Mi mejor amigo
...
Mientras me visto, suena el móvil y sonrió al ver que eres tú. Siempre, consigues dibujar esa sonrisa agradecida en mi rostro, amigo mío. Pienso en el tiempo, como medida para contar los momentos que hemos compartido, y no me parece justo, englobar tanto en tan poco espacio.
Leo tu mensaje de buenos y días, y consigues lo que buscas, alegrarme la mañana. Tu estas de vacaciones, pero yo la tengo de lo más ajetreada, y te lo comunico, como ya es normal últimamente, contrate todos mis planes. Tu tras una ristra de memes y bromas, te despides dándome ánimos, y yo me despido recordándote alguna tarea que me pediste que te recordara, la noche anterior.
La mañana transcurre normal, y al mediodía ya en casa vuelvo a ponerme en contacto, tu estas vagueando por tu casa, yo empiezo a hacer la comida y entonces recibo un nuevo mensaje con uno de tus monos saltarines, seguido de un taza de café y una invitación.
—Te invito a un café, amiga
—Donde y cuando, amigo –te contesto con la misma sorna
—Yo he invitado y pedido primero, tú eliges
— ¿Tienes café en casa? no me apetece psar calor en una terraza
—Tengo
Quedamos a las cuatro, tengo el tiempo justo para terminar de recoger, darme un duchita para refrescarme y salir pitando, a tomarme ese café con quien se ha convertido, en el mejor de los amigos, el que escucha mis problemas, el que me hace sonreír, el que me comprende, me mima y siempre está ahí para mí.
—Hola princesa, llegas puntual, lo tengo todo preparado, ¿salón o cocina?
—En el salón estaremos mas fresquitos, pero te ayudo con esos cafés –te digo siguiéndote a la cocina
Eres un amor, lo tienes todo preparadito, solo le das al botón y llenas las tácitas, las pones en la bandeja, y nos lo llevamos todo a tu fresquito salón.
— ¿Te gusta aquí, estarás fresquita amiga? –me dices dejándolo todo sobre la mesa en un rincón del salón junto a la ventana abierta
—Me gusta, al igual que tu café
—Entonces ven, y agradécemelo ya como toca, amiga –pides sin moverte de al lado de la mesa
Y con una sonrisa, de nuevo esa que siempre consigue poner en mi rostro, me acerco y plantándome frente a él, subo ligeramente la cabeza, él baja la suya, entreabre los labios... y se perfectamente lo que quiere mi amigo...saco mi lengua, y metiéndola dentro de tu boca lamo tu lengua, que al momento parece despertar de su letargo y se enrosca con la mía.
Doy un paso más y sus manos aferran mi culo, mientras mi lengua entra más en su boca, para rozar la suya, que ya se enrosca en la mía. No hay prisas, los dos sabemos lo que queremos, lo que nos gusta, lo que nos hace vibrar y disfrutamos sintiéndonos, sabiéndonos, conociéndonos de memoria ya.
Nuestras bocas no dejan de morrearse sin prisas, sin estridencias, como a cámara lenta, como si nuestras lenguas bailaran una danza que solo ellas conocen, mientras sus manos amasan mi culo, me pegan más a ti, las mías rodean tu cuello, para que mis dedos acaricien su nuca, con la suavidad que sé que le gusta, con mimo, con delicadeza...
Tus manos suben la falda de mi vestido, apartan la tela de mis bragas y aprisionan la carne de mi culo, lo pellizcas y dejas que tu saliva empape mis labios, los tuyos, nos chupeteamos, mojándonos, repartiendo, compartiendo...
Me gusta notar como su polla crece, y me froto para sentirla más, para que me sienta, para que sepa que estoy en celo, caliente, excitada y muy cachonda para él.
Sin dejar nuestro húmedo y lento morreo, desabrocho su pantalón, este cae a sus tobillos, me muevo un poco a un lado, él clava su muslo entre mis piernas, presionándolo contra mi clítoris, mientras con la yema de mis dedos recorro una y otra vez el tronco de su polla dura, sobre la tela, que noto humedecerse, por tus primeras gotitas de semen, que aunque desee degustar, hora me relamo demasiado gustito en tu boca.
—Quítate las bragas –susurras sobre mi boca
Y apartándome lo justo me ayuda a deshacerme de ellas y vuelve a colocarme en la misma postura en la que estaba, pero ahora deja su mano entre su muslo y mi sexo, engarfia los dedos, recorre mi rajita, lame mi boca, vuelve a mojar mis labios con su saliva... mete dos dedos de golpe en mi coño, gimo y provecha para meter su lengua en mi boca abierta.
