Mi mujer, dos tíos y yo convertido en Raquel

Como la fantasía con mi mujer de convertirme en chica para mantener sexo, se nos va de las manos

La historia que paso a contaros es 100% real y comenzó hace apenas un año.

Yo tengo 28 años, 1,80 cm de altura, bastante delgado, moreno y soy bastante guapo de cara (tengo un cierto toque femenino).  Mi mujer de 27 años, 1,69,  morena de pelo largo rizado y tiene un cuerpazo logrado a base de una dieta correcta y bastante gimnasio.  Tiene un culo espectacular, duro y ligeramente respingón además de unas tetas perfectas en cuanto a tamaño y dureza se refiere…

Desde niño  siempre me gustó vestirme con ropa de mujer.  Recuerdo ir a casa de algún amigo e ir al baño donde tenían la ropa sucia para ponerme braguitas de su hermana o madre. Me excitaba muchísimo y solía masturbarme con sus braguitas puestas. Si tenían más ropa, como faldas o blusas, me la ponía también para poder masturbarme.

Me casé con mi mujer hace tres años y a pesar de que cuando podía me vestía con su ropa,  nunca le había comentado mi secreto hasta hace casi un año.  Me excitaba imaginar cuando mantenía sexo con ella o cuando me masturbaba con su ropa, a mi mujer enrollándose y teniendo sexo con otra mujer o incluso a veces con otro hombre.

Cierto día por la noche  después de ducharme, por un descuido mío al poner la lavadora, no tenía ningún calzoncillo limpio.  Al comentárselo a mi mujer,  me dijo en broma que me pusiera unas braguitas suyas. Como no se me ocurrió esto antes, pensé… Le cogí la palabra y le expliqué que me parecía bien, pero que elegiría las que más me gustasen.  Ella se rió y me siguió el juego. Fui a nuestra habitación y elegí unas braguitas blancas de encaje que me encantan  ( ya me las había puesto en innumerables ocasiones). Junto con las braguitas, me puse unos pantalones cortos y una camiseta algo ajustada.   Desde que me las puse hasta que nos fuimos a dormir,  estaba muy excitado pensando que llevaba sus braguitas y que ella lo sabía.  Mi mujer llevaba puesto unas braguitas negras de encaje,  un camisón morado de raso ligeramente trasparente,  con tirantes y por encima de la rodilla. Yo estaba  muy excitado,  la besaba continuamente , buscaba coger sus tetas y su culo con mi mano en cuanto se descuidaba y en momentos,  metía mí mano por debajo del camisón para acariciarle su coñito por encima de sus braguitas.  Cada vez lo notaba más mojado y a mi mujer más caliente.

Llegado el momento nos fuimos a la habitación donde ella me quitó enseguida el pantalón y empezó a acariciarme la polla por encima de las braguitas blancas de encaje que llevaba puestas.  Normalmente me suelo quitar los calzoncillos, pero estaba muy excitado con aquello, tenía la sensación que a ella le estaba excitando también el hecho de que  tuviese sus braguitas puestas. Máxime cuando en lugar de quitarme sus bragas, me sacó la polla por un lateral para metérsela en su boca. Mientras me chupaba la polla con una intensidad que no recordaba, acariciaba con su dedo y mucha suavidad y sensualidad  mi ano.  Esto jamás me lo había hecho y me excitaba muchísimo,  pues no solo me estaba dando un placer inmenso, sino que parecía como si ella estuviese tocando y masturbando a otra mujer.  Durante un instante, sacó mi polla de su boca,  me miró a los ojos  y me dijo  lo realmente bien que me quedaban  aquellas braguitas y que realmente parecía una putita.  Seguidamente,  volvió a meter mi polla en su boca mientras seguía acariciando mi culo.  Tenía  mi polla que estaba a punto de reventar y de hecho le dije, como siempre hago, que estaba a punto de correrme y que se quitase  (ella nunca quiso que me corriese en su cara y menos en su boca).  Incomprensiblemente, me puso un dedo en mi boca para que me callase y siguió chupándome la polla hasta que me corrí en su boca.  Siguió chupándome y tragando mi semen hasta que ya no me quedaba una gota. Se incorporó,  acercó su boca a la mía y me dijo;  “hoy eres una putita con mis braguitas más sexys puestas y vas a probar como sabe una polla”  y me besó metiéndome su lengua en mi boca.  Al principio no me gustó, pero estaba tan excitado que la seguí besando y con cierta “brusquedad” la tumbé en la cama boca arriba. Mientras la besaba en la boca,  baje los tirantes de su camisón hasta dejar sus preciosas tetas al descubierto.  Llevé mi boca a sus tetas y comencé a besarlas mientas con mi mano acariciaba sus piernas, subiendo el camisón hasta llegar a acariciar su coñito.  Estaba totalmente mojado e introduciendo mis dedos entre sus bragas empecé a meter un dedo en el coñito.  Ella gemía de excitación y poco a poco fui bajando con mi boca hasta llegar con ella a su coño.  Apartando un poco sus mojadas braguitas, empecé a besarlo y a acariciarlo con mi lengua.  Nunca la había visto tan mojada y excitada, me encantaba el sabor que tenía y el tener toda mi boca y barbilla impregnada de ella. La lamí hasta que casi llegó al orgasmo.  En ese momento me incorporé, me acerqué a su boca y le dije: “ ahora tú vas a probar como sabe una mujer” y la besé metiendo mi lengua en su boca.  Mi sorpresa fue que esto la excitó aún más y empezó a chuparme alrededor de mi boca que estaba totalmente impregnada con el sabor de su coño. Con suavidad le quité sus braguitas, le abrí las piernas mientras besaba su boca y comencé a penetrarla suavemente.  Yo seguía con sus braguitas puestas y ella no paraba de tocarme el culo mientras la follaba.  Noté como se corría con mi polla dentro mientras gemía como nunca la había escuchado antes.  Terminé corriéndome dentro de ella, pero me sorprendió su reacción, al sacar mi polla se la llevó a la boca y me la chupó hasta dejármela sin una gota de semen.

