Mi mujer, con 52 años y ahora lesbiana (1/2)
Mi mujer es seducida por una compañera de trabajo que disfruta con su cuerpo, le perfora pezones y clítoris y se la entrega a su perro, gozando ella como nunca penso.
Capitulo 1.- Probando sentirse lesbiana
Llevamos 20 años casados…Mi esposa se llama Gia, tiene 52 años... Ella le gusta el exhibicionismo y no tiene problemas para ir por casa desnuda y pararse frente a ventanas abiertas para que la vean.
Mide 1,67 m de altura y pesa 110 kg aproximadamente… Tiene unas tetas muy grandes… Hoy día, nuestra vida sexual casi no existia pero ahora ha mejorado mucho por los hechos acaecidos ultimamente.
Al principio de casados, la única posición que me permitía utilizar para follarla era la de misionero, nunca otras posiciones diferentes, ni tampoco, por supuesto, sexo anal… Ocasionalmente me daba alguna pequeña mamada, pero poca cosa.
Ella es enfermera y trabaja en un hospital… A medida que pasaron los años, cedió en el sexo anal aunque prefería siempre que la follara.
Mis dos grandes fantasías eran verla follada por una polla realmente grande, o en una relación lésbica… Precisamente, su mejor amiga ha sido lesbiana toda su vida, y a menudo he fantaseado con ver a las dos en la cama juntas disfrutando del sexo lésbico, pero esto nunca se dio.
Ella tiene una compañera de trabajo que la invitó a pasar un fin de semana a su casa… Yo sabía que esa mujer era bisexual y quería meterse con ella en la cama, pero Gia rechazó la invitación y de nuevo nada pasó.
Pero todo esto cambió hace unas semanas, cuando otra compañera la invitó a tomar una copa después del trabajo... Gia me llamó y me dijo que la compañera la avergonzó diciendo que " nunca salía con sus compañeras de trabajo " y tuvo que aceptar la invitación.
Resultó que el bar al que la llevó era el abrevadero lésbico, que mi esposa descubrió nada más entrar… Las únicas personas que habían eran mujeres…
Mi esposa pensó que no quería parecerle descortés y se quedó para tomar un trago... La conversación siguió y al poco rato ella estaba bebiendo su cuarta copa y estaba sintiendo el "calor" del alcohol por todo su cuerpo.
Escucharon música y Jessa, la chica que la invitó, le dijo:
- "Vamos a bailar un poco."
Y cogiéndola de la mano, la llevó a la pista de baile… Había otras mujeres bailando y, en verdad, ahora lo estaba pasando muy bien... Luego, la música cambió a algo más lento y mi esposa comenzó a volver a las sillas pero Jessa la agarró del brazo y le dijo:
"Vamos a bailar este baile."
"No es musica para bailar suelta", le respondió Gia.
“¿En serio?... No voy a morderte por bailar abrazada a tí.”
Mi esposa cedió y Jessa la abrazó, presionando sus tetas con las de ella de una forma muy descarada, sin importarle la gente.
Pronto, Jessa se apretaba más y más y le acariciaba el cuello.
"Sabes que eres bonita", dijo.
"Qué va… Soy normal, gorda y…”
Antes de que pudiera terminar la frase, Jessa pegó su boca a la de mi esposa.
Sorprendida, intentó zafarse, pero otra vez Jessa le volvió a besar en la boca, sólo que esta vez forzó su lengua en su boca, llenándola.
Con sus defensas rotas, Jessa la condujo de vuelta a la mesa.
- “Salgamos de aquí, mi furgoneta está fuera.”
Jessa la llevó a su furgoneta y la ayudó a subir tocándole con descaro su amplio culo…
M
i esposa estaba indefensa, caliente y sorprendida.
Cuando Jessa entró en la fugoneta, puso un poco de música y le dijo:
. "Arrímate a mí, cariño".
Mi esposa lo hizo, y Jessa le preguntó:
"¿Nunca has estado con una mujer?"
