Mi matrimonio arruinado por un chantaje(2ª parte)

Sigue la vida de este matrimonio obligado por su antigua trabajadora a convertirse en sus esclavos

Tras quemar nuestra ropa cada uno fue a sus tareas, a mi me toco ir al garaje, donde seis coches esperaban

un buen lavado. Las pezoneras me molestaban mucho, y mas al frotarme con los vehiculos para fregarlos, pero

era lo que habia. De vez en cuando me reflejaba en uno de los vidrios del coche y me veia, tan patetico, calvo,

me daban ganas de llorar, pero a la vez me recreaba en la imagen que hacia poco rato habia visto, mi mujer

a cuatro patas ofreciendome, aunque no voluntariamente, su ano.

Cuando acabe de lavar los coches me diriji al jardin, para cortar el cesped y limpiar la piscina. Desde alli

tenia una vista del salon por una parte y de la cocina por la otra, las dos salas totalmente acristaladas.

Sara, nuestra dueña, seguia en el sofa, creo que de vez en cuando me miraba, pero con aire de indiferencia. Mi

esposa en la cocina, cada vez que pasaba por delante con el cortacesped la miraba, con su tanga y el collar en el

cuello, nada mas, la verdad, estaba muy sexi, aunque en su mirada veia la humillacion que como yo estaba pasando.

Ella si que no me miraba ni por asomo, o al menos no lo pude apreciar.

De pronto sono la campanilla, deje mi tarea y sali corriendo hacia el salon, descalzandome al entrar para no

llenarlo de barro. Vi aparecer a mi mujer por la puerta de la cocina, igual que yo, y juntos nos arrodillamos

ante nuestra dueña, mirando al suelo.

-Bien, perros, ya veo que vais aprendiendo. La proxima vez quiero que llegueis aqui jadeando y sudados por el

esfuerzo de venir. Me aburro, asi que entretenedme.

Mi mujer y yo nos miramos, no sabiamos que queria decir. -señora, le dije, que desea que hagamos?

-no se, perro, bueno, si, mira, se me acaba de ocurrir algo. Ves hacia el mueble del recibidor y traeme una cajita

que hay en el primer cajon, metalica.

Fui hacia alla y la coji, claro, a cuatro patas y trayendola sobre mi espalda. Al llegar me coloque junto a ella

y le hice de mesita, notando como abria la caja, colocaba la tapa en la raja de mi culo haciendome apretar para

que no cayera y rebuscando en el interior. No pesaba mucho, asi que excepto por apretar el culo, no me costaba

esfuerzo.

Me dio una palmada en mi calva cabeza diciendome: relaja el culo, cerdo, voy a coger la tapa. Asi lo hice, ella

cerro la cajita y cogiendola de mi espalda la puso a su lado, en el sofa.

-Perro, de rodillas de nuevo. La obedeci mirando sus pies.

-Bien,hoy quiero bautizaros, y nada mejor que anotar vuestros nombres claramente para no tener confusiones. A ver,

perra, mueve las tetas y acercate.

Vi a mi mujer hacerlo, balanceando sus pechos de forma ridicula. -Ten este rotulador, es especial, muy permanente,

tengo pensamientos de tatuaros el cuerpo pero por ahora creo que con esto servira. Quiero que en la cabeza de tu

marido, con letras bien grandes, escribas "cerdo cornudo".Tu, cerdo, baja la cabeza y quedate quieto, quiero que

quede la letra bien clarita. Tranquilo, cuando salgas al pueblo llevaras la gorra de chofer que te corresponde, si

no es que ordeno lo contrario, jajaja, dijo riendo.

Mi mujer se acerco a mi y note como el rotulador recorria mi calva, sobretodo por mi frente, tendria que ajustarme

muy bien la gorra para que no se viera nada.

Al acabar la señora saco un espejo de la cajita y me lo puso ante la cara. Vaya con mi mujer, que buena letra tenia,

se veia perfectamente claro. La señora riendo me dijo: queda claro tu nombre, no, perro?

-si, señora, respondi, me llamo cerdo cornudo, señora.

-Bien, cerdo cornudo, recuerda, asi te llamas, jamas usaras el otro nombre ni te lo volvere a decir, que quede claro.

Ahora tu, coge el rotulador, que llega el momento de bautizar a la cerda.

