Mi mujer (2)

Continuación del anterior.

Capitulo DOS

Sara y yo vivimos los siguientes meses felizmente, una vez aceptadas mis rarezas por ella.

Las complicaciones surgieron a raíz de que en mi empresa empezaran a prescindir de personal, y a mi me tocara al poco tiempo abandonarlo.

Los problemas económicos no tardaron en aparecer, más que nada porque nuestro nivel de vida era un pelín alto.

Una tarde de Viernes, al llegar a casa de un paseo, ví una furgoneta en el garaje, era oscura y cerrada, cuando entré, le pregunté a Sara de quien era, y me dijo que la había alquilado para intentar hacer un trabajo y ganar un dinerillo extra.

Me hizo subir al dormitorio, y me dijo que debía colaborar.

Encima de la cama había ropa nueva, pelucas, zapatos y complementos y hasta cosméticos a estrenar.

HE INVERTIDO UN POCO DE DINERO Y VAMOS A INTENTAR SACARLE PARTIDO, DUCHATE, DEPILATE Y SAL QUE TIENES QUE PROBARTE ESTO.

Intente protestar, pero me contestó con evasivas y finalmente accedí.

Al salir de la ducha, comencé a vestirme, ella iba eligiendo y yo me iba poniendo

Braguitas negras, sujetador negro, liguero negro con medias negras con costura y rematados en los pies por zapatos de tacón de 8 CMS con pulsera y una ligera plataforma.

Eligió entonces una sencilla blusa blanca semitransparente y una falda negra brillante por encima de las rodillas y con rajas a ambos lados.

No conseguí sacarle nada mientras me maquillaba, así que dejé de preguntar. Me colocó la peluca y las uñas postizas y se fue a vestir.

Mientras bajaba me di unas vueltas por la casa para hacerme con los tacones y mirarme en el espejo.

Parecía una prostituta, cojí el bolso de Sara y empecé a girarlo sobre mi dedo índice

MUY BIEN, MUY BIEN, CREO QUE ESTAS PERFECTA, TODO SALDRA BIEN

Salimos a nuestro garaje y me hizo subir atrás, me sorprendí, porque la zona de carga estaba vacía a excepción de un colchón que parecía nuevo en el suelo.

ESTELA SUJETATE BIEN QUE NOS VAMOS, Y PROCURA NO MANCHARTE.

El viaje apenas duró veinte minutos, y nos paramos en una zona de aspecto campestre,

Sara, por favor dime de que se trata

CARIÑO, TU ESPERA AQUÍ

Ella salió de la furgoneta y tardó unos diez minutos en volver. Se abrió un poco la puerta trasera.

YA ESTOY AQUÍ BONITA. AHORA VOY A EXPLICARTE DE QUE VA EL ASUNTO.

YA SABES QUE LA SITUACION ECONOMICA QUE ATRAVESAMOS NO ES BUENA ASI QUE HE DECIDIDO DAR UNA OPORTUNIDAD A TU FACETA MAS LUCRATIVA.

LO PODEMOS LLAMAR DE MUCHAS MANERAS, PERO CONOCIENDOTE, LO QUE SEGURO QUE MAS TE GUSTA A TI ES QUE TE DIGA QUE TE VOY A PROSTITUIR.

No pude decir nada, me quede de piedra.

YA SABIA QUE TE GUSTARIA, ASI QUE VAMOS A EMPEZAR YA. AHORA VOY A HACER PASAR UN HOMBRE Y LE ATENDERAS. VAMOS A EMPEZAR POR COSAS FACILITAS Y A ESTE PRIMERO SOLO DEBERAS CHUPARSELA. PORTATE BIEN Y EN CASO DE DUDA HAZ LO QUE TE DIGAN. NO OLVIDES LOS CONDONES.

Me dio un beso en la mejilla y desapareció.

de la rodilla en los pies por zapatos de tacmpo.