“No, nunca”, respondió mi esposa.
"No te preocupes, todo irá bien y disfrutarás con ello"… Y dicho eso Jessa comenzó a besarla y palpar sus tetas por encima de su ropa.
En ese momento la última defensa de mi esposa cayó y Jessa le desabrochó el pantalón, deslizó su mano por dentro de sus bragas y a través de su espeso monte de Venus, le tocó el coño empapado con sus jugos que estaba segregando sin parar.
- “Quítate el pantalón y tócate el coño mientras conduzco”, le dijo Jessa... Mi esposa hizo lo que le ordenó, apoyándose contra la puerta de la furgoneta para que Jessa pudiera verle bien su coño peludo.
No pudiendo esperar más, Jessa se detuvo en el aparcamiento de un motel, frente a una habitación oscura y le dijo a mi esposa que se quedara quieta... Luego, salió de la furgoneta.
Cuando volvió, Jessa llevaba una llave con la que abrió la puerta… Llamó a mi esposa y al entrar ella vio que la habitación tenía sólo una cama.
- “Desnudaté y
acuéstate… Yo voy al baño y en un minuto vuelvo.”
Mi esposa pensó en irse, pero la excitación la abrumaba, por lo que se quitó toda la ropa y se metió desnuda debajo de las sábanas.
Jessa salió del baño llevando un arnes con un gran consolador que sobresalía de su denso monte de Venus de color rojizo.
"¿Y eso?", preguntó mi esposa.
"Eso es la polla con la que voy a follarte, cariño”, le respondió… -
“Veamos qué tienes tú, cielo”… Y Jessa le apartó las sábanas.
-
"¡Umm, que rica que estas!", exclamó mientras observaba a mi esposa, que intentaba cubrirse con sus manos… "Enseñame tu coño", dijo apartando las manos de mi esposa... - "Estás muy buena", comentó mientras tomaba con su mano la teta de mi esposa, apretándola, tirando del pezón y provocando que mi esposa gritara.
- "Ooooh, bebé… que no te he herido", dijo Jessa mientras se subía a la cama, sentándose a horcajadas sobre los muslos de mi esposa con los suyos, apretándolos con fuerza.
Al tiempo que se subía encima de mi esposa, comenzó a besarla con fuerza sujetando sus brazos sobre su cabeza… Finalmente bajando la lengua a sus pezones ahora erectos, los chupó con fricción a la vez que alternaba metiendo casi toda su teta en su boca.
Utilizando su muslo para separar las piernas de mi esposa, su mano agarró un puñado de su pelo de coño tirando con fuerza de ellos, lo que provocó que ella elevara su cuerpo separandose de la cama y haciendo que gimiera de dolor.
"¿Te gusta eso, bebé?", le dijo tirando de ella por los pelos del coño otra vez, pero más fuerte que antes para que supiera quien mandaba mientras Gia arqueaba de nuevo su cuerpo y gemía de dolor, incapaz de detenerla por estar atada.
“
Ahora, mi pequeño coño, separa tus piernas”… Mi esposa hizo lo que le ordenó dejando su coño y su culo a su merced… Jessa no perdió el tiempo y sumergió su lengua tan profundamente como pudo en su coño, encontrando su clítoris, tirando de él y mordiéndolo, mientras mi esposa no paraba de gemir de miedo y placer.
- "Te estás mojándote pequeño coño… Te gusta esto que te hago, ¿eh?”
Todo lo que mi esposa podía decir era:
- "Uuuuh… Aaaah... Uuuuh... Aaaah."
Pronto gran cantidad de flujo del coño corría por el peludo sexo de mi esposa.
- "¿Estás lista para recibir toda mi polla, coño peludo?"
Mi esposa, incapaz de hablar, simplemente asintió, y con eso Jessa tomó la cabeza de su pene de 25 cm de largo y se la metió hasta la empuñadura, empujándola casi fuera de la cama.
