Mi mejor amiga 10

Continúan los preparativos para la fiesta de Pamela y se da un siguiente paso en su relación, ¿será momento de que Pamela conozca a la familia de Lisa?

Al ser mi décima entrega, la hice ligeramente más larga para que tengan más que leer y disfrutar. Besos!

El resto de la semana transcurrió como de costumbre, sin embargo no pude ver a Pamela hasta el fin de semana. Ignacio no me había mentido al decirme que la exigencia sería mayor, todos los días salía tarde y me quedaba con pendientes para el día siguiente.

Afortunadamente ya era viernes y podría descansar del trabajo y enfocarme en ayudar a Pamela con su celebración de cumpleaños. Salí de trabajar y me dirigí a su casa, me encontraba realmente agotada por lo que hicimos planes de quedarnos en su departamento viendo una película.

Al llegar, Pamela me recibió con un cálido beso y un abrazo.

P: Hola guapa. ¿Qué tal tu día?

L: Todo bien, lamento la tardanza. No podía irme sin dejar lista la propuesta para un cliente que veremos el lunes. Dije de manera decaída.

P: Entiendo, no te preocupes. ¿Tienes hambre? Puedo prepárate algo para cenar.

Nos dirigimos a su cocina y nos preparamos unas quesadillas, era de lo más sencillo por hacer ya que no requerían mucho esfuerzo. Mientras cenábamos, hablamos sobre nuestra semana y le recordé que al día siguiente teníamos la cita para ver los party bus para su cumpleaños.

L: ¿Qué te parece si paso por ti a las 11:00? La cita es al medio día, pero el lugar está algo alejado.

P: Me parece excelente.

Terminamos de cenar y me dirigí a su sillón de la sala de TV, al llegar me derrumbé.

P: Pobre de mi pequeña, te ves exhausta. Déjame consentirte.

Asentí y noté que Pamela salía de la sala. Regresó con un pequeño bote de aceite y se acercó a mí.

P: Quítate la ropa de arriba y recuéstate boca abajo. Dijo dulcemente.

Obedecí y me quité la camisa y el brasier. Al estar boca abajo, note que Pamela se sentaba sobre mi trasero y colocaba un poco de aceite. Sus manos comenzaron a frotar mis hombros, el aceite permitía que se movieran con facilidad.

Después de un momento, empezó a recorrer mi espalda. La sensación era agradable y estaba muy relajada, sin darme cuenta caí dormida.

De pronto me desperté al sentir un delicado beso en mi mejilla.

P: Guapa, no quería levantarte pero ya es tarde y tu papá te llamó y envió un mensaje preguntado a qué hora regresarías a casa.

Mientras me reincorporaba de mi profundo sueño, vi el reloj de mi celular, marcaba casi las 4:00 a.m. No podía creer que hubiera dormido tanto tiempo.

Le contesté a mi papá que ya iba camino a la casa y me despedí de Pamela. Mientras manejaba mis ojos se iban cerrando, estaba demasiado cansada.

Al llegar a mi casa mi papá me estaba esperando despierto.

Papá: ¿A caso vienes tomada? Dijo al ver mis ojos entrecerrados y caminar arrastrando los pies.

L: No, solamente estoy muy cansada.

Papá: Me tenías preocupado, me dijiste que no regresarías tarde pues solamente irías a cenar y ver una película.

L: Ese era el plan, pero me quedé dormida después de cenar.

Mi papá hizo una expresión de sorpresa pues no sabía cómo reaccionar ante la información de que me había quedado dormida en casa de mi pareja. Nunca habíamos comentado tan abiertamente algo así en ninguna de mis relaciones pasadas.

Papá: Entiendo, pero debes tener cuidado, no es prudente manejar en ese estado ya que podrías quedarte dormida en el volante y causar un accidente.

L: Tienes razón, lo siento. No volverá a suceder.

Papá: Mañana seguiremos con esta conversación, ve a descansar.

L: Buenas noches.

Apenas tenía la energía para cambiarme por la pijama, al hacerlo me metí a la cama y volví a caer profundamente dormida.

Me desperté y eran las 10:15 a.m., me dirigí al comedor y mis papás estaban terminando de desayunar.

Mamá: Buenos días, hija.

L: Hola ma.

Mamá: Tu papá me contó de cómo regresaste a la casa. Debes tener más cuidado.

L: Lo sé, pero tenía que regresar a casa. Dije algo irritada.

Papá: Justamente eso estábamos dialogando en la mañana. Tu mamá y yo llegamos al acuerdo de que, de ser posible, en este tipo de situaciones es mejor que te quedes a dormir con Pamela.

Me quedé pasmada, estaba sorprendida por lo que acaba de decir mi papá. No podía creer que aceptaran el que me quedara a dormir en casa de mi novia.

Mamá: Claro, esto no se puede hacer un hábito. Añadió rápidamente y con un toque de incomodidad. Únicamente para situaciones especiales como la de ayer o en caso de que haya alcohol involucrado.

Papá: Sabemos que ya eres una adulta y puedes hacer lo que te plazca, pero creemos que es mejor que haya cierta comunicación y transparencia sobre estos temas. Finalmente sigues viviendo con nosotros y hay ciertas reglas que seguir.

