Mi mejor amiga 6
Mientras que Jimena está desaparecida, las cosas con Pamela dan un giro inesperado.
Me despertó un delicado beso en mi frente, abrí los ojos y vi que Pamela había traído el desayuno a la cama.
P: Despierta dormilona, es hora de levantarse. ¿Quieres café?
L: Si hermosa, gracias. Comencé a estirarme y a abrir poco a poco mis ojos.
Aun un poco adormilada vi como Pamela se dirigía a la cocina vistiendo únicamente su tanga y una playera que apenas cubría la mitad de sus glúteos. Me asombraba que sin importar lo que trajera puesto o la hora del día Pamela se veía preciosa.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño para refrescarme. Cuando regresé, Pamela ya estaba dentro de la cama con una taza de café para cada quien.
P: Si fuera por mí, me encantaría que te quedaras desnuda luciendo ese cuerpazo que tienes, pero si quieres puedes tomar una playera y unos shorts de ese cajón. Señaló un cajón que estaba entreabierto de su armario.
L: No será necesario, gracias. Al saber que me iba a quedar a dormir, preparé una pequeña maleta con lo esencial.
Agarré la maleta del piso y tomé mi ropa interior, el cual era una calzón tipo bóxer y la playera que hubiera usado como parte de mi pijama.
Me vestí, reingresé a la cama y comenzamos a desayunar, Pamela me había servido unos deliciosos waffles, un coctel de frutas y el café. Mientras tanto empezamos a planear lo que queríamos hacer durante el día.
P: Hay tantas cosas que me gustaría hacer contigo que no sé por dónde empezar.
L: A mí también, pero no te preocupes, tenemos toda una vida para hacer todo lo que queramos juntas.
P: ¿Toda una vida? Me suena como si alguien tiene grandes planes a futuro. Dijo bromeando.
L: Me sonrojé. No puedes culparme por querer estar contigo.
P: No lo hago, yo también quiero que seas parte de mi vida.
Se acercó a mí, me dio un pico en los labios y nos quedamos abrazadas.
P: Entonces, ¿qué haremos hoy?
L: ¿Qué te parece un día de campo?
P: ¡Es una excelente idea! Pero debemos darnos prisa, ya que ya es la 1 p.m. y debemos de preparar todo para poder aprovechar el hermoso día que está haciendo hoy.
Se puso de pie y se dirigió al baño para abrir la regadera.
P: Me daré una ducha rápida, tu mientras puedes ir haciendo una lista de lo que necesitamos para después ir al supermercado a comprarlo. Gritaba desde el baño.
No le contesté y comencé a quitarme la ropa.
P: ¿Lisa?
Pamela ya se había metido a bañar por lo que abrí la cortina de la regadera y me metí con ella.
L: ¿Qué te parece si ahorramos agua y nos bañamos juntas? Me confirmó con un beso.
El agua caliente caía sobre nuestros cuerpos, Pamela esta de frente a mí y sus grandes pechos estaban en contacto con mi cuerpo. Tomé la esponja llena de jabón y comencé a frotar sus hombros, descendí a sus senos y sus pezones se endurecieron, después recorrí su abdomen. Me puse de rodillas estar mejor posicionada, bajé hasta sus tobillos y empecé a subir, pasando por sus pantorrillas, sus muslos y finalmente llegar al tesoro.
Dejé la esponja y mi boca se dedicó a hacer la limpieza de su coño. Comencé a lamerla lentamente y Pamela colocó una mano sobre mi cabeza mientras con la otra se sujetaba firmemente.
Comenzó a exhalar fuertemente mientras mi lengua se abría camino en sus labios vaginales para profundizar el “aseo”. Mi lengua se movía con más velocidad en su clítoris y alternaba a succionar sus labios. No pasó mucho tiempo para que Pamela soltara un fuerte gemido haciéndome saber que había llegado al clímax.
Antes de ponerme de pie, le di la vuelta y nuevamente con la esponja comencé a recorrer sus nalgas. Ya que terminé la limpieza, le di una fuerte nalgada, a la cual Pamela respondió con un fuerte “Ahhh.”
Me levanté y Pamela me sostuvo en un cálido abrazo, entonces ella comenzó a frotar todo mi cuerpo, el cual se llenó de espuma por el jabón. El agua enjuagó todo y entonces ella empezó a darme pequeños besos por todos lados.