Mi mujer me lo cedio y se coloco firme, de rodillas, esperando el momento de su marcaje.

-ummm-, dijo la señora,-contigo no lo tengo tan claro, hay tantas posibilidades, y te mereces tantas humillaciones,

que un solo nombre seria poco para ti, no crees? -Si, señora, respondio mi esposa, como deseeis.

-bien, cerdo cornudo, o cerdo, para abreviar, escribe en su teta derecha la palabra "guarra" y en su teta izquierda

la palabra "cerda".

Asi lo hice, intentando que quedara bien escrito, con un tamaño de letra bastante grande, ocupando todo su pecho.

-muy bien, muy bien, ahora, cerda, date la vuelta y colocate a cuatro patas.

una vez asi colocada la miro y con sus dedos abrio sus nalgas.

-joder, cerda, de verdad que eres asquerosa, llevas menos de tres horas a  mi servicio y ya te huele el coño y el culo

a sudor, claro, estabas muy bien acostumbrada en el super a ser toda una señora, cuando realmente, que eres?

-una puta, señora, dijo mi mujer bajito despues de pensar que decian los papeles que debia responder.

-no te oigo, cerda, que dices que eres? y grita

-UNA PUTA, SEÑORA, dijo gritando sabiendo que hasta que no lo hiciera asi no pararia de hacerselo repetir.

-bien, bien, asi me gusta, que sepas lo que eres. Tu, cerdo, escribe en su nalga izquierda la palabra "huelo a" y en la

derecha "mierda", asi cuando se coloque en esta postura todos sabremos a que enfrentarnos.

Acabe de hacerlo entre las risas de la señora, que no dejaba de mirar atentamente y de meter un dedo en el coño

de mi esposa de tanto en tanto, como si fuera un juego, como si se tratara de un muñeco que no siente.

-Estas mojada, puta, cuentame algo y que asi lo sepa tu marido, con el viejo de la capital, cuantas veces te corriste?

-ninguna, señora, dijo ella muy seria.

la señora se levanto, y sin mediar palabra, le dio una patada en su coño abierto desde detras, como estaba a cuatro

patas, haciendo que mi esposa se retorciera en el suelo. Sin descansar, cayeron seis o siete patadas mas en sus tetas,

sus nalgas, su estomago, entre sus suplicas de que parase, mientras la insultaba.- cerda, guarra, pedazo de puta, a mi

me vas a engañar? al cornudo de tu marido quiza, pero a mi no, o me dices cuantas veces te corriste o te juro que

te rompo todos los huesos del cuerpo, trozo de mierda.

Mi mujer se vino abajo y entre sollozos, acurrucada en el suelo protegiendose de los golpes dijo - cuatro, señora,

cuatro veces me corri.

Yo me acabe de hundir, la mire creo que por primera vez con ojos de odio, alguna lagrima aparecio tambien, mientras

la risa de la señora se metia en mi cabeza. -bien, cerda, bien, eso queria que dijeras, la verdad, ves, cornudo? cuantas

veces has conseguido tu que esta cerda se corra asi?

-jamas cuatro veces seguidas, señora, dije yo mirando al suelo arrodillado aun con el rotulador en la mano.

-bien, pues no te preocupes, que igual algun dia lo consigues, de momento aprovechando que la cerda esta en el suelo

escribe en su tripita, justo encima de esa raja maloliente la frase "por favor, este coño es suyo, uselo".

lo hice, esta vez creo que incluso con ganas, mientras pensaba en como me veia por salvar un matrimonio que ya no

tenia arreglo.

-y ahora, para finalizar el marcado de la guarra, toca su frente, ahi seremos concisos, ademas, solamente nos queda la

palabra PUTA por poner, no puede faltar en un ejemplar de la categoria de tu esposa. Escribela en mayusculas y bien

grande, ocupando toda la frente.

Al acabar la cogio de la mano, la hizo levantar del suelo y la llevo al gran espejo de la sala de lectura. Yo las segui

a cuatro patas. Alli la hizo dar unas vueltas para que observara el estado de su cuerpo, mientras la señora comentaba

lo acertadas que habian sido las palabras escritas sobre ella.

-bien, guarra, vuelve a tu posicion de rodillas, junto a tu marido cornudo.