L: De acuerdo, agradezco mucho la mentalidad tan abierta que están tomando para estos casos. Dije mirando especialmente a mi mamá . Significa mucho para mí.

Mi mamá se retiró, me preparé algo para desayunar y mientras lo hacía, mi papá se sentó conmigo.

Papá: Bueno, aprovechando la conversación anterior, debo agregar algo. Se notaba muy incómodo.

L: Claro, dime. Dije confundida.

P: Sé que en el pasado ya tuvimos esta conversación, pero debo pedirte que seas sensata. Como mujeres no se pueden embarazar, pero hay otros riegos, tu sabes… Seguía sumamente incómodo.

L: Papá, no debemos tener esta conversación de nuevo. Puedo cuidarme sola y estoy consciente de cualquier riesgo que puede haber.

Papá: Me da gusto. Soltó un suspiro y se notaba aliviado.

Ambos nos reímos y al terminar mi desayuno me dirigí a mi recámara para arreglarme e ir a recoger a Pamela.

Llegué al departamento de Pamela y ya estaba en la puerta esperándome.

P: Buenos días. Dijo subiéndose al auto y dándome un pico en los labios.

L: Buenos días, hermosa. Arranqué el auto y comencé a manejar.

P: Me da gusto verte descansada.

L: Gracias, realmente necesitaba dormir. Lamento que ayer no hayamos podido ver nuestra película. Dije apenada con una pequeña risa.

P: No te preocupes, tenemos mucho tiempo para ver películas. Hizo una pausa. ¿No hubo problema con tus papás de que llegaras tarde?

L: No mucho, de hecho algo bueno salió de todo eso. Mis papás accedieron a que en esos casos es mejor que me quede a dormir contigo. Claro, si me recibes. Voltee a verla para ver su respuesta.

P: ¡Por supuesto! Una gran sonrisa se iluminó en su rostro. Sabes que yo soy feliz de tenerte más tiempo y poder dormir juntas.

L: A mí también me da gusto, aunque no podrá ser algo tan frecuente, sólo para situaciones especiales.

P: ¿Situaciones especiales como mi cumpleaños? Dijo jugando.

L: Me parece que tu cumple entra en esa categoría. Sonreí y tomé su mano.

Llegamos a un gran lote con camiones de todo tipo estacionados. Había escolares, uno de bomberos, de distintos tamaños de camiones para pasajeros y hasta una ambulancia.

P: ¿Cómo es que diste con este lugar? Dijo sorprendida.

L: Me lo recomendó Gerardo, él ha ocupado varios de estos camiones para unos eventos nocturnos que organiza.

Nos estacionamos y el encargado del lugar salió de una pequeña cabaña, la cual parecía ser su oficina.

C: Buenas tardes, mi nombre es Carlos. ¿En qué les puedo ayudar, señoritas?

L: Qué tal, soy Lisa, hablé hace unos días para ver los party bus que tienen.

C: ¡Claro! Adelante por favor. ¿Ya tienen algo en mente? Tenemos una amplia variedad. Dijo amablemente.

P: No realmente, solamente sabemos que necesitamos uno que tenga una capacidad para 50 personas aproximadamente.

C: De acuerdo. Síganme, por favor.

Llegamos a una parte del lote donde habían muchos camiones en fila. Comenzó a mostrarnos las diferentes opciones. El primero era un camión de pasajeros, que en vez de tener los asientos, había un par sillones y una barra para bebidas.

C: Este es el básico, tiene una capacidad para 40 personas aunque no creo que 10 más hagan mucha diferencia, sin embargo ese es el límite. Cuenta con la barra al final del camión, WC y luces para ambientar.

El siguiente camión era similar al anterior pero tenía una mayor capacidad de pasajeros, más sillones y contaba con una pantalla para proyectar videos.

C: Contamos también con los modelos escolares. El básico de 1 piso y el adaptado de 2 pisos. Los cuales son de 30 y 60 personas respectivamente.

Observamos el camión de dos pisos y nos dirigimos a la siguiente opción, la cual llamó mucho nuestra atención.

C: El tráiler, mejor conocido como “el clandestino” cuenta con una capacidad de hasta 100 personas. Abrió las puertas de la caja. Como pueden ver cuenta con sillones, luces, una pantalla, la barra de bebidas y dos tubos para quienes se pongan atrevidos y valientes de bailar en un camión en movimiento. Dijo bromeando.

P: Este me gusta mucho

C: Si, es uno de los favoritos aunque hay unos detalles en cuanto a la ruta. Si me permiten, les muestro la última opción y posteriormente podemos discutir las especificaciones.

Llegamos al último camión, el cual era rojo de dos pisos, iguales a los camiones tradicionales de Inglaterra. Contaba con las mismas especificaciones al tráiler aunque éste solamente contaba con 1 tubo.

Al terminar, fuimos a la oficina de Carlos, nos sentamos en una sala y nos comenzó a explicarnos los detalles de cada opción.

C: Dentro de nuestros precios se incluyen las bebidas y un poco de alimentos.

P: ¿Qué tipo de bebidas incluye?

C: Ron, tequila y vodka, con sus respectivos mezcladores, agua simple y mineral.

P: De acuerdo, ¿ahora me podría comentar sobre las rutas que mencionó anteriormente?

