Mi morbosa preñez (Parte 4)

Continuando con mis aventuras con Ana

MI MORBOSA PREÑEZ (Parte 4)

Extrañaba Ana, a pesar que estábamos bastante conectadas a través de internet, donde le mostraba como iba creciendo tanto mi panza como mis pechos, a lo que me contestaba que se masturbaba mientras me veía a través de la pantalla, cosa que nunca la había visto personalmente sino por este medio.

Las cosas se dieron de tal manera que en mi 7mo mes, Ana retorno a mi casa, un nuevo viaje de mi marido lo hizo posible, fundamentalmente porque estaríamos solas, y hacer todo lo que nos apetecía.

Ya Bull, conformaba el trío, manteníamos aun el sexo oral, en realidad era el perro el que nos originaba ese placer. Interiormente sentía que deseaba incrementar la relación con mi perro, o llevarla a incursionar a Ana, pero algo más.

Después de haber tenido sexo con Ana, nos vestimos livianamente, cuando percibimos al perro lamer su parte genital, en un rincón de la habitación. Gateando me acerque al perro, y Ana repitió mi proceder. Me acerqué al animal e inicie una serie de caricias sobre su panza, estuve un rato sin tocar su miembro, Ana miraba que era lo que sucedía, supongo que ya se lo imaginaria, pero a pesar de todo continúe, su punta roja comenzó a surgir, tanto a mí como a ella, nos agrado lo que estaba produciendo, me detuve para ver qué pasaba con Ana, a lo que me pidió que continuase, sumándose a las caricias, que le estaba propinando.

Mi excitación se iba incrementando tanto por el perro, como por la actuación de Ana, ante esta situación, así que comencé a tocar su bulto, el perro se volcó como disfrutando de estos frotaciones. Su miembro fue apareciendo, Ana no perdía detalle, al punto de tocar su aparato reproductor, que poco a poco iba adquiriendo su máximo tamaño, nuestras miradas se cruzaron, como en aprobación a lo que hacíamos.

Comenzó a tocarlo como con algo de aversión pero a su vez con interés, aferrando su manito a su miembro.  Las bragas de Ana revelaban su estado de excitación, además de su mirada que ayuda a delatar su estado.  Para comprobar  su reacción le di unos besos muy leves en la cabeza del miembro del perro. Tomándolo por detrás de su bola iniciando una masturbación. Volví a besar su cabeza, pero con mayor tiempo, Ana parecía concernida, no quería proponérselo, sino incitarla a que lo intentase..

Inicie una suave masturbación en su miembro, besándolo de manera más prolongada, mientras acercaba el rostro de mi prima para besarla, alternando entre su sexo y el miembro del animal, sabía que eso la excitaría, tomé su cabeza y la acerque al miembro de Bull, con algo de aversión de dio unos leves besos, traté de besarla mientras lamia la verga del perro. Eso pareció incitarla porque  se sumo a hacer lo mismo, junto a mí, nuestras lenguas recorrían el miembro del animal. En un momento preciso, introduje suavemente la verga en su boca, no hizo ningún tipo de rechazo, para comenzar a mamarla, notaba como estaba abocada a ese sexo oral. Comencé quitándole su camisola, y posteriormente sus húmedas bragas, su cuerpo desnudo y su largo pelo en contacto con el pelaje de Bull, parecían haberse mimetizado.

Con su boca adsorbiendo la verga del perro, que cada tanto largaba chorritos de sus flujos, hizo más que amplificar mis alteradas hormonas. Continuamos besando el miembro totalmente erecto, hasta que entre la masturbación y nuestro constante sexo oral, el animal termino eyaculando sobre nosotras, prolongando nuestro contacto hasta quedar extenuadas.

Bull, se había convertido en nuestro complemento, pero solo con sexo oral, no estaba demasiada decidida  en tener relaciones con mi mascota en presencia de Ana, además su estreches podría perjudicarla, dado el tamaño de la verga del perro, pero en mi interior deseaba cruzarla con Bull, estaba decidida a que tuviese un apareamiento. No me animaba a comentárselo temiendo que por miedo se negase.

Quedaban pocos días para el regreso de  mi esposo, aquella  noche nos preparamos para una nueva relación. Había terminado de desnudar a Ana, la sentía bastante estimulada, tenia deseos de hacerle otra cosa, hacerla explotar en un fuerte orgasmo, comencé a besarla, respondiendo con pasión, mi perro rondaba sobre nosotras como esperando intervenir.

