Mi mejor amiga 9

La historia de Lisa y Pamela sigue, el amor y la pasión siguen muy presentes.

Era domingo por la mañana y al despertarme encontré en mi celular un mensaje de Pamela.

“Buenos días guapa, espero hayas descansado. ¿Tienes algún plan para hoy? Llámame cuando te levantes, te quiero.”

Me quedé acostada en mi cama con los ojos cerrados y la llamé por teléfono.

P: ¡Hola guapa!

L: Hola hermosa, buenos días. ¿Cómo estás?

P: Muy bien, estoy desayunando con las niñas. ¿Tu qué tal?

L: Apenas despertando, todavía un poco adormilada.

P: Me imagino, detesto que te tengas que ir en la madrugada, ojalá te pudieras quedar a dormir.

L: A mí también me gustaría, pero por ahora con la situación con mis papás es mejor que regrese a dormir a casa.

P: Como si eso evitara lo que ya estamos haciendo. Soltó una pequeña risa.

L: Lo sé. Reí también.

P: ¿Ya sabes si tienes algún plan con tu familia?

L: Aún no, iré a preguntarles y te aviso en cuanto sepa.

P: Perfecto

L: Salúdame a las niñas, hablamos pronto.

Llegué al desayunador y sólo se encontraba mi mamá.

L: Buenos días, ¿dónde está papá?

Mamá: Buenos días, salió a caminar al parque, no creo que tarde en regresar.

L: De acuerdo, ¿sabes qué plan tenemos hoy?

Mamá: Tu papá habló con tu tío Luis en la mañana, pero no sé qué tienen planeado.

L: Está bien, esperaré a que regrese de caminar para saber más detalles.

A pesar de que mi mamá ya toleraba estar en la misma habitación que yo, nuestras conversaciones seguían siendo rígidas e incómodas. Estaba por darme la vuelta para regresar a mi cuarto, cuando decidí sentarme con mi mamá que estaba desayunando.

L: ¿Te molesta si te acompaño?

Mamá: Claro que no, ¿por qué me molestaría? Dijo confundida.

L: Últimamente no podemos estar en el mismo lugar sin que las cosas se tornen extrañas. Hubo un momento de silencio. ¿Estamos bien?

Mamá: Si hija, solamente me ha sido difícil verte igual desde que me enteré que sales con una mujer. Sin mencionar que no me esperaba verte besándola.

L: Lo sé, créeme que nunca fue mi intención que te enteraras así. Pero sigo siendo la misma, independientemente de con quien salga… De verdad espero que podamos dejar todo esto atrás y podamos volver a ser como siempre hemos sido.

Mamá: Yo sé que sigues siendo tú, creo que solamente necesito tiempo para acostumbrarme a la idea.

L: Te daré el tiempo que necesites, es muy importante para mí que todo esté bien entre nosotras y que cuando estés lista, pueda involucrar más a Pamela. Me encantaría que mi familia conozca a la persona que quiero y que ella también pueda relacionarse con ustedes.

Mamá: Haré mi mayor esfuerzo, no me gustaría que por algo así nos distanciemos. Solamente te pido respetes los tiempos y comprendas que esto es algo que debo digerir poco a poco.

L: Lo prometo, nunca haré nada que sepa te puede afligir.

En ese momento mi papá iba entrando, nos vio abrazadas y sonrió al ver que nos estábamos reconciliando. Mi papá me contó que habría una comida con mis tíos, pero que probablemente no irían ninguno de mis primos, sin embrago era bienvenida a ir si quería.

Decidí rechazar la oferta y aprovechar a pasar el tiempo con Pamela. La llamé y nos organizamos para vernos para comer.

Llegué por ella, nos saludamos con un afectuoso beso y un abrazo. Le abrí la puerta y nos dirigimos a un restaurante de hamburguesas. Mientras íbamos en el auto, Pamela puso música e íbamos bailando y cantando a todo pulmón.

Voltee a ver a Pamela y me quedé hipnotizada, su rubio cabello iba volando con el aire que entraba por la ventana, sus movimientos eran ligeros y libres y una gran sonrisa iluminaba su rostro. Verla me hacía sentir como si estuviera volando.

