Mi marido y mi can... me disputan (2)

Esta vez yo me convertí en la hembra en celo.. ¡Que experiencia Señor, que experiencia!.

MI MARIDO Y MI CAN, ME DISPUTAN ..... 2.-

Daniela ........ (Denny)

Al día siguiente, no me fue fácil enfrentarme a mi amiga Virginia, después de lo observado la noche anterior. Ella en forma muy normal y cariñosa, se apresuraba invitándome a desayunar. En vista de su tranquilidad y actitud, guarde absoluto silencio sobre lo acontecido esa noche. Abordamos el vehículo dirigiéndonos hasta el Club de Equitación, donde nos esperaban ensillados dos hermosos corceles. Yo no poseía gran experiencia en cabalgar por lo que Virginia se transformó en mi maestra y guía. La buena alumna, pronto manejó la situación, disfrutando ambas amigas de un hermoso paseo ribereño el que culminó casi al mediodía con una corta carrera antes de llegar a las pesebreras.

Almorzamos en el mismo club, para más tarde dirigirnos hasta nuestra apacible cabaña, donde yo rendida por la cabalgata, me lancé sobre la cama, para descansar y escuchar música, habiendo antes desistido a la invitación que me hiciera Virginia, de cruzar el lago en lancha para visitar a los Wilrrigth, un matrimonio amigo que pasaban también unos días de vacaciones en su casa que poseían al otro lado del lago. Así quedé a solas a cargo de la casa. Claro que me costaba concentrarme y lograr hacer una reponedora siesta pues mientras descansaba, seguía rondando en mi cabeza, las imágenes de mi amiga y su perro el que ahora reposaba tranquilamente a la sombra sobre la terraza pensando seguramente en lo feliz que le hacía a su vida su extraña ama.

Por fin el sueño me venció , entregándome a una reponedora siesta de la que sólo desperté una hora y media después, debido al sonido del teléfono que trinaba sin cesar. Al descolgar me encontré con un mensaje de Virginia que anunciaba que llegaría más tarde de lo previsto, aunque se comprometía estar antes de obscurecer , que en esos lugares y época era pasada las nueve y media, razón por la cual, decidí darme un baño, para después ver una de las películas arrendadas.

Como lo pensé lo hice y después del baño y mientras secaba mi cuerpo, sentí molestias en mis entrepiernas, descubriendo que la cabalgadura me había irritado esa zona, preocupada, me tendí en la cama tomando un pote de crema y con suaves tocaciones esparcí en el lugar afectado el refrescante y suave ungüento el que por su cercanía inmediata me fue produciendo un gustillo especial en mi sexo, reforzando las tocaciones con más crema sobre mi sensible clítoris que empezaba a enviar hacia mi cerebro ondas cargadas de irrefrenable excitación sexual. Inesperadamente salté de la cama y recordando que Virginia me había comentado que guardaba un frasco con una loción especial para ese tipo de irritación me dirigí a su botiquín existente en el cuarto de baño de Virginia. Desnuda tal como estaba y sabiendo que en casa sólo estaba yo, caminé hacia la habitación de mi amiga, encontrándome con la sorpresa que el mismísimo Pinck, cual guardián se encontraba tendido descansando en la puerta de su ama. Mi paso desnudo, por su lado, no lo hizo ni siquiera inmutarse, continuando en su misma posición. Una vez en el interior de la habitación, abrí una gaveta que contenía potes de cremas, esmaltes etc. Tomé un pequeño frasco de vidrio, que fue el que me pareció el adecuado y destapándole unté mis dedos en ese líquido aceitoso, parecido a emulsión lubricante para bebé, aunque para mi agudo olfato, su olor era algo raro y penetrante por lo que sólo me hice un par de tocaciones, para salir luego del cuarto, llevando consigo el frasco. A mi salida pude observar a "Pinck", en una actitud totalmente diferente a la anterior. Erigido en sus cuatro extremidades, sus orejas muy paradas y una vivacidad especial en sus ojos. Sorprendida le acaricié su cabeza y continué mis pasos a mi habitación, siendo seguida muy de cerca por el bello ejemplar, que decidió acompañarme hasta la alcoba. Sin prestarle mayor atención y dándole la espalda, me incliné hacia la cama para recoger el pote de crema que aún permanecía sobre las sabanas. Al quedar con mi hermoso trasero expuesto, Pinck, rápidamente se me acercó por atrás y sin perder el tiempo introdujo su nariz y hocico en mi zona vaginal y con su lengua empezó a lamer repetidamente mi sexo, sentía su lengua áspera y caliente, que me producía una sensación muy especial sobre mi vagina, con temor y cuidado di vuelta mi cabeza para mirarle hacia atrás, desde la posición tendida de vientre sobre la cama, logrando ver como el animal muy entusiasmado conmigo se entregaba con una maestría increíble a hacer verdaderos estragos con su lengua sobre mis labios vaginales y mi excitable clítoris. Luego aún temerosa, hice un esfuerzo para llevar mi vista hasta su sexo y ahí pude ver como desenfundaba un imponente miembro de forma y color a un rojo lápiz labial pero enorme, el que poco a poco mostraba toda su magnitud y erección, aumentando varias veces su tamaño, con inusitado morbo se lo observé completo y no podía dar crédito que mi amiga hubiese sido capaz de guardarlo todo en su vagina, mas el rosetón que todavía no aparecia .

