Mi marido siempre tuvo una doble vida.
Conocí a mi novio en una fiesta, jamas ningún chico me había tratado con tanto respeto ni cariño, la vida da vueltas y la mía montones de ellas. Aquí os lo cuento.
Luis era el hombre de mi vida. Atentó, simpático, elegante, un triunfador en los negocios además de ser muy buena persona.
Le conocí en una fiesta en casa de unos amigos comunes, la verdad es que hablamos toda la noche y al acabar la velada me pidió mi teléfono para llamarme en otra ocasión. El chico me había encantado, uno de esos que conoces y no puede pensar más que como es posible que estuviese libre.
Pasé una mala semana pues Luis no me llamó. Casi me muero cuando el viernes por la noche vi un numero desconocido en la pantalla de mi iphone.
- ¿si?
- ¿Fátima?
- Si, soy yo.
- ¿Qué tal?, soy Luis.
- Hola Luis. ¿Qué tal?
- Bien, gracias. Te llamaba para ver que hacías esta noche. Iba a quedar con mi prima, ya sabes, cosas familiares, pero al final le he dado una excusa para ser si se alineaban los planetas y te podía ver.
- Pues la verdad es que he quedado a estas horas ya con mis amigas. Pero podemos hacer unas cosas. A las 12 si quieres puedes pasar a recogerme por Ribelino’s y me voy contigo a tomar algo.
- Me parece perfecto.
Como es natural esa noche le conté a todas que el fiche de la fiesta iba a pasar a buscarme. Todo eran codazos, sonrisas y saludos cuando Luis entró un poco perdido en la discoteca. Después de localizarnos y de los besos habituales, salí como la reina de la noche ante la cara de mis amigas con el chico más guapo que nunca me había topado.
Me hubiese gustado decir que esa noche fue una noche donde descubrí el intelecto y sensibilidad de Luis, pero no. Esa noche bebimos, bailamos, reímos y no follamos por que Luis no lo propuso. Me dejó en casa a las siete de la mañana. No hizo ademan de subir por lo que ante esta contrariedad ya tenía un dedo en mi almeja dentro del ascensor subiendo a mi piso. Fui perdiendo ropa por la casa hasta que llegue a mi cama donde me masturbe con furor y me corrí con estruendo. Estaba realmente cachonda. Luis me había puesto a tope
Desde que lo dejé con Alberto nunca había sentido tanta necesidad de hombre, había habido varios, pero después de 10 años de noviazgo con el porrero de Alberto me resultaba raro verme desnuda y abierta de piernas delante de un desconocido o a cuatro patas con alguien cogiéndome por las caderas distinto de cómo lo hacía él. No es que me desagradase, por supuesto. Es más en los últimos meses he sido yo quien ha llamado a más de un conocido para pasar una noche salvaje, una tiene sus necesidades, pero realmente no era algo que me volviese loca, sencillamente no entiendo a esas chicas que basan su vida sexual en continuos rollos de una noche. En este caso, esa noche, no, esa noche sabía que me hubiera gustado.
Seguí viendo a Luis durante cuatro meses. Teníamos de todo, desde noches de alcohol y fiesta, hasta veladas pseudo culturetas donde hablamos de lo divino y lo humano. En esas cenas como digo hablábamos de todo, desde de nuestros amigos, de nuestras familias donde cada uno ya conocía por nombre al del otro e incluso de sexo, donde le llegué a comentar que me gustaba un poco ser sometida, él entre risas me dijo que a él le gustaba someter. Nos estábamos volviendo muy amigos pero yo quería más y él no daba el paso. En alguna ocasión me pregunté si solo quería una amiga y no una novia que es lo que yo deseaba ser. Éramos una suerte de pareja no oficial y no consumada que salíamos la mayoría de las ocasiones juntos, nos habíamos presentado a amigos y todo parecía a pedir de boca.