Pamela notó que la observaba y me preguntó:

P: ¿Por qué me ves así? Dijo intrigada con una risita.

L: ¿Ya te había dicho que eres perfecta?

P: Creo que tengo un vago recuerdo de eso. Dijo bromeando y sonrojándose . Pero no creo que lo sea.

L: Pues para mí lo eres, que nada ni nadie te diga lo contrario.

Solté el volante y con mi mano derecha tomé la suya y la besé. Nos quedamos sujetándonos durante el trayecto y aproveché el semáforo para acercarme a besarla.

Llegamos al restaurante y ordenamos nuestra comida, mientras esperábamos seguíamos platicando y bromeando.

L: Debemos planear tu fiesta de cumpleaños, ¿tienes pensado algo especial?

P: No realmente.

L: ¿Qué te parece si empezamos con la lista de invitados y dependiendo de cuántos sean vemos el lugar?

Aprovechamos que el mantel que cubría la mesa era de papel y nos pusimos a escribir nombres. Pamela escribió alrededor de 40 nombres, de los cuales únicamente reconocía a Mónica, Octavio, Tere, Olivia y Julieta, nuestra amiga en común.

Comenzamos a hacer una lluvia de ideas y lugares dónde festejar hasta que le hice la siguiente propuesta.

L: ¿Qué opinas de un party bus?

P: ¡Es una gran idea! Dijo con entusiasmo.

L: Yo conozco a una persona que nos puede ayudar a conseguirlo, así que tú no te preocupes por nada y solo encárgate de invitar a todos tus amigos.

P: Muchas gracias por tu ayuda.

L: No hay nada que agradecer, me interesa que tengas el mejor cumpleaños de tu vida.

P: Contigo ahí, estoy segura de que así será.

Terminamos de comer y decidimos ir al cine. Entramos a ver una película de comedia romántica y a pesar de que no era muy buena, Pamela y yo la estábamos disfrutando por el hecho de estar juntas.

De pronto, mientras veíamos la película, noté que Pamela levantaba la codera que estaba entre nosotras y ponía su mano sobre mi muslo. Comenzó a subir su mano y sutilmente pasaba su dedo sobre mi pantalón encima de mi sexo.

Subió la mano hacia el botón de mi pantalón y cuando estaba a punto de abrirlo se detuvo. Voltee a verla pero tenía la mirada clavada sobre la pantalla, sin embargo noté una pequeña sonrisa.

Pasaron pocos minutos y comenzó de nuevo a tocarme encima de la ropa, esta vez logró meter su mano y seguía jugando adentro de mi pantalón. Su dedo seguía el camino de mi rajita y lo movía adelante y atrás.

Abrí mis piernas para darle más espacio para mover la mano y de nuevo la retiró después de unos segundos de estarme tocando. Estaba excitadísima y moría de ganas por que Pamela me siguiera tocando y me diera un orgasmo.

La película estaba por acabar y Pamela no reanudaba el toqueteo, a lo que le dije al oído:

L: Con que sólo me estas tentando, eh traviesa. Mordí delicadamente el lóbulo de su oreja.

Pamela únicamente asintió y volví a sentir su mano dirigirse a mi pantalón. En cuanto la metió, sostuve su mano dentro.

L: No la puedes sacar hasta que me hagas acabar. Dije firmemente.

Con sus 4 dedos comenzó a estimularme. Los movía en círculos, de derecha a izquierda y de pronto cambiaba el sentido. Comencé a sentir cómo se acumulaba el placer y solté la mano de Pamela, tan pronto sintió su mano libre, la sacó rápidamente de mi pantalón, dejándome nuevamente con las ganas.

Soltó una pequeña risa y me dio un beso en la mejilla como premio de consolación, aunque comparado con lo que quería de ella, ese beso no significaba nada.

Terminó la película y me invitó a su casa. Accedí pues necesitaba continuar lo que habíamos dejado pendiente en el cine. Llegamos a su departamento y nos fuimos directo a su recámara.