Me dio pánico y tuve todas las intenciones de zafarme de él y correr a esconderme al cuarto de baño, o tomar el fono y llamar a mi amiga ante esta emergencia que no sabía como manejar, pero a lo único que atiné, viendo su euforia y declarados deseos, fue lograr volver mi cabeza ahora hacia adelante apoyándola sobre la cama y sin mover un músculo me mantuve como petrificada mientras el gran Pinck, continuaba haciendo de las suyas con su larga lengua. Lo que yo ignoraba, era que me había equivocado de frasco con el líquido para la irritación cutánea, tomando en su reemplazo un líquido estimulante del apetito sexual de los canes y que usaba mi amiga imitando al olor de una hembra en celo, eso lo supe mucho después, como también ignoraba que este hermoso can había sido adquirido en un lugar de adiestramiento de perros especiales para mantener relaciones con mujeres solitarias o no tanto, haciendo cosas extraordinarias que después me enteré.

Aunque hacía bastante tiempo que Virginia, no usaba esa loción ya que Pinck, había logrado familiarizarse con los aromas de la vagina de su ama y cuando olfateaba que su dueña andaba excitada y humedecida, era como darle la orden de ataque y ahí empezaba su acoso y presión para montar y cruzarse con su hembra favorita, disputándose los favores y bondades de Virginia con su gringo marido que muchas veces después me contaban, debió cerrar la puerta de su alcoba y dejar afuera a Pinck, que con su agudo olfato, sabía que a su rica hembra detrás de esa puerta George se la estaba fornicando. El marido tenía que tomar estas precauciones, por que en más de una oportunidad me ha comentado mi amiga, el animal excitado a mas no poder con las emanaciones vaginales de la mujer, sacaba de la cama al marido y no cesaba en su intento hasta no penetrar y fornicar con su ama y saciar así sus mas estimulantes y animales deseos. O sea era una verdadera disputa a pene parado y ella se dejaba disputar, para entregarle su trofeo siempre al más astuto, que en este caso resultaba ser Pinck. El pobre George, se veía en la obligación de masturbarse, mientras a su caliente mujercita el can la hacia gozar hasta el infinito.

Volviendo a lo que me estaba sucediendo, en ese instante decidí jugarme la última carta y hacer un esfuerzo por zafarme del animal, pues temía lo que podía venir. Pero Pinck fue más listo que yo y de un rápido movimiento cubrió mi palpitante y desnudo cuerpo, y apoyando sus engarradas manos sobre la cama, su hocico ahora fue a hurguetear la base de mi nuca conciente que me encontraba muerta de miedo. Sentía como el grueso miembro del animal buscaba afanosamente mi bien lubricada y cremosa entrada vaginal. Notaba que era presa de un nerviosismo excitante e inteligentemente me pude dar cuenta que resistir era inútil y recordando lo que había presenciado la noche anterior de como Virginia, manejaba la situación, me di ánimo para vivir una nueva experiencia y si mi amiga lo hacía habitualmente y lo que es más, pude apreciar que lo disfrutaba plenamente, porque yo no podría probar.

Ya mas calmada y expectante por aquel sueño que me perseguía desde mi niñez, sentí que una fuerte y sensible excitación se posesionaba de mi mente y de todo mi aún joven cuerpo por lo que opté resignada a aceptar mi destino. El hermoso can, hábilmente adiestrado para estos menesteres pasionales continuo acariciando con su hocico a su hembra, mientras su grueso y duro miembro buscaba afanoso, aunque con magros resultados, los delicados y excitantes pliegues vaginales. Debí acomodarme como pude, hasta que su aguda punta encontró la zona blanda del mi rico orificio y en ese instante dejé escapar un gemido, no se si de dolor o placer o ambas cosas a la vez, al ser motivo de una gran penetración.