Por el día también hacíamos cosas, como ir a andar en bici por la casa de campo, excursiones a la sierra o incluso ayudarle en un par de ocasiones con su ONG repartiendo comida en zonas deprimidas. La cosa iba in crescendo y cada día nos veíamos más. Éramos una especie de novios sin sexo, bueno sin sexo él por qué por mi parte era cerrar la puerta de casa en imaginármelo entre mis piernas. Me he masturbado y muy duro desde pequeña. Al principio usaba el dedo, después probé con bolígrafos, el mango del peine vino después y desde que los descubrí soy una adicta a las pollas de goma. Siempre he sido de mucho masturbar, como he dicho, pero en esa época Luis me tenía a tope.
Llegó mayo y con él el buen tiempo.
- Hola
- Hola Luis.
- ¿Te apetecería hacer una locura?
- Claro, ¿qué nos vamos a beber esta vez? – recordando el encuentro de hacia un par de fines de semana en el que probamos al absenta y con la que tanto nos habíamos reido.
- No, en serio. Tengo que ver mañana a un cliente a primera hora en Logroño y me da rabia ir hasta allí y volver. ¿Por que no vamos, cogemos unas habitaciones de hotel y pasamos el fin de semana allí?
- ¿Quiénes?
- Tu y yo boba.
- Pues me parece una idea excelente.
Subidón. Luis se iba algunos de semana fuera de Madrid por temas de trabajo pero siempre iba solo, esta vez yo iba con él. Le volví a llamar.
- Perdona Luis.
- Nada
- ¿Dónde nos quedamos?
- En una casa rural en San Millán de la Cogolla.
- ¿Y se llama?
- ¿Por qué?
- Por curiosidad y por ver si tienen pagina web.
- La Morada de la Cogolla.
Me despedí, abrí mi portátil y llamé.
- La Morada, ¿dígame?
- Hola, le llamo por que vamos a pasar el fin de semana en su establecimiento. Tenemos reservas a nombre de Luis Paramo.
- Si, dos habitaciones.
- Bueno, me tiene que hacer un favor. Luis y yo estamos pasando una crisis, y personalmente quiero reconducirla. ¿Sería usted tan amable de hacer los siguiente?. Yo le voy a pagar una de las habitaciones. Cuando lleguemos, nos dice que solo tiene una y que entendieron la hacer las reservas que éramos dos pero una sola habitación.
- La verdad señora me pone en un aprieto.
- Mire, hacemos una cosa. Le pago las dos ahora con tarjeta y cuando lleguemos le cobra a Luis de nuevo la que usemos.
Finalmente lo conseguí. Poderoso caballero casi siempre es don dinero.
Luis me recogió a la salida de la oficina y pusimos rumbo hacia Burgos, donde paramos en el famoso Landa a tomar la famosa morcilla. Condujimos hasta San Millán de la Cogolla y de ahí al hotel. Un sitio precioso, con mucho encanto. Pasamos por recepción. Luis se llevó el disgusto de saber que solo teníamos una habitación, protestó lo que pudó, yo le quité hierro al asunto y finalmente entrabamos en nuestra primera habitación. Era preciosa.
- Vaya hombre, cama de matrimonio. Lo siento Fátima. Te pensaras que lo he planeado - me dijo con autentica sinceridad.
- No te preocupes tontón que ya tenemos confianza. No nos va a pasar nada por dormir en la misma habitación un par de noches.
Esa misma noche cenamos en un precioso restaurante. A base de chupitos y copas acabamos tarde y mal, llegamos a la habitación y Luis se metió en el baño. Salió minutos después con un pijama a rayas y una camiseta de Tarifa, estaba realmente sexy. Yo me cambié y lo antes posible y salí del baño con un camisón que dejaba a las claras mis hermosas tetas y casi no me tapaba el culo, me lo había dejado mi amiga Almu asegurándome que con el puesto ninguno se resistía. Luis ya dormía cuando yo llegué.
Desesperada me tumbe a su lado y viendo que estaba como un tronco le imite y dormí después de barajar hacerme un dedo para despertarlo con mis gritos de placer.
Cuando me desperté Luis se había ido. Del camisón salía mi teta derecha y lo tenía por la cintura dejando a la vista todo mi culazo “tapado” por un hilo dental de encaje. Me sonrojé y excite a la vez. Me había visto así, estaba segura, mientras se cambiaba y salía había tenido que haberme visto tal y como estaba, ósea casi en pelotas. No pude evitar masturbarme suavemente pensando en él.
