Mi mejor amigo 3
De vacaciones en nuestro pueblo natal, Carlos da paso a Karla definitivamente y nuestra relación crece.
Los días siguientes fueron extrañamente normales, Karla empezó a tomar hormonas y yo estaba ahí cuando me necesitaba. Todos los días recordaba la paja que me había hecho pero ninguno de los dos hablábamos de eso nunca, como si nunca hubiera pasado. También me chocaba un poco la diferencia de comportamiento entre Carlos y Karla, como ya he dicho Carlos era muy introvertido, literalmente vivía aislado sólo en su habitación, mientras que Karla era casi lo contrario, salía y se divertía, hizo algunos nuevos amigos con los que se la pasaba cuando no estaba conmigo, no es que se hiciera amiga de cualquiera que se le acercara pero sin duda se le veía bastante más segura. Lamentablemente de vez en cuando le seguían dando sus ataques de ansiedad pero yo estaba con ella cuando lo necesitara.
Con el inicio de su tratamiento empezó también a hacer ejercicio, se le notaba bastante motivada con su nueva vida, todos los días iba a correr y cuando empezaron las vacaciones empezamos a ir juntos al gimnasio, no teníamos las mismas rutinas pero siempre tratabamos de acompañar al otro. Nos volvimos tan cercanos que la gente creía que éramos pareja, a mi me causaban algo de gracia esos comentarios, al contrario de mí ella parecía un poco triste ante ellos.
A mediados de junio decidimos hacer un viaje a nuestro pueblo natal para tomarnos unas pequeñas vacaciones y ver a nuestras familias, ella denuevo se me acercó y me dijo que necesitaba mi ayuda para afrontar a su familia, nunca la había visto tan nerviosa así que le dije que porque no iba como Carlos y mantenía el secreto un poco más, él me dijo que lo pensó pero las hormonas ya estaban empezando a cambiar su cuerpo, yo la verdad no noté mucho mas que un pequeño crecimiento de sus tetillas, pero ella insistía que lo mejor era afrontar a su familia inmediatamente.
El domingo por la noche preparamos nuestras cosas y nos dormimos temprano para el día siguiente, queríamos tomar el metro lo más temprano posible para evitar la hora pico de la mañana, llegamos a Observatorio como a las 8 y de ahí tomamos el autobús a nuestro pueblo, en las dos horas que duró el viaje estuve escuchando música con mis audífonos mientras veía el paisaje a través de la ventanilla, Karla por su parte estaba algo cansada y se quedó dormida.
Karla había decidido llegar a su casa vestida como Carlos pero planeaba afrontar a sus padres inmediatamente, por eso en su maleta sólo llevaba su ropa femenina que tanto le gustaba, pasará lo que pasará hoy iba a morir Carlos para darle paso a Karla definitivamente. Mientras caminábamos las cinco cuadras que separan la parada de autobuses y su casa no pude evitar fijarme en ella, la había visto cientos de veces con esa misma playera negra que tanto le gustaba, su chaqueta favorita y unos jeans masculinos, era la misma ropa que usaba cuando era un chico pero el aspecto era totalmente diferente, se veía que trataba demasiado verse masculino pero en vez de parecer un chico se veía más como una tomboy, está vez sí noté el cambio en su cuerpo.
Llegamos a su casa, abrió la puerta de su casa con sus llaves y entramos, nos recibió su madre que vino inmediatamente al escuchar la puerta.
-Mi niño que bueno que llegaste. Dijo mientras abrazaba a Carlos. ¿Qué tal estuvo la ciudad? Nos tenías preocupados, no nos llamaste ni una sola vez en todo el semestre. ¿Y tú Luis espero que hayas cuidado bien de Carlos, eh?. Me dijo.
-No sé preocupe señora, ya sabe que puede confiar en mí. Le respondí.
-¿Quieren algo de almorzar, un pan o una fruta?. Nos dijo mientras caminaba hacia la cocina.
-Así estamos bien. De todos modos la seguimos a la cocina, noté que Karla no había dicho ni una sola palabra desde que llegamos. Me acerqué a ella. Vamos, tú puedes, dile. Le susurré.
-Ma… mamá. Pronunció débilmente.
-¿Qué pasa hijo?. Su madre dio la vuelta y vio a Karla, habrá notado que algo le pasaba pues fue inmediatamente hacia ella. ¿Carlos estás bien?
Karla rompió a llorar, su madre trataba de consolarla y le preguntaba una y otra vez lo que le ocurría pero Karla no respondía.
