Mi mejor amiga 13

A pesar de un poco de distancia, las cosas entre Lisa y Pamela siguen ardiendo como nunca.

Patricia, mejor conocida para mí como Patita, ha sido la mejor amiga de mi hermana por más de 10 años y es como parte de la familia. Mi hermana y René serán los padrinos del bautizo de su hijo, Rodrigo, y además de la cercanía que tenemos a ella, esa fue la razón principal por la que mis papás y yo fuimos invitados al evento.

El domingo me levanté temprano, me arreglé y me fui con mis papás a la iglesia donde sería la ceremonia. Posteriormente nos fuimos al jardín en el que se hizo el festejo.

No hay mucho que hablar sobre la fiesta, a pesar de que fue muy bonita, no hubo nada importante que destacar del evento más que mi constante intercambio de mensajes con Pamela, pues estaba algo aburrida.

Mis papás y yo decidimos retirarnos, mientras que Daniela y René se quedaron hasta que todo acabó. Una vez que llegué a mi casa, llamé a Pamela y la convencí de que fuera a mi casa a comer y a pasar la tarde conmigo y mi familia.

No habían pasado más de 10 minutos de que había arribado a mi casa, cuando llegó Pamela.

P: Hola amor, te ves preciosa. Me dio un disimulado pico en los labios.

L: Gracias. Dije sonrojándome un poco. Aunque estaba a punto de cambiarme por algo más cómodo.

Al entrar a la casa, saludó a mis papás, la tomé de la mano y comencé a llevarla hacia mi cuarto, sin embargo se detuvo.

P: ¿Te vas a cambiar?

L: Si, ¿no me acompañas? Sólo demoraré unos minutos.

P: Mejor te espero aquí, veré si tu mamá necesita ayuda con algo. Soltó mi mano y se dirigió a la cocina.

Al principio me extrañé un poco por la reacción de Pamela, pero cuando consideré mejor las cosas, entendí que lo hacía por respeto a mis papás. Sonreí para mí misma, agradecida por lo que había hecho Pamela y me fui a cambiar rápidamente.

Cuando regresé, Pamela estaba junto a mi mamá rebanando unos jitomates y ella partía la lechuga para la ensalada. Conversaban amablemente y no pude más que maravillarme de la linda escena que mis ojos veían. No había ni una sola pizca de incomodidad entre ellas y eso me alegraba mucho.

L: ¿En qué les ayudo?

Mamá: Nada hija, ya está todo listo gracias a la ayuda de Pamela. Vayan a la sala a esperar en lo que está listo lo demás, yo me encargo.

Nos fuimos a la sala de TV para conversar mientras estaba lista la comida.

P: Cuéntame sobre tu viaje de trabajo, el otro día no me diste muchos detalles.

L: Aun no estoy segura de los detalles, recursos humanos me informará de todo el lunes. Pero lo que sé es que me voy el martes y regreso el sábado. Tengo la primer junta con los clientes el miércoles a primera hora y el resto de la semana se ocupará más que nada para que haga modificaciones y presentar el proyecto final el viernes.

P: A pesar de que te voy a extrañar mucho, me alegra que vayas, debe ser una gran experiencia. Sujetó mi mano.

Mi mamá nos llamó para comer, cuando terminamos, fuimos a pasar la tarde al parque que está cerca de mi casa. Comenzó a oscurecer y Pamela regresó a su departamento.

Al recostarme sobre mi cama antes de dormir, sentí una paz en mi interior. Me encontraba en uno de los mejores momentos de mi vida, tenía un excelente trabajo, una gran familia y una novia increíble. No podía pedir más y pensando en eso, caí en un dulce sueño.

Al día siguiente fui al gimnasio, no vi a Manola y mi día laboral se conformó principalmente de preparar todo para el viaje. Al salir, llamé a Pamela para ver si quería ir a cenar, pero me dijo que tuvo una emergencia con una fuga de agua y estaba esperando al plomero del edificio para que lo resolviera.

Ya no pasé a verla, pues tenía que terminar mi maleta para mi viaje a Los Ángeles del día siguiente.

Mi vuelo salía al medio día, lo que me permitió despertarme con calma, mi mamá me hizo favor de llevarme al aeropuerto y ahorrarme el taxi.

Documenté mi equipaje y me dirigí a la sala de abordar, mientras esperaba, recibí un mensaje de Pamela: “Conejita, por favor llámame cuando subas al avión, te quiero.”

