Mi mayor locura II

Mi noche de locura con Samir continua

Samir se levantó como un resorte y se dirigió a mi sujetándose el pantalón con una mano mientras que con la otra me ayudaba a levantarme, dejo caer su pantalón de nuevo al suelo y acercó su rostro al mio para comerme la boca con una pasión descontrolada, poco a poco fue empujándome con su cuerpo hasta que de nuevo acabé apoyada contra el árbol, mientras nos fundíamos en un largo morreo

en ese momento oímos unas voces que se acercaban, dos chicas pasaron caminando, supongo que de vuelta a casa, por el camino del parque que Samir y yo habíamos recorrido minutos antes para llegar hasta allí, pero aquello no pareció importar a Samir que no paró de besarme la boca y el cuello ni un momento, las chicas parecieron asustadas y sorprendida cuando nos descubrieron allí en pleno arrebato de lujuria y aunque estoy segura de que podían ver claramente que él llevaba los pantalones por los tobillos, la distancia y la semi-oscuridad en la que nos encontrábamos me hacía dudar de que pudieran reconocerme en caso de que nos conociéramos, en ese momento, estoy segura que apropósito, Samir, apartó a un lado mis bragas e introdujo 3 de sus dedos en mi por entonces empapado coño, haciendo que se me escapara un grito de placer, unas de las chicas alertada por mi grito, se detuvo, supongo que para asegurarse de lo que estaba viendo era con consentimiento por mi parte, cruzó su mirada con la mía de forma interrogativa, mientras Samir bajaba hasta mis pechos dejándolos al aire, por suerte su propia cabeza mientras me mordía los pezones los cubría de la vista de las chicas, estaba segura de que estaba disfrutando con el hecho de que teníamos público, hice un gesto con la mano a la chica que nos observaba para que supiera que todo estaba bien por mi parte, y ella se marchó junto con su amiga al tiempo que pude oir que le decía “nada hija, una con más suerte que nosotras”

una vez se marcharon, vlví a concentrarme en las atenciones que Samir me estaba dedicando, podía notar su erección contra mis vientre mientras sus manos me acariciaban los pechos, mi culo, y mi coño, yo estaba totalmente entregada, respondiendo a su lengua con la mía, y a sus caricias con las mías propias, notaba que a pesar de su delgadez en realidad estaba muy fibrado, la dureza de su vientre y sus brazos me hacía hacerme una idea de la fuerza que tenía, estoy segura de que no haberlos separado hubiera podido pegarle una paliza fácilmente a Alejandro, el hermano de claudia, de alguna forma primitiva aquel pensamiento me pareció muy excitante, y dispuesta ya a todo, levanté mi pierna y con una de mis manos cogí su polla, otra vez durísima, y tras masturbarla brevemente, la guié hacía la entrada de mi coño, no encontrando obstáculo alguno ya que el me había apartado las bragas antes

él me dejaba hacer mientras seguía besándome, así que siguiendo con la iniciativa pasé su glande por mis húmedos labios a modo de caricia y deseando sentir dentro la polla de aquel chaval que me estaba llevando al cielo, coloqué la punta en la entrada de mi coño y con un movimiento de mi cadera me la introduje lentamente

os juro que no exagero para mejorar el relato, las olas de placer que estaba sintiendo en ese momento superaban con mucho lo vivido hasta entonces

tuve que interrumpir nuestro beso para que un gemido saliera de mis labios, y me quede mirándolo fijamente mordiendo mis labios, esperando el movimiento de cadera por su parte que terminara de penetrarme, ya que yo solo me había introducido “su puntita” pero para mi sorpresa y decepción, él salió de mi y empezó a besarme el cuello, por un momento temí haberme dejado llevar por la situación y la arrogancia de Samir y haber sobrestimado las capacidades sexuales del que realmente no era más que un niñato de apenas 18 años, por suerte aquellos pensamientos resultaron ser solo temores infundados y Samir lo único que estaba haciendo era dejar claras sus normas.

-¿quieres que te folle?

Me susurró al oído

-si...

le respondí buscando con un movimiento de mi cadera rozarme de nuevo con su polla

  • vamos a tu casa

dijo clavándome los dientes en el cuello y llevando sus dedos a mi coño volviendo a frotarme el clítoris, haciendo que las fuerzas de mis piernas desapareciera , desde luego que este chaval sabía lo que se hacía

  • no... aquí, ya

dije en parte temerosa de llevarlo a mi casa y en parte pensando en derribar otra fantasía aquella noche y tener sexo en un lugar público

  • si no hay cama, tampoco hay polvo, créeme, tampoco eres una chica a la que echarle una mal polvo de pie contra un árbol, quiero disfrutarte bien y esto no va a ser cosa de un solo polvo, la noche es joven

dijo pellizcándome los pezones, aquella frase hizo que por un lado me sintiera alagada, pues para él también alguien digna de la que disfrutar a placer y con tiempo y por otra parte,lo de que esto no iba a ser cosa de un solo polvo hizo que me temblaran aun mas las piernas, pues la expectativas para aquella noche no hacía más que aumentar

  • esta bien, vamos a mi casa

una sonrisa triunfal se dibujo en su cara, y colocándome bien el sujetador y el vestido se separó u paso de mi, me miró de arriba a abajo con una mirada cargada de intención que me hizo sentir desnuda y sometida de un modo no desagradable

  • pero antes de irnos dame otro beso

aquello me pillo un poco de sorpresa, me pareció un gesto muy tierno, desde luego que aquel chaval sabía como tratarnos a las mujeres, y no pude evitar que esta vez a la que se le dibujara una sonrisa en la cara fuera a mi, cual fue mi sorpresa cuando al acercarme para besarle en los labios sujeto mi cara y me dijo

  • no no, ahí no, ahí

dijo señalando con su mirada hacía abajo a la vez que movía si cadera para hacer el objetivo que me marcaba aun mas evidente, aun tenía los pantalones bajados y su imponente erección a la vista, muy sutilmente noté como hacía fuerza en mi cuello para que me agachara y sin oponer ninguna resistencia me agache hasta quedar frente a frente de su polla, cerré los ojos y posé mis labios sobre la punta un segundo más de lo necesario antes de besarle, abrí de nuevo los ojos y miré hacía arriba (como esperando sus instrucciones) el me miraba fijamente

  • no no, así no, me gustan que los besos suenen, repítelo, vamos

aquello me pareció un poco pasarse de la ralla, pero no por ello menos excitante, así que sin apartarle la mirada cogí su polla con mi mano, volví a acercar mis labios a su punta y volví asegurándome que al besarle escuchara un sonoro “muack”

  • buena chica

su sonrisa de triunfo se hizo aun más evidente, entonces se subió los pantalones y se abrochó el cinturón mientras yo seguía agachada frente a él, entonces me ayudó a levantarme y esta vez si, acercó su boca a la mía y me dio otro morreo que me atravesó todo el cuerpo

  • ahora si, vamos a tu casa.