Acosté a Ana sobre la alfombra, sin dejar de tocarla y besarla, abrí sus piernas, descubriendo bastante mojado su sexo. Vi al animal asomar su punta roja, di unas palmadas sobre la vagina de Ana, Bull, se fue acercando comenzando a olerla, notaba la respiración de Ana bastante agitada y entrecortada, deje que la lengua de mi perro lamiese su raja, percibiendo como se estremecía su cuerpo, comencé a mamar sus pezones mientras su vagina continuaba siendo lamida.

Interiormente deseaba que Bull poseyese a Ana, era algo que me atraía, ver como mi mascota se apoderaba del menudo cuerpo de mi prima, la estimulaba para lograr mi objetivo, no quería preguntarle si deseaba aparearse con el perro, por temor a que se negase. Creo que habíamos llegado al punto de inflexión, era darlo por  finalizado o continuar con la etapa final.

El solo hecho de verla estimularse de esa manera, me atraía llevarla a la copulación con mi can, sin decirle palabra la levante, quedando en posición de perrita, la lengua de Bull seguía excitando sus aberturas. Ya decidida levante su culito, arrimando su cabeza sobre la alfombra, separando sus piernas, se veía su raja preparada a ser penetrada, no podía dejar de excitarme verla en esa posición. Suavemente volví a dar unas palmadas sobre los muslos de Ana, como recibiendo una orden a que mi perro la montase, se acercó y hociqueando su sexo comenzó a lamerlo, como lubricándolo para su decisión final. Noté a Ana algo nerviosa, es posible expectante ante lo que se avecinaba. Situación en que creo que todas aquellas que lo han practicado les haya sucedido. Al darle un nuevo golpe en sus nalgas, no se hizo esperar, montándola precipitadamente, pareció sorprenderla, pero permaneció con la posición que la puse.

Veía como mi mascota se apoderaba de Ana, su cuerpo desnudo acosado por un animal, que la apresaba como a su hembra mientras intentaba penetrarla. No se si no lo había notado en mis anteriores relacionas con Bull, pero esta vez estaba como desquiciado, Ana gimoteaba continuamente dispuesta a entregarse a ese animal ávido de implantarle su miembro ya bastante crecido, y sin haber tenido contactos durante bastante tiempo. Al montarla la fue corriendo de lugar hasta dejarla arrinconada contra la pared, mientras la bombeaba tratando de acoplarse, la punta roja del perro chocaba contra los muslos de Ana. Notaba algo de incertidumbre en su rostro, así que me aproximé, como para brindarle  ánimos y que estaba a su lado por cualquier eventualidad.

Mi mascota no soltaba a su prenda, era su cachorra, sin otro fin que  penetrarla, de acuerdo a su instinto animal, para acabar en su interior, y regarla con su simiente.

Ante la pequeña contextura de Ana, verla acoplada por mi perro, que parecía cubrirla con su cuerpo, dominándola totalmente, se creaba una visión más que morbosa,  con los continuos e impetuosos empellones mientras trataba de  penetrarla, sin dejar de soltarla  con  sus gruesas patas, apresándola sin reparos de su pequeña cadera. Ana gemía, pero disfrutaba ese  momento, mi excitación aumentaba al ver semejante espectáculo.

A pesar de verlo por internet, era mi primera vez que veía a un perro, aparearse con una mujer, mi corazón latía apresuradamente, y mi excitación iba en aumento, al verla expuesta, esperando ser insertada por la verga del animal.

El perro trataba de incrustarla chocando su roja punta sobre los muslos de mi prima, insistiendo de una manera tenaz. Era su presa, su hembra a la que debería fecundar de acuerdo a su instinto natural. Ana no dejaba de  gemir, aceptando las intenciones de mi perro, creí que debería intervenir, así que me acerque y trate de acomodar la verga del perro en la abertura vaginal de Ana. Fue más que suficiente colocarla en la raja para introducirla totalmente, Ana grito esta vez por el dolor de tal brutal embestida, se produzco el apareamiento mujer-animal, que  a su vez rompia la membrana de su castidad.

A pesar de haberlo practicado, me atraía notablemente ese coito tan lleno de intensidad ver a esa niña siendo poseída por mi mascota, y oír esos gritos y gemidos mezcla sufrimiento y deleite.