Pasaron unos 30 minutos desde que recibí el mensaje y subí al avión. Mi empresa no había escatimado en los gastos y me enviaron en categoría “business”, iba en los primeros asientos y tan pronto me senté, una aeromoza bastante atractiva me ofreció algo de beber. Únicamente le pedí una botella de agua y llamé a Pamela.

P: Hola, guapa.

L: Hola amor, ya estoy en el avión. Despegaremos en unos minutos, sólo te quería avisar.

P: Que tengas un excelente vuelo, avisa llegando. Te quiero y ya te extraño.

L: Yo a ti, conejita linda. Colgué la llamada.

Enseguida llegó la aeromoza con mi botella de agua y preguntó si me podía ofrecer algo más, le agradecí pero me encontraba bien. Me acomodé en mi amplio asiento, me coloqué mis audífonos y cerré los ojos.

Sin darme cuenta, había caído dormida y ya nos encontrábamos a la más de la mitad del trayecto. Vi el resto de la película que pasaban y el piloto anunció el aterrizaje.

Pasé por migración, recogí mis maletas y a la salida ya me esperaba John, el chofer que me llevaría a mi hotel y estaría a mi disposición durante mi estancia. Dejé las cosas en el hotel, comí algo ahí mismo y posteriormente le pedí a John que me diera un pequeño tour por la ciudad. Quería aprovechar a conocer un poco ya que probablemente no tendría otro momento para hacerlo.

Me llevó por algunas de las Mansiones de Beverly Hills, el paseo de la fama en Hollywood, vi el famoso letrero y terminé en una calle con muchos restaurantes y bares, donde cené algo y finalmente regresé al hotel.

Agradecí a John por todo y me preparé para dormir, le envié un mensaje a Pamela de buenas noches y caí profundamente dormida.

Al día siguiente me dieron un pequeño recorrido por las oficinas y me mostraron donde trabajaría el resto de la semana. Realicé la presentación y tan pronto terminó, comencé a hacer las modificaciones que pidieron, afortunadamente no habían sido demasiadas.

El espacio donde trabajaba, también estaba ocupado por un joven afroamericano, no mayor a 30 años, llamado Lawrence. Era muy amable y en momentos conversaba conmigo, lo que hacía más amena la situación laboral.

Me invitó a comer con él y otros de sus compañeros de trabajo, accedí felizmente pues no ansiaba volver a comer sola. Nos cruzamos a un TGI Friday´s que estaba enfrente de las oficinas.

Éramos seis personas, 3 hombres y 3 mujeres, nos pasaron a nuestra mesa y mientras ordenábamos y esperamos la comida, comenzaron a hacerme muchas preguntas.

Me preguntaron sobre mi trabajo, la vida en México y si era casada. Respondí cordialmente sus preguntas y finalmente cuando les hablé sobre mi estado civil les comenté sobre Pamela. Lawrence estaba muy emocionado pues él también era homosexual y le agradaba conocer a alguien más que fuera abierto al respecto dentro de la empresa, aunque yo técnicamente no trabajaba ahí.

Me platicó que solamente él y otro compañero del área de finanzas eran abiertamente gays, aunque él consideraba que había más personas escondidas en el closet.

Lawrence me invitó a salir con él el viernes, fue muy convincente al decirme que sería un viaje desperdiciado si no vivía la vida nocturna de Los Ángeles, especialmente al ser de los lugares icónicos de la comunidad LGTB en Estados Unidos.

Acepté su invitación y se alegró mucho por ello. Terminamos de comer y regresamos a trabajar. Afortunadamente, yo no tenía que cumplir con el estricto horario de salida, por lo que me regresé temprano al hotel para darme un relajante baño de burbujas en la tina de mi suite.

Una vez sumergida en el agua, tomé mi celular e hice una videollamada a Pamela, me contestó y noté que ya estaba en su casa.

P: ¡Hola, amor! Dijo alegremente.

L: Qué hay, hermosa. ¿Qué tal tu día?

P: Bien, lo mismo de siempre. ¿Tú? Que cómoda te ves en la tina.

L: Hoy fue un buen día, no tuve que hacer muchas modificaciones a mi propuesta, por lo que pude salir antes para relajarme y hablar contigo. Estoy muy cómoda, sin embargo me haces falta aquí conmigo para que realmente disfrute de esto.