C: Todos los camiones a excepción del tráiler, tienen diferentes rutas por la ciudad y al final del recorrido los dejamos en el bar/antro de su elección. El tráiler al ser de mayor tamaño y no ser tan fácil que transite por la ciudad, cuenta con una ruta diferente.

LyP: ¿Cuál es la ruta del tráiler? Preguntamos al mismo tiempo.

C: Se recogen a los pasajeros en un centro comercial y la ruta que sigue es por la ciudad, pero no por calles pequeñas ni concurridas. Algunos clientes prefieren que circule por la carretera hasta que finalice el recorrido y de nuevo se deja a los pasajeros en el centro comercial. Aquí no hay opción de terminar el recorrido en un antro pero por eso se les da la posibilidad de tiempo libre. Eso quiere decir que rentan el transporte por las horas que lo ocupen, los demás cuentan con un horario fijo de 5 horas.

P: ¿Podría darnos un momento para que lo hablemos?

C: Claro que sí, cualquier duda no duden en consultarme.

P: Me gustan las últimas dos opciones, pero no me convence lo de la ruta del tráiler. Creo que la mayoría de los invitados va a preferir terminar en un antro o bar.

L: Es algo importante a considerar, pero lo más importante es: ¿Qué quieres tú? Finalmente es TU día y debemos ir por la opción que a ti te guste. No te preocupes por los demás.

P: Tienes razón, pero aun así sigo indecisa.

Continuamos dialogando sobre las opciones, considerando las ventajas y desventajas y finalmente llegamos a la conclusión de usar el tráiler. Nos pareció la idea más original y también eso permitiría que la fiesta siguiera hasta la hora que Pamela quisiera.

Le comunicamos a Carlos nuestra decisión y comenzamos el papeleo para dejar listo todo para el próximo fin de semana.

C: Una excelente decisión, estoy seguro lo disfrutarán mucho. Por parte de nuestro servicio complementario, si así lo desean, se puede hacer una parada a la mitad del recorrido para las personas que no desean continuar con todo el trayecto.

P: Me parece excelente, ya que a veces las personas no se pueden quedar tanto tiempo y así evitamos secuestrarlos contra su voluntad. Dijo bromeando y los tres nos reímos.

C: De acuerdo, ¿hay alguna otra aclaración que pueda hacerles o están listas para hacer el pago del anticipo?

Pamela se notaba desconcertada pues no sabía que se tendría que realizar algún en ese momento, sin embargo yo iba preparada y rápidamente accedí.

L: No hay más dudas, gracias.

C: El Sr. Gerardo es un cliente muy apreciado por nosotros, por lo que agregaré un descuento al precio final y una hora extra, ya que vienen recomendadas por él.

L: Le agradecemos mucho y le comentaré a Gerardo de sus atenciones.

C: Es un placer, ¿me puede acompañar a la caja para hacer el cobro?

Pamela se iba a poner de pie y la detuve.

L: Si quieres espera aquí un momento, sólo haré el pago del anticipo y vuelvo enseguida.

Pamela se veía confundida, sin embrago accedió y se quedó en la sala.

Ya en la caja, me acerqué a Carlos.

L: En vez de hacer el pago del anticipo me gustaría pagar la totalidad del servicio, si no hay problema.

C: En lo absoluto, me permite su tarjeta de crédito y una identificación.

L: Hay algo más que quisiera que haga por mí.

C: Claro, ¿en qué le puedo ayudar?

L: Hay un par de sorpresas que me gustaría añadir. Me gustaría agregar unos globos a la decoración, unas botellas de champaña e igualmente quiero dejar una caja de regalo para que al llegar al camión ya se encuentre dentro. Haga los ajustes necesarios a la cuenta para cubrir los gastos.

C: Con gusto añadimos lo que solicita, solamente sumaremos las botellas de champaña y el resto es por nuestra cuenta. Únicamente hay que determinar cuándo entregaría la caja del regalo.

L: Le llamo en la semana para acordar eso.

C: Estamos para servirle, puede llamar aquí a la oficina o a mi celular. Me entregó su tarjeta.

L: Muchas gracias.

Regresé a la sala y Pamela se puso rápidamente de pie.

P: ¿Por qué tardaron tanto?

Antes de que pudiera decir algo, Carlos intervino.

C: Lo siento señorita, hemos tenido problemas con nuestra terminal para hacer los cargos a tarjeta de crédito, pero ya está todo resuelto.

Con una mirada de complicidad, le agradecí a Carlos lo que había hecho.

L: Muchas gracias por todo.

P: Gracias, buenas tardes.

C: Que tengan un excelente día señoritas, gracias por solicitar nuestros servicios, estamos a la orden.

Eran casi las 2:30 p.m., nos subimos al auto, comencé a manejar y de pronto entró una llamada telefónica de mi hermana.

L: Qué onda Dani ¿Cómo estás? Vengo en el coche y estás en altavoz. Aclaré para hacerle saber que venía con alguien.

D: Todo bien, hermanita. ¿Con quién vienes?

L: Con Pamela. Las palabras salieron de mi con un extraño tono de voz y se hizo un incómodo momento de silencio.

D: Ah. Otros segundos de silencio. Hola, Pamela.

P: Hola. Dijo incómoda.

D: ¿Qué hacen? ¿Ya comieron?

L: Aun no, venimos regresando de hacer unas cosas.