Después de aquella noche casi siempre follábamos poniéndome yo ropa femenina.  Cada vez íbamos a más…  Terminamos comprando ropa para mí, pelucas, tetas postizas, medias, maquillándome, depilándome piernas y cuerpo…

Hace más o menos un mes, decidimos cenar juntos (mejor dicho juntas) fantaseando ser una pareja de lesbianas. Yo llevaba un conjunto interior blanco de encaje haciendo juego el sujetador y las braguitas,  falda negra por encima de la rodilla, blusa blanca ligeramente trasparente con una camiseta de tirantes por dentro, medias negras, zapatos de tacón negros y un pañuelo azul celeste en el cuello.  Llevaba una peluca de media melena a la altura de los hombros, castaña clara ondulada y que junto con el maquillaje y el flequillo, disimulaba perfectamente mis rasgos masculinos.  Parecía completamente una chica y resultaba bastante atractiva. Mi mujer se había vestido de manera muy sexy con un  tanga color lila y sujetador haciendo juego con un poco de encaje negro, pantalones vaqueros azul claros muy ajustados de pitillo, una camiseta blanca ajustada que dejaba ver un poco su ombligo y zapatos negros de tacón.  Se había maquillado y estaba realmente buenísima!!

Antes de cenar tomamos unos vinos y jugábamos a tontear la una con la otra. Buscábamos cualquier excusa para tocarnos de forma sensual , con este juego más el vino nos pusimos muy excitadas.  Después de cenar nos sentamos en el sofá y comenzamos a besarnos y acariciarnos la una a la otra.  Mi mujer, muy excitada, me comentó que le excitaría aún más salir a la calle conmigo vestida de chica.  En principio me negué por vergüenza, pero a mí también me daba morbo.  Finalmente me convenció y decidimos ir en coche por el centro.  Conducía ella y al llegar a una calle bastante transitada los sábados por la noche, detuvo el coche y me dijo de salir y dar un paseo.  Quedamos en sólo dar un paseo y volver al coche.  Ella me aseguró que se me veía como a una chica y nadie sospecharía que era un chico.

Andando por la calle sentía nerviosismo, pero una gran excitación a la vez.  Notaba que los chicos nos miraban e incluso algunos nos decían algún piropo  a mi mujer y a mí.  Esto me hacía sentirme más segura.

Al llegar a una zona de copas, mi mujer me pidió que entrásemos en un bar a tomar algo. En un principio me negué, pero ante la insistencia de mi mujer,  acepté a entrar en uno con música y que parecía realmente tranquilo. Al entrar en aquel bar, mi mujer, al ver como mi nerviosismo iba en aumento, me dijo que yo estaba buenísima, ella muy caliente y que estaba deseando comerme la boca, pero que no lo hacía porque daríamos la nota en aquel bar. Fuimos a la barra donde mi mujer pidió un par de copas.