P: Me encantaría estar ahí contigo. Lástima que esas burbujas no me permiten ver lo que está bajo el agua.

L: Nada que no hayas visto antes. Bromeé.

P: Aun así me gustaría ver. Dijo de manera coqueta.

L: Si hablamos lo suficiente, tal vez puedas ver algo conforme se disuelvan las burbujas.

P: Aguafiestas. Rio.

Continuamos platicando y le conté sobre Lawrence y los demás compañeros de trabajo con los que compartí la comida.

P: Se escuchan como personas muy agradables, me parece muy amable Lawrence al invitarte a salir con él. Esperaré con ansias que me cuentes sobre eso.

L: Claro que sí, amor. Hice una pausa. Deberíamos considerar que me acompañes la próxima vez que tenga que viajar de trabajo, me tienen muy consentida en esta suite, pero sin nadie con quien compartirla. Hice una cara de puchero a manera de broma.

P: Qué más daría por estar ahí contigo. Aunque no necesariamente debe ser un viaje de trabajo, podríamos organizar un viaje para nosotras.

L: Me encantaría eso.

Noté que Pamela tenía una gran sonrisa.

L: ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes esa cara?

P: Ya casi se acaban las burbujas. Dijo mientras mordía su labio inferior.

Rápidamente moví la cámara del celular para que solo enfocara mi rostro.

P: ¡Eso es trampa!

L: Trampa es que yo esté desnuda en la tina mientras que tú estás completamente vestida.

Vi como Pamela se movía hacia su cuarto y cerraba la puerta. Dejó el celular por un momento y la pantalla se puso negra. Cuando regresó la imagen, únicamente veía el rostro de Pamela.

P: Si quieres ver algo, tú deberás de mostrar algo también. Guiñó seductoramente.

L: Espera.

Cubrí la cámara, salí de la tina y me coloqué la bata blanca de baño. Me recosté sobre la cama aún con el pelo húmedo. Al descubrirla, Pamela reclamó:

P: ¿Por qué te saliste? Dijo inconforme.

L: Porque si me quedaba ahí, probablemente mi celular iba a terminar dentro del agua. Con un solo guiño tuyo sentía cómo me temblaban las manos, no quiero imaginar que más vas a ocasionar en mí. Pamela sonrió.

P: Así es como van a funcionar las cosas. Enfocó la cámara a su cuerpo que solo vestía ropa interior. Si quieres que me quite la ropa interior me vas a tener que contar, lo que quieres de premio por nuestra competencia de orgasmos. Es momento de que sepa lo que quieres.

El tono autoritario de Pamela me excitó enseguida, normalmente nuestro papel dentro de nuestras relaciones sexuales, era bastante balanceado, por lo que el verla tomar el control me provocaba de gran manera.

L: De acuerdo. Lo he pensado mucho y quiero que tengamos sexo de manera dominante/sumisa. Pamela arqueó una ceja, intrigada por lo que escuchaba.

P: ¿Y tú qué quieres? ¿Dominarme o que te domine? Al escuchar eso, sentí como la humedad de mi sexo aumentaba. Mientras tanto Pamela jugaba con los tirantes de su brasier, retirando uno por uno.

L: Ambos, quiero someterte, pero también dejar que hagas lo que quieras conmigo. Pamela se quitó su brasier y dejo a la vista sus hermosos senos.

P: ¿Lo que quiera?

L: Si. Dije nerviosa.

P: Vayamos practicando entonces. Quítate la bata.

Obedecí y me quedé recostada inmóvil y desnuda frente a la cámara. Escuchaba como la respiración de Pamela se hacía más profunda, pues se estaba tocando al verme. Mientras con una mano sujetaba mi celular, la otra también se dirigió a mi coño y comencé a frotarlo.

P: Quiero que me enseñes como te tocas, sé que lo estás haciendo.

Dirigí la cámara hacía mi coño perfectamente depilado y podía ver los ojos de Pamela brillar ante lo que veía. Sin tener que pedírselo ella también bajó su cámara y me mostró cómo se tocaba. Mi excitación era tal que fue muy fácil para mi introducir mi dedo medio y comenzar a masturbarme.

Escuchaba su respiración acelerada, dejé de mirar el celular y cerré los ojos para recibir gustosa mi orgasmo. Al terminar vi que Pamela me observaba maravillada por verme acabar y la misma escena fue lo que provocó que ella culminara.