D: ¿Quieren que vayamos a algún lado a comer?

Pamela y yo comenzamos a hacernos señas. Intentaba preguntarle si se sentiría cómoda yendo o si prefería posponerlo, ella por otro lado me señalaba y me decía que decidiera. Daniela notó el silencio y añadió:

D: Sólo seríamos nosotros 4, mis papás se fueron a una comida.

Eso me relajó un poco pues me preocupaba presentar a Pamela con mis papás, aun no estaba segura de cuando sería el momento adecuado para hacerlo.

Pamela se encogió de hombros y asintió.

L: De acuerdo, ¿dónde quieren comer?

D: Pensábamos ir al restaurante de carnes que le gusta a René. ¿Les parece bien?

L: Si, está bien. Llegamos poco después de las tres pues estamos un poco lejos.

D: No te preocupes, nosotros llegamos a las 3 y esperamos a que lleguen. Ahorita nos vemos.

L: Adiós.

En cuanto colgué, Pamela habló:

P: Sé que puede ser algo tonto, pero me encuentro realmente nerviosa por conocer a tu hermana.

L: Solté una pequeña risa. Eres muy tierna. No te preocupes, estoy segura de que todo estará bien.

Llegamos al restaurante, nos bajamos del auto y noté que Pamela caminaba con cautela. Antes de entrar, la tomé de la mano y la acerqué a mí.

L: Tranquila, hermosa. La abracé fuertemente. Estoy segura de que se agradarán.

P: Tomó aire y exhaló fuertemente. Estoy lista.

Entramos al restaurante e inmediatamente vi la mesa donde estaban sentados. No podía decirle a Pamela, pero yo también me sentía muy nerviosa, nos acercamos y los saludé.

L: Hola, les presento a Pamela. Ella es mi hermana Daniela y su esposo René.

D: Hola, mucho gusto. Puedes llamarme Dani.

R: ¿Qué tal?

P: Hola. Dijo con la voz temblorosa.

Nos sentamos en la mesa y rápidamente Daniela habló.

D: Es un gusto conocerte, Pamela.

P: El gusto es todo mío. Lisa me ha hablado mucho de ti.

D: Espero que cosas buenas.

P: Por su puesto. Hizo una pausa. Debo decir que se parecen mucho.

D: Pero yo soy más guapa, no? Dijo bromeando.

L: Ya quisieras.

Todos soltamos una pequeña risa. Estaba muy agradecida de la excelente actitud que estaba teniendo Daniela, poco a poco notaba a Pamela más relajada y cómoda con la situación.

Ordenamos nuestra comida y continuamos teniendo una agradable conversación. Daniela y René estaban interesados en conocer a Pamela y le hacían muchas preguntas sobre su trabajo, su fiesta de cumpleaños y un par de cosas personales, sin embargo, Pamela no se notaba incómoda de responderlas.

Mientras comíamos, seguimos platicando y las cosas fluían muy bien entre los cuatro. Disimuladamente, Pamela puso su mano sobre mi pierna y yo la sujeté. Intentamos no hacer ninguna muestra de afecto frente a ellos pues era una nueva experiencia para todos al conocer esta faceta mía.

Pedimos un pastel para compartir entre todos y en lo que llegaba, Pamela se retiró de la mesa para responder una llamada.

R: Espero no estar cruzando ninguna raya, pero debo aceptar que tienes un excelente gusto Lisa.

Daniela rápidamente le dio un codazo para que guardara silencio.

L: Gracias. Dije sonrojándome sin saber qué más decir.

D: Disculpa al imprudente. Pero aun así tiene razón, Pamela se ve como una buena persona y sobre todo se ven muy contentas juntas.

L: Lo estoy, también les quiero agradecer lo amables que están siendo con ella.

R: Es una persona muy agradable, ella también lo hace fácil.

D: Además creo que fue una buena idea conocerla nosotros primero, para poder ayudarlas con la tensión cuando conozca a mis papás. Sobre todo a mamá.

L: Si, tienes razón.

R: ¿Los presentarás pronto?

L: Aun no lo sé, sigo tanteando terreno.

D: Qué te parece si cuando los vea les platico que ya la conocimos y les preguntaré si la quieren conocer. Hablaré maravillas de ella, no te preocupes.

L: Es un buen plan, si ves que están dispuestos, ya me podré acercar yo a ellos y organizar algo para presentarlos. Gracias.

D: No hay nada que agradecer, Lisita. Dijo con una risa burlona.

No pude contestarle nada a Daniela pues Pamela estaba regresando a la mesa y no quería que nos viera teniendo una pelea infantil. Se sentó en la mesa y noté que no estaba tan alegre como lo había estado minutos atrás.

Disimuladamente le pregunté si estaba bien, ella respondió son un susurro: “Después te cuento.”

Comimos el postre y nos retiramos del restaurante, en la salida, mi hermana le dijo a Pamela:

D: Ha sido un gusto conocerte, espero nos veamos pronto, cuñada. Pamela puso una cara de sorpresa al escuchar que la llamaba cuñada.

P: Muchas gracias, espero así sea, Dani.

D: ¿Te incomoda que te llame cuñada?

P: Al contrario, me gusta. Dijo con una sonrisa y ruborizándose un poco.

R: Suerte en tu fiesta de cumpleaños, ya nos contarán qué tal la pasan.