-Señora. finalmente hablé, tomé aliento y continué. Esto es un poco difícil de explicar, seré directo, Carlos es trans, él no se siente como un chico y…
-Es una broma ¿verdad?. Me interrumpió.
-No mamá. Dijo Karla sollozando.
Su madre se veía molesta y confundida. Luís ¿puedes salir de mi casa por favor?. Me dijo y yo obedecí. Tomé mis cosas y me fui a casa de mis padres. Estaba preocupadisimo pero sentía que no debía intervenir, de cualquier forma le mande un mensaje a Karla el cual nunca respondió. Pasé todo el día con mis padres y mis hermanos pero no les comenté nada de lo de Karla. En la noche decidí llamarla pero no me contestó. Cada hora que pasaba estaba más y más preocupado hasta que al medio día del día siguiente por fin me llamó. ¿Puedes venir a mi casa? fue lo único que me dijo y fuí inmediatamente.
Al llegar abrió su madre, me hizo pasar y me llevó a su sala donde nos esperaban Karla y su padre. Estaba realmente sorprendido pues Karla estaba vestida como una chica. La señora se sentó junto a su esposo y yo me senté en un sillón más pequeño frente a ellos.
-Luis. Pronunció su padre. Quiero que entiendas que esta es una situación muy complicada, Carlos es nuestro único hijo y nunca esperábamos algo así. Ayer estuvimos hablando todo el día, Carlos nos contó todo, cómo se sentía, lo que pasó y como tú lo ayudaste todo este tiempo. Queremos lo mejor para él y hemos decidido apoyarlo con su transición.
-Además. Añadió su madre. Quiero pedirte disculpas por correrte ayer. Siempre has sido un buen muchacho y eres el mejor amigo de nuestro hijo. Sólo te pedimos que cuides bien de nuestro niño por favor.
-Prometo que cuidaré bien de ella. Dije con seguridad.
Dijimos algunas cosas más y ya, su padre salió a su trabajo y su madre se puso a hacer las labores domésticas, yo me quedé con Karla viendo películas hasta la tarde, como a las 5 llegó su hermana que también venía de visita por las vacaciones. Tuvimos que explicarle también todo lo de Karla, por suerte fue mucho menos dramático esta vez. Me terminé yendo a mi casa a las 9. Los siguientes días fueron muy normalitos, nos reunimos con viejos amigos y salíamos por ahí, sino era eso nos la pasabamos en la casa de Karla viendo películas.
Por esas épocas mi familia se estaba mudando a Guadalajara, era la ciudad natal de mi madre por lo que cada tanto íbamos de visita, había convencido a mi padre de mudarse, le dijo que sus primos le podían dar trabajo y que podían vivir con su familia mientras conseguían una casa. Como estaban viajando de un lado a otro por la mudanza en las vacaciones cuando no estaba con Karla me la pasaba sólo en nuestra antigua casa.
A principios de Julio los padres de Karla decidieron hacer una comida en su casa en honor a ella, las dos semanas que habían pasado sirvieron para que pudieran aceptar del todo a Karla. Además como sabían de la mudanza de mi familia querían hacer el evento también en modo de despedida. La verdad es que mi familia si veía con malos ojos lo de Karla por lo que decidieron no asistir, se inventaron una emergencia médica de un familiar en Guadalajara y se fueron, me dijeron que me quedara y asistiera a la comida, así les explicaba su urgencia y no parecieran descorteses. Había aún una cama y cobijas que aún no se habían llevado de la mudanza, el día siguiente pasaría por mí y nos llevariamos las últimas cosas que quedaban.
La comida comenzaba a las 4 pero como no tenía nada que hacer llegué a la casa de Karla desde las 12. Estuve ayudando a sus madres, monte algunas mesas en el patio y saque algunas otras cosas que necesitaban. Conforme pasaba el tiempo iban llegando sus familiares y algunos viejos amigos míos y de Karla, todo normal hasta que llegó Gerardo, uno de los tíos de Karla. Gerardo siempre ha sido por ser un hijo de puta, era calvo y chaparro pero lo peor de él era su actitud, iba de chulo pero nadie lo toleraba, cuando hablabas con él no paraba de decir estupideces, envidioso, vulgar y altanero, siempre con su sonrisa de creerse el más cabrón. De verdad, cada vez que lo veía le quería partir su madre.
