino se acabó enseguida y me fui a la cocina a buscar mas, tanto mi mujer como yo sabíamos perfectamente que quedaban varias botellas pero pensé que sería muy fuerte que se quedara así sola con Juan, y dado su estado, a ella también le encantaría así que salí de la cocina diciendo que no quedaba, Ana, que lo comprendió, me dijo que bajara a comprar una y así lo hice, era consciente de que a ambos aquella situación les tenía que calentar, no es muy normal quedarte solo con la mujer de tu amigo con las tetas al aire, al igual que para ella no era muy normal quedarse a solas con las tetas al aire con mi amigo.
Tardé un poco mas de lo necesario para prolongar aquello que tanto me excitaba, cuando entré los encontré hablando amigablemente, abrí la botella y continuamos como si nada.
Comimos los postres, tomamos café, . Y todo con las tetas de mi mujer al aire.
Decidimos enseñarle el pueblo a Juan, nos fuimos a la habitación donde solo de entra tuve que apagar el fuego que Ana tenía en el cuerpo, y ella el mío. Escogió la ropa mas provocativa que tenía, por desgracia no lo era mucho, lo único la blusa que al ser algo transparente (no creáis, muy poco) solía usar con un top para evitar que se transparentara el sujetador, esta vez lo hizo sin. Intenté que no se pusiera sujetador pero no lo conseguí. La falda era relativamente corta, si conseguí que no se pusiera braguitas.
Ana estuvo todo el rato entrando en las tiendas de ropa, estaba buscando vestidos mas acordes con su nuevo plan de vida, entraba en el probador con lo que le apetecía, Juan y yo dábamos nuestra opinión, faldas cortas, blusas bastante transparentes que en algunos casos nos dejó ver sin sujetador, etc.
El avance vino cuando se probó una falda muy corta que tanto a Juan como a mi nos encantó, ella dudaba, se puso de espaldas a nosotros y se agachó. A pesar de que fue una vista bastante fugaz pudimos ver claramente su culo y en especial una gran parte (o todo) el coño, ella se giró y nos dijo que el problema es que si se agachaba enseñaba el culo y el coño, Juan dijo que la prueba había sido clara y tenía razón, claro que si se ponía por lo menos un tanga en lugar de salir a la calle sin bragas no tendría tanto problema, ante la risa de los tres, Ana dijo que no tenía tangas pero que pensaba comprar algunos aquella misma tarde, cosa que hicimos pero quien realmente los escogieron fueron Ana y Juan ya que mi opinión contaba poco.
Llegamos al apartamento cargados de las compras de Ana.
Preparamos la cena, un segundito que estuve a solas con Ana me dijo que seguía caliente a punto de explotar y que por la noche no quería parar de follar.
Uno a uno nos duchamos, primero Juan que salí vestido muy elegante digno de la cena que habíamos preparado, después yo que también me vestí para la ocasión y después mi mujer, apareció con uno de los vestidos comprados, era de una sola pieza, el escote llegaba al ombligo por delante y por detrás casi dejaba ver el inicio del culo, y por abajo cubría lo justo para tapar el culo y el coño, cuando la vimos lanzamos varios silbidos de admiración, estaba preciosa y súper sexy.
Empezamos a cenar muy animadamente, el grado de alcohol aumentaba por minutos, Juan le preguntó a mi mujer si llevaba alguno de los tangas que había comprado aquella tarde, entonces ella se levantó separándose un poco de la mesa y deslizó los hombros del vestido cayendo enteramente por su peso al suelo, apareció desnuda solo cubierta con el mini tanga que habíamos comprado aquella misma tarde diciendo:
Si.
Se dio la vuelta para que pudiéramos admirar su cuerpo, estaba sensacional, el culo se veía enteramente ya que la tira del tanga se metía en la raja, por delante algunos pelos escapaban a la poca tela, nos dejó callados. Sin decir nada mas, Ana cogió el vestido y se lo puso.
Al acabar, el alcohol hizo que no fuera prudente que Juan cogiera el coche, le propusimos que se quedara a dormir y aceptó enseguida, nos quedamos hasta muy tarde charlando, Ana se quedó dormida apoyada en el sillón, la manera que quedó, medio estirada y con las piernas bastante abiertas daba una visión impresionante a Juan de su entrepierna tapado solo por al fina tela del tanga.