P: Están invitados a ir si así lo desean. Me daría mucho gusto verlos ahí.

D: Agradecemos la invitación, pero tenemos una boda. Me hubiera gustado ir, además tiene mucho que no salgo de fiesta con mi hermanita. Soltó una carcajada. Tal vez en otra ocasión.

Nos despedimos y noté que mi hermana y Pamela se daban un afectuoso abrazo. Me sentí realmente feliz de haber compartido ese momento y ver que de las personas más importantes para mí podrían llevar una buena relación, ahora solamente falta la prueba de fuego, que es conocer a mis papás.

Mi hermana y René se fueron a su casa y Pamela y yo nos fuimos a su departamento, veníamos conversando en el coche y ambas estábamos muy contentas.

P: Me han agradado mucho tu hermana y su esposo, son muy simpáticos.

L: Tú también les caíste muy bien. Por cierto, gracias por invitarlos a tu fiesta, no era necesario.

P: Lo hice con todo gusto, genuinamente me hubiera gustado verlos ahí.

L: Me alegra saber que se llevaron bien.

Llegamos a su departamento, nos sentamos en el sillón de la sala de TV y ahí recordé que durante la comida algo la había disgustado.

L: Ahora que recuerdo, no me dijiste qué fue lo que te sucedió en el restaurante.

P: Era mi mamá, habló para avisarme que no me podrá ver en mi cumpleaños pues acompañará a su esposo a un viaje de negocios. Dijo decaída.

L: Lo siento mucho.

P: Da igual, como te conté no soy muy cercana a mis padres. Sus palabras no concordaban con su expresión, claramente le afectaba la situación.

L: Yo sé que no son muy cercanas, pero me imagino que siendo tu cumpleaños de las pocas veces que la ves por eso te pone tan triste.

P: Tienes razón. Dijo con los ojos llorosos. Además, estaba anticipando mucho ese momento pues te la quería presentar, al fin tenía ganas de compartir algo con ella.

L: Mi corazón se encogió al escuchar eso. Lamento escuchar eso, ¿hay algo que pueda hacer para alégrate?

P: Simplemente debo dejar de ilusionarme para evitar que me decepcione y si… abrázame.

La abracé fuertemente, besé su frente y nos quedamos abrazadas por un largo momento. De pronto Pamela me volteo a ver.

P: Hoy ha sido un gran día, gracias por todo.

L: No hay nada que agradecer, también ha sido un muy buen día para mí. Además, te tengo una buena noticia.

P: ¿Cuál?

L: Apenas van a dar las 7, y eso quiere decir que el día aún no acaba, así que lo podemos hacer todavía mejor. Sonreí. ¿Qué quieres hacer?

P: Que activa estás, de ver a la persona que ayer estaba dormida en este sillón no podría creer que son la misma persona. Bromeó.

L: Tu sabes que soy muy activa, ayer fue una excepción. Me puse de pie. Entonces, ¿quieres ir a una fiesta, un antro o bar, al cine…? Te ofrecería ir a cenar pero creo que ambas explotaríamos pues acabamos de comer. Reí.

P: Todas tus opciones probablemente hagan de éste un muy buen día, pero no nombraste la opción que lo haría excelente.

Me quedé pensando en opciones de cosas que Pamela podría disfrutar, pero no parecía pensar en ninguna otra además de las que ya había mencionado.

L: No se me ocurre otro lugar para ir a estas horas. No me digas que quieres ir a un museo, o algo así. Dije bromeando.

P: ¿Quién dice que tenemos que ir a algún lado? Me quiero quedar a que hagamos el amor.

Dicho esto, Pamela se colgó de mí, me rodeó con sus piernas y comenzó a besarme apasionadamente. La cargué y me dirigí a su habitación, la recosté sobre la cama y comenzamos a quitarnos la ropa.

Seguíamos besándonos con locura y nuestras manos empezaron a recorrer nuestros cuerpos. Yo al estar encima de ella solamente podía ocupar una de mis manos para tocar sus senos, por otro lado Pamela tocaba mis nalgas y con ambas manos me jalaba hacia ella.

Nuestras respiraciones comenzaron a acelerarse y empezamos a gemir de placer, nuestros clítoris comenzaron a rozarse y cuando estábamos por empezar a aumentar la velocidad, escuchamos que Mónica estaba en la casa y llamaba a Pamela.

P: Espera. Dijo intentando levantarse.

No vi caso de quejarme pues Pamela ya se había levantado, me quedé echada en la cama esperando que pudiéramos continuar con lo que estábamos haciendo.

Pamela se había cubierto con la cobija y abrió la puerta lo suficiente para asomar su cabeza y no mostrar el interior de la recámara. Mónica al verla agregó rápidamente:

M: Lo siento, no sabía que estabas ocupada. Dijo con una risa. Hola, Lisa. Me gritó a través de la puerta.

L: ¡Hola! Grité de regreso, ya había mucha confianza con ella y la interrupción había vuelto un tanto cómica la situación.

P: ¿Qué sucede? Dijo un tanto irritada, pues se notaba ella también quería seguir con lo que hacíamos.

M: Lamento la interrupción pero me parecía que debía avisarte que vamos a tener visitas, van a venir a cenar algunas personas y ambas están invitadas.