Besó mis pechos y succionaba mis pezones, continuó besuqueando mi cuello, espalda, nalgas, abdomen y piernas. No hubo espacio de mi cuerpo que no tuviera contacto con sus labios, al llegar a mi zona íntima permití que me diera unos cuantos besos más pero la detuve antes de que se involucrara más.
P: ¿Qué sucede?
L: No pasa nada hermosa, simplemente creo que debemos frenar ahí.
P: Pero quiero hacerte disfrutar. Dijo confundida.
L: Y lo estoy disfrutando muchísimo, pero estoy haciendo una inversión a largo plazo.
P: No entiendo a qué te refieres. Dijo desconcertada.
L: Quiero mantener mi delantera en el marcador, ya vamos 7-3 por si no lo sabías. Solté una carcajada.
P: ¡Eres terrible! Dijo de manera juguetona. ¿ Prefieres quedarte con las ganas a darme un punto? Así será entonces, la próxima vez que quieras un orgasmo vas a tener que rogar por él. ¡Te va a salir muy caro!
Pamela se movió de la regadera y abrió el agua fría para castigarme, sin embargo logré jalarla conmigo y ambas recibimos el chorro helado. Cerramos la llave y abrazadas bajo la misma toalla nos secamos. Nuestros cuerpos se quedaron pegados para darnos un poco de calor antes de vestirnos.
Nos vestimos rápidamente, tomamos lo que necesitábamos y nos dirigimos al supermercado para comprar lo que faltaba. Compramos vino, pan, carnes frías, quesos y fresas con chocolate.
Llegamos al parque e instalamos todo nuestro picnic, pusimos la manta en el pasto junto con unos pequeños cojines, sacamos la comida y servimos las bebidas. Nos pusimos a admirar el cielo y las nubes mientras hablábamos de todo y de nada.
Pamela estaba recostada con su cabeza sobre una de mis piernas en vez de usar un cojín, mientras yo jugaba y acariciaba su cabello.
P: Necesito tu ayuda con algo.
L: Claro, ¿qué puedo hacer por ti?
P: Quiero que me ayudes a planear mi fiesta de cumpleaños.
L: ¡Con gusto! Hice una pausa y comencé a reírme.
P: ¿Qué te causa tanta gracia? Preguntó intrigada.
L: Me da risa que del tiempo que llevo de conocerte, no sé cuántos años tienes.
P: Es cierto, creo que nunca había salido a tema. Cumpliré 27 años en tres semanas, el 30 de agosto. ¿Tu?
L: Yo tengo un cumpleaños algo peculiar, es el 31 de octubre y cumpliré 26.
P: Me imagino que al cumplir el día de brujas, tus festejos siempre involucran disfraces.
L: Así es, ya se ha hecho una tradición. Aunque no me encanta mi fecha pues muchos solo piensan que es solo una fiesta de Halloween en vez de estar celebrando mi cumpleaños.
P: Me imagino. Pero no te preocupes, si tú me ayudas a planear mi fiesta, yo te ayudaré con la tuya y me encargaré que seas el centro de atención de todos.
L: Aceptaría tu oferta pero únicamente me interesa ser el centro de atención de una persona. Besé su frente.
P: Ya lo eres guapa, ya lo eres.
Seguimos disfrutando del día de campo y el sol comenzó a meterse así que acordamos que sería buena hora para irnos y comenzamos a recoger todo. De pronto entró una llamada de mi hermana Daniela a mi celular.
D: ¡Qué hay Lisita!
L: Hola Dani, ¿cómo estás?
D: Vaya, no hay reclamo por el Lisita. ¿Te sientes bien?
L: Si, todo está perfecto. Dije esto mientras miraba a Pamela guardar las cosas, mis palabras iban dirigidas a ella, más que a la pregunta que me había hecho mi hermana.
D: Bueno. Dijo en tono escéptico. Esta noche iremos René y yo a cenar a la casa y llevaremos el postre, ¿hay algo en especial que se te antoje?
L: El pastel de fresas que suelen llevar es delicioso, pero si se les complica cualquiera está bien.
D: De acuerdo, algo más que quieres que llevemos? Tal vez quieras llevar a ese galán del que hablamos la otra vez.
L: Ya te lo dije antes, no hay ningún galán. Dije irritada y en voz baja para evitar que Pamela escuchara.
D: No me puedes mentir, tienes voz de enamorada y el que no me reclames el Lisita me dice que andas volando entre las nubes.
L: Déjame en paz, Daniela. Te veo en la noche.
D: Ciao, hermanita. Dijo riendo.