Comenzamos a desvestirnos mientras nos besábamos apasionadamente y entre besos, Pamela me dijo:

P: ¿Confías en mí?

L: Si. Dije con la respiración acelerada.

P: Recuéstate en mi cama y cierra los ojos.

La petición de Pamela me sorprendió, pero decidí obedecerla. Me encontraba únicamente con mi tanga y brasier puestos.

De pronto sentí cómo amarraba una tela suave sobre mis ojos y me besaba delicadamente. Comencé a besarla cada vez con más velocidad y pasión y cuando menos me lo esperaba sentí como Pamela tomaba mi mano y la ataba con otro pedazo de tela en la esquina de su cama, se dirigió a la otra e hizo lo mismo.

Cuando pensé que ya había terminado de sujetarme, tomó mis pies y también los amarró en las esquinas, me tenía completamente inmovilizada con los brazos y piernas abiertas.

P: ¿Recuerdas la vez de la regadera en la que decidiste quedarte con las ganas para no darme un punto para el marcador?

L: Si.

P: Entonces no podrás olvidar que te dije que la próxima vez que quisieras un orgasmo te iba a salir muy caro. Hizo una pausa. Prepárate para rogar, guapa.

Inmediatamente comencé a sentir su dedo recorrer suavemente el interior de mi muslo, se acercaba a mis partes íntimas más no las tocaba. Sus manos recorrían mi cuerpo con delicadeza y cada caricia me hacía desear que su mano llegara a mis partes y las tocara hasta que acabara. Nuevamente se acercó a mi sexo y lo tocó con suavidad por encima de mi tanga. Solté un suspiro e intente moverme, pero los amarres de Pamela me lo impidieron.

Su dedo comenzó a moverse por la orilla del resorte de mi ropa interior, como si estuviera buscando entrada, sin embargo no lo hacía. Mi coño estaba tan húmedo que podía sentir como estaba inundado entre mis piernas.

Mientras Pamela me tocaba lentamente, comenzó a besarme nuevamente. Al estar vendada de los ojos, sus besos me agarraban por sorpresa pues no sabía cuándo se acercaría.

Continuamos besándonos, cuando de pronto sentí uno de sus dedos entrar a mi ropa interior y tocar con delicadeza mi clítoris. Su dedo se movía lentamente en círculos y después de un momento buscó adentrarse a mi vagina, comencé a mover mis caderas intentando estimular más sus movimientos.

Tan pronto Pamela notó que empezaba a disfrutar, se detuvo de nuevo.

L: Ya, por favor. Dije suspirando.

P: Esto apenas comienza, guapa.

Pamela comenzó a retirar mi tanga tanto como mis piernas abiertas le permitieron.

P: Mmmm estás empapada, se ve que si te he hecho sufrir.

Inmediatamente después de decir esto, sentí la lengua de Pamela recorrer todo mi coño. Fue tal el placer que mi cuerpo sintió, que se arqueó tanto como pudo. Pamela soltó una risita.

P: Al parecer eso te gustó mucho, ¿verdad guapa?

L: Ahhh me encanta. ¡Sigue!

P: Tú no estás en ninguna posición para dar órdenes. Dijo con firmeza.

Su toqueteo comenzó de nuevo, sus dedos recorrían todo mi cuerpo, pero esta vez se enfocó en mis senos. Logró retirar mi brasier quitándole los tirantes y comenzó a retorcer mis pezones mientras los lamía de vez en cuando.

De pronto, en vez de usar sus dedos, comenzó a besar cada centímetro de mi piel. Comenzando por mis senos, descendiendo por mi abdomen y colocándose en mi monte de venus. Antes de que sintiera su boca en mi sexo, se detuvo. Podía sentir su respiración en mis partes y eso me estaba excitando demasiado.

Sin aviso, volví a sentir su lengua y mi cuerpo se estremeció. Mientras me lamía, uno de sus dedos complementaba el sexo oral que me realizaba. Aumentó la velocidad de sus lengüetazos, lo que me hizo pensar que Pamela se estaba apiadando de mí y me permitiría llegar al orgasmo de una vez por todas. Comencé a gemir fuertemente y sentía como el placer se acumulaba dentro de mí y cuando sentía que estaba por correrme, Pamela volvió a detenerse.