Los dos otra vez, juntos, mirando sus pies y esperando pensativos.

-venga, va, vamos a celebrarlo, daros un besito de enamorados, venga. Mi mujer y yo nos miramos y nos besamos de forma

suave en los labios.

-no, asi no, con lengua, que vea el amor que hay entre vosotros, y que dure, hasta que os diga que pareis.

Asi lo hicimos, besandonos de forma mecanica durante mas de cinco minutos, ante la señora, que mientras nos miraba

hacia fotos con su movil desde todos los angulos posibles.

-bien, tortolitos, dijo riendo, ahora seguidme, como dos buenos perros, vamos a hacer una excursion por la casa.

Nos llevo tras ella por el salon, hacia el ascensor, y alli cada uno colocado a un lado de ella, a cuatro patas, bajamos

al sotano, hasta el garaje, donde tras pasar los coches que acababa de fregar aparecio una puerta, que no habia observado,

cerrada con un enorme candado y en penumbra. Metio la mano en su escote y saco una llave enganchad a su collar, con la

cual abrio la puerta. Entro y encendio la luz, y nosotros tras ella pasamos a la estancia, enorme, lugubre, la luz no

dejaba ver a mas de dos o tres metros. Lo que si oimos fueron unos ligeros ruidos. -Hola, corazon, djo la señora

levantando la voz.

No hubo respuesta, pero al acostumbrarse la vista a la luz que habia, ante nosotros una enorme sala llena de artilugios

y maquinas me dejo helado.

En uno de los laterales pequeñas celdas iguales a las de una prision, pero creo que mas pequeñas, con sus barrotes

y sus candados, al igual que jaulas de poco mas de un metro de altura y pequeñas por el suelo. Nos llevo a la celda mas

alejada, y sacando una linterna ilumino dentro. Una persona, acurrucada en el rincon mas alejado a los barrotes, nos

miraba con ojos sin brillo. -ven, cariño, acercate, quiero presentarte al servicio, le dijo.

Aquella persona se acerco, no la conociamos, pero la dueña nos saco de dudas rapidamente. -os presento al señor Prats,

mi querido esposo, dijo mientras abria la puerta de la celda. -sal, cielo, que quiero que te conozcan bien. A cuatro

patas salio el señor, ya mayor, al menos rondando los sesenta años, no muy bien llevados, tambien con la cabeza

afeitada, barriga bastante considerable y totalmente depilado su cuerpo. Nada mas salir se acerco a los pies de Sara,

y comenzo a besarlos como si fueran algo sagrado, hasta que ella dandole con el pie en la cara lo hizo caer de culo.

-para ya, cerdo, que me babeas los pies, asqueroso. Bien, aqui lo teneis, como comprendereis el esta aqui voluntariamente.

es mi esclavo, y moriria por mi si se lo ordenara. Ademas, sabe el asco que me da , y que si me case con el fue para

hacerme con su fortuna, ni por asomo el podria soñar alguna vez con que yo sintiera algo de afecto por el. Verdad, perro?

-si, ama, dijo el poniendo la cabeza junto a sus pies.

-Bueno, dijo la señora, ahora que ya estais los tres juntos, espero que tengais claro que me perteneceis, que sois

mios y que hare con vosotros lo que quiera, entendido? Los tres de rodillas asentimos, claro que mi mujer y yo por motivos

diferentes a los de su marido, aunque en cierta parte, comenzaba a disfrutar de algunas circunstancias de mi situacion.

-Vamos a jugar un poco entonces, dijo ella. Sin ni siquiera esconderse ni cortarse, de golpe, tiro las zapatillas que

llevaba por la habitacion, se quito la bata que llevaba dejandola por el suelo y hizo lo mismo con el pijama, quedando

totalmente desnuda ante nosotros. Era perfecta, realmente preciosa, como un cuerpo tan hermoso podia tener esos gustos

tan repugnantes?

Ni en mis sueños hubiera pensando cuando era nuestra dependienta tenerla ante mi desnuda, y ahora lo agradecia, valia

la pena a pesar de ser poco mas que su perro.

Amor mio, tengo pis, le dijo a su esposo, el cual volo a colocarse en el suelo, tumbado boca arriba con la cabeza entre

sus piernas. -Ama, cuando deseeis, vuestro orinal esta listo.