Terminamos de recoger y mientras nos dirigíamos al auto Pamela me preguntó:
P: ¿Todo bien con tu hermana?
L: Si, así es ella, disfruta de sacarme de mis casillas.
P: Se escucha como alguien simpática, algún día me gustaría conocerla.
Se hizo un pequeño silencio incómodo.
L: Claro, algún día… Dije sin seguridad.
P: Lo siento, no quería incomodarte ni presionarte.
L: No tienes por qué disculparte. Créeme que a mí me encantaría que fueras parte de toda mi vida, pero aún no sé cómo involucrar esta nueva faceta mía con mi familia.
P: Entiendo, no te preocupes.
L: Tu familia sabe que eres lesbiana?
P: Realmente no soy muy cercana con mi familia, por lo que nunca fue necesario darles ningún tipo de explicación. Dijo en tono triste.
L: Lamento escuchar eso, ¿me quieres contar más sobre eso, o prefieres que evitemos el tema?
P: Puedo hablar de ello. Mis papás se divorciaron cuando era pequeña y ambos se volvieron a casar, pero detesto a sus parejas y mis padres decidieron darles prioridad a ellos antes que a mí. Me apoyan económicamente con algunas cosas pero nuestra convivencia se basa en vernos 1 vez al mes si bien nos va y en sus cumpleaños.
Seguimos caminando sin decir más y nos subimos al coche. Dejé a Pamela en su casa y yo me dirigí a la mía para prepararme para cenar con mi familia.
A los pocos minutos de que había llegado, arribaron mi hermana y su esposo. Nos fuimos los 5 a la sala a platicar un rato antes de cenar.
D: Ya cuéntanos del galán misterioso que tan contenta te tiene.
Mamá: ¿Ya tienes novio Lisa? ¿Por qué no nos dijiste?
Papá: Lo hubieras invitado a cenar para que conozcamos al muchacho.
Mamá: Con razón has estado saliendo mucho más de lo normal.
Sus comentarios me abrumaron y sin pensar correctamente solté las siguientes palabras:
L: Ya lo conocen, es Gerardo, mi ex novio de preparatoria.
Mamá: Me da mucho gusto escuchar eso, es un joven encantador.
D: ¿Y por qué tanto secreto?
L: Estamos llevando las cosas con calma pues aún no sabemos si esto va a funcionar. Por eso no había comentado nada.
P: Mañana que salgamos a comer invítalo, hija.
L: Hablaré con él, no sé si tenga planes.
La noche fluyó como de costumbre, comimos el delicioso postre de fresas que trajeron Daniela y René y al terminar se retiraron a su casa.
Corrí a mi cuarto y llamé a Gerardo.
G: Hola, Lisa Mona Lisa. ¿Cómo estás?
L: Necesito tu ayuda, tienes planes para comer mañana?
G: Estoy bien gracias. No, por qué lo dices.
L: Vas a venir a comer conmigo y mi familia.
G: Tu familia es encantadora pero no veo por qué soy parte del plan.
L: Cometí una estupidez y les dije que éramos novios.
G: ¡Qué! ¿Por qué hiciste eso Lisa?
L: Mi hermana me ha estado presionando y hoy mis papás empezaron a hacer preguntas y fue la primer respuesta que se me ocurrió.
G: ¿Y tus papás no saben que soy gay?
L: No, nunca se los mencioné. Solo sabían que desde que salimos en preparatoria seguimos siendo amigos.
G: Nos estas metiendo en un gran lío, Lisa. ¿Pamela sabe sobre esto?
L: No, ya veré la manera de explicárselo. Por favor, tienes que ayudarme con esto.
G: Suspiró. De acuerdo, para que veas al gran amigo que tienes.
L: Lo sé, mil gracias.
G: Pero esto no puede suceder por mucho tiempo, Lisa. Vas a tener que tarde o temprano afrontar salir del closet de la bisexualidad, especialmente si las cosas con Pamela siguen avanzando como van.
L: No me lo tienes que decir, sé que me acabo de poner en una situación muy complicada. Mañana te escribo para decirte dónde comeremos.
G: Vale, buenas noches.
Pase la noche con la cabeza dándome vueltas pensando en el enredo en el que me estaba metiendo. ¿Podría lograr mantener esta farsa? ¿Qué pensaría Pamela de lo que hice? Me sentía sumamente culpable pues sabía que las cosas con ella se iban formalizando y mis sentimientos por ella iban creciendo.