Luis volvió poco antes de comer yo ya estaba arreglada. Me llevó a comer a un asador medieval, luego a ver los pueblos de la zona y por último a cenar a un magnifico restaurante con estrella Michelin sito en una preciosa bodega.
- Ayer ni buenas noches
- Ja ja ja, lo siento, estaba muerto y borracho. También soy un cretino, logro meter en mi cama a un bombón como tu y me quedo sopa.
- Pues esta noche a ver si hablamos un poco, por lo menos.
- J aja ja, por lo menos dice – y me guiñó un ojo.
Teníamos una tremenda paliza encima, por lo que después de dos copas volvimos al hotel. Después de salir él del baño con el pijama a rayas, yo volví a salir con mi mini camisón. Esta vez Luis si me dio un visual y silbó. Había encendido la tele donde ponía una de Hithcock, me metí en la cama y poco a poco fui apoyando mi cabeza sobre su pecho. Luis me tocaba la cabeza con mucho cariño y yo empecé a pasarle mi mano sobre su pecho. Poco a poco empecé a detenerme en sus pezones jugueteando con ellos como quien no quiere la cosa. Su polla claramente crecía en sus pantalones mientras yo seguía tocando con mis uñas y intercambiando alguna frase sobre la pelicula. Empecé a tocarle la barriga rozando disimuladamente su polla, aquello estaba más y más grande y en un movimiento de su barriga salió el capullo fuera del elástico. Meses llevaba queriendo ver aquello y ahí lo tenia.
Teniendo como tenia la polla cruzando medía barriga, mis manos empezaron a acariciar su polla como si una parte de la barriga se tratase. Luis suspiro pero no dijo nada. Empecé a tocarla ya más exclusivamente cuando bajando la cabeza le di un par de besitos y a continuación me la metí en la boca. Luis no dijo nada cuando empecé a chupársela despacio, con cariño, suave. Alternaba mi lengua con mis labios, me la metía hasta el fondo para después sujetar ese capullo con mis labios. Había chupado suficientes pollas en la universidad para saber lo que le gustaba a un hombre. Luis bajo su mano, aparto mi hilo dental y empezó a tocarme mi vulva. Casi me corro allí mismo. Después de un rato frotando y yo chupando, Luis bajo su cabeza y la metió entre mis piernas empezando el a darle juego a su lengua y llevándome al séptimo cielo. Acabamos sin darnos cuenta en un agradable 69 donde yo le chupaba la polla y los huevos y el me lamia toda mi raja, desde el clítoris a mi culo. Luis me sacó la polla de la boca, se deslizo por debajo mía y subiendo mi cadera empezó a pasar su dura pollas por mi raja pero sin meterla.
- métela, folláme Luis.
Y Luis la metió. Por un momento todas mis pajas se hicieron realidad, aquella polla era más de lo que había imaginado y ahora las tenía en mis entrañas.
Luis me martilleaba el coño con suspiros y bufidos mientras yo con las bragas aun lado, el camisón por la cintura y las tetas al aire pendulando después de haberse salido fuera de la tela, gemía como posesa y dictaba su nombre entre suspiros.
Me la saqué y me di la vuelta. Luis se había quitado la camiseta dejando a la vista un cuerpo precioso y tenía el pijama justo por debajo de sus huevos. Yo me tumbé, me abrí de piernas y esperé una nueva estocada. Arqueé mi espalda cuando ya estaba dentro. Luis me agarró las tetas por primera vez. Yo jadeaba como una poseida.
- bésame Luis, nadie me había follado sin besarme antes.
- Nadie me la había chupado sin haberme besado antes – los dos reímos mientras Luis me besaba con pasión disminuyendo el ritmo por un momento.
Follamos como locos hasta que Luis la sacó de golpe y agitándose la polla se corrió sobre mis tetas y barriga provocandome un tercer orgasmo al sentir ese liquido viscoso caer en mi..
No dijimos mucho esa noche, nos sonreímos, nos besamos, pero no dijimos mucho.
Ya era de día cuando Luis volvió a penetrarme cuando volví del baño desnuda. Fue un polvo más corto, pero igualmente apasionado. Nos miramos a los ojos durante todo el coito y nos corrimos juntos por primera vez de muchas.