P: Sigo sin creer que aún a distancia tengas este efecto sobre mí. Dijo con la respiración entrecortada, en lo que recuperaba la compostura tras su explosión de placer.

L: Un par de órdenes tuyas y me tienes a tu merced, no puedo ni imaginarme de lo que va a suceder cuando lo hagamos en persona. Me vuelvo a excitar de solo pensarlo.

P: Gracias por compartirme tu fantasía, amor. Prometo hacer que cumpla con todas tus expectativas, eso déjamelo a mí.

Nos despedimos y nos fuimos a dormir pues al día siguiente ambas teníamos que trabajar.

Al día siguiente, el trabajo fue bastante sencillo pues prácticamente había acabado mis correcciones y solo sería cosa de presentarlo al día siguiente. Al terminar me fui a mi hotel y llamé a John para pedirle que pasara por mí.

Iba preparada pues me puse mi traje de baño, unos shorts y una ombliguera y me dirigí a Santa Mónica, lugar que no estaba muy lejano a mi hotel y la oficina. Al llegar, me acerqué a una zona donde habían muchas personas caminando en un muelle con juegos de feria, los observé por un momento y comencé a caminar por la calle llena de restaurantes.

Después de recorrer la extensa calle, me acerqué a la playa. Lamentablemente no había considerado llevar una toalla, por lo que meterme a nadar estaba fuera de cuestión. Sin embargo, me quité mis sandalias y dejé que el mar refrescara mis pies mientras caminaba a la orilla del mar.

Me detuve un momento, miré hacia arriba y cerré los ojos para sentir el calor del sol en mi rostro.

: No debes de ser de por aquí, ¿cierto? Dijo en inglés.*

L: ¿Es tan obvio? Contesté en inglés y voltee a ver a la persona que me hablaba, pero con la luz del sol tardé unos segundos en enfocar correctamente.

: No tanto, pero se ve que realmente estabas disfrutando ese momento y nosotros los locales no hacemos eso. Rio.* Me llamo Ashley, por cierto.

L: Lisa, un gusto conocerte.

Mis ojos lograron enfocar y se encontraron con una mujer muy bella, de pelo castaño y unos bellos ojos verdes, similares a los míos. Tenía una linda sonrisa y vestía un pequeño traje de baño color rosa, que no dejaba mucho a desear a la imaginación. Me recordó a Olivia Wilde, quien para mi gusto, irradia un aire de sexualidad, pero en este caso, Ashley me parecía más delicada.

A: ¿Qué te trae a Los Ángeles?

L: Trabajo.

A: No tienes pinta de venir de trabajo.

L: En este momento no. Reí. Ya terminé mis pendientes y decidí venir aquí.

A: Me alegra que lo hayas hecho… ¿no te gustaría meterte a nadar conmigo? No lograba identificar si el tono de su voz era amable o seductor.

L: No, gracias. No traigo toalla para secarme.

A: Yo traigo, no me importa compartirla. Dijo con sutileza.

L: Adelante, disfruta. Dije con una sonrisa.

A: Te lo pierdes. Se dirigió al mar y antes de avanzar más, regresó a donde estaba. ¿ Tienes planes más tarde? Mis amigas y yo nos reuniremos en una casa por aquí para tomar cervezas y pasar el rato.

L: Agradezco tu invitación pero tendré que rechazarla. Dije de manera distante.

A: Diablos, lo siento mucho, creo que leí mal la situación. Dijo preocupada. Espero no haberte incomodado, tenía la sensación de que te interesaban las chicas. Mi error.

L: Si me interesan las chicas, de hecho tengo novia en casa. Sonreí. Pero además de eso, tengo trabajo mañana temprano.

A: Vaya, por un momento pensé que mi radar gay estaba fallando. Soltó una carcajada. Tu chica es muy afortunada. Dijo sonriendo.

L: Me halagas, gracias. Dije ruborizándome un poco.

A: Dame tu celular. La miré extrañada. Tranquila, no es lo que crees.

Le entregué mi celular y vi que anotaba algo.

A: Este es mi número de celular, en caso de que cambies de opinión sobre más tarde. No te preocupes, es sin compromiso. Dijo amablemente. Nunca está de más tener el número de una amiga, en caso de que regreses con o sin tu novia. Noté un pequeño destello en sus ojos.

L: Gracias, eres muy amable.