Apenas pude conciliar un par de horas de sueño, me desperté y llamé a Pamela.
P: Hola guapa, buenos días. ¿Cómo te fue ayer en la cena con tu familia?
L: Emm todo bien gracias.
P: ¿Te gustaría que fuéramos a comer algo al rato?
L: Comer se me complica pero podemos ir por un café. Hay algo que quiero contarte.
P: Café me parece bien, ¿a qué hora? ¿está todo bien?
L: ¿Qué te parece si saliendo de comer te llamo? Evité responder su última pregunta. Será algo así de las 6.
P: Perfecto estaré atenta a tu llamada, bonito domingo, guapísima.
L: Hasta al rato, hermosa.
Me metí a bañar y me arreglé para salir a comer. Le mandé un mensaje a Gerardo con la hora y el lugar y mi familia y yo nos dirigimos hacia el restaurante. Ya estábamos todos en el restaurante y Gerardo me avisó que ya había llegado así que salí a recibirlo en la entrada.
G: ¿Qué hay Lisa, cómo está todo allá adentro?
L: Todos están muy ansiosos de conocerte, o bueno verte de nuevo.
Gerardo era una persona con la que me sentía siempre muy cómoda y divertida, pero esta vez me encontraba sumamente nerviosa.
Entramos al restaurante y Gerardo tomó mi mano.
L: ¿Qué haces?
G: Esto debe verse real, ah y te recuerdo que me debes una.
Asentí y sujeté su mano con fuerza.
Presenté a Gerardo con mis padres, mi hermana y René y nos sentamos para comer. Mis padres estuvieron muy contentos platicando con Gerardo y todos parecían estar pasando un buen rato.
Terminamos de comer y les dije que Gerardo y yo nos iríamos a tomar un café y que volvería más tarde. Le agradecí nuevamente su ayuda y me dirigí a la cafetería donde acordé reunirme con Pamela.
Llegué primero a lo que le pedí a Pamela su café favorito y esperé a que llegara, a los pocos minutos vi que llegaba y nos saludamos con un beso en la mejilla.
L: Te compré tu favorito. Dije esto y le entregué su café.
P: Muchas gracias, guapa. ¿Qué hay? Dijiste que tenías algo que contarme y llevo desde ayer muriéndome de la curiosidad.
L: Respecto a eso… Tomé aire y fui directo al grano. Creo que he cometido un gran error, desde hace tiempo mi hermana me había estado presionando sobre si tenía un novio secreto y ayer frente a mis papás sacó el tema y sin pensarlo inventé una excusa para que me dejaran en paz. Les dije que había vuelto con mi ex novio de preparatoria, te he hablado de él, es mi amigo Gerardo.
Pamela se había quedado muda y podía ver claramente en su rostro la decepción que sentía.
P: No sé qué decirte, Lisa. Dijo con la voz entrecortada. Yo sé que no es fácil para ti el decirle a tus papás sobre mí, pero el hecho de inventarte una relación me parece demasiado. Habíamos acordado mantener nuestra relación en privado, pero no me imaginé que me ibas a negar. ¿Cómo es que algún día le contarías a tu familia sobre nosotras si ellos creen que estás saliendo con un hombre?
L: Lo sé, de verdad lo siento. Nunca quise lastimarte con esto, simplemente actué sin pensar y ahora no sé qué hacer. No quiero perderte por esto, tu eres la persona con la que quiero estar. Sé que esta situación no lo demuestra pero es así.
P: Debo pedirte tiempo para pensar las cosas. Sabes que te quiero, pero no sé si pueda estar con alguien que no es honesto sobre nuestra relación.
L: Por favor no me digas eso. Sé que cometí un error, pero nada de esto cambia lo que siento por ti, mi corazón es tuyo. Esto nos puede dar más libertad de hacer lo que queramos mientras descifro cómo hablar con mis papás.
P: Son muchas cosas que debo considerar antes de tomar una decisión. Creo que es mejor si me voy y hablamos otro día, ya que tenga claras las cosas.
L: Esta bien, respeto eso. Pero déjame decirte de nuevo que te quiero, que el miedo me hizo actuar de una manera que no quería y que para mí nada de esto cambia las cosas que siento por ti y lo importante que eres para mí.
Pamela se puso de pie y me dijo “Estamos en contacto.” Se retiró de la cafetería y yo me quedé sentada lamentando lo que acababa de suceder.
Llegué a mi casa y encontré a mis papás en la sala de TV viendo un programa.