P: ¿A qué hora llegarán?

M: A las nueve, iré a comprar algunas cosas al supermercado para darles tiempo para que terminen sus asuntos. Soltó una carcajada . Para que estén listas o en caso de que no nos quieran acompañar, no vayan a hacer ninguna escena.

P: De acuerdo, gracias.

L: ¡Tómate todo el tiempo que quieras! Grité nuevamente.

M: Regresaré como en una hora, espero sea tiempo suficiente para ustedes, par de conejos. ¿Acaso no paran ustedes? Dijo bromeando.

Ambas nos reímos y Pamela cerró rápidamente la puerta, de inmediato dejó caer la cobija al suelo y se montó sobre de mí.

P: Aprovechemos el tiempo.

L: Claro que sí, conejita. Dije haciendo referencia a como nos había llamado Mónica.

Rápidamente reanudamos nuestra sesión apasionada de besos, Pamela al estar encima de mí, era la que iba marcando el ritmo de los roces de nuestras partes íntimas.

Comenzó a moverse lentamente, la escena de verla moviéndose sobre de mí, me tenía realmente excitada. Su rubio cabello cubría parte de su rostro, pero no lo suficiente como para permitirme perderme en su hermosa mirada.

Nuestros ojos se conectaron y sin dejar de mirarnos, Pamela comenzó a acelerar sus movimientos, mis manos estaban sobre su cintura y ambas seguíamos el ritmo de su cadera.

Nuestros coños se frotaban rápidamente el uno al otro, comenzaron los suspiros y gemidos mientras la excitación aumentaba. Pamela comenzó a moverse lo más rápido que podía y casi simultáneamente llegamos al orgasmo.

Pamela se recostó boca arriba a mi lado, pero yo me acerqué a su vagina y comencé a lamerla. Limpiaba sus jugos y los míos, succionaba sus labios y con la punta de mi lengua jugaba con su clítoris.

Una de las manos de Pamela se prensó de la sábana y la sujetaba con fuerza y la otra estaba sobre mi cabeza. Mientras comía el coño de Pamela, yo me masturbaba para acompañarnos en el placer.

Sentí como Pamela comenzaba a tensarse y yo sabía que eso significaba que estaba cerca de acabar, seguí moviendo mi lengua velozmente y la presionaba con fuerza. Empezó a gritar y cuando culminó, soltó un fuerte grito final, me acerqué a ella y mientras se recuperaba le dije al oído:

L: Gané.

Pamela abrió sus ojos, comenzó a reírse y me abrazó. Nos miramos fijamente y me dijo:

P: Eres increíble, me encanta cómo que eres, me fascina todo lo haces y me vuelve loca cómo me haces el amor. Todo esto me lo dijo con una enorme sonrisa y cerrando con un beso.

Me quedé pasmada y conmovida por las lindas palabras, por mi parte no salían palabras de mi boca para expresar lo que sentía por ella. Lo único que pude decir fue:

L: Eres perfecta, te quiero como no he querido a nadie.

Nos quedamos abrazadas por unos minutos y nos levantamos para arreglarnos para la cena. A los pocos minutos regresó Mónica y nos acercamos a ayudarle a preparar todo para la cena. Mientras yo ponía los platos, Mónica y Pamela preparaban los platillos.

L: Espero no sea una cena muy elegante pues no traigo un atuendo muy formal.

M: No te preocupes, estás bien. El hecho de estar vestida ya te hace presentable. Dijo bromeando.

P: No sabes lo que dices, se ve mejor sin ropa. Dijo asomándose desde la cocina y guiñándome un ojo.

L: ¡Pamela! Dije apenada y sonrojada.

Pamela soltó una carcajada y se acercó a darme un beso en la mejilla y regresó a la cocina.

M: Ya se los había dicho antes, pero hacen una gran pareja. Recuerdo cuando Octavio y yo estábamos así al principio de nuestra relación.

P: Tranquila abuela. Rio

M: Es verdad, cuando ya llevas 5 años como nosotros, las cosas se enfrían y se vuelven rutinarias.

P: ¿Nosotras nunca seremos así verdad, Lisa? Me miró y me lanzó un beso. Tal vez necesitan algo para encender de nuevo su relación, unos disfraces, una escapada sexual o hasta un trío. Rio de nuevo.

M: El que ustedes sean como conejos no quiere decir que los demás lo seamos.

Estaba muy divertida escuchando la conversación, ya que terminé de acomodar todo, fui a la cocina con ellas.

L: ¿Hay algo más en lo que pueda ayudar?

M: No gracias, ya solo falta sacar las empanadas del horno cuando lleguen los invitados.

P: Gracias por tu ayuda, conejita. Dijo con una tierna voz infantil. Y gracias a ti Moni, por darnos nuestro nuevo apodo.

M: Les dije conejos, no esa cursilería de conejita. Dijo irritada y bromeando.

Las tres nos reímos, nos sentamos en la sala y a los pocos minutos sonó el timbre. Llegaron Octavio y un amigo suyo, llamado Fernando. Después llegaron otra pareja (Esteban y Sofía) y Olivia, la amiga pelirroja de Pamela y Mónica.

P: ¡Hola Oli! No sabía que venías, ¿y Tere?

O: No pudo venir, tenía otro compromiso. Abrazó a Pamela al saludarla.