Ashley se metió al mar y yo comencé a caminar de regreso al punto donde sería recogida por John. En el auto de regreso al hotel, venía recordando lo sucedido en la playa. Pamela es la dueña de mi corazón y a pesar de que no sentí nada por Ashley, una parte de mí no podía sacarla de mi cabeza, una parte de mí que quería seguir hablando con ella y volver a verla.

Llegué a mi hotel y me di una ducha rápida. Al salir de la regadera, vi un mensaje de Pamela: “¡Llámame, mi amor! Te extraño.”

Antes de llamarla, consideré si debía contarle sobre Ashley, mi mente estaba convencida de que debía hacerlo pues no había nada que ocultar, sin embargo esa parte de mí que quería verla, apareció de nuevo y me hizo pensar que no debía.

P: Hola, amorcito. Dijo alegremente.

L: Hola conejita, alguien está de buen humor.

P: Feliz de escuchar tu voz. ¿Qué tal tu día?

L: Muy bien, solo fui un par de horas a la oficina y después me fui a la playa de Santa Mónica a pasar el día.

P: Que envidia, me encantaría estar ahí.

L: Te encantaría aquí, es justo el lugar que tiene todo lo que te gusta hacer. Definitivamente tendremos que venir aquí algún día.

Continuamos platicando por un momento y colgamos una vez que Pamela ya estaba dentro de la cama para dormir. Yo me había vestido con mi ropa de trabajo de la mañana y me dirigí al bar de hotel, pues con la diferencia de horario aun no era muy tarde y no tenía sueño aun.

Sentada sobre la barra tomando un cerveza, mi mente comenzó a divagar sobre por qué no le había contado a Pamela sobre Ashley. No lograba descifrar por qué una parte de mí quería mantenerla oculta y eso me provocaba un sentimiento de culpa que no lograba entender. Al terminar mi bebida, regresé a mi cuarto tal cual lo había dejado, sin respuestas.

El viernes hice mi presentación final y recibí excelente retroalimentación. Los directores de la empresa quedaron satisfechos con la propuesta que les hicimos y estaban sumamente contentos de trabajar con nosotros en el proyecto.

Me puse de acuerdo con Lawrence sobre el plan de la noche y me retiré a mi hotel. Aún tenía algo de tiempo libre, pero decidí dejar lista mi maleta pues no sabía a qué hora regresaría y mi vuelo saldría el sábado en la mañana.

Me arreglé para salir y le pedí a John que me llevara al restaurante que había acordado con Lawrence, le agradecí y le dije que lo vería en la mañana para que me llevara al aeropuerto.

Al llegar, Lawrence ya que estaba sentado con sus amigos, me presentó con su novio Nick, una pareja de lesbianas llamadas Martha y Tatiana (a quien todos llamaban T) otro hombre llamado Louis y finalmente Sasha. Todos fueron muy agradables y disfrutamos de una deliciosa cena estilo Thai.

Tatiana y Martha eran como la típica pareja de lesbianas que podías ver en las series y películas. Martha era femenina y T por el otro lado podía pasar por hombre, con su cabello corto y facciones rebuscadas. Sin embargo ambas encantadoras, llevaban casi 7 años juntas y estaban intentando embarazarse, cosa que me pareció extremadamente dulce.

Después de cenar, Lawrence me dijo:

Law: Espero estés lista para la siguiente parte de la noche. ¡Que comience la diversión!

Salimos del restaurante, caminamos un par de cuadras y llegamos a un establecimiento que tenía música muy fuerte. Al entrar me di cuenta de que todas las meseras eran drag queens  y nos esperaba una noche con un gran espectáculo del mismo estilo.

Pedimos una botella de vodka para compartir entre todos, comenzamos a bailar muy divertidos y en ocasiones las drag se acercaban a bailar con nosotros.

Me acerqué a la barra para comprarles a todos una ronda de shots de tequila, me parecía justo que siendo la mexicana del grupo, les enseñara cómo se hacía de donde venía.

Mientras esperaba por las bebidas, una mujer chocó ligeramente con mi hombro y no pude evitar voltear a verla. Ella estaba de espaldas así que solo tuve vista a su trasero, el cual observé gustosamente pues era muy grande y redondo.

Cuando me entregaron mis bebidas, antes de retirarme de la barra, la mujer se acercó a mi oído y dijo:

: Espero te haya gustado lo que viste, pero si quieres algo más, espero que por lo menos me invites una copa. Me guiñó un ojo.*

Me puse roja como tomate pues mi observación no tan discreta no había pasado desapercibida. Le sonreí y regresé a mi mesa donde todos agradecidos por el shot lo bebieron con felicidad.