“Tómate esto con calma y no te muevas tanto”, le dijo Jessa… - “Voy a tener que comprarme una polla más grande y más gorda para ti, ya que ésta te entra muy fácil hasta el fondo, cariño”, le susurró al oído mientras ella comenzaba a bombear, en el coño de mi esposa, su gran pene de silicona, dentro y fuera sin parar, mientras Gia separaba al maximo las piernas para que Jessa se la pudiera clavar hasta el fondo con sus golpes de cadera que la aplastaba en la cama y le hacía que sus tetas rebotases con cada golpe que recibía.
"¡Vamos, perra caliente, apretate a mamá… Córrete y disfruta!"
Hasta ahora mi esposa nunca había echado, por el coño, un chorro en su vida… Siempre decía que eso era un cuento de mujeres y que nunca sucedía... Esta noche en la cama de un motel, lo hizo… soltó un gran chorro cuando alcanzó el orgasmo y se puso a tembrar incontroladamente de placer.
Después de una hora de follarsela sin parar, Jessa abrazó a mi esposa y la acunó en la cama con sus grandes tetas y su coño peludo frotándose contra el culo de mi esposa.
- “Mira, nena, te habrás dado cuenta lo bueno que es, cómo te acabo de follar bien follada… Y tu viejo nunca lo sabrá, a no ser por el olor del flujo que estás soltando sin parar por lo caliente que estás… Llámalo y dile que hemos bebido demasiado y tu amiga Jessa dice que te quedes en su casa para pasar la noche y volverás mañana por la mañana”.
Mi esposa, que siempre se mostraba reacia, comenzó a resistirse, pero Jessa se puso sería y le exigió que lo hiciera… Le dijo:
- "Llámalo, coño, o lo lamentarás."
Así que me llamó, me contó la historia y le contesté:
"Me parece bien… Te veré mañana."
Ves como no era tan difícil, cariño”, le dijo Jessa a mi esposa… Vamos a subir a la camioneta pero no te molestes en vestirte, sólo recoge tu ropa... Quiero que vayas desnuda.
Mi esposa agarró su ropa y se metió en la camioneta desnuda.
Jessa vivía a una media hora de distancia en una zona aislada, en una granja.
Cuando Jessa detuvo la furgoneta, mi esposa se preguntó en qué lío se había metido… Jessa alargó la mano para acercar a Gia hacia ella y la besó con fuerza empujando la parte posterior de su cabeza hacia ella obligándola a aceptar la lengua en su boca... Gia podía saborear su coño en el aliento de Jessa.
- “Vamos para adentro de la casa, cariño… La noche es joven.”
Cuando entraron en la granja, Gia no pudo evitar notar el arte lésbico en los objetos en la casa.
“Deja tus ropas allí, no las necesitarás esta noche”, dijo Jessa riendo… - “¿Tienes hambre?”, le preguntó.
"No, gracias", dijo Gia.
“
Bueno, yo voy a comer algo… Voy a necesitar cargar energía.”
Gia se sintió muy incómoda, sin ropa, pero Jessa había entrado en otra habitación, por lo que por el momento era soportable.
Eso no duró mucho tiempo... Jessa salió desnuda también, con sus grandes tetas caídas… Me dijo que cogiera su mano, que había algo que quería enseñarme… Me llevó hasta una habitación oscura, en la que no podía ver nada... Jessa cerró la puerta y pasó un pestillo… Luego, encendió la luz.
La visión hizo que la sangre de Gia se helara… La habitación parecía sacada de una mazmorra… Habían látigos, cadenas, grandes cruces, correas y todo tipo y tamaño de consoladores y juguetes sexuales.
- "No… No, no me gusta esto… Me voy de aquí", dijo Gia.
Cuando pasó junto a Jessa, sintió el pinchazo de una aguja en el hombro y escuchó antes de perder el conocimiento:
- "No creo que te vayas, bebé", dijo Jessa.
Gia se despertó atada a una mesa, con las piernas flexionadas y muy abiertas, exponiendo su coño y su culo a Jessa.