L: Yaaaaaaa, por favor hermosa. Grité fuertemente. Rogaré cuanto quieras, pero por favor deja de torturarme.

Escuché a Pamela reírse de forma pícara.

P: Sígueme rogando. Me dijo al oído con sensualidad.

L: Te lo pido por favor. Ya no aguanto más. Haré lo que me pidas.

P: ¿Lo que sea?

L: Si, lo que sea. Dije desesperada.

P: Lo que harás es… Hizo una larga pausa. Esperar.

L: ¡No! Por favor ya no puedo esperar más.

P: Puedes y lo harás. Me dio un pico en los labios.

Sentí que Pamela se levantaba de la cama y pasados unos segundos no lograba escucharla.

L: ¿Hermosa? Nadie contestó. ¿Dónde estás Pamela? Dije alarmada.

Intentaba liberarme pero no lo lograba, una combinación de pánico y adrenalina me recorría y no sabía qué hacer. De pronto escuché movimiento en la habitación.

L: Sé que estás ahí, puedo escucharte.

Pamela soltó una carcajada y se montó sobre mí y me retiró la venda de los ojos.

P: Nunca me fui, sólo quería ver tu reacción. Continuaba riéndose.

Comenzó a besarme apasionadamente, nuestras lenguas exploraban nuestras bocas y se movían en perfecta sincronía.

L: Como ya me quitaste la venda, ¿quiere decir que ya me vas a liberar?

P: Aun no, lo hice porque quiero que veas la última parte de tu tortura.

Inesperadamente, Pamela me mostró un pequeño vibrador.

L: ¡Estás loca! Ya me has provocado lo suficiente.

P: Solo un poquito más. Dijo de manera coqueta.

Pamela encendió el vibrador, lo colocó sobre mis senos y siguió moviéndolo por todo mi cuerpo. Al llegar a mi sexo, solté un pequeño gemido y después de un par de segundos lo retiró.

Lo movía alrededor de mis labios vaginales y lo dejó presionado sobre mi clítoris. Mi respiración empezó a acelerarse y entrecortarse. Pamela conocía mi cuerpo a la perfección pues sabía el momento en el que comenzaba a acumularse el placer y detenía lo que estaba haciendo.

L: ¡Ya! ¡No puedo más! Gritaba desesperada.

Pamela volvió a colocar el vibrador en mi sexo y al hacerlo me dijo al oído:

P: Córrete para mí.

Esta vez colocó el vibrador y no pensaba quitarlo. Las vibraciones estimulaban cada fibra de mi ser y comencé a gemir fuertemente. Mi cuerpo necesitaba culminar y estaba listo para hacerlo. Pamela presionó el vibrador con más fuerza contra mi coño, mi cuerpo se arqueó de nuevo y después de unos segundos grité intensamente.

Finalmente había logrado el orgasmo que tanto anhelaba, la espera y la constante provocación de Pamela habían logrado que tuviera el mejor orgasmo de mi vida.

Pamela comenzó a desatarme y al estar libre, intente abrazarla, sin embargo no logré hacerlo pues el haber estado amarrada tanto tiempo, se había consumido toda mi fuerza.

L: Eres terrible. Dije bromeando.

P: Tal vez lo seré, pero no me puedes negar que fue el mejor orgasmo de tu vida.

L: Tienes razón, no puedo negarlo. Me encantaría poder hacerte disfrutar, pero me encuentro agotada y adolorida. Dije frotando mis muñecas donde estaba la marca de la tela.

P: Lo siento si te lastimé. Honestamente no pensé que fueras a aguantar tanto tiempo sin venirte, así que no consideré que estarías tanto tiempo amarrada.

L: No te preocupes, no es nada que para mañana no esté recuperada.

Nos quedamos abrazadas por un largo tiempo y cuando recuperé mis fuerzas decidí que era tiempo de irme. Debía regresar a casa a descansar pues el día siguiente tenía junta con los socios de mi trabajo y debía estar al 100%.

