Mi mejor cunningulis para mi amiga
Mi mejor amiga se llevará una de sus mejores experiencias, ya lo creo. especial para ellas.
Aquella tarde con lucía
Estábamos los dos en su casa. Corría una tarde húmeda de otoño de un fin de de semana poco agradable para salir a divertirse. Me encontraba con lucia, una compañera de clase de la facultad con la que intimaba del todo bien. Era muy buena chica, al menos para mí. Era de esas chicas tiernas, dulces y agradables con las que te puedes encariñar con facilidad. Teníamos bastante confianza el uno al otro. Hablábamos sin tapujos de cualquier cosa desde política hasta de sexo. Pues bien en ese día inesperadamente llegamos a una conversación en la que a uno se le pone la polla más tiesa que un poste: hablar de coñitos.
Lucía para nada era tímida. Es más, ella me hablaba sin ningún remordimiento ni prejuicio del tema. Tras haber tocado el tema por mi parte, ella me contestaba:
¿Qué quieres que te diga? Mi chocho es normalito. Y mis tetas y culo como los puedes apreciar, pues también.
descríbemelo- le insistí
pues mira, es carnoso, con unos labios gorditos, un clítoris que yo diría que perfecto. Eso sí se me pone húmedo, jugoso y abierto si te lo propones.
Así que accedí a su deseo y le dije:
-pues quiero comértelo.
-umm. Por supuesto. reaccionó ella con cara de mala y muy excitante.
Me acerqué a ella. La besé con mucha delicadeza y dulzura un buen rato. Tras ese beso, fui bajando a su cuello dándole besos delicados. Ella ya jadeaba. Llegué a su escote. Le quité el sujetador negro y le chupé los pezones con mis labios. Pegué mi boca al pezón de la teta derecha. Lo bese con todos mis labios, pasando la lengua saboreando lo tieso que estaba. Ella me suplicaba:
Oh sí, sigue así me encanta.
Pero lo que hice fue ya irle metiéndole mano por encima de su tejano. Fui bajando besándole por todo su vientre. Llegue a su pantalón y se lo quite. Llevaba puesto un hermoso tanga negro que me puso la polla gordísima. Comencé chupándole el coño por encima del tanguita, rozándole mi lengua y el tanga a su deseoso clítoris. Ella gemía y se retorcía de gusto. A parte el tanga y vi un coñito precioso. Yo creo que a mi parecer estaba mucho más rico que como lo describía ella. Allí estaba yo pasando mi lengua suavemente por su chocho ya más que húmedo. Comencé pasándole la lengua suavemente, de arriba a bajo, tomando contacto con cada parte de su sexo. Pasé la lengua por sus labios vaginales tiernos y jugosos, un poquito por dentro y por supuesto, al clítoris un buen repaso. A su clítoris le di una sacudida con un dedo y seguidamente le pasé la lengua. Ella me exclamó:
¡ oh si, sigue así ¡ ¡qué gusto que me estás dando!
Seguí. Esta vez con toda mi boca le sobe todo el coño enteramente. Estaba muy rico y jugoso. Su rico néctar lo saboreaba con todo placer. A continuación sin apartar la lengua chupe de arriba a bajo y lentamente todo su coño, desde a bajo hasta el clítoris donde le dedique una sacudida con mi lengua. Ella no paraba de retorcerse y lo que hice fue meterle cuatro de mis dedos, más o menos el grosor de mi polla. Ella dio un grito de auténtico placer. Le volví a poner el tanga en su sitio y esta vez le froté el coño entero con toda mi mano. Por ello le puse el tanguita, para incrementarle el gusto. Me acerqué a su boca y con voz suave le dije:
-¡ qué coño!
Lucia estaba con los ojos cerrados, borracha de placer y gimiendo. Aparté de nuevo el tanga y le chupe con dedicación y a conciencia el clítoris. Unos minutos más tarde ella me suplicaba y gritaba:
¡ay me voy a correr!
dámelo todo cariño- le rogué
- ohhh ¡cómo me corro! ¡Qué gusto!
Tras haberse corrido se había quedado muy exhausta. Me dijo que nadie antes le había comido el coño con tanta dedicación. Cada semana intentamos reunirnos para repetir semejante experiencia. Ella siempre me devuelve el favor, ya sabéis como.
Bueno, espero que os haya gustado. Es el primero así que tampoco es que haya sido gran cosa. Quiero que opinéis para que pueda seguir mejorando, especialmente vosotras a las que se los he dirigido.