Tomando las copas en una zona del bar, mi mujer me dijo que había un par de tíos que no nos quitaban ojo y que estaban realmente buenos.  Yo me quedé cortado ante aquel comentario y ella al notarlo me dijo: “cariño, hoy no eres mi marido, eres mi putita y a ambas nos gusta lo mismo no? Mira como nos miran, seguro que estarían encantados de follarnos a las dos.

Le dije que aquello se estaba saliendo un poco del guión y que me quería ir.  Ella me dijo que no, que nos quedábamos allí pues estaba muy excitada con el juego y que sólo era eso, un juego.  Sinceramente, yo estaba muy excitada con aquella situación, aquellos tíos no paraban de mirarnos y mi mujer les sonreía cada vez que cruzaba la mirada con ellos.  Yo estaba temiendo que se nos acercasen y nos dijesen algo, pues al hablar, a mí se me notaba que era un chico.

En esto mi mujer terminó la copa y me dijo que iba a pedir otras dos.  Me pidió que la esperase donde estaba. Mi mujer, pasó de largo por la barra y se dirigió al baño.  Me puse muy nerviosa al quedarme sola y más aún cuando uno de los chicos que nos miraban fue también al baño detrás de ella. Tardaba mucho en salir y mi sorpresa fue cundo la vi salir del baño junto a aquel chico hablando y sonriendo.

En lugar de venir hacia donde yo estaba se dirigieron hacia donde estaba el otro chico, quien mientras mi mujer y su amigo estaban en el baño no dejó de mirarme. Se presentaron y estuvieron durante unos minutos hablando y mirándome, sin duda, estaban hablando de mí.  Finalmente, mi mujer volvió hacia donde yo estaba y con un sonrisa en la boca me dijo:  “no sólo están los dos buenísimos sino que son perfectos para ti y para mí”.  Por un lado estaba enfadado con ella, pero por otro estaba excitándome aquella situación.

Me explicó mi mujer que el chico que fue al baño con ella se llamaba Alex y que su amigo se llamaba Sergio.  Alex intentó ligar con ella en el servicio y luego le presentó a Sergio.  Le dijeron a mi mujer que si queríamos ir con ellos a tomar algo a otro sitio.  Mi mujer les explicó mi condición (en un principio a mí me pareció muy mal) a lo cual quedaron sorprendidos. Alex explicó a mi mujer que Sergio era bisexual y que le encantaban los chicos femeninos vestidos de mujer. Mi mujer les dijo que yo era su hermano y que era la primera vez que salía a la calle vestida de mujer. Yo estaba muy nerviosa, no sabía lo que decir.  Estaba enfadada, pero por otro lado quería seguir con el juego.

Mi mujer hizo un gesto a Alex y ambos se acercaron a nosotras. Me temblaban las piernas cuando mi mujer me presentó como Raquel.

Ambos eran morenos, altos y con un cuerpo de gimnasio.  Alex estaba más musculado que Sergio si bien, los dos eran muy guapos.  Al ver a Alex, sabía que era el tipo de chico que le gusta a mi mujer.

Tanto Alex como Sergio me quedaron mirando de arriba abajo mientras yo estaba en un punto de nerviosismo y excitación a la vez. Alex de repente dijo Guauuuuuu!!!  Estás guapísima, jamás pensaría que eres un chico y se volvió de forma descarada detrás de mí para mirarme el culito respingón que me hacía aquella falda negra.  Sergio asintió con la cabeza mientras me decía que estaba preciosa.  Con gran nerviosismo les sonreí y le di las gracias a los dos explicándoles (me sorprendió la voz femenina que conseguí poner) que era mi primera vez.

Mi mujer interrumpió la conversación para decirles a Alex y Sergio que se estaba poniendo celosa de mí, pues parecía que su hermana Raquel se llevaba todos los piropos. Enseguida Alex la cogió por la cintura y le dijo  lo buenísima que estaba. Sergio se rió mirándome  y nos dijo de ir a otro sitio a tomar una copa.

Llegamos a un bar donde el ambiente era más relajado, la música más baja y había sofás en una parte del bar con una luz más tenue.  Mi mujer y yo nos quedamos en los sofás esperando a que Alex y Sergio pidiesen una copa para los cuatro.  Aproveché para pedirle explicaciones a mi mujer de todo aquello y decirle que se nos había escapado de las manos.  Mi mujer me respondió que no dijera tonterías, sabía que me estaba gustando y que tanto ella como yo estábamos excitadas con la situación.  Me aseguró que no pasaría nada que yo no quisiera. Justo llegaron ellos sentándose, Alex junto a mi mujer en el sofá de enfrente al mío y Sergio a mi lado.