Estábamos todos sentados en la sala, las mujeres tomábamos una copa de vino y los hombres whisky. La conversación era muy agradable entre todos y de pronto se empezaron a formar grupos: Monica, Octavio, Esteban y Sofía estaban en su propia conversación, Pamela y Olivia en otra y Fernando y yo conversábamos sobre mercadotecnia pues ambos estudiamos lo mismo.

Pamela y Mónica se pusieron de pie para ir a la cocina por la comida, mientras tanto, Fernando empezó a acercarse más a mí y percibí que tal vez estaba intentando seducirme, sin embargo yo mantuve una conversación amigable con él.

Comenzamos a cenar y mientras todos conversamos, Fernando intentó hacer avances conmigo.

F: Vaya, que gusto es conocer a una mercadóloga tan joven, exitosa y además guapa. Por qué no me das tu número y te invito un café un día, ¿que dices?

Antes de que pudiera contestar, Pamela intervino.

P: Lo siento querido Fer, pero Lisa ya está ocupada. Dicho esto, me abrazó y me dio un beso en la boca.

Fernando se quedó sorprendido.

F: Lo siento, Pame. No sabía que venía contigo. Dijo apenado.

P: No te preocupes, amigo. No te puedo culpar, viendo a esta guapura quién no estaría interesado.

Dijo eso y me sonrojé muchísimo, sin embargo una parte de mí se sentía halagada por el interés y sobre todo por el comentario de Pamela.

Pamela me tomó de la mano y seguimos conversando con los demás. De pronto me dio un beso en la mejilla y noté que Olivia nos miraba fijamente, cuando la vi, volteó rápidamente la mirada. Nuevamente sentí esa vibra extraña por parte de Olivia, estaba casi segura de que yo no le agradaba en lo más mínimo.

Trataba de no darle la importancia, pero estaba realmente incómoda pues en varias ocasiones la cachaba mirándonos.

Ya que terminamos de cenar, ayudé a Pamela y a Mónica a recoger las cosas. Cuando estábamos en la cocina le pregunté a Pamela si sabía si Olivia tenía algún problema conmigo, pues me había percatado de sus miradas y que cada vez que yo hacía un comentario hacía cara de desagrado.

P: Deben ser ideas tuyas, guapa. Olivia es una dulzura, probablemente no es nada.

Cuando estaba por salir de la cocina, Mónica me detuvo.

M: No son ideas tuyas.

L: ¿Qué quieres decir?

M: Olivia no tiene nada personal contra ti, pero a ella le gustaba Pamela poco tiempo antes de que ustedes empezaran a salir. Está celosa.

L: Eso lo explica todo. ¿Pamela lo sabe?

M: Pamela lo sospechaba, era bastante obvio, pero a ella nunca le interesó Olivia. Tere y yo somos a las únicas a las que Olivia les confesó sus sentimientos.

L: ¿Qué me sugieres que haga? Me parece muy incómodo que nos esté observando todo el tiempo.

M: Trata de ignorarla, además no tienes nada por qué preocuparte, Pamela solo tiene ojos para ti.

L: Gracias por decirme.

Salimos de la cocina y lo primero que vi fue a Olivia y a Pamela platicando. Me acerqué a ellas y al sentarme junto a Pamela le plante un gran beso, quería dejarle claro a Olivia que Pamela estaba conmigo. Puse mi brazo alrededor de su hombro y me quedé conversando con ellas, a los pocos minutos, Olivia se cambió de lugar y se sentó junto a Esteban y Sofía.

De pronto, Fernando propuso que jugáramos algo, sacaron unas cartas y decidimos jugar póker, sin embargo tenía un giro. El ganador podría hacerle un verdad o reto al perdedor y dependiendo de la cantidad de fichas ganadas sería la intensidad del castigo.

Comenzamos a jugar y al principio los castigos se limitaron a preguntas incómodas o a retirar prendas, conforme avanzaba el juego, los castigos comenzaron a subir de nivel.

Uno de los castigos fue impuesto por Fernando e hizo que Sofía le hiciera un baile erótico a Esteban y que se quitara una prenda. Otro lo puso Pamela, hizo que Octavio le dijera a Mónica 3 fantasías sexuales, al cumplir el reto Mónica moviendo los labios le dijo a Pamela “Te odio.” Pamela le respondió de la misma manera y le dijo “De nada.”

Fernando ganó otro juego y retó a Olivia a que le hiciera un baile sensual, durante una canción completa, a la persona que quisiera y eligió a Pamela. Me hervía la sangre de verla bailarle y acercarse tanto a ella.

Mónica notaba mi fastidio, sin embrago no había nada que ninguna de las dos pudiéramos hacer. Terminó el baile y Olivia me volteó a ver con una mirada engreída, pero yo sabía que ese baile no significaba nada para Pamela, independiente de cómo se sintiera Olivia.

Afortunadamente yo gané la siguiente ronda y le debía poner un castigo a Pamela, decidí que sería mi “esclava” por una ronda. Le pedí que me trajera bebidas, que se sentara en mis piernas, que me besara, que me hiciera masaje y que me hiciera un pequeño baile. Cualquier cosa que pudiera hacer para demostrarle a Olivia que Pamela era mía.