Hacia las tres decidimos irnos a la cama, intenté despertar a mi mujer sin conseguirlo y pedí ayuda a Juan para llevarla a la cama, evidentemente me ayudó y cuando la depositamos en la cama le pedí ayuda para desnudarla, se quedó unos segundos pensando pero lo hizo, la incorporé un poco para que él bajara el vestido, lo hizo, primero quedaron sus tetas a escasos centímetros de la cara, después el coño tapado por el tanga, cuando la tuvimos sin vestido mientras la colocaba bien le dije que le sacara el tanga, me miró incrédulo por la suerte que tenía y puso sus dedos en las gomas bajándoselo, por primera vez un hombre tenía una visión de mi mujer totalmente desnuda, evidentemente pude notar que su polla marcaba bajo los pantalones mas que antes (durante casi toda la noche le pasó lo mismo).
Cuando Juan salió de la habitación, Ana abrió los ojos, tal como sospechaba aquello era puro teatro que hizo que nos pasáramos la noche follando como locos.
Me desperté hacia las 11, Ana no estaba a mi lado así que me puse el bañador y una camiseta y salí al comedor, lo que ví me dejó impresionado, Ana estaba casi desnuda, solo con las braguitas del bikini sentada en la mesa, Juan estaba también allí tomando un café y charlando, él también había optado por el bañador y camiseta, Ana me dijo que Juan le había pillado así y no valía la pena vestirse ya. Como si fuera normal me preparé otro y les acompañé, charlamos y Ana me comentó que ya que Juan estaba allí, aprovecharía en quedarse todo el día con nosotros y se iría después de cenar, todo siguió así, hablando de cosas normales hasta que ella nos dijo que iba a vestirse para ir a la playa, pudimos ver que solo llevaba la parte de abajo del bikini y una camiseta sin mas, en la playa se la sacó y estuvimos los tres jugando en el agua, dando saltitos, las tetas de Ana saltaban al ritmo mientras Juan no les sacaba los ojos de encima. Fingiendo cansancio me volví a la arena y pude ver como seguían con aquellos juegos los dos solos, lo que mas me sorprendió es que jugando a pasar por debajo de las piernas el uno del otro, una vez él aparece con las braguitas de Ana en la mano, realmente eran fáciles de sacar ya que se abrochaban con lacitos laterales, Ana lo persiguió un rato, cada vez que se movía su culo salía fuera del agua y acabó tirándose encima suyo para entre risas agarrarlo y ponérselo.
Regresaron a la arena, era evidente lo que le había ocasionado aquel empalme a Juan pero no dije nada, tomamos el sol hasta la hora de comer.
Nos fuimos al apartamento, necesitábamos una ducha, primero Juan que salió en bañador y Camiseta, yo hice lo mismo pero la sorpresa la tuvimos cuando apareció Ana totalmente desnuda, simplemente dijo que tenía calor. Preparamos la comida y la mesa en la terraza, ella en pelotas todo el rato. Comimos siendo admirados por los vecinos, Ana se mostraba sin pudor a Juan y al vecindario, incluso varias veces se acercó a la barandilla por si quedaba algún detalle que no podían ver.
Después de comer Juan nos dijo que quería hacer una sistemita, Ana dijo que a ella también le iría bien así que me quedé en el balcón mientras ellos se iban cada uno a su habitación pero oigo que Ana le dice a Juan.
Tu cama es muy cómoda, me dejas que haga la siesta aquí?
Claro, dijo, pero yo donde lo hago
Aquí también, o es que te da corte estar conmigo?
La cama que dormía Juan era pequeña, de una plaza, si los dos tenían que tendrían que estarían muy juntos, pude ver que entraban, bajaban la persiana dejando la habitación casi a oscuras, apagaron la luz y no se oía nada. Al rato decidí acercarme para ver que pasaba, me costó un poco que los ojos se acostumbraran a la luz, estaba los dos muy cerca, Ana le daba la espalda a Juan totalmente desnuda, Juan seguía con el bañador y la camiseta de caras a ella tenía su polla a escasos centímetros del culo de mi mujer, aparentemente ambos dormían, cosa que dudé ya que si a mi me pasara esto no pegaría ojo.
Esta visión hizo que por primera vez en mi vida sintiera la necesidad de ceder a Juan mi mujer para que se la follara, algo que si me plantean dos días antes hubiese pensado que era una aberración, pero ellos dos seguían así sin moverse.
