Mi marido me pega... Y me gusta

Relato de amor, sexo y azotes en un matrimonio,donde la disciplina doméstica da paso a la felicidad y al placer a través del sexo.

MI MARIDO ME PEGA... Y ME GUSTA

-Vámonos que mi marido me mata.

-Espera mujer, son las 12 , es temprano.

-Yo  me voy ya, tengo la comida sin hacer y como Damián llegue antes que yo… me da una tunda que me meo en las bragas, ya te lo digo yo.

-Ya será menos.

-Como se nota que no lo conoces, menudo es…

Las dos amigas salieron de la zona de tiendas y se fueron en autobús cada una para su casa, pero antes de despedirse le dijo Fuensanta a su amiga de la infancia Virginia.

-Ya me contarás si tu marido te ha pegado jajaja

-Tú te lo tomas a broma, pero yo me río menos.

Fuensanta se fue a su casa pensando en las palabras de su amiga Virginia. No sabía porqué, pero desde la primera vez que le dijo que su marido le pegaba si no le obedecía , se había excitado de una forma inesperada, y se dijo que a media tarde la llamaría a ver cómo le había ido.

Virginia y Damián se habían casado tres meses antes, fue un noviazgo corto e intenso, fue un flechazo, nada más verse supieron que estaban hechos el uno para la otra.

Damián era dominante por naturaleza y con un punto de machismo muy normal en aquella época, a Virginia le gustaba todo de su hombre, se había enamorado de él  hasta la médula, se adivinaba en su mirada de fuego cuando lo miraba, y porqué no decirlo le gustaba mucho ese punto dominante, machista y controlador de su hombre.

No llevaban ni un mes de novios cuando Virginia le montó un numerito a su chico por un motivo de celos, fue algo sin sentido, pero Virginia era una gata defendiendo lo que consideraba suyo y puso el grito en el cielo montando el espectáculo delante de un grupo de amigos, entonces Damián la agarró de su brazo derecho y se la llevó a los aseos del local donde estaban, eran unos aseos con un amplio hall previo a la entrada.

-Se puede saber a qué viene este numerito Virginia?, le dijo nada más quedarse solos y mirándola a los ojos muy enfadado.

-Tu sabrás que rollo te llevas con la rubita esa que no hace más que insinuársete.

-Pero que estás diciendo?

-Te crees que no tengo ojos en la cara? a mí no me la pegas tu con ese putón , porque antes la rajo a ella ya  ti también me oyes?

-Me parece que te estás equivocando.

-Y yo me cago hasta en la madre que te parió

Al oir aquello , Damián , que estaba a un palmo de su novia, le pegó un azotazo en el culo con la mano abierta que retumbó en toda la habitación

-Pe .. Pero que haces?

-Te tranquilizas o te tranquilizo?

-Me has.. me has pegado Damián?

-Te he dado un azote, y si no te calmas te daré otro.

-Pero tú que te crees, que eres mi padre?, en ese momento Virginia intentó dar varios puñetazos en el pecho a su novio un poco fuera de sí, pero éste sin apenas esfuerzo le agarró las manos y le fue dando uno tras otro tres nuevos azotes cada cual más duro, las lágrimas de la chica asomaban por sus ojos verdes mezcladas de indignación, rabia, sorpresa, pero no podía negar que también sintió placer, hacía muchos años que no la azotaban, odiaba a su madre cuando le calentaba el culo con la zapatilla, pero esto era muy distinto.

  • ¿Sigo?

Virginia se echó sobre su novio abrazándolo y besándolo y le dijo.

-Sí, sigue, pégame, pero fóllame, haz lo que quieras conmigo amor mío, soy tuya, perdóname, lo siento mucho, quiero que me lleves lejos de aquí y me folles, me pegues y me folles… todo esto lo decía sin dejar de besar y manosear a Damián, que no salía de su asombro, llevaban poco tiempo de novios, pero Virginia ya le había dicho que ella llegaría virgen al matrimonio, concretamente dicho en sus propias palabras, su propósito era llegar “señorita”.

