Mi masajista preferido

Voy a darme un buen masaje, y en vez de relajarme me excita un montón

Llevaba unos días con dolor de espalda, me tomé calmantes, pero seguía con bastantes molestias. Normalmente en estos casos iba a una clínica de fisioterapia cerca de casa, pero la verdad es que los precios eran bastante elevados, y no me venía demasiado bien el gasto. Así me dispuse a buscar por internet alguna alternativa más económica, sabía que por el barrio podría haber alguna alternativa mejor para mí. Después de un rato, encontré un anuncio curioso, justo a un par de calles de mi casa, donde un fisio con buen aspecto y musculado ofrecía masajes económicos.

Llame y me dijo que me podía atender esa misma tarde, así que al rato me acerque al domicilio del masajista particular. Cuando le vi me causo buena impresión, era un latino fuerte y muy amable, y con imagen muy profesional, con su uniforme blanco y su camilla de fisio.

Primero me hizo quitarme la parte de arriba, y con la espalda al aire me hizo sentarme en una silla especial, donde con fuertes manos empezó a masajear mi espalda, con fruición y mucha energía me fue localizando las zonas contracturada y me fue dejando la espalda relajada.

Despues me pidió que me tumbara en la camilla, y me dijo que me quitara toda la ropa para no mancharme con el ungüento que usaba, y me tumbara boca abajo. Cuando me tumbe me puso una toalla sobre mi culo desnudo.

Verdaderamente me iba dando un masaje realmente bueno en la espalda, yo estaba encantado. A continuación me quitó la toalla y empezó a masajear me las piernas, y me dijo: ahora también los glúteos. Lo hacía fenomenal, yo estaba relajado, pero cuando se empezó a centrar en mis glúteos, y más en concreto empezó a masajear la zona alrededor de mi ano, empecé a notar sensaciones diferentes.

Así estuvo un buen rato, y yo me empecé a poner a cien, la verdad. Empezó a subir otra vez las manos por mi espalda, y me relaje. Pero de pronto, además de las manos, empecé a notar  algo que me tocaba el culo. Enseguida vi que lo que me estaba restregando por el culo no era precisamente blando, estaba como una roca.

Me giré asustado y entonces lo vi: no recordaba haber visto un rabo tan grande, con las venas dilatadas y soltando ese olor a macho que me embriagaba.

Me lancé como loco hasta que mi boca llegó a esa maravilla y empecé a mamar con ansias.

Ya me parecía que tenías cara de zorra, me dijo el masajista, y tuve que asentir mientras sonreía. Así estuve un buen rato, mientras el masajista aprovechaba para irme dedeando el culo, primero con solo un dedo, y luego fue metiendo más y más. Cuando me di cuenta me había fisteado el culo con la mano entera. Pero qué buena zorra eres, pon el culo ya que te lo voy a llenar de leche, me dijo.

Me dio la vuelta, me arrimo al borde de la camilla, y empezó a meter ese pedazo de pollón en mi anhelante culo. Primero fue despacio, metió solo la cabeza, pero poco a poco note como los huevos hacían tope en mi culo.

Después fue aumentando poco a poco el ritmo, yo estaba como loco recibiendo esa maravilla, y necesitaba esa polla dentro de mi.

Estábamos como locos, cuando me dijo: te voy a llenar de leche ese culito de zorra, tenía cara de absoluto vicio, y yo no fui capaz de reaccionar y no dejar que se corriera dentro. En el fondo estaba deseando ser preñado como su hembra de forma inevitable.

Perdí la cuenta de los trallazos que note dentro de mi culo, era maravilloso, y de pronto saco su pollón de mi culo y me giro apuntando a mi boca. Todavía no le había bajado, así que aproveche para limpiarle con mi boca y lengua su aparato hasta dejarlo bien limpio, saboreando su leche y mis flujos anales,mientras notaba como me bajaba toda la leche derramada en mi culo por mis muslos.

Muy bien, zorra. Espero verte pronto...Me dijo.

Y efectivamente cuanto los días y las horas para volver a recibir...tratamiento. Pero eso es otra historia ...