Mamá: Hola hija, ¿qué tal te fue?
Papá: Me dio gusto ver a tu novio hoy en la comida, se ve que es un buen hombre.
L: Todo bien ma. Si papá, Gerardo es un gran muchacho. Dije todo esto tratando de ocultar mi tristeza. Buenas noches. Me dirigí a mi recámara.
Me puse la pijama, me recosté en la cama y contrario a lo que creí, no me quedé pensando toda la noche, rápidamente mis ojos se cerraron y caí dormida.
Al día siguiente me desperté y rápidamente busqué mi celular para ver si había un mensaje de Pamela, pero no era así. No me sentía de ánimos para ir al gimnasio por lo que aplacé mi alarma y volví a cerrar los ojos.
De pronto sonó mi alarma y comencé a arreglarme para el trabajo, antes de salir de mi casa le envié un mensaje a Pamela: “Buenos días hermosa, espero tengas un excelente día.”
Mientras iba manejando a la oficina, recibí su respuesta. “Gracias, igualmente.” Era el mensaje más frío que alguna vez me había enviado y me sentí fatal por eso.
Mi día en el trabajo transcurrió como de costumbre pero sin un mensaje de Pamela, quería escribirle pero decidí darle su espacio. Llegué a mi casa y me puse unos pantalones deportivos para salir a correr y despejar mi mente.
Mientras estaba ejercitándome entró una llamada telefónica de Pamela.
L: ¿Hola? Contesté agitada
P: ¿Estás bien?
L: Si, me agarraste haciendo ejercicio.
P: Te puedo llamar en otro momento si estas ocupada.
L: No te preocupes ya estaba terminando.
P: Tienes tiempo para que nos veamos, debemos terminar la conversación de ayer.
L: Si, claro.
P: ¿En dónde estás haciendo ejercicio?
L: Solo vine a correr al parque que está por mi casa.
P: Nos podemos ver ahí, llego en unos 5-10 minutos.
L: Aquí te veo.
Mientras esperaba a Pamela, el cielo comenzó a nublarse y a hacer mucho viento, en cuestión de minutos se soltó una fuerte lluvia. Mientras buscaba donde resguardarme, pude ver el auto de Pamela y a ella llamándome para que entrara al coche.
Corrí y entré velozmente, aunque para este momento ya estaba empapada y temblando de frío.
P: Creo que será mejor que te lleve a tu casa a cambiarte, no vayas a enfermarte.
Únicamente tomó un par de minutos para que llegáramos a mi hogar.
P: Debes darte un baño cuanto antes. Mañana podemos retomar la conversación.
L: ¿Por qué no pasas un momento? Sólo debo cambiarme la ropa mojada y podemos hablar.
P: De acuerdo.
Entramos a mi casa y mis padres se encontraban ahí.
Mamá: Lisa, hija, estás empapada.
L: Lo sé, mamá. Había salido a correr un rato cuando me alcanzó la lluvia. Hice una pausa. Les presento a Pamela.
Mamá/Papá: Mucho gusto. Dijeron simultáneamente.
P: El gusto es mío. Estaba por la zona y me pareció ver a Lisa en medio de la lluvia y decidí traerla, espero no esté interrumpiendo nada.
Mamá: Para nada, fuiste muy amable en traerla. Dijo sonriendo.
L: Iré a cambiarme, estoy chorreando.
Nos retiramos a mi cuarto y comencé a desvestirme para quitarme toda la ropa mojada. Pamela estaba sentada en mi cama y lo único que hacía era mirarme. Había una clara tensión y ninguna de las dos decía una palabra.
Me cambié por rompa limpia y de pronto se rompió el silencio.
P: Mi problema no es que usaras a tu amigo de excusa, lo que realmente me afectó fue el pensar que si mantenías esa fachada nunca ibas a querer formalizar las cosas conmigo.
L: Eso nunca…
P: Déjame terminar, por favor. Continuó. Eres la primer persona por la que siento tanto en tan poco tiempo y me dio miedo imaginarme que para ti solo soy una distracción o una nueva experiencia que probar. Algo de lo que con el tiempo te cansarías y regresarías a estar con un hombre.
L: Esta faceta de mi sexualidad es algo completamente nuevo para mí, si me hubieras preguntado unos meses atrás sobre con quién me veía a futuro, probablemente mi respuesta hubiera sido casada con un hombre. Pero desde el segundo en el que te conocí esa idea cambió, porque la única persona con la que me veo días, meses y años a futuro es contigo. Sé que es apresurado decir esto pero es lo que siento. Lamento si te lastimé o te hice pensar que no serías parte de mi vida.