Tardé en reaccionar una eternidad; al minuto de irse Sara, entró un chaval joven bien vestido y con aspecto limpio. A ese le siguieron en el transcurso de la noche otros cuatro, todos ellos en la misma línea.

Parecerá mentira, pero no recuerdo mucho de ellos, tan solo que fueron amables y poco exigentes.

Además esa noche fue para mí como una película. Sólo fui consciente cuando al llegar a casa me desvestí y me metí en la ducha.

La verdad es que Sara se portó bien por un lado, ya que sólo hizo pasar a chicos jóvenes y se trataba de hacerles simplemente una mamada,  pero luego me enteré de que no les había cobrado, según ella para   “hacer clientela” para otros días.

Ninguno de los cinco planteó problemas pese a que solo era mi segunda experiencia como chupa pollas.

Mas tarde, en la ducha, me costó quitarme el semen pegado en cuello y en el pecho, aunque lo que peor me sentó fue ver mi faldita y blusa manchadas. Muy femenino

En el camino a casa  no hablamos mucho, ella me preguntó si me habían hecho algo raro y le contesté que no; y yo le reproche que no me hubiese avisado antes y sobre todo que no les cobrase.

NO TE PREOCUPES ESTELA, LO HAS HECHO MUY BIEN, TODOS  ME HAN DICHO QUE ERES MUY BONITA Y DULCE Y QUE TEDRIAS MUCHO ÉXITO.

Volví a quedarme atontada, ¿Mucho éxito?  ¿Sara pensaba volver a hacerlo?

A la semana siguiente, Sara preparó otra salida. Durante esos días habíamos discutido sobre ello, y ella me decía que si deseaba seguir teniendo ese nivel de vida, que debía de generar ingresos. Zanjó la discusión diciendo

HAS DEJADO BIEN CLARO QUE LO MEJOR SE TE DA ES ESTO… ¿NO QUERIAS SER MUJER Y PUTA?  PUES ESO ES LO QUE SERAS, Y RECUERDA QUE TENGO FOTOS QUE LO DEMUESTRAN.

Esa referencia a un posible chantaje fue producto del enfado, mas tarde en la cama me pidió perdón y me dejó claro que me amaba pero lo que estábamos haciendo nos sacaría de problemas.

Al llegar el día me preparé con una mezcla de miedo y emoción para una nueva experiencia.

Elegimos una peluca rubia y un minivestido ceñido oscuro.Me puso unos pechos postizos y unas botas hasta las rodillas. Lo completó con un maquillaje súper llamativo que me hacia parecer un zorrón.

Fue memorable, me dije a mi misma que Sara iba tener la mejor de las putas. Ella sería mi chulo.

Esa noche sólo atendí a tres, pero dos de ellos salieron a pedirle a Sara un prorroga de tiempo a cambio de un suplemento monetario.

Les chupe la polla con gran dedicación y les coloque el condón con la boca.Les restregué mis piernas enfundadas en unas medias blancas por la cara y les enseñe toda mi ropa interior.

A continuación me puse a cuatro patas y les pedí que me penetrasen después de quitarme las bragas con la boca. Mientras lo hacían no dejaba de decirles que me llamaran zorra y me dijesen cosas obscenas. A cada insulto yo me ponía más cachonda y meneaba más mi culo.

Al acabar, les quite el condón y les limpié la polla con la lengua.

En fin, me gane el sueldo lo más honradamente posible.

Todos ellos se despidieron amablemente, incluso uno me dio un beso en la mejilla mientras metía un billete en mis ligueros.

Sara se puso muy contenta al ver la cara de felicidad con la que salían sucesivamente mis clientes. Yo aproveché la ocasión para pedirle que fuéramos de compras, ya que quería estar lo mas guapa posible para mi nueva ocupación.

Al día siguiente fuimos al centro y gastamos lo que había ganado en medias, zapatos de tacón, vestidos, blusas, ropa interior, complementos y maquillaje. Como sobró pedí cita para una depilación permanente a la semana siguiente.