Me despedí de Pamela y cuando estaba en la puerta del edificio me encontré a Mónica, quien apenas iba llegando a su departamento. Nos saludamos cordialmente y partí.

Llegué a mi casa, saludé a mis padres y me preparé algo de cenar. Dejé todo listo para el día siguiente y me metí a la cama.

Estaba por apagar la luz para dormir cuando de pronto llegó un mensaje de Pamela, al abrirlo me llevé una gran sorpresa, era una fotografía mía de cuando estaba amarrada. Debajo de la imagen había un mensaje. “Tenía que tomar un pequeño recuerdo de esta experiencia. Estoy haciendo mi mayor esfuerzo por no tocarme al ver esta foto, no te pienso dar ni un punto más. Me encantas, buenas noches.”

Respondí: “Eres una traviesa, disfruta de la fotografía. Te quiero, descansa.”

Me levanté al día siguiente y me preparé para ir al gimnasio. Decidí entrar a una clase de kickboxing pues era lo más intenso que podía hacer para liberar el estrés pues estaba muy nerviosa por la junta.

Al terminar, me arreglé y me dirigí a la oficina. En el camino, llegó un mensaje de Pamela: “Buena suerte en tu junta, estoy segura de que lo harás excelente.”

Llegué al trabajo y me dirigí a mi cubículo para recoger mis cosas y llevarlas a mi nueva oficina. Una vez terminé de llevar todo, mi jefe se acercó para avisarme que la junta estaba por empezar.

Todos los altos mandos de la empresa estaban presentes, comenzaron las propuestas del área jurídica, finanzas y después era mi turno. Hice mi presentación y después de un par de preguntas quedaron muy impresionados por mis ideas. Nos felicitaron a mí y a mi jefe y nos retiramos victoriosos.

I: Bien hecho Lisa, me has demostrado que hice lo correcto al ascenderte. Mereces ir a celebrar tu éxito, ¿por qué no te tomas el resto del día y te vas a cenar con tu enamorado? Cárgalo a los gastos de la empresa, nosotros invitamos.

L: Muchas gracias Ignacio. ¿Estás seguro de que me vaya? ¿No hay muchas cosas por hacer?

I: Las hay, pero mejor disfruta tu última noche de libertad pues la exigencia es mayor en estos niveles. Dijo bromeando aunque había cierta verdad en lo que decía.

L: Muchas gracias, nos vemos mañana. Hice una pausa. Es enamorada.

I: ¿Disculpa?

L: No tengo un enamorado, es una enamorada. Aclaré.

I: Hizo una pequeña sonrisa. Es una mujer muy afortunada.

L: Gracias. Me sonrojé.

Mientras caminaba hacia mi auto, llamé a Pamela.

P: Hola, guapa.

L: ¿Cómo estás?

P: ¿Muy bien y tú? ¿Cómo te fue en la junta?

L: Excelente, les gustaron mucho mis propuestas y ya se están preparando para llevarlas a cabo.

P: ¡Muchas felicidades! Sabía que lo harías increíble.

L: Gracias. Mi jefe me dio el resto de la tarde libre y la oportunidad de ir a cenar a dónde quiera.

P: Te mereces eso y más. Me encantaría pasar la tarde contigo pero no creo poder zafarme del trabajo, sin embrago ten por seguro que nos vemos en la noche para cenar.

L: Entiendo, no te preocupes. Piensa el lugar a donde quieras que vayamos a cenar.

P: ¿No crees que tú deberías escoger el lugar? Ya que tú eres a la que le celebramos su éxito.

L: Tal vez, pero confío más en tu conocimiento culinario. Dije bromeando.

P: De acuerdo, te llamo saliendo de trabajar. Nuevamente felicidades.

Me dirigí a mi casa para contarles las buenas noticias a mis padres y pasé el resto de la tarde con ellos. Fue muy agradable estar con ellos, ya que desde que empecé a trabajar no podíamos convivir mucho entre semana.