"Lo siento, pero no puedo dejar que te vayas hasta que estés completamente entrenada… De momento voy a ponerte algunas cosas para que recuerdes siempre esta noche conmigo.”
"¿Qué?... ¿Qué vas a hacerme?", preguntó Gia.
“Sólo voy a ponerte algunas joyas… Sé que te gustan las joyas ¿verdad?”
“Sí”, dijo Gia.
Jessa se volvió hacia una mesa para coger algo de alcohol, que frotó en el coño de Gia.
“¡Espera, Jessa… Dijiste joyas!”
“¡Claro bebé… Te voy a poner un anillo en el clítoris… Eso es una joya.”
“Noooo”, gritó Gia… - “¡Nooo!”
Pero Jessa cogió unas pinzas y sacó el clítoris de Gía a la luz… Sosteniendo las pinzas, perforó el clitoris con una aguja gruesa… Gia, tensó su cuerpo y dejó escapar un grito espeluznante, llorando.
- “Lo peor ya está, bebé… Lo que notas que te quema es sólo por el alcohol… Pasará en unos minutos… Ya lo verás.”
Jessa sacó un anillo de oro macizo con un pequeño cascabel y lo pasó por el orificio del clítoris de Gia.
- “Qué bonito te queda, bebé… Deberías verlo… Una pequeña pieza de oro asoma de tu coño.”
Las lágrimas de Gia comenzaron a calmarse.
"¿Ya se acabó todo, verdad?", le preguntó Gia.
“Bueno, casi”, respondió Jessa.
"¡¿Qué?... No quiero más… Por favor, no quiero más, Jessa!”
“Bueno, sólo un poco más, cariño”... ¿Te he dicho lo mucho que me gustan esos grandes y duros pezones tuyos?... Son difíciles de tenerlos así de duros todo el tiempo como tú los tienes, ¿sabes?”
Jessa comienzó a limpiar los pezones de Gia con alcohol… Ella sabía lo que vendría después.
“Por favor, no me hagas daño”, dijo Gia.
“Dolor y placer, mi bebé… Dolor y placer.”
Con eso Jessa agarró con fuerza la teta de Gia y perforó su pezón con una aguja mas gruesa que la utilizada con el clitoris… Luego paso por el agujero del pezón, otro anillo mucho más grande que el del clitoris, con un pequeño cascabel… Y luego hizo lo mismo con el otro pezón.
Gia sufrió mucho dolor con las perforaciones al utilizar Jessa agujas muy gruesas y realizarlo lentamente… Los ojos de Gia estaban llenos de lagrimas y su cara desencajada.
“¿Hemos terminado?”, preguntó de nuevo Gia.
“Si, por ahora, cariño.”
“¿Puedo levantarme, por favor?”
“Todavía, no… Todavía, no, mi pequeña zorra.”
Jessa, se dirigió a la parte de la mesa donde estaba la cabeza de Gia y estiró su cuerpo haciendo que la cabeza de Gia colgara fuera de la mesa, quedando justo debajo de la altura de su cintura.
- “Es hora de tu primera lección, perra”… Diciendo esto Jessa se acercó, abrió sus gruesos muslos y cubrió la cara de Gia con su coño peludo… - “Si quieres volver a respirar, será mejor que comiences a comer mi coño, perra.”
Gia no era lesbiana y luchó por evitarlo… Nunca hizo eso y no quería hacerlo… Pero no podía respirar… Su boca y su nariz estaban tapadas por el coño peludo y gordo de Jessa.
- “Saca tu lengua, ponla en mi coño, y comienza a lamer y chupar, o te enterraré donde nadie te encuentre”, le dijo Jessa.
Al escuchar eso, la cabeza de Gia comenzó a sacudirse de un lado a otro, lanzando su lengua a lamer el coño de Jessa a la vez que escuchaba el tintineo de los cascabeles.