Continúo bombeándola pero esta vez con la totalidad de su miembro introducido en la matriz de su “hembra”, era un espectáculo lleno de un erotismo morboso y carnal.. El cuerpo de la pequeña era sacudido sin contemplaciones, era su perra, sus pechos se agitaban al unísono de cada bombeada, no dejando de gemir.

Me excitaba verla en esa posición, gimoteando y acoplada por mi mascota,  y a su vez arrinconada, como imposible de librarse, sé que tenía mucho de anormalidad la escena, y si bien en un principio no quería inducirla a esto, en ese momento me cautivaba.

El perro abrevió su bombeo frenético, al haberle desarrollado su miembro en la vagina de Ana, su jadeo se hacía más intenso, mientras mi prima clamaba a viva expresión.

Fui por detrás y levante la cola de  Bull, viendo como su verga estaba totalmente empotrado en la matriz  de Ana, apenas se veía la bola, incrustada abriendo los labios vaginales. Después de unos minutos observe como goteaba la abertura de Ana, ya la había servido y su semen se deslizaba por su entrepierna. Así se mantuvo durante varios  minutos, apareado a mi pequeña niña, unos nuevos gemidos de Ana, denotaban que había vuelto a eyacularle.

Después de varios minutos más, satisfecho por su copulación, intentaba sacar su aparato, de la estrecha grieta que lo cobijaba. La pelota estaba crecida impidiendo su retiro, la pretensión de quitarla, hacia doler a Ana, que ya se quejaba bastante. Opte por contener a Bull, impidiéndolo a retirar su miembro, mi prima se convulsionaba al seguir conteniendo en su seno el aparato del perro, estuvo bastante rato apoyando su contextura sobre la espalda de Ana, los jadeos del animal había producido una baba que bañaba la espalda de la jovencita

Me provocaba ver ese contexto, llena de morbosidad, hasta parecía algo depravado, observar  a Ana penetrada y cobijada bajo el animal que la había poseído, además tolerando  su peso. Después de un rato logro su objetivo, sacarla, un nuevo grito lanzo Ana, la abrace para calmarla, aun jadeaba bastante. Observe su vagina y estaba bastante inflamada, a lo que se sumaba algo de sangre. A pesar de que con mi panza no tenía tanta agilidad, traté  de recostarla  sobre la alfombra y comencé a aplacar su dolor vaginal con unas suaves lamidas, saboreando esa mezcla de fluidos entre Ana y el semen del perro.

Permanecí varios minutos tratando de aplacar su hinchazón, sin pensarlo Bull intento montarme, mi posición era tentadora para mi mascota, a pesar de que trataba de no hacerlo por mi preñez, estaba tal enardecida, que no hice ningún tipo impedimento, sentía que mis tetas estaban bastante inflamadas, tanto por su leche como por mi estado, quité el sostén bajando mis bragas, entregándome al animal, que aparentemente estaba muy acometedor.

Sentí como me penetraba, iniciando el característico alocado bombeo, me mantenía con sus patas, y sentía como se apareaba a mi sexo.

Ana a pesar de su cansancio, se sumo a la nueva relación, mamando mis tetas y hasta mordiendo mis pezones, sentía que mis pechos la proveían de mi leche materna, mientras Bull, se aferraba a servirme. Fue algo extenso su copulación, pero muy placentero, mis tetas se bamboleaban ante cada empuje de su cuerpo sobre mis nalgas, sintiendo como su verga friccionaba las paredes de mi vagina, sintiendo los latidos de su carnal instrumento..

Sentí regar su semen al  chocar contra la cavidad de cérvix, ya había nuevamente sembrado su semilla en otra hembra,   llevándome a un intenso y cálido clímax. Al quitar su instrumento, su esperma se corría por mi entrepierna, cuando vi a Ana, mamando su verga aun goteando, con gran devoción, con la finalidad de estimularla, lamí la vagina de  mi prima, hasta llegar a un estaxis total.

Había transportado a Ana al mundo de zoofilia, no era mi intensión, pero me deje llevar por mi deseo, disfrutando al ver como mi perro rompía su virginidad, al perforar su himen.

Ana a los pocos días regreso a su casa, deseosa de regresar a disfrutar unas nuevas y placenteras “vacaciones”…………