Mi marido, su primita y yo.
La visita de la prima de mi marido me provocó el mayor orgasmo de mi vida...
Era más de medianoche cuando por fin apareció por la puerta la flamante primita quinceañera y descarada de mi marido. Después de los saludos y arrumacos de rigor, nos apresuramos a indicarle donde se encontraban sus aposentos ya que todos nos sentíamos derrotados. Nosotros por la dura jornada laboral, y Tensi ( así se llamaba la adorable lolita) a causa del largo viaje. Por suerte yo al día siguiente tenía fiesta, de esa manera podría compensar la falta de hospitalidad acontecida la noche de su llegada.
Ya de madrugada unas ganas irremisibles de orinar enturbiaron mi sueño y provocaron mi viaje al lavabo. Con los ojos completamente pegados me desplacé a tientas por el pasillo de mi casa y al llegar el inconfundible gorgoteo de la orina cayendo lentamente en el inodoro me hicieron volver a la realidad. Avancé hacia la puerta entreabierta y miré a través del estrecho hueco que ésta me permitía. Allí se encontraba Tensi, desnuda a horcajadas sobre el váter derramando su deliciosa agua dorada dentro de él.
Con una mano se apoyaba en la taza para permanecer de pie y con la otra, abría sus pequeñísimos y rasurados labios haciendo esto que se empapara su mano, y que a mi se me hinchara el clítoris y se humedeciera mi entrepierna . Conocedora de sus constantes devaneos sexuales y la noche de lujuria acontecida el año anterior junto a mi marido, me permití abrir la puerta del baño y pedirle que siguiera.
Al verme entrar emitió un leve gemido y entornando los ojos se abrió más el coño mostrándomelo suculento y dispuesto. Mis pezones se endurecieron y lentamente fui bajando la cabeza hacia su sexo hasta q mi lengua topó con la viscosidad de su flujo y sorbí con ansia. Ella asió con fuerza mi cabeza y me obligó a bebérmelo todo.
En tan sugerente postura, ella sentada con las piernas abiertas en el váter y yo arrodillada delante con la lengua recorriendo su raja apareció mi marido que poniéndose inmediatamente en situación, se inclinó para chupar los pequeños pezones de su prima. Ésta gemía y se retorcía. Mi coño palpitaba y dejando que mi marido continuase con la labor que venía realizando yo , me desnudé completamente y me estiré en el suelo a masturbarme mientras veía como él lamía. Un minuto después los movimientos de Tensi se hicieron más rotundos, anunciando la inminente llegada de su orgasmo. Fue entonces cuando su primo la levantó de su trono y la condujo hacia la habitación. Yo seguía tumbada en el suelo del lavabo y al sugerir mi intención de seguirles él me lo impidió. Voy a hacer que se corra y tú vas a escuchar detrás de la puerta.
No entrarás hasta que yo te lo indique. A lo que accedí sin rechistar. Me senté con la espalda apoyada en la puerta y me dispuse a agudizar el oído e intentar no perderme ni un detalle de lo allí dentro sucedía. Decidí no masturbarme ya que era consciente de que el mínimo roce provocaría en mí una descomunal corrida, y deseaba que ellos estuvieran presente. No tardé en escuchar un grito desgarrador y el desconocimiento de lo que tan cerca de mí había acontecido hizo que enloqueciese. Seguidamente recibí la señal que me permitió irrumpir en la estancia y ver cómo, con el glande hinchado y húmedo, acariciaba su pequeño chochito desde atrás preparándolo para la imperiosa penetración. La tenía a cuatro patas y esa perspectiva se me hizo irresistible. Mientras él la acariciaba con la polla metí la lengua en medio ávida de sus fluidos. Necesitaba formar parte de tan delicioso evento.
Cogí su polla con la mano, y sucando la punta dentro de su coñito, la introduje en mi boca y la saboreé con gusto. Permanecimos así durante un brevísimo tiempo ya que mi esposo se decidió a follarse a la nimfa. Me puse a cuatro patas al lado de ella y con un vibrador empecé a masturbarme al ritmo de sus embestidas. Me encantaba ver cómo ese coño tan cerrado y minúsculo se tragaba los veintidós centímetros de verga que tantas alegrías me había dado.
Sabía que no lo soportaría mucho más y no me equivoqué. Mi amado compañero se corrió como un animal dentro de su prima hermana mientras su mujer al lado de ellos meaba de éxtasis las sábanas de su lecho.