- “Eso es, bebé… Sigue así que me correras pronto”, le dijo Jessa.
En unos minutos Gia escucho un gruñido gutural, sintió unos grandes retorcimientos corporales y los jugos de Jessa rociándole su boca, su cara y su pelo.
“Oh, nena… Eres una excelente comecoños… Gustarás mucho a quien te entregue, ya lo verás”… Sin esperar respuesta, le dijo:
“
Y Ahora, vamos a ver qué tan buena eres como lameculos.”
Diciéndole eso, se giró y empujó su peludo y oscuro culo sobre la cara de Gia.
- “Saca de nuevo la legua y comienza a lamerme el ano y metela todo lo que puedas dentro”… El culo de Jessa no estaba limpio… Pedazos de mierda y trocitos el papel higiénico colgaban de los pelos, pero Gia no tuvo otra opción… - “Mete tu lengua en mi culo… Fóllame con tu lengua”… Y Gia tensó su lengua, y la empujó más allá del orificio anal… - “Ok, cariño… Lo estas haciendo de lujo.”
Tras haber disfrutado Jessa de un largo placer sintiendo la lengua de Gia lamer su ano y meter la lengua en el interior el culo, Gia le dijo:
“¿Puedo salir de esto ya?... Por favor, Jessa.”
Todavía no, cariño… Tengo algo para ti.
Jessa se acercó a la mesa, llevando un collar de perro y se lo colocó alrededor del cuello de Gia.
- “¡Te para perfecto!”, dijo.
Luego, Jessa desató a Gia y ella se cayó de la mesa, sudorosa, cubierta de flujo y sangre goteando de sus pezones y clítoris.
Cuando se sentó en el suelo, Jessa aprovechó para colocarle correas con cierres alrededor de las muñecas y tobillos… Luego, la agarró por el pelo y tiró de ella hacia el lugar donde había cuatro argollas en el suelo.
Jessa colocó las cuatro abrazaderas en las argollas, quedando Gia a cuatro patas en la llamada "posición de perra”.
- “Qué bien se te vé así, bebé.”, le dijo.
Jessa salió de la habitación y Gia la oyó abrir la puerta principal y escucharla gritar:
- “Duque… Ven, Duque, ven."
Luego Gia oyó a Jessa cerrar la puerta y en apenas un par de minutos entraba con el perro más grande que había visto en su vida.
Duque era un gran danés, cuya polla desenvainada tendría unos 17 cm de largo y 6 cm de diámetro.
“¡Nooo!... ¡Nooo…!”, gritó mi esposa mientras luchaba contra las correas de cuero de sus muñecas y tobillos para soltarse.
“Te amarraría más fuerte para que no te movieras tanto pero quiero que así sea”, le dijo Jessa.”
“Oh, Dios”, dijo mi esposa mientras Duque continuaba su ataque de lengua sobre su coño y su culo.
“Creo que se está emocionando con tu coño”, le dijo Jessa… - “Su polla está saliendo… Deberías verlo, cariño… Pronto te la va a meter”
Duque estaba preparándose para follar… Montó a Gia y abrazó sus patas delanteras alrededor de su vientre… Su polla estaba reluciente por la lubrificación y buscó los labios del coño de Gia, empalandola hasta sus bolas en su primer empujón.
- “Oooh, Dios mío… La siento en mi cuello uterino”, gritó Gia.
Duque comenzó a golpear su coño dentro y fuera con gran fuerza y rapidez…. La folló violentamente… Y en un momento dado el nudo de su polla, que era aproximadamente el doble de grueso que su polla, entró dentro del coño y ambos quedaron enganchados.
“Aaaah… Qué dolor… Por favor, Jessa… Por favor… Me está desgarrando”, le dijo.
“Cállate, princesa… Todo va bien y es como tiene que ser… No te desgarra nada… Ahora estas enganchada a Duque y asi permaneceras por espacio de veinte minutos, que es lo que él necesita para disfrutar de su perra… Procura concentrarte y disfrutar tu también… Tendrás muchos orgasmos… Relajate.