P: Es muy lindo todo lo que me has dicho, tú también desde el día que nos conocimos generaste un impacto enorme en mí. Ahora lo que nos falta es descifrar cómo y cuándo hablarás con tu familia.
L: Lo sé, te prometo lo solucionaré y pronto.
De repente escuchamos que mi mamá se dirigía hacia mi cuarto y justo cuando iba a abrir la puerta, Pamela me dijo: “Tengo una idea.”
Mi mamá abrió la puerta y lo primero que vio fue a Pamela besándome.
Mamá: ¡Pero qué es esto, Lisa!
L: Mamá, déjame explicarte. Dije esto mientras hacía a un lado a Pamela.
Sin embargo mi mamá no me dejó darle ninguna explicación, se dio la vuelta y se fue.
L: ¿Estás loca? ¿Por qué hiciste eso?
P: De esta manera ya puedes hablar con tus papás, explicarles lo que realmente está sucediendo.
L: Pensé que entendías lo difícil que es esto para mí y que respetarías el momento en el que lo hiciera. No puedo creer que hicieras algo así, esta no es la forma en la que debía suceder esto.
P: Simplemente actué en el calor del momento, ¿o qué eso no es lo que hiciste cuando le dijiste a tus papás de tu novio? Actuar sin pensar.
L: ¿De eso se trata? ¿De vengarte por lo que hice? Yo nunca lo hice con intención de lastimarte, a diferencia de ti. Creo que es hora de que te vayas.
Pamela tomó su bolso y se dirigió a la puerta, mientras yo caminé a la recámara de mis papás para hablar de lo sucedido. Abrí la puerta y ambos me observaron atónitos.
L: Debo hablar con ustedes.
Mamá: ¿Qué es lo que está sucediendo?
Papá: Ya me contó tu mamá ¿qué pensará Gerardo, Lisa?
L: Gerardo es el menor de los problemas. Por favor denme la oportunidad de explicarles antes de que respondan algo. Ambos asintieron. Hace como un mes conocí a Pamela y comenzamos a salir y a involucrarnos más, pero no como una amistad. Empecé a sentir cosas por ella y ella por mí, no sabía cómo explicárselos porque yo tampoco estaba segura de lo que estaba sucediendo. La noche que vino Daniela a cenar, todo se salió de control, me sentí muy presionada e inventé que Gerardo era mi novio y le pedí que fingiera hasta que pudiera comprender qué es lo que quería.
Papá: ¿Así que esta muchacha es tu novia? ¿Ya habías tenido experiencias así?
L: No formalmente, pero si la quiero. Nunca, debo aceptarles que durante muchos años había tenido dudas a ideas sobre involucrarme con una mujeres pero no lo había concretado hasta ahora.
Papá: ¿Entonces eres lesbiana?
L: No es fácil etiquetar las cosas, también he sentido cosas por hombres, así que si tuviera que definirlo sería bisexual.
Mi mamá estaba perpleja y no comentaba nada, podía verla sumamente confundida.
Papá: ¿Y esto es lo que quieres? ¿Eres feliz?
L: Si papá, lo soy. Y nada me daría más gusto que poder ser yo misma frente a ustedes y poder compartir lo que me hace feliz.
Papá: Probablemente nos tomará un poco de tiempo acostumbrarnos, pero al final lo que no importa es que seas feliz, ¿no es así? Dijo mientras miraba a mi mamá que no decía una palabra.
Mamá: Si, lo importante es que seas feliz. Dijo titubeante.
L: No saben lo que significa esto para mí. Abracé fuertemente a mi papá y tomé la mano de mi mamá.
Gracias a Anonymus y polo por seguir leyendo mis relatos, les envío un cálido abrazo. Angiehot, tus comentarios siempre me alegran y motivan a seguir escribiendo, espero como siempre este relato sea de tu agrado. Estimado sasia, gracias por tu comentario y espero te guste de esta nueva parte. Sofía, me da gusto saber que disfrutas de mis relatos, creo que una de tus preguntas se ha visto resuelta en este capítulo. Algunas partes son reales y otras ficticias, dejaré a tu imaginación descifres cuál es cuál, te puedes llevar una gran sorpresa si yo te doy la respuesta ;)
Gracias a todos por leer mis relatos y espero lo hayan disfrutado, estoy atenta a sus comentarios. Besos.