El viaje de vuelta a Madrid lo hicimos haciendo planes. De repente todo se había acelerado, quería que nos viésemos el día siguiente, que conociese a sus padres, sus hermanas y su prima, con la que tenía una gran relación.
Las cosas fueron muy rápidas, en pocas semanas pasamos de follar como conejos en todo momento y lugar, a trasladarnos a vivir juntos.
Su familia era genial. Su madre y sus hermanas fueron muy cómplices conmigo, su padre aunque manteniendo las distancias fue encantador y su prima Rosario, pues eso su prima Rosario. Rosario era realmente fea, gordita y poco simpática o social. Se había quedado huérfana muy joven y había sido criada por la familia de Luis. Se había casado hacía unos años pero fue abandonada por el marido después de un escandalo que su familia no logró a enterarse bien por lo que tuvo que volver a la casa de sus tíos. Otro hombre por lo que me contó su madre.
- bueno, la pobre chica que nunca tuvo éxito con los hombre de repente empezó a verse con alguien, después nos presentó a Juan Pablo, no dije nada pero me quedé sorprendida cuando descubrí que las fechas desde que Juan Pablo decía verse con Rosario no coincidían con sus ausencias, pero bueno tampoco le di más vueltas. Luego lo que ya sabes, se casan, a ella le pilla Juan Pablo con otro y nos la manda aquí
- Que fuerte, pobre.
- No sufras, a ella no pareció afectarle mucho – me dijo mi “suegra”
Los meses pasaban y la vida seguía cada vez más intensamente. Luis era increíble, una joya. Un caballero en la calle, un gigoló en la cama y un hombre comprometido en la casa. Culto, cada día más simpático y buena persona.
Mi familia le había aceptado y la suya, salvo su prima Rosario que vivía un poco ausente, a mi también.
Acabábamos de cumplir nuestro segundo aniversario como novios cuando Luis tuvo que salir una vez más a un viaje relámpago a ver un cliente. Esta vez a Alicante. Desde el viaje en el que nos estrenamos no volvimos a viajar en ese plan. Realmente Luis tenía razón nos veíamos todos los días y podíamos aprovechar nuestros viajes para disfrutarlos al 100% no perdiendo una mañana en temas de trabajo.
Ese viernes no trabajaba por lo que dediqué a ordenar cosas siempre tiradas por ahí. Llevaba más de dos horas arreglando armarios cuando me encontré una caja don DVD virgen. Pensé en tirarlos pero luego me senté a comprobar que no eran nada importante. Encendí mi mac y metí el primero en la ranura. Poca cosa, películas, y ninguna buena. Segundo DVD, nada importante, documentos, del trabajo me imaginaba, Tercer DVD, fotos y videos. Abrí la primera foto. Una tía en pelotas, y no, no era pornografía, era una foto real, hecha por Luis me imaginé. NO debería hacerlo, pero empecé a pasar fotos.
Alguna era fotos de hacía mucho tiempo, pero otras de no tanto. El cabrón de Luis había hecho fotos a multitud de tías antes, durante y después de follarse, incluso grababa algún que otro video. No podemos decir que me escandalizase, ya era mayorcita para ver esas cosa y darte el contexto que tenían y ni siquiera me conocía en aquellos momentos. Me eché mano a mi entre pierna. No podía dejar de pasar fotos, videos, abrir y cerrar carpetas, ir de una chica a otra mientras con la mano me torturaba el coño. Me corrí justo cuando abría una carpeta nombrada como “Ro”, creo que los jadeos se acabaron cuando abrí el primer video y vi a la foca de Rosario siendo follada por mi novio. Su propio primo, su puto propio primo, ósea mi chico. Creí que me daba un shock, creí que me moría, pero aún así no pude evitar dedicarle la siguiente hora a mirar y remirar fotos, videos y más fotos y más videos. Luis se follaba a su prima según podía ver por la fecha de creación de los archivos desde hacía años. No eran videos ñoños, ni mucho menos. Luis y yo follábamos como animales, pero lo de Luis y Rosario era una cosa contra natura. Y no por la naturaleza de su relación sino por la saña, el morbo, lo duro y lo imaginativo de su sexo.
