Mi morbo hacia una prima

Sólo me bastó verle una vez las nalgas a mi prima mientras dormía para morbosearla de ahí en adelante.

Al leer algunos relatos idénticos he decidido también escribir el mío, es auténtico.

Yo tengo tres hermanas y tres primas que prácticamente vivíamos en la misma casa, pasábamos todo el día en la casa de nuestros abuelos y solo íbamos a dormir a nuestras respectivas casas que quedaban cerca. Desde los 11 años me venía fijando en las nalgas de una de mis primas, eran unas nalgas bien formaditas y paraditas. Mi prima tenía mi misma edad, y a esa edad ya llamaba la atención solo con sus nalgas. A veces jugando yo le rozaba mi pene por uno o dos segundos en sus sabrosas nalgas y esos dos segundos me parecían eternos, no me quedaba más tiempo detrás de ella para que no sospechara. Me gustaba verla especialmente en falditas y shorts pequeñitos.

Ya cuando teníamos 13 años ella decide un día ir a dormir en mi casa, en mi casa habían dos habitaciones, en una dormían mis padres y en la otra mis tres hermanas y yo, teníamos dos literas, a ella le ponen una colchoneta en el centro de la habitación para que duerma. Esa noche me levanto en la madrugada porque tenía ganas de ir al baño, prendo la luz y veo que mi prima está dormida boca abajo y con su bata alzada, no lo podía creer mis ojos veían lo que tanto me gustaba cubierto solo por un pequeño calzoncito, voy al baño rápido sin hacer bulla, regreso y gracias a Dios mi primita seguía en la misma posición, yo me acerco y me le quedo mirando las nalgas y esas lindas piernas por unos 20 minutos, miraba pero no me animaba a tocar, me vuelvo a mi cama y de mi mente no me podía sacar el trasero de mi prima.

Algunos meses después ella vuelva a dormir en mi casa yo con premeditación tenía pensado levantarme en la madrugada para verla otra vez así. Me levanto y mi prima no estaba como yo esperaba, apago la luz por una hora para ver si se movía y se le alzaba la bata, la prendo y no estaba así. Esa noche no dormí esperando que se le alze la bata, nunca se le alzó.

Otro día ella decide dormir en mi casa y yo nuevamente daba vueltas en mi cama esperando a que mi prima se le alze la bata pero no. Eran la 04:30 de la madrugada y venía el día venirse, decido ir hasta donde ella está, para suerte mía estaba boca abajo y le alzo lentamente la bata –estaba tan nervioso-, mis ojos brillaban al ver tan lindo trasero, esta vez me atreví y le toqué las nalgas bien despacio para que ella no se despertara.

Desde ahí yo aprovechaba cada vez que mi prima dormía en mi casa, cosa que no era muy seguida -una vez cada 4 meses- para mirarle y tocarle las nalgas, y cada noche que ella dormía en mi casa yo me atrevía a más.

Yo ya no esperaba a que estuviera boca abajo y con la bata alzada, yo la viraba por lo menos hasta ponerla de lado, le alzaba la bata y hasta comencé a bajarle el calzón. Bajarle el calzón me costaba entre 8 y 10 minutos, se lo hacía muy suave y lentamente hasta dejárselo hasta casi la mitad de los muslos. Una vez teniéndola así yo miraba y acariciaba tal regalo de Dios, llegaba a sacarme el pene y pasárselo por las nalgas. Yo quería hasta metérselo en el culo, pero me decía ni que estuviera muerta para que no sienta. Luego de morbosearla por bastante rato procedía a alzarle suave y lentamente el calzón –que me tomaba otros 10 minutos- y bajarle la bata para que no sospechara nada.

Ella durmió en mi casa hasta cuando cumplimos 17 años, fueron algunas veces que me crucé a su cama. Sólo una vez le abrí las nalgas e hice que me apretara mi pene que lo tenía con una erección nunca antes vista, fue una sensación enorme de placer, sentía que me venía y no quería derramar mi esperma en sus nalgas, rápido y sin hacer ruido me fui al baño y me corrí tremendo pajazo. Al regresar ella seguí como la dejé y le di un beso en las nalgas.

Durante todo ese tiempo mi prima nunca se dio cuenta de lo que le hacía, que también comencé a verle las nalgas a una de mis hermanas y hacerle exactamente lo mismo, pero eso ya es otra historia.