Mi mejor amiga

Habíamos sido amigos desde pequeños y nunca pensé en llegar a ser más, pero ahora sé que nunca la olvidaré.

MI MEJOR AMIGA

Cada año veraneábamos juntos, desde pequeños nos caímos bien y en verano éramos casi inseparables. Pero la cosa quedaba ahí, solo amigos. Yo nunca pretendí nada y ella tampoco. Creo que lo que pasó aquella noche nos pilló por sorpresa a ambos.

La historia sucede en un diminuto pueblo costero, donde el sol y la playa crean un cálido ambiente en el que el bañador es la única prenda posible.

Era sábado y mis amigos tenían ganas de fiesta, de beber más de la cuenta y perder toda la vergüenza. Pensamos en ir a la playa, un botellón a la luz de la luna resultaría agradable.

Compramos la bebida y nos preparamos para ir al lugar, entonces fue cuando ella apareció. No pude reaccionar, me fue imposible articular palabra, la chica que había sido desde siempre mi amiga y compañera de juegos ahora era diferente, era como un sueño, era mi amor.

Vestía de negro, la ropa resaltaba sus tímidas formas, tenía un extraño brillo en sus oscuros y profundos ojos, siempre perdidos en el vacío. El cabello también era oscuro y largo, tenía unos labios finos pero deliciosos y una preciosa sonrisa que sin embargo mostraba solo en contadas ocasiones. Era guapa, pero no de esas que visten y se maquillan para serlo, lo suyo era una belleza tímida e inocente que a mí me turbaba y atraía sin remedio.

Nos dirigimos a la playa y allí comenzamos a beber, ella apenas tomaba nada y yo me senté a su lado. Hablamos un rato y como la brisa marina refrescaba la noche ella se acercó un poco a mí y apoyó su cabeza en mi hombro, yo la abracé y disfruté del momento, mágico para mí.

Mis compañeros gritaban y se empujaban mientras en silencio yo gozaba del calor de mi amiga y respiraba su lindo aroma a flores.

Se hizo tarde y la noche oscura y fría, mis amigos estaban tumbados en la arena, dormidos o inconscientes, poco importaba. Ella levantó lentamente su cabeza y me miró a los ojos, pasaron unos instantes y entonces nos besamos.

Fue un beso dulce y tierno al principio, pero pronto cambió en un ardiente y pasional cruce de lenguas. Mientras nos besábamos nuestras manos comenzaron a recorrer el cuerpo opuesto y a buscar frenéticamente rincones inexplorados. Besé su cuello y ella gimió levemente de placer, acaricié su rostro y ella mordió mi oreja. Comencé a desnudarla, quedaron ante mí sus graciosas tetitas, sus pezones estaban duros y cuando pasé mi lengua noté como ella se estremecía.

Ella se lanzó sobre mí y rodamos abrazados hasta la orilla mientras nos desprendíamos de nuestras ropas. Pude contemplar su cuerpo desnudo bañado por la luz de la luna y las estrellas y entonces supe que mi corazón sería siempre suyo.

Ella me miró divertida y se tumbó abriendo ligeramente sus piernas. Me acerqué lentamente y acaricié sus piernas, comencé a besárselas, mis besos se acercaban cada vez más a su húmedo coño y cuando estuve junto a él pude notar su calor y como mi simple respiración hacía que ella se arqueara. Pasé lentamente mi lengua, de abajo a arriba y después comencé de nuevo, pero esta vez más rápido, no podía parar. Metí ligeramente la punta de la lengua y entonces sentí lo excitada que estaba ella.

Agarré entre los dientes el glande del clítoris y mientras movía mi lengua rápidamente, estiré y ella chilló de placer. Volví a meter mi lengua, pero esta vez hasta el fondo, yo me sentía como un animal y disfrutaba viendo como ella gozaba.

Metí dos dedos dentro de su coñito y ella gritó más, yo cada vez estaba más excitado. Primero moví mis dedos lentamente, explorando todos sus rincones y poco a poco empecé a aumentar la velocidad metiendo y sacando los dedos.

Ella se retorcía de placer y gemía cada vez que tocaba su maravilloso punto. Noté como llegó al orgasmo, todos sus músculos se estremecieron y ella gritó como nunca, sus piernas temblaban y su cuerpo ardía.

Me miró intensamente y me dijo:

  • Ahora me toca a mí.-

Me obligó a tumbarme y ella se arrodilló y cogió mi miembro, lo agarraba fuerte, sin vacilar. Comenzó a chupar la punta y luego se metió gran parte en la boca.

Cuando vio que yo no podía más se puso sobre mí y metió mi pene en su mojada concha. Se movía lentamente con profundas e intensas penetraciones, mientras yo tocaba sus pechos.

Fue más rápido y comenzó de nuevo a gemir, se mordió el labio inferior y me miró con deseo.

Yo estaba a punto de estallar y ella lo sabía, fue todavía más rápido y yo agarré su culito con fuerza, ella gritaba y entonces llegué, ella arqueó la espalda de placer y disfrutó sintiendo como mi caliente semilla entraba en su cuerpo.

Se tumbó junto a mí y descansamos un rato, después nos bañamos en el mar y nos vestimos. Dormimos abrazados cerca de nuestros amigos hasta que el nuevo sol nos despertó. Y juro que fue el amanecer más cálido y perfecto que había visto en mi vida.

FIN

Mi primer relato, espero que les haya gustado y por

cierto, felicidades por la estupenda página web.

arcano91