Desnuda Rosario valía tanto como vestida, ósea nada. Ancha de caderas, tetas enanas, un culo como una plaza de toros, un coño poco fino, como muy carnoso y una barriga que no se puede de denominar como plana, pero cuando tenía la polla de Luis, de mi Luis, delante se volvía una maquina de amar realizando todo tipo de acciones y movimiento como si de una ninfa se tratase. No había nada que hubiesen obviado en aquellos videos. Le daba por el culo, la ataba, le metía grandes falos de goma por todos sus agujeros, le taladraba la boca, ella se metía sus huevos en su boca, se corría en su cara, ella le meaba a él en la suya, él la colgada con cuerdas de la viga de madera de la casa de campo de sus padres, le comía su culo. En fin, daba “gloria verlos”. Me dolía mucho ver como Rosario disfrutaba cada movimiento de cadera de mi amado, pero más me dolía ver en la pantalla la cara de gusto que Luis ponía cada vez que regaba con su leche el cuerpo de mi prima política.
Me pasé la tarde en shock, de hecho no hizo falta ser muy lista para comprender que ese amante secreto de mi “prima” era mi propio novio y que seguramente la relación de Rosario con su ex se había roto por que les pillarón.
Una idea corrió por mi cabeza cuando repasando los videos me di cuanta que aquella cama donde Rosario recibía a gritos la polla de su primo se parecía mucho a la que Luis me folló por primera vez. No pude contenerme y llamé a mi “suegra”
- Patricia, perdona que te moleste. Esta Rosario por ahí, quería pregúntale donde compró unos zapatos que llevaba el otro día.
- No Fátima, lo siento. Ha salido de viaje y no vuelve hasta mañana – era cierto. Luis aprovechaba sus viajes para seguir follándose a su prima. El hijo de puta no lo había dejado cuando yo aparecí en su vida.
Pasé la noche en vela, no podía creer lo que me estaba pasando. No solo me ponían los cuernos sino que el hijo de puta de mi novio era un cerdo que se lo hacía con su prima, es más se lo hacía de la manera más sucia y salvaje que uno podía imaginar.
Pensé en montarle un numerito a su llegada, pero estaba completamente enamorada de él y me resistía a perderle. Dude todo el mediodía sobre mandarle a la mierda o intentar que dejase a esa puta. No era ninguna remilgada en la cama, pero desde luego tenía que dar unos cuantos pasos y quería que Luis fuese solo mío.
Guarde todos los DVD donde los había encontrado.
Esperé pacientemente toda la tarde a que llegase Luis de vuelta. Parecía cansado. En otras circunstancias lo hubiera achacado a la larga semana de trabajo y su viaje de ida y vuelta, pero sabía de sobra que estaba echo polvo por que no había dormido nada follóndose a la florecilla de su prima.
No se había ni sentado en el sofá después del beso de rigor cuando me tumbé a su lado y sacando su polla de su bragueta me la metí en la boca. Luis se sorprendió pero dejo hacerse. Chupé como si lo fuesen a prohibir, con una manos subía y bajaba aquella polla y con la otra pasaba mis uñas por sus huevos. Se corrió en mi boca, cara y pelo entre aullidos de placer.
- ¿me vas a dejar así? – le dije ronroneando.
- Déjame descansar cielo.
- No puedo – dije separándome de él, tumbándome sobre el otro posa brazos del sofá, abriendo mis piernas, quitándome las bragas y empezando a frotarme el coño. No llevaba más de cinco minutos cuando estaba totalmente inundada de jugos, gimiendo como una poseída pellizcándome mis empalmados pezones
- Me encanta verte, pero podrías esperar un poco.
- Quiero que me veas – dije mientras con la mano que me quedaba libre empecé a tocarme el ano, aguanté masturbándome más de 15 minutos encadenando orgasmos y ya con mi dedo dentro de mi culo que entraba y salía endiabladamente - ¿te gusta cerdo?.