En un principio estuvimos hablando los cuatro, pero pronto Alex se centró en mi mujer y Sergio en mí. Sergio me explicaba que había roto hace poco con un chico que era su pareja, este no entendía que le gustasen también las mujeres. Me decía que yo era perfecta, pues era un chico, pero vestida de mujer no sólo parecía al 100% una mujer, sino que estaba realmente buenísima.  Me estaba excitando aquella situación, pero estaba realmente confuso. En un momento de la conversación, Sergio puso la mano encima de mi pierna y acercándose me preguntó “ me acabas de decir que nunca has estado con un chico, pero me gustaría saber que piensas de mi”.  Me estremecí al ver su mano sobre mi pierna y su boca tan cerca de mí.  Pude observar a mi mujer mirándonos mientras Alex la tenía abrazada y hablando con ella al oído. Volví a mirar a Sergio a los ojos y este acercó su boca a la mía para besarme. Cerré los ojos y abrí ligeramente la boca para besarme con Sergio. Me recostó sobre el respaldo del sofá y me besaba metiéndome su lengua en mi boca a la vez que me acariciaba las piernas, subiéndome ligeramente la falda para poder acariciarme la cara interior de mis piernas. Con una de mis manos lo abrazaba por la nuca mientras que con la otra acariciaba sus desarrollados y definidos pectorales.  Estaba realmente agusto y excitada, estaba disfrutando de aquel momento. Sergio alzó la vista y me dijo ¿Te gusta? A lo que le respondí, mucho.  El miró para mi mujer y Alex y se rió,  “parece que a tú hermana también le gusta”.   Estaban besándose, Aléx estaba acariciando las tetas de mi mujer por encima de su camiseta y ella estaba acariciando por encima del pantalón la polla de Alex.  Aquello me hizo ponerme celoso por un lado y muy excitado por el otro. Sergio comenzó a besarme nuevamente y puso mi mano encima de su polla. Sentí  como su polla crecía a la vez que yo la acariciaba suavemente por encima de su pantalón.  A su vez, de forma muy lenta fue metiendo su mano por debajo de mi falda hasta llegar a mi polla que estaba colocada para que no se notara.   Justo en ese  momento noté como alguien me ponía su mano en mi espalda para llamarme.  Al volverme vi a mi mujer mirándome con una sonrisa y pidiéndome que la acompañara al servicio.

Entramos juntas en el baño y la primera reacción de mi mujer fue comerme la boca mientras me cogía fuertemente por el culo apretándome contra ella.  Sacó su lengua de mi boca y me dijo:  mmmmmm Raquelita eres una auténtica zorrita,  creo que tienes las mismas ganas que yo de que nos follen esta noche.   Cogió mi mano y la metió por dentro de su pantalón hasta llegar a su coñito para que viese lo mojada que estaba.  Me dijo que había estado sobando la enorme polla de Alex y que estaba deseando chuparla y meterla  en su coño. Me explicó que Álex le había propuesto ir los cuatro a su casa para tomarnos allí  una copa.

Yo no quería ir, pensar en que mi mujer follase con otro hombre mientras yo era follada por su amigo no lo permitiría.  En ese momento me excitaba el pensarlo pero no estaba dispuesta a hacerlo. Así se lo hice saber y a pesar de que ella me insistía, me negué.

Al salir del baño les propuse salir a la pista  a bailar un poco para intentar salir de aquella situación.  Bailando sentía como muchos tíos me miraban, Sergio se daba cuenta de esto y me besaba mientras  me agarraba con fuerza el culo apretándome contra él.  Notaba su polla dura y me excitaba que me apretase contra él mientras me comía la boca. Mientras tanto, mi mujer y Alex habían vuelto al sofá y no los podía distinguir claramente al ser una parte más oscura, pero imaginaba en la situación en la que estaban.

De pronto las luces se encendieron para cerrar la disco.  Alex y mi mujer se acercaron  donde nosotros y volvieron a insistir en ir a casa de Alex a tomar la última.  Me volví a negar y a pesar de la insistencia de los tres y a la mala cara que ponía mi mujer, fui firme en mi decisión de no ir para ser folladas. Mi mujer asintió y Alex y Sergio nos acompañaron al coche donde nos despidieron con un beso.  Intercambié mi teléfono con Sergio y quedamos en hablar durante la semana.