Esteban y Sofía se retiraron pues tenían que despertarse temprano al día siguiente, los 6 que restamos seguimos jugando. Fernando y Olivia se estaban excediendo con la bebida y se estaban comportando de manera impertinente.

Entonces sucedió lo que más me temía, Olivia le ganó a Pamela. Pamela pidió verdad de castigo.

O: ¿Quién coge mejor? ¿Lisa o tu ex? Dijo retadora.

Todos nos quedamos en silencio y Pamela se notaba sumamente incómoda de contestar. Miraba a Mónica pidiéndole que hiciera algo al respecto, pero nadie sabía qué hacer.

P: Creo que mejor quiero cambiar a reto. Dijo humillada.

F: ¡Así no son las reglas del juego!

O: Está bien, aceptaré cambiar a reto. Tu reto es que debes tomarte una foto sexy y mandármela.

P: ¿Es en serio? Dijo indignada.

O: Por qué te apenas, no es como que no le enviste fotos así a tu ex.

L: ¡Estas cruzando la línea, idiota!

Me levanté bruscamente y me paré frente a ella. Sentía como si fuera a explotar, la rabia que me recorría había hecho que cerrara el puño y estuviera lista para golpearla.

P: ¡Lisa! ¡Basta! Tranquilízate por favor.

L: No voy a dejar que te falte al respeto.

P: Está tomada, por favor olvídalo.

Me tomó de la mano y me llevó hacia su recámara. Seguía temblando de la furia que sentía, Pamela colocó sus manos en mi rostro para que la viera a la cara.

P: Tranquila, guapa. Es solo un juego.

L: El único juego que esa idiota ha estado jugando es a estarme provocando.

P: No hables así de ella.

L: ¿La vas a defender? ¿Después de lo que te hizo en el juego?

P: No, pero por favor ya tranquila. No vale la pena que te pongas así.

Me sentó sobre su cama y tomó mi mano.

P: Gracias por defenderme, te prometo que Olivia no es así, el alcohol la rebasó.

L: No me importa quién sea, nunca voy a permitir que nadie te hable así.

De pronto se escuchó que alguien tocaba la puerta, se abrió un poco y vimos que era Mónica.

M: Olivia y Fernando ya se fueron. ¿Estás bien, Lisa?

L: Si, ya más tranquila, gracias.

M: Nos iremos a dormir, mañana recojo lo que se quedó en la sala. Le dijo a Pamela. Buenas noches.

Nos quedamos un momento en silencio mientras Pamela estaba recargada sobre mi hombro.

P: Perdóname.

L: ¿Por qué te disculpas? No es tu culpa.

P: No, pero me disculpo porque sé que esas preguntas te hicieron daño. Sé que te incomodó escuchar esas cosas sobre mí. Te conté sobre mi relación anterior, en la cual no era la persona que ves hoy en día.

L: Hermosa, no me importa lo que hayas hecho en el pasado, lo que me importa es lo que somos hoy. Lo que me enoja es creer que alguien que se hace llamar tu amiga actuó de mala fe.

P: Lo sé, pero ya lidiaré yo con ella. Hizo una pausa. Perdón.

L: ¿Puedes dejar de disculparte? Ya te dije que esto no es tu culpa.

P: Lo sé, pero también me disculpo por no haber contestado la pregunta, me agarró desprevenida y no supe cómo reaccionar y más cuando era la respuesta era simple: Tu.

L: No tienes porque…

P: No lo estoy diciendo para elevar tu ego. Dijo seriamente. Eres la mejor que he tenido en mi vida, no se trata de técnica o experiencia, cuando alguien te hace sentir lo que tú me haces sentir, no hay nada que se le compare.

La abracé y nos recostamos en la cama por un momento.

L: Yo también me disculpo por haber reaccionado así.

P: Tú tampoco tienes por qué disculparte. Debo aceptar que me excitó verte tan ruda defendiéndome.

Ambas nos reímos y me puse de pie.

L: Es hora de que me vaya, conejita. Ya el próximo fin me podremos dormir y despertar juntas.

P: No puedo esperar, te acompaño a la puerta. Avísame cuando llegues.

En la puerta nos dimos un largo beso y me marché.

Llegué a mi casa y le envié un mensaje: “Lista para dormir, gracias por un gran día. Te quiero, te quiero, te quiero.”

Querida Angiehot, como siempre agradezco tus lindos comentarios: Me hace muy feliz saber que disfrutas de mis relatos ¡Un abrazo, guapa!

Sasia, espero disfrutes de esta nueva entrega y te mantenga igual de interesado.

HombreFX, gracias por tu comentario, debo aceptar que me siento particularmente orgullosa de esa escena, me complace mucho que te haya agradado.

Polo, es un placer compartir con todos ustedes mis historias y más cuando recibo comentarios tan alentadores como los de ustedes. Espero te haya gustado este relato.

A mi nueva comentarista Fabiola, me agrada saber que estas disfrutando de esta historia. Respondiendo a tu comentario, creo que todos tenemos o hemos tenido a una Jimena en nuestra vida, sólo espero no te esté causando problemas hahaha. Me encantará seguir leyendo tus comentarios.

Gracias a todos mis estimados comentaristas por sus lindos mensajes, me encanta leerlos y animo a mis demás lectores a comentar, ¡me fascina saber de ustedes! Besos