- Deja que te folle - me dijo mientras ese abalanzaba sobre mi, Luis ya tenía su polla como un tótem y la encaminada cobre mi coño, donde entró de un simple movimiento. Yo empecé a mover mi cadera y gemir durante largo rato. Me estaba dando muy duro y notaba como aquella polla impactaba de lleno contra mi matriz, me iba por momentos teniendo un orgasmo tras otro, mi cabeza estaba echada para atrás y mis tetas estaba duras como piedras, mis pezones estaban como dos obeliscos que eran chupados por Luis uno tras otro. Cuando vi que se iba a correr, metí mi mano entre nuestras piernas y agarré un polla dirigiéndolo hacía mi entrada trasera – despacio cielo, la quiero sentir dentro.
- Pero Fátima, ¿por qué ahora?
- No sé, llevo toda el fin de semana viendo películas y algo me ha excitado y he deseado sentirla por donde nunca la he sentido.
Luis la fue metiendo poco a poco en mi muy dolorido culo. No paró hasta que la tuve entera dentro y solo cuando se hubo mi interior acostumbrado y dejando pasar un rato empezó el vaivén. No me volvía loca, pero mi gemidos, gritos, suspiros y comentarios le hacían ver que si me estaba gustando, no podía ser menos que la zorra de su prima. Se corrió como un toro en mi interior llenando mi culo de lefa que a lo largo de la tarde fue saliendo de mi esfínter como un constante chorro, algo que me volvió loca y me hizo rememorar la follada que me habían dado cada vez que un grumo caía por mis piernas.
Los siguientes meses me los dediqué a informarme que más se podía hacer en la cama. Cada día le dedicaba media horita a ver videos porno extremo donde veía las cosas que podía hacer pasa satisfacer a mi hombre. Me masturbaba viéndolos y más tarde y después de ponerlos en practica recordándolos. Fueron meses muy duros pues aunque finalmente disfruté con cada uno de ellos al principio era raro que me echasen a petición mía cera en los pezones, pinzas en el clítoris, plugs anales especial super gays, que me metiese Luis su polla en el coño además de otro chisme en el mismo agujero o que me mease en la boca. Nunca lo hubiera imaginado pero en ocasiones le esperaba esposada y a cuatro patas en la cama o abierta de piernas y un vibrador en el culo para que él ocupase el lugar libre. Teníamos un sexo intenso, excitante, morboso, desinhibido y sobre todo inalcanzable para lo zorra de Rosario. Había llegado a la posición de “en igualdad de condiciones yo tenía un cuerpazo y ella no”.
Luis seguía con sus viajes al menos una vez al mes, yo sabía de sobra que los viernes por la noche mientras yo me comía la cabeza, la zorra de “Rosario” estaría siendo empalada por mi hombre y era realmente duro, pero siempre le esperaba abierta de piernas dispuesta a echar un órdago a ver quien era mejor en la cama.
Le regalé a Luis un carísimo porta trajes de la tienda del espía. La maleta tenía la peculiaridad de tener cuatro cámaras, una a cada lado que grababa 48 horas de video (de muy baja calidad) ininterrumpidas. El dueño de la tienda justifico el precio por la gran memoria, la gran batería y sobre todo que nada de eso de detectaba ni por dentro ni por fuera de la misma, Luis nunca sabría que carreteaba una cámara en su maleta. La cámaras detectaban el movimiento y solo grababa aquellas escenas que se notase que lo había, sino lo había las cámaras permanecían ciegas ahorrando memoria y batería.
Como es imaginable Luis la empezó a llevar a sus viajes sin sospechar que sus movimientos iban a ser vistos por su novia oficial a la vuelta del viaje.
Después de su primer viaje, salí de trabajar realmente pronto con la excusa de ir al medico. Llegué a casa, descargue el video en mi portátil. El video era curioso de ver, pues se veía como Luis entraba en nuestra habitación cogía la maleta, la llevaba hasta el coche y se cerraba la puerta del maletero. La cámara dejaba de grabar. El maletero se abría, metía una segunda maleta en él, se cerraba. El maletero se abría iba pasando por el hotel de turno, era dejada en el maletero de la habitación, se veía a los dos tortolitos hacer cosas hasta que salir de ella. La cámara se apagaba. El video volvía a cobrar vida con ambos entrando en la habitación comiéndose la boca y desnudándose uno al otro. Rosario bajaba sobre la polla de su primo y le metía hasta el fondo, Luis se retorcía de gusto. El video no paraba de grabar mientras uno se chupaba al otro, o ella se ponía a cuatro patas y él si lubricación previa de ninguna clase se la metía analmente o cuando ella secaba lefa de su coño recién corrido y se lo untaba por sus escasas y feas tetas.