La comida se dio sin ningún problema, nos sirvieron a todos un plato de arroz y barbacoa a todos, en el centro de las mesas colocaron las tortillas, los tamales, los refrescos y una botella de tequila. Yo estaba sentado en la mesa de Karla, además de nosotros estaban sus padres, su hermana, Gerardo, la esposa de éste y algún otro de sus tíos. Las bebidas se fueron acabando con el paso del tiempo por lo que la madre de Karla la mandó a la cocina a traer más de las que tenían guardadas. Karla se levantó y Gerardo también, dijo que la iba a acompañar, Karla se veía nerviosa, entraron juntos a la casa. Un pequeño momento decidí entrar también pues debía usar el baño. Orine tranquilamente, me lave las manos y salí del baño, escuché ruido en la cocina, debían ser Karla y Gerardo por lo que decidí ir a verlos.
-Siempre supe que serías una putita. Escuché a Gerardo decir antes de que entrará en la cocina, lo que oí me chocó tanto que me quedé pasmado ante la puerta. Que buena que estás, mariconcito de mierda. No hagas ruido y apurate que sino nos van a venir a buscar. Después te daré lo tuyo perra, vas a ser mi zorrita.
Entonces escuché un golpe que me hizo despertar, estaba furioso y entré inmediatamente. Karla estaba sobándose la cara, tenía los ojos llorosos y veía fijamente a Gerardo. Ni me lo pensé dos veces y se la regresé, le di un puñetazo directo a la quijada el cual lo hizo caer al suelo. Antes de que se levantara rápidamente le di una patada en las costillas, jalé a Karla del brazo y la llevé conmigo. No quería que nadie la viera así por lo que salimos por la puerta delantera, dónde no había nadie, y la llevé hasta mi casa.
A pesar de que mi casa no estaba cerca no nos detuvimos ni hablamos en ningún momento. El teléfono de ambos no paraba de sonar pero ninguno de los dos contestabamos. Entramos rápidamente y la abracé con todas las fuerzas que tenía, ella me respondió de igual forma.
-¿Estás bien?. Le dije, lamentablemente ya estaba acostumbrado a situaciones así con ella, sabía cómo manejarla. Pasada una hora y media ya estaba mejor.
-Cuando regresemos me voy a matar al hijo de su puta madre. Le dije aún molesto.
-No, sólo causaría más problemas.
-El pendejo se lo merece, y si yo no lo hago nadie va a hacer nada, todos sabemos que abusa de su esposa y también igual, nadie hace puto nada.
-No quiero regresar, mejor hay que quedarnos aquí, por favor.
Decidí aceptar, como no tenía muebles en mi casa nos sentamos juntos en el piso recargados a la pared, ella me abrazó y yo también la abracé, la posición era igual a la que teníamos cuando me hizo la paja pero esta vez sin nada sexual.
-Eres mi mejor amigo. Me dijo. Yo sólo te causo problemas y aún así sigues conmigo. Perdón por ser una molestia.
-Tú no eres ninguna molestia Karla, para eso están los amigos, para ayudarse entre sí.
-Sí, pero tú has hecho mucho por mí mientras yo soy sólo un estorbo.
-Volvemos a lo mismo, tú no eres ningún estorbo, por favor Karla. Eres una chica maravillosa de verdad. Estos últimos meses has cambiado mucho para bien, he visto como de un chico tímido pasaste a una mujer hermosa y segura. No puedo estar más contento por ti.
-Nunca podré agradecerte todo lo que has hecho por mí, permíteme pagartelo de alguna forma. Entonces puso su mano sobre mi pantalón.
-No hace falta de verdad Karla. No quiero que te sientas obligada a nada.
-Yo quiero hacerlo. Me gustas Luis, eres tan bueno conmigo que me enamoré de tí. No puedo parar de pensar en la paja que te hice.
Igual que aquella vez comencé a sobarle el culo, y comenzamos a besar con mucha pasión. Sacó mi verga y comenzó a hacerme una paja de nuevo.
-Te amo, me dijo tímidamente. La tomé de la mano y la llevé a la cama que quedaba en la casa. Estábamos tan excitados que nos desnudamos inmediatamente, nos seguiamos besando de pie mientras yo tomé su verguita con mi mano y la junté con la mía. Comencé a masturbarnos a los dos juntos, yo tenía casi el doble de su tamaño y el ver el contraste me calentaba muchísimo, de su pene comenzo a salir presemene que cayó sobre el tronco del mio, use su viscoso líquido como lubricante para la paja.