Pocos minutos antes de las 6 de la tarde, llegó un mensaje de Pamela: “Reservación para 2 en el restaurante Niku Tori a las 8. Paso por ti a las 7:30.”

Me cambié de ropa para salir, me puse una falda negra a la rodilla con una blusa azul marino y tacones. A las 7:30 en punto sonó el timbre de mi casa, al abrir vi a Pamela con un globo que decía felicidades y unos chocolates.

Le di un fuerte abrazo y recibí sus regalos.

L: ¡Muchas gracias! No debiste…

P: Claro que sí, únicamente son un detalle. Me dio un tierno beso.

Inmediatamente volteé a ver si no estaban mis padres por ahí pues no quería que se incomodaran de nuestra expresión de afecto. Pamela se percató de mi reacción y soltó una pequeña risa.

P: Tranquila, me aseguré de que no estuvieran por ahí. No quiero hacer otra escena como la de la otra vez.

L: Sonreí. ¿Lista para irnos?

Pamela no tuvo que responder pues tomó mi mano y nos dirigimos a su auto. Llegamos al restaurante y nos llevaron a nuestra mesa, la cual tenía una pequeña parilla donde nos prepararían los platillos.

Ordenamos y mientras esperábamos a que trajeran nuestra comida, estuvimos platicando muy contentas. De pronto llegó el cocinero, empezó a preparar los alimentos y era una labor muy interesante. Partía las cosas con gran velocidad y de vez en cuando hacía grandes fuegos que nos sorprendían.

Disfrutamos de la deliciosa cena con unas copas de vino y decidimos no comer postre pues ya era un poco tarde y al tener que ir a trabajar al día siguiente, debíamos descansar.

Pamela me llevó de regreso a mi casa y al llegar, antes de bajarnos del coche, me dijo:

P: Estoy muy orgullosa de ti. Gracias por dejarme acompañarte en tus éxitos.

L: No tienes nada que agradecer, al contrario, quiero darte las gracias por todos tus detalles el día de hoy.

P: Lo hago con todo mi corazón. Así como estoy feliz de estar contigo en estos momentos, quiero que sepas que también estaré contigo en cualquier momento que me necesites, bueno o malo.

L: Lo sé y sabes que es mutuo. El haber compartido este momento contigo, hizo que fuera mil veces mejor.

Comenzamos a besarnos y sentí como Pamela comenzaba a moverse hacia mi asiento. Terminó sentada encima de mí y recliné el asiento para que estuviéramos más cómodas.

Las cosas comenzaron a calentarse y Pamela ya se había quitado su blusa. Aprovechando mi falda, comenzó a meter su mano por debajo, tocando torpemente mi sexo. La posición en la que estábamos no nos permitía hacer mucho más, a lo que comenzamos a reírnos por nuestro intento fallido y decidimos dejar ahí las cosas.

Pamela estaba recostada sobre mí y por un breve momento nos quedamos abrazando. Le di un beso de despedida y entré a mi casa. Al ver que arrancaba su coche, cerré la puerta y me recargué sobre de ella. No podía evitar pensar en lo feliz y enamorada que estaba.

Estimada Sofía, gracias por tu comentario y no te preocupes por el anterior, con el saber que me estás leyendo me haces muy feliz. Espero sigas disfrutando de la serie tanto como yo en escribirla/vivirla.

HombreFX, solamente el tiempo dirá si algo/alguien se interpondrá entre Lisa y Pamela, aunque yo espero no sea así. ¡Gracias por tu comentario!

Anonymus, tu comentario me ha sacado un gran sonrisa, gracias por tus palabras y espero te guste este nuevo capítulo.

sasia, nunca olvido a mis queridos comentaristas, me alegra siempre leerlos, un fuerte abrazo.

Querida Angiehot, espero disfrutes de esta entrega y te agradezco tu lindo comentario. Un beso.

polo, gracias por continuar comentando en mis relatos, me agrada mucho leer tus comentarios.

Gracias a todos los antes mencionandos y a todos mis lectores, significa mucho para mi saber que disfrutan de mis relatos. ¡Besos a todos!