Comenzó el espectáculo de la noche y las drag queen comenzaron a salir al escenario para hacer sus imitaciones de mujeres icónicas como Marilyn Monroe, Cher, Madona, entre otras.

Seguía la fiesta y el alcohol fluía y cuando me di cuenta ya iban a dar las 2 de la mañana, todos querían continuar bebiendo en el departamento del novio de Lawrence, pero yo rechacé la invitación pues tendría que estar lista para mi vuelo que saldría en 7 horas.

Dormí un par de horas, me arreglé para irme al aeropuerto y al bajar al lobby del hotel, ya estaba John esperándome. Cuando me di cuenta ya estaba aterrizando en México.

Recogí mi maleta y cuando iba saliendo para ir a la parada de taxis, vi un letrero con la imagen de un conejito. De pronto mi mirada se encontró con los ojos azules de Pamela, sentí como me ahogaba en ellos de felicidad.

Avancé rápidamente a donde estaba parada y fui recibida por uno de los abrazos más afectuosos que había sentido en mi vida. Le di un beso en los labios y le dije sorprendida:

L: ¡Que haces aquí! Pensé que nos veríamos más tarde. Dije con alegría.

P: Si quieres te dejo y nos vemos más tarde. Dijo bromeando.

L: No me quejo, mi amor, que linda sorpresa. Gracias por venir a recogerme. La tomé de la mano.

Veníamos platicando en el coche de regreso a mi casa y le conté toda la experiencia del día anterior.

P: ¡Que divertido!

L: ¿Tu? Cuéntame qué tal estuvo tu semana.

Pamela me contó los detalles sobre su semana y al llegar a mi casa, antes de bajar del auto, la detuve.

L: Tengo algo más que contarte. Dije seriamente.

P: ¿Qué pasa?

Le conté a Pamela sobre cómo conocí a Ashley.

L: Lamento no habértelo dicho antes, no sé por qué no lo hice.

P: Pero dices que no sucedió nada, ¿cierto? Dijo mirándome a los ojos con algo de preocupación.

L: Nada, lo prometo.

P: Entonces no hay nada que preocuparse mi amor, creo que no pasa nada si a veces alguien se nos hace atractivo, con que no actuemos sobre ello o pase a mayores, todo está bien.

L: Soy una tonta, no sé por qué pensé que lo tomarías a mal. Te quiero.

P: Yo a ti. Entremos, tus papás deben estar esperándote.

Le di un beso en los labios y entramos a mi casa, donde me recibieron mis papás con un fuerte abrazo y miles de preguntas sobre mi viaje.

Pasamos el resto de la tarde platicando con mis papás y en la noche salí a cenar con Pamela pues me sentía algo cansada del viaje. Pamela me pasó a dejar a mi casa y antes de entrar, nos fundimos en un apasionado beso.

P: Te extrañé tanto, extrañaba sentir tu cuerpo. Dijo mientras acariciaba suavemente mi brazo.

Continuamos besándonos y Pamela se levantó del asiento del piloto y se sentó sobre de mí. Mientras nuestras lenguas jugaban una con la otra, mis manos comenzaban a recorrer el cuerpo de Pamela por debajo de su blusa.

Las manos de Pamela reposaban sobre mis hombros mientras sus caderas comenzaron a moverse lentamente. Abrí el botón de su pantalón y se levantó un poco para darle entrada a mi mano.

Tan pronto Pamela sintió mi contacto en su coño, soltó un fuerte suspiro cerca de mi oído.

P: Ahhhh, ya quería volver a sentir tus manos sobre mi piel. Dijo con la respiración entrecortada.

L: ¿Sólo mis manos? Dije mientras besaba sus senos sobre la ropa que estaban a la altura de mi rostro.

P: Todo, extrañaba todo de ti.

L: Debería de irme más seguido, si así me vas a recibir cada vez. Retiré su blusa para besar sus pechos.

Mi mano comenzó a frotarla con más velocidad y sentía como se mojaba cada vez más. Introduje uno de mis dedos y Pamela comenzó a subir y a bajar ayudando de esta manera la penetración de mi dedo medio.

P: Otro. Susurró.