Como quería que durara más la noche la acosté sobre la cama, comencé a besarla desde el cuello y fui bajando poco a poco, me pare un poco en sus pezones, sus tetas eran pequeñas pero yo las amaba, las succionaba y chupaba su teta derecha mientras pellizacaba levemente el pezón de la otra. Luego baje más y me metí su polla directamente en la boca, al ser pequeña podía jugar con ella perfectamente dentro de mi boca, la recorría completamente con mi lengua mientras aún la tenía dentro, luego comencé a subir y bajar mi cabeza para darle un mamada, no tenía mucho aguante porque al poco tiempo mi cabeza y comenzó a empujarla hacia su entrepierna, al hacerlo me di cuenta inmediatamente que se vendría por lo que paré, me saqué su verga y la abrí de piernas, fui recorriendo con mi lengua todo el camino desde sus huevos hasta su ano, ahí empecé a penetrarla con mi lengua. Se me empezó a cansar la boca por lo que decidí acostarme y ponerla sobre mí para hacer un 69, ella mostraba una actitud muy sumisa, se dejaba hacer todo lo que quisiera, pero eso sí no dejaba de gemir en señal de disfrute. Al estar en posición ella puso sus dos manos alrededor de mi tronco, comenzó dándome besitos en la cabeza, luego fue dandolos por toda mi extensión hasta que finalmente se la metió, yo por mi parte hice lo mismo, aunque ya me comenzará a doler un poco los laterales de mi mandíbula no podía parar, esta vez no iba a parar hasta que se corriera en mi boca. Con mis manos masajeaba su culo y al poco tiempo decidí meter un dedo en su agujerito, me sorprendió la facilidad con la que entró, aunque recordando lo del dildo lo sorprendente hubiera sido que no le entrará. Como no presentaba ningún rechazo le metí dos dedos directamente y la comencé a masturbar analmente. Ella no paraba de gemir, dejó de mamarmela para concentrarse totalmente en su parte inferior, pude sentir su lechita en mi lengua, como no era mucho la tragué directamente.
Ella se desplomó sobre mí y lentamente fue girando hasta quedar acostada al lado mío, jadeando dijo faltas tú, y lentamente se fue arrastrando hasta quedar en posición de perrito. Yo no podía desaprovechar esa oportunidad por lo que me puse detrás de ella y coloque mi glande sobre su entrada.
-¿Estás segura?
-Sí, hazme tuya por favor.
Comencé a empujar lentamente, a diferencia de mis dedos mi verga entró un poco más lenta, no teníamos lubricante y temía hacerle daño pero al final entró sin problemas. En cuanto sus nalgas chocaron con mi pelvis empeze a moverme rápidamente,frenético, estaba tan excitado que sólo pensaba en follar y follar, era un cojida sin técnica, sólo meterla y sacarla lo más rápido y agresivo posible. No paraba de recordar la primera vez que la ví con el dildo, mi sueño húmedo se había cumplido, Ella no estaba gimiendo sino gritando de placer, creo que ambos sabíamos que podía hacerle daño pero no parabamos. Era un círculo vicioso en el que hacerlo tan violentamente nos excitaba y esa excitación nos hacía hacerlo cada vez más violentamente. La jalaba del cabello con fuerza, le pellizcaba los pezones esta vez con fuerza, y le palmeé el culo hasta dejarlo rojo. Sentí como me apretaba, parecía que trataba de succionar mi verga y yo me vine dentro. Solté tres chorros dentro de ella que la llenaron completamente, al sacarla un hilo de semen salía de ella, puse mi pene en su cara y ella comenzó a lamerlo para limpiarlo. Nos abrazamos y nos quedamos dormidos.
Nos despertamos como a las 6 de la mañana, sabíamos que debíamos apurarnos, mi padre llegaría en una hora y ella tenía que volver a su casa, nos metimos a la ducha juntos, nos secamos con la única toalla que había y nos pusimos la misma ropa que el día anterior.
Ella tenía que irse, no podía acompañarla porque tenía que ayudar a mi padre con las cosas que quedaban en la casa. La tomé de la cintura y la besé, ella me respondió gustosa.
-Te amo, me dijo.
-Perdon por no acompañarte, mira sobre lo que pasó ayer sólo dile a tus padres lo que te hizo Gerardo, vas a ver como te ayudan y si no me llamas y vengo desde Guadalajara volando. Todo va a salir bien, confía en mí. Se le veía muy triste, no decía nada por lo que seguí. Sólo no nos vamos a ver por tres semanas, cuando volvamos a la universidad vamos a estar los dos solos en nuestro piso, vamos a tener todo el tiempo del mundo para nosotros. Le di otro beso, cuando nos separamos estaba feliz, nos terminamos de despedir y ella se fue a su casa.