Durante el trayecto a nuestra casa mi mujer y yo no hablamos nada.  Una vez llegamos a casa mi mujer me arrinconó contra la pared, me cogió con una mano  el culo y empezó a besarme mientras me subía la falda con la otra mano. Yo metí mi mano por debajo de su camiseta para acariciar sus tetas mientras que con la otra mano desabrochaba su pantalón para meter mi mano por debajo de su tanga y tocar su coño.  Tenía el tanga totalmente mojado como consecuencia de que Alex la había puesto muy caliente. Mientras metía un dedo en su chochito la sentía jadear, sacó su lengua de mi boca y sobando mi polla por debajo de las medias y braguitas  se acercó a mi oído para decirme, entre jadeos; “Raquelita, hoy voy a follar contigo, pero la polla que quería tener para mí esta noche es la de Alex”

La tumbe en el sofá de nuestra casa, le quité los zapatos, los pantalones y le arranque el tanguita abriéndole las piernas con brusquedad para empezar a comerle el coño y meter mi lengua en el. Ella apartó mi pelo con su mano mientras gemía y decía “Raquelita quiero verte la cara de zorra que tienes chupándome y lamiéndome el coño”.  Se corrió en mi boca.  Nunca había visto a mi mujer tan caliente.

Se levantó del sofá y me condujo a nuestra habitación donde mientras me comía la boca me desabrochó mi blusa dejándome el pañuelo azul celeste en el cuello, me bajó la falda y me quitó las medias dejándome en braguitas y medio vestida con la blusa y el sujetador. Sacó mi polla por un lado de las braguitas y tirándome en la cama empezó a chuparme la polla.  Esta estaba a punto de reventar de lo excitada que estaba yo.  Me chupó la polla hasta que me corrí por completo en su boca. Se incorporó y se acercó a mi cara para besarme con su boca aún impregnada de mi semen que compartió conmigo. Después mientras acariciaba mi polla se acercó a mi oído y con una voz muy suave me dijo: “cariño, en la Disco mientras me besaba con Álex he visto como Sergio tenía su lengua dentro de tú boca y como tú, excitada como un zorra, le sobabas la polla y acariciabas su pecho”  “No me digas ahora que no te gustaba porque bastaba ver tú cara de placer para ver lo cachonda que estabas”. La miré a los ojos, le di la vuelta y abriéndole las piernas me puse encima de ella para meterle mi polla, ya nuevamente dura, en su coño y poniendo sus piernas sobre mis hombros la folle  con fuerza.  Ella daba gritos de placer mientras introducía toda mi polla en ella escuchándose mis huevos pegando contra su culo. Sentí como se corrió nuevamente con mi polla dentro, pero seguí follándola hasta que me corrí dentro de ella.  Aun jadeando se acercó a mi y me dijo “sin duda ha sido el mejor polvo que me han echado en mi vida, quiero que a partir de ahora en casa seas Raquel y te vistas y comportes como tal”

Durante los días siguientes en casa estaba siempre como Raquel y no había noche que no follásemos.  Mi mujer me compró mucha ropa y lencería sexy que quería que me pusiera para follar juntas. Pensé que el tema de Alex y Sergio se le había olvidado, Sergio me llamó varias veces pero no se lo cogí.  Todo bien hasta el jueves cuando mi mujer después de follar se acercó a mi oído y me dijo “no pienses que me olvidé de Alex, he quedado este sábado con ellos y me lo voy a follar con tú consentimiento o si él y tú Raquelita vas a venir conmigo para ver como Sergio te folla”  Me quedé sin palabras y no dije nada.  Sabía que aquello estaba fuera de control y me daba miedo como terminaría toda aquella situación.

El viernes por la tarde mi mujer me pidió que fuéramos juntas de compras para comprar ropa para salir el sábado con Alex y Sergio.  Mi mujer se compró un conjunto de tanguita y sujetador negro de encaje muy sexy y un vestido negro corto y ajustado que le quedaba impresionante.  Resaltaba aún más su culo y tetas.  Cuando se lo probó, vio en mi cara el deseo de follarla en el mismo probador y me dijo: “Raquelita, te noto cachonda y tendrás tiempo a follarme con este vestido, pero cariño, quien lo va a estrenar es otro tío cuya polla quiero tener dentro de mí mañana. Ahora vamos a comprarte a ti también ropita para volverte un poco más putita”.  No sabía que decir, pero la verdad es que estaba cada vez más excitada.