A los 15 minutos de este suceso ya estaban en una casa de campo de unos familiares, y allí Virgi dejó de ser virgen, su novio la desfloró y disfrutaron de un sexo intenso, sucio y morboso, como no podían ninguno imaginar solo media hora antes, cuando Damián le metió la mano  bajo el vestido en aquellos aseos a su chica y notó que tenía las bragas empapadas supo que tenía ante él un volcán en erupción, y decidieron mezclar sus lavas para el resto de sus vidas.

Pero volvamos al inicio del relato, Virginia volvía a casa, vivían en medio de la huerta, su marido tenía tierras y ella era ama de casa, él no le permitía otra cosa que criar a sus hijos y cuidar de la casa, y ella más encantada no podía estar.

Llegó corriendo, y como vió que era muy tarde decidió recalentar el zarangollo que tenía en la nevera, así parecería que habría estado toda la mañana cocinando, puso la sartén en el fuego sin quitarse el bolso, y se fue rápidamente a cambiarse, se quitó los zapatos de medio tacón, y el vestido y se puso una bata fresca con botones por delante de color rosa, y unas zapatillas  rojas de verano como de felpa, pero muy frescas abiertas por detrás y por los dos dedos de delante, cada vez que se quitaba unos zapatos de tacón y se ponía unas zapatillas sentía una sensación parecida al orgasmo.

Nada más volver a la cocina, su marido entrando por la puerta, y se dijo, jo que bién hoy he tenido suerte, no me ha pillado.

Virginia trataba a su marido como a un rey, cuando llegaba a casa después del duro trabajo, le ponía una cerveza fresca o un vino dependiendo de la época, y algo de aperitivo, se preguntaban que tal el día y pasaban un rato muy a gusto.

-¿Qué ha hecho hoy mi sultana?

-Pues  nada nuevo vida mía, limpiar y arreglar la casa y la comida,  mira como huele el zarangollo.

-Otra vez zarangollo?

Virginia palideció, en ese momento pensó que su marido podría pensar que el zarangollo estaba hecho de otro día, y ella le habría mentido.

Pero desde hacía unos días tenían una novedad en casa y no hablaban de otra cosa , así que Damián se levantó abrazó por detrás a su mujer y acariciándole el vientre le dijo:

-Como está mi pequeño Dami?, lo estarás cuidando bien , verdad?

Virginia se quedó embarazada en la noche de bodas, pero se habían enterado pocos días antes, y desde ese momento la felicidad reinaba en aquella casa.

-Está aquí con su mami , esperando a que venga su papi a hacerle cosquillas, mientras Virgi decía esto sacaba el culo para sentir bien el rabo de su marido, durante el embarazo estaba especialmente excitada, necesitaba sexo a todas horas y demandaba a su marido en cualquier ocasión, follaban por la mañana al despertar, a la hora de la comida y por la noche, e incluso así Virginia a veces quería más…

-Vamos a comer y después tendremos un ratito de catre

-mmmmmmmmmmm como me gusta oírte decir catre, me pongo a cien solo con oírlo.

La comida transcurrió rápida ,entre bromas y con ambos un poco ansiosos porque sabían lo que venía a continuación, aunque a decir verdad la pobre Virgi no lo sabía todo.

Tras quitar los platos, la esposa llevó solícita un plato con melón cortado a trozos, riquísimo y muy fresquito, y como ya no aguantaba más, se sentó encima de su marido.

-Me das melón cuqui?, me gusta mucho que me lo des tú.  A Virgi le gustaba mucho ponerse en plan niña, e incluso infantilizarse un poco, era una especie de juego que a ambos gustaba.

-Claro que te doy melón, toma… es que le gusta a mi nena que le de melón como a una niña pequeña?

-Nena “busta.”

Cada trozo de melón era una película porno, Virginia chupaba los dedos de su marido y con los ojos le decía que lo que quería chupar era otra cosa, mientras su esposo le acariciaba las tetas, que entre el embarazo y los 22  años de la chavala, eran de acero, grandes , duras y con pezones más duros que diamantes, además se volvía loca sintiendo la polla de su marido sobre su empapado coño, y aunque había varias capas de ropa de uno y otra entre ambos sexos, un poco de movimiento habil hacía que estuvieran prácticamente follando sentado en aquella silla.