Iniciamos así a un prolongado y electrizante acto de posesión el que era observado por mi a través de un gran espejo que pendía en la pared, frente a mis ahora vivaces ojos verdes. podía ver la verdadera maestría desarrollada por el inteligente animal para hacerme gozar, especialmente cuando yo enloquecía de excitación sentí ensancharse al máximo mi vulva, tanto o más que cuando Ronny me lo hiciera por primera vez, me sentí desfallecer cuando el can en todo su entusiasmo hacía esfuerzos por introducir dentro de mi su desarrollado rosetón, jugué un rato a no permitir su introducción y me las arreglaba delirantemente con el resto de su formidable miembro, notaba como esa fuerte bola de musculos chocaba con mis labios vaginales y repetidamente lo quise rechazar, pero pudo más mi calentura y los locos deseos de Pinck de penetrarme toda, en un comienzo me causó una fuerte expansión y un soportable dolor vaginal, pero luego pude experimentar junto a los movimientos del can, que el placer volvía en si y lo que mas deseaba en ese momento era que ese tremendo placer no terminara por muchas horas, me sentía una verdadera perra en celos, la que era fornicada por el mejor dotado de los machos de la comarca. Se lo digo a mis amigas que leen estas líneas y que les da vuelta en su cerebro el bichito de la zoofilia, pero que tienen aprehensiones de hacerlo, por favor prueben y verán que me quedo corta en explicar las sensaciones que se tienen.

Volviendo a lo por mi experimentado, podía ver que tanto mi clítoris como mi útero de hembra era doblemente estimulado por esta gran metida, logrando unos estremecedores orgasmos que se vieron aumentados al ver a través del espejo que también el animal alzaba su fuerte cuello y su hocico apuntado al cielo para culminar descargando un nutrido chorro seminal hacia mi interior rebalsando mi ajustada cavidad para chorrear a presión fuera de mi, dejándome extenuada y tendida boca abajo e inerte sobre la cama, Yo no lograba mi sosiego, mi respiración era muy agitada e incontrolable por el tremendo esfuerzo ha que había sido sometida por el diestro animal, mientras Pinck, continuaba como abotonado dentro de mi gozadora zorrita, al fin pude aquietarme y sentir todo su gran falo dentro de mi, esperé pacientemente a que Pinck, quitara lentamente su miembro, pero en esa espera y empleando lentos movimientos, no pude resistirme de acabar deliciosamente por dos ocasiones más.¿ Que miembro Señor ... Que miembro? Jamás me había esforzado tanto ni transpirado de esa forma en el acto sexual, todo era nuevo para mi.

Recuerdo que cuando logró retirar su gran miembro de mí, se produjo un sonido similar al destape de una botella de champagne, al salir su potente rosetón de mi trastornada vagina . Así Pinck, se retiraba a un rincón de la habitación a limpiarse con su lengua los vestigios de su acto placentero. Durante más de veinte minutos reinó un silencio absoluto y solo mi pausada respiración sé hacia escuchar en aquel atardecer mágico y misterioso.

Más tarde y lentamente empecé a moverme hasta lograr sentarme al borde de la cama, observé mi maltrecho sexo y pude notar que un hilillo de sangre me escurría por la entrada vaginal, recordando que lo mismo me había ocurrido al hacer el amor la primera vez con Ronny, resultando también ahora con un pequeño desgarro vaginal producto del grueso miembro del can. Tomando la toalla aún húmeda que había dejado sobre la cama, limpié con ella mi herido y maltrecho sexo y aunque mi intención era meterme en el cuarto de baño para asearme y borrar todo vestigio de tan inusual encuentro de sexo, instintivamente tomé nuevamente el pequeño frasco y puse unas gotas de él para refrescar esa zona pensando que me aquietaría el ardor. Esparcí gotas del extraño líquido en los pezones de mis bien dotados y firmes senos. No bien hube tapado el envase, cuando tenía nuevamente a Pinck, tratando de meter su hocico para olfatear el sexo de una sorprendida mujer, aunque mi reacción ya mas envalentonada fue de golpear con mis puños al macizo animal, la atracción de olfatear la vulva era superior a la aflicción que pudieran causarle con mis débiles golpes y nuevamente el grueso y rojizo miembro daba muestra de querer entrar en acción. Al tratar de proseguir su olfateo hacia mis senos, me encontró tendida en la cama en posición a horcajadas. Así una vez más me encontraba dominada por el animal debiendo ceder a sus instintos sexuales y para evitar ser maltratada por Pinck, no tuve más alternativa que dejarme copular por este insaciable macho, quien nuevamente encontró en mí una ferviente colaboradora que lo hizo eyacular tras disfrutar de una prolongada y frenética sesión de sexo.

Fin de este capitulo ................... Daniela

Espere el tercero, que también lo gozará