Para mi, compramos una minifalda negra con algo de tablas y vuelo, unas botas altas, blusa roja transparente para poner por encima de camiseta corta de licra y tirantes finos roja. Todo unido a un muy sexy conjunto de braguita y sujetador negro con encaje.  Mi mujer dijo que no me pusiera medias dado que estaba morenita del verano y mis piernas totalmente depiladas se veían muy sexys.  Para el cuello un pañuelo negro que me daba un toque más sexy.

Mi mujer al verme al día siguiente ya vestida y maquillada me dijo:  “Cariño, te he convertido en un auténtico bomboncito.  Estoy convencida que Sergio va a disfrutar follándote esta noche y por cierto, te vi el sábado pasado como le acariciabas su polla, como la tiene?”  Le contesté que normal a lo que me respondió: “Perfecto, así cuando te folle podrá metértela enterita y así sentirás la sensación de sus huevos golpeándote en tu culito”.  Estaba convencida que ningún tío me follaría esta noche y que haría lo posible por evitar que a mi mujer se la follase Alex, pero de todas formas el enrollarme con Sergio el sábado pasado me había gustado y tenía que reconocer que durante la semana había fantaseado con tener su polla en mi boca y ser follada por él como una auténtica zorrita.

El sábado por la noche, al llegar al punto de encuentro Sergio y Alex nos estaban esperando y nada más vernos se acercaron para besarnos.  Tanto mi mujer como yo estábamos francamente sexys con la ropa comprada ayer y perfectamente maquilladas y peinadas.  Nos pasamos la noche tomando copas, bailando, besándonos y riendo.   Llegadas cerca de las 4:00 de la madrugada Alex nos propuso tomar la última es su casa diciéndome que esta noche no aceptaría un no como respuesta.  Mi mujer estaba cogida a él y me dijo que ella se iba a tomar esa copa  (vamos, a follar con Alex…) y que si quería las llaves de nuestra casa que me acompañaba al coche a buscarlas.  No puse buena cara, pero entre que tenía una copita encima y que  durante toda la noche Sergio me había puesto muy cachonda estaba confundida y acepte la invitación de una copa y luego ya veríamos lo que pasaba.

Al llegar a casa de Alex, mientras nos preparaban la copa prometida, mi mujer me pidió que la acompañase al baño.  Una vez dentro cerró la puerta, me subió la faldita y sacándome la polla por entre las braguitas me la empezó a chupar  “que haces” le dije, pero ella no dijo nada y siguió chupándome la polla.  Justo cuando estaba a punto de correrme la sacó de su boca, me bajo la faldita y me besó en la boca para quitarse el sabor a polla que le había quedado.  Luego, se me acercó al oído y me dijo “ Rachel, cariño, ahora estoy segura que estás tan cachonda y con ganas de follar con Sergio como yo estoy de que me folle Alex”. No se equivocaba, estaba tan cachonda después de estar toda la noche besándome y “sobándome” con Sergio, después de que mi mujer que estaba buenísima y cachondísima me estuviese chupando la polla y por el morbo de saber que a mi mujer se la estaba a punto de tirar otro hombre que la agarré por el culo con aquel vestido negro corto y ceñido y apretándola hacia mí con fuerza le dije al oido “ Te veo muy segura con Álex, pero ten cuidado porque no le quita ojo a mis piernas y culito y no sea que a quien quiera follarse esta noche es a mí”  Se rió, me volvió a comer la boca, se miró al espejo colocándose el vestido, retocó sus labios y salió del baño.

Nos sentamos en el sofá a tomar la copa.  A los dos minutos, Sergio me tenía medio tumbada besándome y metiéndome mano por debajo de la faldita mientras yo acariciaba su polla que casi le salía por encima del pantalón.  Mi mujer, tenía el vestido subido y podía ver cómo Alex mientras le besaba en el cuello, le estaba acariciando por encima de su tanguita el coñito que seguramente estaría totalmente mojado. Ella ya le había desabrochado el pantalón y estaba masajeando su polla que podía ver y que era realmente grande.  Al poco tiempo, mientras yo había empezado a desabrochar el pantalón de Sergio para acariciar su polla,  Alex y mi mujer se levantaron y nos dijeron que se iban al cuarto de Alex y que nos veíamos al día siguiente…

La historia continúa ahora en dos partes, Alex y mi mujer y Sergio y yo.  El seguir relatando esta historia 100% real depende de si os está gustando o no y de vuestros comentarios a favor o en contra.