Ya se besaban la boca con pasión, las bragas de la mujer estaban caladísimas, no era la primera vez que habían follado en la cocina, incluso en la misma silla, pero esta vez una pregunta heló la sangre de Virginia

-¿Estás segura de que no has hecho hoy otra cosa que la comida y la casa?

  • Cuquiiiii  pero que dices? Lágrimas en los ojos y  se puso blanca, no sabía que hacer, si le volvía a mentir a su marido le paliza sería más dura, pero si admitía que había salido sin su permiso , no tendría ninguna posiblidad de escaparse… cuqui no me asustes

-Te he hecho una pregunta.

-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA nooooooooooooooo, ha “sío” culpa de la Fuensanta que me ha engañao, no me pegues, cuqui.

-Tira “pa”  la alcoba…

-Noooooooooooooo a la alcoba nooooooooooo. Igual que la  palabra catre tenía una connotación sexual para Virginia que adoraba , la palabra alcoba, aunque al principio le sonaba también a sexo, poco a poco le fue sonado a azotes y a castigo, su marido cada vez que le tenía que “explicar” algo, o la pillaba en alguna mentira como esta vez, siempre le decía..” pa la alcoba”

-Sólo dime una cosa, como lo supiste?

-Cuando llegué te ví desde fuera cambiándote el vestido a través de las cortinas.

-Cuqui no me pegues.

-Tira pa dentro, ya sabes lo que te pasa si me mientes, y te aseguro que de esta te acuerdas.

-Cuquico por  lo que llevo en mis entrañas, es tuyo por dios, no me puedes pegar.

-Tranquila que mi hijo no va a sufrir, ya sabes que te pego en el culo… en ese momento Damián empezó a desabrocharse el cinturón,

-Cariño mío con la correa nooooooo nooooooooo NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, intentó escapar , era algo que no podía remediar, pese a saber que no se iba a escapar , lo intentaba, su marido le fue dando latigazos con su cinturón en culo piernas y espalda, Virgi corria, perdió una de sus zapatillas, hasta que por fín se rindió y cayó bocabajo sobre la cama

Damián le dio a su mujer una señora paliza teniendo mucho cuidado de pegarle solo en el culo, fue una muy buena tunda, cuando al pobre Virginia pensaba que ya había acabado su marido la cogió ,  la dobló sobre un viejo arcón de madera , le levanto el vestido le bajó las bragas de un tirón hasta rompérselas, y pese a los gritos súplica le dio otros veinticinco o treinta cintarazos más que hicieron chillar como a una verraca… cuando acabó con el castigo tiró la correa se desabrochó el pantalón y en esa misma posición la enculo, veía los moretones en culo y piernas de su queridísima esposa, y esto lo enardecía aún más si cabe,  y aunque al principio ella decía entre sollozos,

  • Noooooooo por el culo no amor mio, que me matas…

Esos quejidos se fueron tornando gemidos, pero de placer, disfrutaron y sudaron, hasta quedar ambos extenuados, tanto fue así, que con tanto grito, primero de dolor y después de placer Virginia aún estaba afónica cuando su amiga Fuensanta la llamó dos horas más tarde.

-Bueno qué, cuéntame, ha llegado la sangre al al río?

-Si te refieres a que si he cobrado, te diré que hoy me han dado la paga doble.

-No me digas!!! Ay cielo, cuanto lo siento, pero te ha pegado mucho… Mientras Fuensanta hablaba con su amiga , estaba sentada en el sillón de su sala de estar con la mano bajo su falda, e imaginando que era ella y no su amiga la que recibía aquella palizas.

-Pues me ha dado una de correa que me ha dejado nueva!!

Y ante aquella graciosa y descriptiva definición de Virginia, su amiga se corrió, y en esta ocasión fue la vez que más rápido lo hizo.

Me encantarían comentarios y sugerencias.