- dame duro Luis
- abre más las piernas
- me matas de gusto
- tu si que me matas a mí.
- No dejes de follarme nunca mi amor.
- Te follaré toda la vida.
- Folláme en Madrid de vez en cuando.
- Sabes que eso es imposible.
- Dame sin piedad, jódeme viva.
Esa noche me dejé sodomizar como una furcia por el cabrón de mi novio. Me llevó a éxtasis nada más metérmela y al séptimo cielo después de más de una hora de bombearme el culo y retorcerme los pezones. Acabé la velada dándole un trabajadísimo chupé de culo que tanto gozaba cuando era Rosario quien lo hacía. Se corrió en mi cara mientras con la boca abierta y de rodillas esperé su eyaculación en mi boca.
Llevábamos ya cinco años de convivencia y realmente nada podía ser más maravilloso. Nos queríamos, nos llevábamos muy bien, disfrutábamos de nuestra mutua compañía, en la cama éramos dos maquinas perfectamente engrasadas. Todo era perfecto salvo que este hijo de puta seguía montándose a su prima.
A veces en las comidas familiares ambos desaparecían un rato, yo sabía de sobre que mientras yo hablaba animosamente con mis cuñadas en la mesa, la hija de puta se la estaría chupando en el baño, sinceramente nunca dieron la nota ni debería haberme enterado sino lo supiese ya, pero me comía el alma verles llegar de vuelta a la mesa uno después del otro.
La verdad es que no podía con la situación y creía que aquello debía acabar y acabar ya. Luis me comentó que en dos semanas saldría de viaje a Burgos. Entrando en su mail descubrí que se quedaría en el Landa.
Había pensado en pedirle el favor a Patricia, la madre de Luis, que me acompañase a Burgos a ver un hotel que quería que me diese su opinión pues teníamos una sorpresa que darles, pero que era secreto. Mi idea era ir al hotel, conseguir una llave de la habitación costase el dinero que costase y a la vuelta de cenar y una vez visto que estaban ya allí meter a mi suegra para que les pillasen en la cama. El escandalo haría que la cosa cambiase.
Estaba a punto de recogerla cuando un punto de cordura pasó por mi cabeza. Si me presentó en el hotel y pillo a su hija dándole por el culo a su sobrina, estaba segura que dos cosas iba a pasar, la primera es que la vieja le iba a dar un mal, y la segunda es que Luis me abandonaría, no sé si por vergüenza u odio, pero me abandonaría. No podía ser tan inconsciente de pensar que por ser pillados la cosa cambiaría.
Aborté el viaje y dejé que la vida siguiese su rumbo.
Sé que es difícil de entenderlo, pero me acostumbré a que mi ahora ya marido se follé a su prima. Nunca entendí la razón. No sé si la cosa empezó por que le daba pena, por que es un cerdo, por que ella le dio lo que otra no supo darle hasta que yo llegué o si le atraía por otras cosas. No lo sé, pero el caso es que a lo largo de los años he aceptado con humillación que Luis una vez al mes salga de Madrid a una reunión de trabajo que seguramente podría tener entresemana y practique mil y una aberraciones con su prima. Aún a veces le hago la maleta en el portatrajes y mes masturbo la semana siguiente viendo como esa hija de puta se folla a mi hijo de puta. A veces es hasta comico pensar en las frases que se dicen mientras follan pues ya no tienen edad para ese tipo de comentarios, eso si, ni su pasión ni por la nuestra ha bajado, Rosario pues los encuentros con su marido son su polvo del mes, y por mi parte por qué tengo una competición abierta aún ahora y tengo que ganarla cada mes. A veces he pensado en pagarle con la misma moneda, pero sinceramente. ¿Para qué?, ¿el supuesto me iba a follar mejor que Luis? No creo.
Tengo mucha curiosidad por ver que hace Luis a partir del año que viene que se jubila… ya os contaré.