Aun con la posición incómoda en la que estábamos, logré introducir otro de mis dedos y al hacerlo, Pamela gimió de placer. Sus movimientos eran lentos al igual que el vaivén de mis dedos y Pamela estaba disfrutando de cada segundo.

Con la mano que tenía libre, abrí su brasier y liberé sus pechos para llevarme uno a la boca. Comencé a succionarlo y lamía en círculos alrededor de su pezón, de pronto, Pamela aumentó la velocidad de sus movimientos y sabía que estaba cerca de llegar al orgasmo.

Mis dedos la penetraban con más fuerza y velocidad y a los pocos segundos, soltó un pequeño grito de placer. Al sacar mis dedos, aún mojados de sus jugos, me los llevé a la boca y le dije al oído:

L: Sabes delicioso, lástima que no te comí.

P: Mmm, no me puedes decir eso y esperar que no me excite otra vez.

Besó mis labios y se sentó de nuevo en el asiento del piloto mientras se acomodaba el pantalón y la blusa.

P: Anda, vete antes de que me arrepienta de dejarte de ir y lo hagamos otra vez. Supuestamente estabas cansada, ¿no? Dijo bromeando.

L: Nunca estoy demasiado cansada para esto. Reí y le di un último beso en los labios. Gracias por ir por mi hoy, hermosa. Avísame cuando llegues a tu casa, por favor.

P: Descansa, conejita. Te quiero.

Entré a mi casa y antes de cerrar la puerta, vi como Pamela arrancaba su auto y se marchaba.


Anonymus, espero escribas ese relato que comentas, me encantaría leerlo. Gracias por seguir comentando y disfrutando de mis relatos. Te mando un gran abrazo.

polo, un gusto saber que te sigue gustando la historia, como siempre muy contenta de leerte en los comentarios.

sasia, tus comentarios sacan una gran sonrisa en mí, me hace muy feliz saber que te sumerges en mis relatos y de esta manera compartes conmigo esta gran historia. ¡Un abrazo!

HombreFX, gracias por constantemente comentar, espero siempre seguir entregándoles relatos que les agraden. Esperemos a ver qué papel cumplirá Manola en esta historia, un beso.

Sofía, en estos momentos Jimena está un poco desparecida de mi vida, pero lo tomaré como algo bueno pues ella genera muchas cosas en mí que no quiero arruinen lo que estoy viviendo con Pamela. He considerado hacer una historia alterna desde la perspectiva de Jimena (u otros personajes), me agrada saber que es algo que les interesaría.

Angiehot, me alegra que te hayas conectado con esa anécdota, me encantaría leerla si la llegaras a publicar. Agradezco tu comentario defensor, eres muy linda. Me alegra leer continuamente tus comentarios, ¡un abrazo con mucho aprecio!

pronalar, me hace muy feliz saber que disfrutas mis relatos y te agradezco inmensamente que los compartas. Me encanta que todos ustedes sean parte de esta historia, me es muy difícil ponerlo en pocas palabras, por lo que me alegra que estas "extensas" historias sean de su agrado. Saludos para ti y tu amiga, espero leerla pronto también en los comentarios.

weter0, me alegra saber que llevas siguiendo mis relatos desde el inicio y que te has animado a comentar ahora, espero sigas disfrutando de esta serie. Me hace muy feliz que, al igual que mi comentarista Sofía, les interese el universo en el que se desenvuelve esta historia. Había considerado anteriormente lo que mencionas, pero no sabía cómo introducirlo a la línea que voy siguiendo, pero al ver que es algo que les interesa, con todo gusto veré la manera de complacer a mis lectores si así lo desean. Gracias por tu comentario, un abrazo.

coriosidad, en respuesta a tus dos comentarios anteriores, debo decir que me siento muy halagada por tus palabras. Mi razón principal de estos relatos, además de expresarme, es el invitar a más personas a que sean parte de esta historia que estoy viviendo y relatando para ustedes. Me alegra saber que las disfrutas y te agradezco que las hayas compartido, esperaré con ansias otro comentario tuyo y el de tu ex, ¡un fuerte abrazo!

Quiero agradecer inmensamente a todos mis comentaristas, me hace verdaderamente feliz recibir comentarios tan alentadores como los suyos sobre mis relatos. Es mi misión seguirles entregando relatos que disfruten y sigan superando las altas expectativas que han puesto sobre mí. Con muchísimo cariño les envío un abrazo y nos leeremos en la siguiente entrega. ¡Besos!