-Veis, dijo ella riendose, para esto sirven los buenos maridos, estoy segura que tu jamas has probado el pis de tu esposa,

no? dijo mirandome. -No señora, jamas, le dije agachando la mirada.

-pues colocate en la misma posicion que el perro de mi esposo, vamos a arreglarlo, ya que tu antes le reventaste el culo,

ahora ella meara en tu boca, y tragatelo todo, aprende de mi marido, que hasta se relame. Tu, cerda, colocate como yo,

ponte en cuclillas si crees que no acertaras desde ahi arriba, y vaciate en su boca.

Vi al tumbarme en el suelo como sobre mi cara aparecia el coño de mi esposa, y como flexionaba sus rodillas hasta dejarlo

a escasos veinte centimetros de mi boca. Mire al otro perro, nuestra dueña seguia depie, sobrel, y la boca del cerdo

estaba tan abierta como buenamente podia. De pronto un chorrito cristalino, brillante, salio del coño de nuestra Ama, y

poco despues, del de mi esposa, que inundo mi boca y me hizo casi toser, mientras trataba de tragar todo. Solamente se

oia el ruido de los chorritos cayendo, hasta que mi mujer tuvo que romper el ambiente permitiendo que se le escapara

un ruidoso pedo, supongo que por la abertura de su ano. Las risas de nuestra dueña no se hicieron esperar. -respira

profundo, perro, acostumbrate a ese olor, que por lo visto la cerda esta demasiado abierta y no controla su culo.

Realmente en nuestro matrimonio ya hacia tiempo que yo sabia a que olian los pedos de mi esposa, habia bastante confianza,

pero no hasta el punto de bombardear mi cara a menos de un palmo con uno, y menos de ese tamaño.

Tras acabar de orinar nos ordeno lamer los coños tanto a su marido como a mi para limpiarlos, y volver a la posicion

de rodillas, mientras se acercaba a mi esposa.

-Bien, cerda, me ha gustado ver lo bajo que puedes caer. Ya que por lo visto ni para cerrar el ano vales, tendremos que

cerrartelo. Ponte a cuatro patas, cerda, dijo mientras se dirigia a uno de los armarios de la sala. Mi esposa lo hizo y

cuando la dueña volvio llevaba en sus manos un cinturon con un consolador enorme, verdaderamente descomunal. Sin

mediar palabra lo intento meter hasta el fondo del ano de mi esposa, la cual salto hacia delante impidiendolo.

-Cerda, guarra, quien te ha ordenado moverte, dijo mientras azotaba su trasero. -ahora veras, ven para aqui, puta gorda.

Mi mujer la siguio hasta un cepo, en el cual quedo apresada por manos y cuello en pocos instantes. -de aqui no te

moveras, jajaja....dijo mientras volvia  a insistir con el consolador, lo cual le llevo rato, pero consiguio meterlo

hasta el fondo. mi mujer lloraba, gritaba, se agitaba, pero todo era inutil, creo que su ano debia estar roto ya.

En ese momento con el cinturon envolvio su cintura y su entrepierna, y quedo inmovilizado alli, cerrando la presilla

con un candado y guardando la llave. -Bien, perra, llevaras esto mientras no aprendas a contener tus gases y tu

rebeldia. esta claro?

-si, ama, si, perdon, por favor, no lo hare mas, saqueme esto, se lo suplico.

-tu no suplicas nada, cerda, dijo ella ordenando a su marido entrar de nuevo en la celda y a mi seguirla a cuatro patas

hasta el garaje. aqui te quedaras mientras no aprendas a ser lo que eres, una cerda puta guarra. Apago la luz y tras ella

cerro la puerta, mientras aun se oian los gemidos lastimeros de mi esposa en el cepo, con su ano dilatado al maximo.

Esa noche, la primera en la casa como sirvientes, dormi en el suelo junto a la cama de nuestra dueña, despues de haber

estado mas de dos horas lamiendo, besando y masajeando sus pies. Solo una vez se desperto, para orinar, y tambien me uso

a mi como a su marido, lo cual me hizo comprobar como el pis de cada mujer tiene un sabor diferente, y tengo que admitir

que el de nuestra dueña, no me disgustaba. Empezaba a aceptar que esta vida que nos ofrecia me atraia mucho.