Volví a la terraza pensando en aquel deseo nuevo que seguro que si planteaba a Ana se hubiese ofendido, volví a ver como estaban, esta vez Juan tenía su mano que rodeaba el cuerpo de Ana y su bañador tocaba directamente el culo de mi mujer sin que ella aparentemente se hubiese movido, esto me dejó muy caliente e intensificó mi deseo, entré en la habitación sin hacer ruido y acerqué mis labios a los de mi mujer, ella recibió el beso en silencio pero con pasión, no estaba para nada dormida.
Salí, al poco rato oigo a Juan que se levanta y viene hacia mi, nos pusimos a hablar de cosas y no tardó ni cinco minutos en venir Ana, evidentemente desnuda, nos dijo que era hora de salir indicándome que nos fuéramos a vestir, lo que quería es echarme un polvo y no me resistí, también lo necesitaba.
Se puso la minifalda de escándalo y una blusa blanca muy escotada que compramos el día anterior, al salir Juan le preguntó si llevaba algo allí abajo, señalando la falda y recordando lo de la tienda, Ana se giró y agacho, esta vez lo hizo con las piernas mas separadas, no solo pudo ver que no llevaba nada, también le ofreció un gran panorama del coño rojizo y esta vez durante bastante rato, la pregunta ya tenía respuesta.
Como que Ana se puso entre los dos, la gente nos miraba y los hombres con envidia seguro.
Al volver al apartamento, en contra de lo que separábamos, Ana no se desnudó, lo que dejó a Juan algo desilusionado. Yo supuse que sería alguna estrategia suya así que no dije nada, tuvo que ser el propio Juan quien preguntó por aquel cambio, ella le respondió:
Me ha encantado este juego, pero creo que tenemos que dar un paso mas
Que paso quieres dar?, dije
Que os desnudéis los dos también.
Nos costó medio segundo quedar ambos en pelotas, Ana se reía al ver nuestras pollas señalando al techo pero no comentó nada. Mientras preparábamos la cena, como seguíamos con la polla en este estado, varias veces rozamos a Ana con ella, la respuesta solo era una sonrisa.
Cenamos los tres desnudos, era agradable aquella sensación, varias veces Ana me agarró la polla ante la mirada de Juan.
Evidentemente la cena resultó tan cargada de alcohol como la anterior, esta vez creo que Juan exageraba para tenerse que quedar, pero tanto Ana como yo queríamos que asi fuera.
A las 3 nos fuimos a la cama, al cerrar la puerta me encontré lo que esperaba, a una mujer ardiente que quería disfrutar de mi cuerpo al igual que yo quería disfrutar del suyo apasionadamente.
Cuando estuvimos saciados me levanté para ir al lavabo, al pasar por delante de la habitación de Juan vi que tenía la luz de la mesilla encendida y se estaba haciendo una paja, me repensé el deseo que había tenido aquella misma tarde, me volvía a la habitación y miré a Ana, le dije que Juan estaba deseoso y caliente en su habitación, bajo un momento la cabeza y al subirla me di cuenta que su deseo era el mío, cogidos de la mano salimos en dirección al cuarto de Juan, abrimos la puerta, se sobresaltó al vernos a los dos desnudos y sabiendo que le habíamos pillado haciéndose una paja, entramos, Juan seguía con la polla tiesa tendido en la cama mirándonos, nos acercamos, Ana dejó mi mano y se subió a la cama sin decir absolutamente nada, abrió las piernas y se puso encima de su polla, pude ver desde atrás como aquella carne entraba en la intimidad mas profunda de mi mujer, me di la vuelta y me salí, cerré la puerta y los dejé solos.
Me dirigí a la habitación, me costó mucho dormirme sabiendo que a escasos metros de mi estaba mi amada mujer follando con otro hombre, además, sus sonidos llegaban perfectamente a mi cuarto.
Cuando al fin cesaron si conseguí dormirme, esperaba que quizás ella regresaría pero no lo hizo.
Me desperté tarde, pero ellos seguían encerrados aparentemente dormidos, preparé el desayuno y se lo llevé a la cama, al entrar me encontré con otra imagen nueva, Juan estaba penetrando el culo de mi mujer, dejé el desayuno y salí sin que ellos para nada se inmutaran.
Al rato Juan me llama, entré y estaban los dos tendidos cubiertos por la sábana, me propusieron desayunar los tres allí, lo hicimos.
Con lo que os he contado podéis ya suponer que Juan se quedó con nosotros hasta acabar las vacaciones, y que nos lo pasamos muy bien los tres los días que quedaban, en especial Ana que le dimos el cometido de satisfacernos sexualmente a los dos, y ella lo realizó con creces.