Contigo siempre es así, disfrutando de cada gotita, de cada segundo, disfrutando del más mínimo roce o no tan mínimo, pienso cuando esos dedos taladran hasta el fondo, tan profundamente que tengo que ponerme de puntillas. Mis dedos pierden el contacto con su polla bajo la tela, pero encuentro sus huevos y me dedico ellos en cuerpo y alma, gimiendo en cada penetración.
Cada vez que sale, añade un dedo y su mano termina toda en mi coño, menos el pulgar, que hora estimula mi clítoris, mientras esos dedos, no solo parecen mantenerme en pie, hasta me ponen de puntillas.
—Voy a correrme
—Hazlo princesa, y podrás tomarte ese café por el que has venido
Los dos sabemos que miente, yo estoy más que segura, y gimiendo como una posesa... pierdo la noción de todo, cuando mi cuerpo estalla....
Aun noto las palpitaciones en mi coño, cuando preparo ambos cafés, mientras él detrás de mí, termina de desnudarme. Al acabar le paso una taza que bebe de un trago, mientras yo hago lo mismo con la mía, me la quita de las manos y tras dejarla en su sitio, me lleva de la mano al centro del salón.
Esta vez, soy yo quien le sonríe, cuando no sabe si sofá o sillón y le digo:
—Improvisemos, amigo
Cojo los cojines del sofá y los coloco sobre la mesa baja, me siento, le miro y él coge mi cara, se inclina y vuelve a besarme, esta vez acariciando mis pechos, con suavidad hasta que encuentra mis duros pezones, los pellizca, tira de ellos y yo lanzo un gemido sordo, momento que aprovecha para dejar caer saliva en mi boca antes de volver a bajar para relamernos.
—Separa las piernas amor...así...un poquito más...-pides de rodillas entre ellas besando mi barbilla brillante
Tu lengua baja por mi cuello, se entretiene en mis pechos, en los pezones que has estimulado y endurecido con maldad, y que ahora relames con adoración, con ternura, antes de seguir lamiendo mi piel por mi torso, bajando a mi ombligo...para que su lengua termine repasando mi rajita encharcada una y otra vez. De repente esa lengua ha perdido la cadencia con la que lamia mi piel y se enrosca en mi botoncito, le da golpecitos, sus labios succionan... me agarro al borde de la mesa... sus manos suben, por donde bajo su lengua, de nuevo están en mis pezones, tiran...
—Me corro... voy a correrme....si -grito mientras vuelvo correrme está vez en tu boca.
Unos minutos después y tras pedírtelo, eres tu quien está tumbado en esos cojines, y yo quien a tu lado chupeteo tus tetillas, saco mucho la lengua y las lamo, luego mamo haciendo ruiditos y mientras mi mano colándose bajo tu ropa aprieta tu falo, recorre el tronco, pellizca la puntita y de nuevo recorre el tronco, vuelvo a tu boca y te beso, te beso sin pausa mientras te masturbo...
—fóllate mi polla, no puedo más
Y como no complacer a mi mejor amigo, como no agarrar su polla por el tronco, y rozar con ella los labios de mi sexo, como no separarlos con ese balano gordo, mientras mi mano sube y baja cambiando los ritmos...
— ¡Métetela!
Y colocándola empiezo a bajar, abrirme con ella, llenarme con la polla de mi amigo, sin dejar de mirarte... con ambas manos acariciando su pecho, su cara...mientras mis caderas apenas se balancean y mi clítoris se frota con su pubis, disfrutándonos, sin prisas.
Sé que está al borde, me mira suplicante, subo un poco y bajo con fuerza, un par de veces más, él gime, yo me inclino, saco la lengua y repaso sus labios, mientras bajo con fuerza, y su cuerpo tiembla inundando mi vagina, con su semen caliente. Gime bajo mi boca atrapando la mía dentro de la suya. Comiéndome mientras se corre, mientras me corro con él, notando los trallazos de su semen en mi interior...y mi boca dentro de la suya.
Vamos a la ducha, estamos empapados, y al salir tomamos otro café, mientras sonreímos y hablamos de cualquier chorrada, porque disfrutamos de todas las facetas de nuestra bonita amistad.