Gia, muy nerviosa, no tenía idea de que todo esto era sólo el comienzo... Notaba como el pene de Duque crecía dentro de ella y le resultaba insoportable… Gritaba por la humillación y el dolor... Sus labios de coño peludos los tenía muy abiertos abrazando fuertemente la polla del perro… El semen le goteaba por su culo y sus muslos.
Estaba impresionada… Nunca había tenido el coño tan distendido… Y, efectivamente los orgasmos se encadenaron sin parar… Jessa miraba sonriente como su cuerpo temblaba estrepitosamente presa de convulsiones y tembleques… Gia estaba disfrutando como nunca.
Finalmente, el nudo se aflojó y salió del coño de Gia de golpe... Chorros de esperma de perro saliendo de su ahora abierto coño corriendo por su ano haciendo un charco en el suelo.
. “Si, Duque, mamá tiene otro regalo para ti”, escuchó decir a Jessa.
Y Gia sintió que algo embadurnaba su ano, ya cubierto de esperma.
“¿Qué es eso, Jessa?, le preguntó la ya muy agotada Gia.
“Es nocilla de cacao… A Duque le encanta”, le respondió.
En pocos instantes, Duque se zambulló, lamiendo el culo de Gia hasta que ella comenzó a convulsionarse de nuevo.
- “Tienes chorros de esperma de Duque por todas partes, nena.”
El aroma del semen devolvió a Duque a la vida, e inmediatamente montó a Gia otra vez, pero mientras intentaba montar su coño, su polla, dirigida por Jessa, encontró su orificio anal.
“¡AAGGHHH!”, grito Gia intentando evitar lo inevitable… Pero la polla de Duque, ayudada por Jessa ya estaba atravesando su esfínter lubrificado con la nocilla… El resto de su polla no tardo nada en estar toda dentro.
“Por favor, Jessa… Por favor, detenlo… Me va a meter el nudo en mi culo y eso no podré soportarlo… Haré lo que quieras”, dijo Gia.
“No te preocupes, cariño… Tu orificio anal volverá como estaba en poco tiempo… Realmente me sorprendiste antes, pues pensé que serías de las que se desmayan cuando las anudan… La mayoría de las mujeres no pueden soportar eso, pero tú, eres muy buena… Y si soportaste eso, soportarás también el nudo dentro de tu culo.”
Y así fue… Con gran dolor, Gia soportó la gran follada anal que le dio Duque y la metida del nudo… Todo ello obligada a mirarle a los ojos a Jessa, que sonriente los veía ponerse en blanco y modificar continuamente las expresiones de su cara… Cómo no, tuvo tambien una nueva sucesión de orgasmos durante la follada y el tiempo que permaneció enganchada.
Cuando se soltó del nudo y Duque se separó de ella, cayo acostada en un charco de semen y sudor.
Jessa soltó a Gia, que simplemente se desplomó en el suelo sin fuerzas para moverse.
- “Vamos, cariño, levántate… Tienes que limpiarte el culo… Vamos.”
Gia, apenas tenía fuerza para moverse, por lo que Jessa la agarró por el pelo y la arrastró a la ducha, mientras ella gritaba de dolor.
- “¡Cállate, coño!... Tienes que lavarte bien y sacarte todo ese semen de tu coño y culo.”
Mientras se lavaba,
Gia se preguntó qué más podría tener preparado esta perra loca para ella… ¿ Qué otra cosa podría hacerle ?... Su coño lo sentía totalmente destrozado y su culo cómo si estuviera en llamas, y sangrando.
- “Lávate el pelo y sécate… No te preocupes por la ropa, que no vas a necesitarla.”, le dijo Jessa.
Gia se asustó pensando que seguiría con otras cosas, pero una vez termino de asearse, la llevó amorosamente a la cama y se acostó ella dedicandole toda clase de cariños hasta que se durmió agotada por todo lo acontecido.
Continuará